2 nov 2009

¿El papel aguanta todo?


Quizá Michael Hart, el creador del Proyecto Gutenberg (que en 1971 digitalizó la primera Biblia), hoy sonreiría al ver que los amantes del libro de papel están pensando que sus bibliotecas son imposibles de sostener en los tiempos que corren. Porque la revolución, para muchos de ellos, ha llegado.

Una revolución cuyo progreso ha preocupado a muchos y encendido debates a lo largo y ancho del mundo desde cuando, en 1990, Internet se convirtió en una realidad. Una revolución que toma forma en un pequeño aparato de unos 18 centímetros de largo por 10 de ancho, que costará pedido por Internet unos 259 dólares y que desde el pasado miércoles ya se comercializa en Colombia, con la posibilidad de descargar cualquier libro electrónico del catálogo de Amazon. Una revolución, además, que permitirá sortear la distribución de libros en Latinoamérica, uno de los cuellos de botella a los que se ha visto enfrentado el mercado editorial desde hace décadas.

Una revolución, en fin, que incluye por ahora un catálogo de unos 200.000 libros en inglés, algunos cuantos en español, diarios y revistas del mundo entero, y que promete avanzar a pasos agigantados por dos noticias que se produjeron en la feria del libro de Frankfurt, la más importante del mundo en negocios editoriales. De un lado, el lanzamiento comercial del mencionado Kindle en más de 100 países, y por el otro, el anuncio del enorme buscador Google de que a partir de 2010 se meterá en el negocio de vender libros para cualquier dispositivo electrónico a través de Google Editions, con unas 500.000 obras.

El sondeo
De 50 personas, entre escritores, libreros, editores y periodistas, 22 contestaron que sí comenzarían a construir su biblioteca en Kindle, en desmedro de los libros de papel. El resultado no deja de ser sorpresivo, pues muchos supondrían que la gente del medio de los impresos se opone a la tecnología. Para el economista Salomón Kalmanovitz la razón de hacerlo es "la facilidad de acceso, el menor precio por el ahorro de papel, la oferta creciente de títulos, necesidad de menos espacio en mi biblioteca". En el mismo sentido, el escritor Héctor Abad piensa que "tarde o temprano regalaré mis demasiados libros y seguiré leyendo en pantalla. No necesariamente en Kindle, sino en cualquier soporte".

Las razones por el sí, en general, apelan a la portabilidad, los problemas de espacio de las bibliotecas y sobre todo, el acceso a medios, libros, y documentos que, de no ser por Internet, jamás se podrían leer a menos que se asumieran altísimos costos de transporte de libros en papel. Mientras un libro de bolsillo en Amazon puede costar unos 15 dólares en promedio, y su traída otro tanto, Kindle y sus competidores creen que el precio de los libros electrónicos no excederá 10 dólares. Pero hay motivos más literarios, por decirlo de alguna manera. Para el escritor barranqueño Nahum Montt, "es lo más parecido a tener un Aleph, un dispositivo mágico donde caben muchos, muchos textos al alcance de un clic". O la directora de la Biblioteca Nacional de Colombia, Ana Roda, quien dice: "Supongo que a la vuelta de unos años habremos aceptado y estaremos encontrándole las ventajas a esta nueva tecnología, como nos ha pasado ya con Internet".

No es no
Aunque algo más de la mitad de quienes respondieron a SEMANA dijeron que no, y sus motivos siguen siendo sentimentales, hay quienes creen que el libro electrónico no ha llegado a su desarrollo completo como para creer que pueda competirle al papel. En ese sentido, Alejandro Martín, de la biblioteca virtual de la Biblioteca Luis Ángel Arango, opina que "Kindle tiene un sistema muy restrictivo que no permite leer libros en todos los formatos y privilegia de modo muy marcado los libros comprados en Amazon". Otros, como el escritor manizaleño Orlando Mejía Rivera, quienes ya han probado algunos libros electrónicos, apuntan que "hace seis meses compré el PR S 700 de Sony y me pareció un desastre visual. Falta mucho para que hagan un modelo que compita con los libros de tinta y papel".

Entre las respuestas más comunes para resistirse al libro electrónico está la obstinación a dejar el libro de papel de la noche a la mañana. En ese sentido, el escritor colombiano Evelio Rosero dice que "es irreemplazable, es como otra piel, viva, cálida, prolongación mutua del autor y del lector". Y la periodista Pía Barragán parece ir más allá: "Mi biblioteca representa la geografía de mis 44 años. Contiene todos sus accidentes, amores, torpezas, pasiones, aprendizajes y obsesiones". Mientras que para escritores como Juan Gabriel Vásquez, los motivos son más técnicos, si se quiere: "No quiero que mi biblioteca se dañe si le cae agua, o si alguien se sienta encima, o si le entra arena. No quiero que se vuelva obsoleta cada vez que a los señores fabricantes les dé por sacar una 'nueva generación'. Me parece que el libro, como la rueda, nació perfecto, el pobre".

Complementarios
Parece que, de todos modos, hay una opinión generalizada entre los encuestados por no satanizar el libro electrónico ni entronizar el libro de papel, pues en medio de la globalización se requieren competencias para navegar tanto entre la tinta impresa como en las pantallas digitales. Por eso muchos abogan por no definirse dentro de un solo esquema. Entre ellos, la directora de la Biblioteca Luis Ángel Arango, Ángela Pérez, y el periodista Daniel Samper Pizano: "En ningún caso dejaré de agregar y leer libros impresos. Es interesante el Kindle como complemento, sobre todo para buscar unidades en un texto (palabras, párrafos, capítulos), pero jamás reemplazaré mi biblioteca por este útil fantasma del que pueden

desaparecer archivos cuando alguien mueve un botón en una estación central". Y el historiador y académico Eduardo Posada Carbó: "Aún no lo sé. Ciertamente no reemplazaría la biblioteca con el Kindle, pero no creo que se excluyan". O como dice Isadora de Norden, ex directora del Cerlalc, recogiendo a Woody Allen, ni sí ni no, sino todo lo contrario: "Mi respuesta no es ni sí, ni no: el placer de leer un libro en una bonita edición o el de tener un libro de bolsillo para leer en la cama, no lo cambio por nada . Pero acepto que el Kindle ofrece posibilidades muy interesantes".

Así, entre la indecisión, los sí tajantes y los no definitivos, y aún sin tener certezas de cómo se utilizará, funcionará o se adaptará el libro electrónico en un país con muy bajos índices de lectura, lo que sí parece claro es que todos los encuestados por SEMANA están a la expectativa de si se cumple o no la profecía pronunciada en el año 71 por Hart cuando lanzó la idea de su proyecto Guttenberg: "Consideramos el texto electrónico como un nuevo medio de comunicación, sin verdadera relación con el papel. La única semejanza es que distribuimos las mismas obras, pero en cuanto la gente se haya acostumbrado, no veo cómo el papel aún podría competir con el texto electrónico".

¿Estaría dispuesto a de ahora en adelante a seguir construyendo su biblioteca con un Kindle?

Por el sí:

1. Ricardo Silva, escritor:

Sí, yo comenzaría, sin ningún problema, a sumarle a mi biblioteca física la biblioteca que alcance a almacenar mi Kindle, igual que le he sumado a mi repisa de música las canciones que tengo en mi IPod, pero, porque el objeto que es un libro me parece maravilloso, no dejaría de comprar nunca las novelas o los poemarios o los volúmenes de cuentos que quisiera tener en mis manos.

2. Rafael Baena, escritor:

Más que dispuesto, estaría encantado de hacerlo sin dudar un instante. Me serviría además como ‘back-up’ de los libros que siempre releo, y como liviano y poco aparatoso compañero de viaje, que permite pasar de la lectura de prensa a la de una novela y de regreso vuelve y juega.

3. Héctor Abad, escritor:

Tarde o temprano regalaré mis demasiados libros y seguiré leyendo en pantalla. No necesariamente en Kindle (no me gusta hacerle publicidad a ninguna marca) sino en cualquier soporte electrónico.

4. Nahum Montt, escritor:

Tener un Kindle es lo más parecido a tener un Aleph, un dispositivo mágico donde caben muchos, muchos textos al alcance de un click. Tampoco renuncio al placer de acariciar y leer los libros impresos, pero con un Kindle me puedo convertir en un lector caracol que lleva su biblioteca a cuestas.

5. Antonio Ungar, escritor:

Claro que sí usaría el Kindle o cualquier otro aparato parecido. Si es igual de liviano que un libro y la pantalla logra imitar al papel, me parece muy bueno lo de ahorrar espacio y pagar menos. La nueva tecnología permite además encontrar libros que los editores en papel tienen 'descatalogados' por el miedo a imprimirlos.

6. Manuel Kalmanovitz, periodista:

Aunque igual da pesar. La interfaz clásica del libro, tan portable, anotable, recorrible, no tiene equivalente electrónico. Pero es razonable la migración: se pueden llevar muchos libros en poco espacio, tiene bastante mejor surtido que las librerías locales y hay muchas cosas gratis (la carestía casi obscena de los libros en el país no deja de sorprender).

7. Salomón Kalmanovitz, economista:

Por la facilidad de acceso, menor precio por el ahorro de papel, oferta creciente de títulos, necesidad de menos espacio en mi biblioteca (que se ha vuelto inmanejable), tener a la mano una enorme cantidad de títulos que facilitan su citación en mis investigaciones y el mero placer de tener ahí muchos, mucho libros que quiero leer pero que nunca leeré.

8. Catalina Holguín, periodista:

He estado muy tentada a comprar el Kindle por que los libros son mas baratos, porque la oferta en libros en inglés es infinitamente mas amplia que en Colombia y porque para viajes largos es mas practico el Kindle que un cerro de libros de papel. Esto no significa que dejaria de "construir" una biblioteca de papel. Construiría mas bien una biblioteca digital paralela con libros con los que no sienta una necesidad de guardar para la posteridad.

9. Antonio García, escritor:

Porque es ecológico, porque uno puede tener muchos libros en un espacio reducido y porque sería una biblioteca portátil.

10. Hugo Chaparro, escritor:

La ciencia ficción nos alcanza. Modifica nuestros hábitos. La lectura en el papel se trasladó a la pantalla. Una tecnología que sugiere otra variante posible: hacer de la biblioteca un objeto portátil. Al libro de bolsillo lo reemplaza la estantería de bolsillo. Un mundo al alcance de la mano. ¡Y pensar que apenas estamos en el Kindle-garden!

11. Patricia Lara, escritora:

A pesar de la nostalgia que me produce el adiós a la tinta y al papel, me encantaría construir mi biblioteca con kindle: me ahorraría espacio, plata en costosas bibliotecas de madera, podria cargar mi biblioteca entera en mi cartera y dejaría de almacenar ácaros y polvo. ¡Bienvenido el kindle!

12. Rodrigo de la Ossa, editor:

Porque no dejaría de comprar libros pero quisiera un acceso más amplio, veloz y efectivo de contenidos de todo tipo. Debe ser sensacional tener una biblioteca en el bolsillo, más que un aparato.

13. Ernesto McCausland, periodista:

Sí.

14. David Roa, librero:

Sí.

15. Eduardo Posada Carbó, historiador:

En fin, ciertamente no reemplazaría la biblioteca con el Kindle, pero no creo que se excluyan. Como su encuesta no deja una tercera opción, mi respuesta parecería apuntar hacia un "Si".

16. Juan Diego Mejía, escritor:

Después de un tinto nostálgico en mi biblioteca digo que a estas alturas ya es mayor las ganas de leer que de tener libros. Hasta hace poco iban parejitas pero algo ha ocurrido en estos últimos años. Si el Kindle me abre la puerta de la biblioteca de la nueva Alejandría me quedo con el Kindle. Tal vez me dedique a conservar algunos viejos compañeros de vida en mi biblioteca, para que me acompañen a leer en el Kindle por las noches.

17. Eduardo García Aguilar, escritor:

Debemos reaccionar con el mismo entusiasmo que tuvieron los hombres de letras ante la aparición de la revolución de Gutenberg, y hace poco ante la irrupción de internet y su ampliación espectacular del conocimiento y el acceso abismal a la información. Ahora en la red llegamos en un instante a libros que antes nos eran inaccesibles. Tener en la mano el Aleph de Borges me encanta y por supuesto, así como tras Gutenberg siguen existiendo los manuscritos caligráficos monacales, pervivirán para siempre los libros de papel para los bibliómanos del futuro y sus arqueólogos...

18. Mauricio Becerra, escritor:

Porque hay muchos lugares de mi casa que merecen sacudirse cuanto antes de tantos libros apilados en torres de dudosa estabilidad. Sin embargo, creo que hay libros que seguiré leyendo en el papel como un tributo: todo Kafka. Todo Verne. Todo Steinbeck. El Quijote.

19. Daniel Samper Pizano, periodista:

Sí, pero en ningún caso dejaré de agregar y leer libros impresos. Es interesante el Kindle como complemento, sobre todo para buscar unidades en un texto (palabras, párrafos, capítulos), pero jamás reemplazaré mi biblioteca por este útil fantasma del que pueden desaparecer archivos cuando alguien mueve un botón en una estación central.

20. Alberto Casas, periodista:

Sí , lo intentaré sin prescindir de mi biblioteca actual.

21. Ana Roda, directora de la Biblioteca Nacional de Colombia:

Si. Aunque no tengo afán por abandonar el cómodo y amigable libro, supongo que a la vuelta de unos años habremos aceptado y estaremos encontrándole las ventajas a esta nueva tecnología, como nos ha pasado ya con la música, con el correo electrónico, con el internet. Aún no he leído nada en un kindle, pero si es de agradable lectura como dicen, portátil y sobre todo, si permite leer cualquier libro de la abundante oferta editorial, pues sí, acabaré utilizándolo. Pero, insisto, no tengo prisa por cambiar esta particular costumbre de la lectura en el libro.

22. Carmen de Escorcia, bibliotecóloga:

Si me hubiesen encuestado hace tres meses habría dicho que no. Pero hoy digo que SI.

23. Germán Rey, analista de medios:

Seguiré utilizando el libro físico y empezare a trabajar también con el electrónico.

Por el no:

1. Alejandro Martín, filósofo:

No, porque Kindle tiene un sistema muy restrictivo que no permite leer libros en todos los formatos, y privilegia de modo muy marcado los libros comprados en Amazon.

Buscaré otro lector de libros digitales de mayor libertad de formatos, e intentaré tener allí una buena biblioteca, a la vez que seguiré comprando libros físicos. Sin embargo, considero fundamental resaltar que los dominios más importantes que lo digital ha "quitado" a lo impreso están en internet y se consultan en los computadores personales desde hace años. Lo revolucionario es internet y el formato digital, no estos nuevos aparatos.

2. Juan Carlos Garay, escritor:

por alguna razón, la lectura en pantalla me cansa la vista más rápido que en papel. El Kindle es útil para transferir publicaciones que uno consulta puntualmente, como diccionarios o enciclopedias. Pero la narrativa le pertenece al papel. Generacionalmente, no puedo desvincular los libros de la experiencia del tacto y la ley de gravedad. Y sobre todo: el libro no tiene un sistema operativo que necesita ser actualizado, que es la excusa de Kindle para vendernos cada año nuevos modelos. El libro no caduca.

3. Andrés Felipe Solano, escritor:

Porque hay cosas que el Kindle no me permite y un libro sí: guardar un pasabordo en medio de las páginas y encontrarlo años después, usar un sello que tengo a manera de ex libris o pedirle en la playa a un boxeador que estampe su autógrafo en la primera página como lo hizo alguna vez mi padre con Kid Pambelé. Además siempre pierdo los cargadores y me molesta mucho la idea de tener que actualizar cada tanto un programa o aparato electrónico.

4. Óscar Collazos, escritor:

Porque el paisaje de las paredes de mi casa es una biblioteca de obras impresas y me llena de placer convertirme en el último ser humano que compre, toque, lea, subraye y anote libros en papel.

5. John Junieles, escritor:

Los que quieran usar ese aparato que lo hagan, tienen derecho a ser parte de una nueva tradición. La bateria de los libros de papel seguramente dura más que la del Kindle.Yo seré fiel al libro de papel y tinta, en especial a esos libros usados que parecen veteranos de guerra (es un asunto de amor). Al final lo que importa son las ideas, la libertad de expresarlas sin que te expulsen de los periódicos por hacerlo.

6. Miguel Silva, periodista:

Le tengo un amor profundo a los libros. Y seguiré comprando y atesorando libros. Pero eso no quiere decir que no fortalezca mi biblioteca con libros en lectores con Kindle. Lo que pasa es que aun están lejos estos libros electrónicos de parecerse a los libros verdaderos.

7. Carmen Barvo, editora:

Primero, porque mantengo una relación amorosa con el papel. También, puedo agregar que leo un 90% de literatura y que esta obtiene su perfección en forma de libro tradicional. A veces leo historia, biografías y uno que otro ensayo. Los libros de árboles, orquídeas y jardines, son maravillosos pero si son en papel. Cuando necesito una "referencia" recurro al internet. Reniego diariamente de la cantidad de libros que tenemos en la casa, pero no los reemplazaría por una cajita.

8. María Inés McCormick, periodista:

No. Personalmente, me cansa estar leyendo todo el tiempo en una pantalla pero pienso que el dispositivo tiene grandes virtudes. Para los que crecimos con el libro tradicional, el papel está arraigado en el inconsciente y nos cuesta trabajo desprendernos de ese soporte pero ahora los jóvenes son digitales y su realidad tiene nuevos referentes. Si el Kindle ayuda a que un joven que jamás ha leído una novela se acerque a la literatura me parece un medio tan legítimo como cualquier otro.

9. Pía Barragán, periodista:

No, no reemplazaré mi biblioteca por un Kindle. ( y los periódicos internacionales los seguiré leyendo en la pantalla de mi computador, para poder ver fotos, videos y audios.)

Mi biblioteca representa la geografía de mis 44 años... Contiene todos sus accidentes, amores, torpezas, pasiones, aprendizajes y obsesiones. Es un lugar sagrado para la memoria y el encuentro. Vive, habla, palpita y me sorprende. Cada libro encierra un misterio y una magia particulares. Y gozo con íntimo placer redescubrirlos por azar, releerlos, manosearlos y volverlos a guardar hasta el próximo encuentro, en otro rincón de mi biblioteca.

10. Julio Paredes, escritor:

Sostengo desde hace tantos años una relación física y visual con la biblioteca que de verdad no entendería otra forma. Como cualquier relación afectiva, está cifrada por lo imprecedible, con libros, por ejemplo, que aparecen de repente por ahí, en un estante, después de un rato largo. Veo en el Kindle otro apéndice supuestamente infalible y sin esas sorpresas simples que alegran.

11. Yolanda Reyes, columnista:

Porque todavía me cuesta trabajo aprender a manejar el nuevo celular. Porque aún compro discos por las carátulas y por los libritos que incluyen. Porque soy concreta, como los niños, y necesito tocar el papel y pasar las manos, al tiempo con los ojos, por las ilustraciones. Porque se me acaban de borrar mil correos del computador, por causa de un virus, y confío más en el papel que en los misterios informáticos. Porque el tamaño sí me parece importante, y el de la letra y el de cada libro son distintos, como la gente.

12. Carolina López, editora:

Porque por alguna razón siento que lo digital es perecedero y lo físico no (hablo de los libros o el contenido escrito, específicamente). Por ejemplo, cuando veo en internet una información que me interesa, o paso de la primera página de un manuscrito, o considero importante un correo, me veo en la necesidad de imprimirlos. Supongo que es cuestión de costumbre, costumbre que no pienso cambiar por ahora porque me gusta esa lógica que tengo con lo impreso en el papel, que también corresponde a la necesidad de ver los libros apilados en la biblioteca.

13. Juan Felipe Roblado, poeta:

Aparece una y otra vez la posibilidad de permitir que el papel sea sustituido por un equipo electrónico que, con las enormes ventajas que tiene, jamás ofrecerá la cercana complicidad de un libro, esa herramienta para gozar y compartir las historias que constituyen el origen de nuestros sueños, anhelos, fortalezas y temores. Isaac Asimov llega a afirmar que ese sorprendente Kindle ya existe y se llama libro.

14. Conrado Zuluaga, editor:

No estoy dispuesto a construir a partir de ahora mi biblioteca con un Kindle. Magnífico para quienes tienen que vivir actualizados con las últimas tendencias de la gerencia, la administración, las ventas, el código penal o lo avances científicos. Pero de los clásicos de la literatura y de los buenos autores de hoy -que son tan pocos- no hay y no se requieren actualizaciones.

15. Luis Fernando Charry, escritor:

Me irrita mucho (sobre todo los ojos) leer en una pantalla. Por lo demás no estaría dispuesto a salir de mi actual biblioteca, que ya está cerca de los 3000 libros.

16. Orlando Mejía, escritor:

No, porque hace 6 meses compré el PR S 700 de Sony y me pareció un desastre visual. Mi biblioteca digital alcanza varios cientos de volúmenes pero son textos antiguos que no pudieron ser configurados adecuadamente con lo que compré. Pienso que falta mucho para que hagan un modelo de lector virtual que compita, de verdad, con los libros de tinta y papel.

17. Claudia Cadena, editora:

No.

18. Juan Manuel Roca, poeta:

Los libros perseguidos en la novela de Bradbury, las páginas envenenadas de El nombre de la rosa, los libros salvados de la trituradora como los de Una soledad demasiado ruidosa, resultarán antiguallas metafóricas para el neo-riquismo del Kindle. No me niego a las diferencias: al que le sirva el Kindle que se lo chante. Yo prefiero los viejos modos de llegar a los libros. No estoy dispuesto a construir mi biblioteca de modo tan lánguido y aséptico.

19. Evelio Rosero, escritor:

Porque me parece irreemplazable el libro de papel, que es como otra piel, viva, cálida, prolongación mutua del autor y del lector.

21. Rubén Darío Vasco, bibliotecólogo:

La respuesta a la pregunta es No. Aunque considero que el kindle es un instrumento que se puede integrar paulatinamente a la cotidianidad.

22. Federico Díaz-Granados, poeta:

Sin duda los entusiastas defensores del Kindle tienen razón esgrimen sus argumentos tan ventilados por estos dìas pero, reconociendo que será un complemento para la formación de nuevos lectores, no cambio por nada del mundo el placer de ir a las librerías de viejo y oler y manosear libros de todas las texturas sin necesidad de energía y baterías y reconocerme en los que me han acompañado siempre con la alegría que entraña ver cómo crece una biblioteca real a la par de la vida misma.

23. Gloria María Rodríguez, bibliotecóloga:

Mi respuesta es NO, yo no estaría dispuesta a seguir formando mi biblioteca solo con un Kindle. Tengo muchas expectativas con su llegada, seguramente experimentaré, pero no me voy a privar del placer de tocar, abrir, oler y ver los libros de papel. Me encantaría además que en las bibliotecas públicas empezaran a hacer pequeños experimentos con el Kindle para ver como los recibe la gente.

24. Juan Gabriel Vásquez, escritor:

La respuesta es no. Porque no quiero que mi biblioteca se dañe si le cae agua, o si alguien se sienta encima, o si le entra arena. Porque no quiero que se vuelva obsoleta cada vez que a los señores fabricantes les dé por sacar una "nueva generación". Porque me parece que el libro, como la rueda, nació perfecto, el pobre. Porque los libros electrónicos me parecen objetos sin gracia, asépticos y antipáticos, gratuitamente complicados y frívolamente artificiales.

25. Nicolás Morales, editor:

No. Es cierto que generacionalmente me correspondería ser correcto y decir que si pero la respuesta es que aun creo en mi experiencia personal con el tacto y el olfato en el disfrute del libro. En otras palabras el objeto calo demasiado en mis imaginarios infantiles con padres intelectuales llenos de libros-objetos y esto fue muy perjudicial, desde este punto de vista. Es decir: seguiré con mis manías masturbatorias editoriales. Eso no quiere decir que como editor este absolutamente convencido que es irremediable el cambio tecnológico y que la digitalización de los contenidos nos forzará a todos los actores del espectro editorial a competir en los nuevos espacios multimediático y diseñar nuevas cadenas de valor entre todos ellos.

26. Carlos Castillo, columnista:

No seguiría construyendo mi biblioteca exclusivamente con el Kindle.

No he empezado a usar el Kindle. Lo haré, porque uno debe acudir a todos los recursos de lectura que sean posibles. Sin embargo, la tecnología de libros digitales todavía está en desarrollo, la disponibilidad de libros todavía es limitada y, finalmente, yo soy un vejete que todavía cree en el papel, así ácaros de los libros viejos me devoren los dedos-

Indecisos:

1. Ángela María Pérez, directora de la Biblioteca Luis Ángel Arango:

No exclusivamente, pero es interesante el recurso.

2. Isadora de Norden, ex directora de Cerlalc:

Mi respuesta no es ni si, ni no: el placer de leer un libro en una bonita edición o el de tener un libro de bolsillo para leer en la cama, no lo cambio por nada . Pero acepto que el Kindle ofrece unas posibilidades muy interesantes. Fuente: http://www.semana.com/noticias-cultura/papel-aguanta-todo/130440.aspx

Up | Down | Top | Bottom

No hay comentarios :

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...