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24 feb 2009

Las bibliotecas amplían su alcance a través de la web

Digitalizar los archivos de una biblioteca implica costos altos y gran organización


La tendencia de los grandes archivos mundiales consiste en digitalizar
 su capital y ponerlo a disposición de cualquier usuario

Hasta hace apenas unos años, visitar algunas de las mejores bibliotecas del mundo era un privilegio al alcance de aquellos que podían permitirse semejante inversión de tiempo y dinero. Hoy, el desarrollo de la informática y la expansión omniabarcativa de Internet han permitido que el conocimiento se democratice al punto de que cualquier usuario de la web puede visitar, entre otras, las bibliotecas del Instituto Cervantes, la Nacional de Francia y la de la Unión Europea sin moverse de su casa.

El impulso que las bibliotecas digitales han cobrado en el último tiempo marca un nuevo desafío para aquellos de veras interesados en descubrir los grandes tesoros de la cultura universal. Para el internauta de habla hispana, la principal referencia es la gran colección virtual que espera en el sitio de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, inaugurada en 1999. La biblioteca alberga más de 30.000 obras, que van desde los grandes clásicos de la literatura española hasta la documentación relativa a la Conquista, pasando por la poesía contemporánea de ese país y una importante selección de los trabajos literarios, históricos y jurídicos de América latina.

El objetivo de ese proyecto es digitalizar el mayor patrimonio bibliográfico, documental y crítico de la cultura de España y América, y para ello se organiza con varias bibliotecas. Una serie se les dedica a grandes figuras de la cultura hispanoamericana; otra, a documentos textuales y audiovisuales que no sólo abarcan un amplio espectro cultural sino que, además, permiten el acceso a otros grandes archivos, como los Manuscritos de América (en las Colecciones Reales) o la Biblioteca José Toribio Medina de Chile y la Biblioteca Nacional de México. Una vez allí, el usuario encontrará un link que lo lleva a la Biblioteca de Autor Miguel de Cervantes, desde donde puede acceder a la obra completa del autor del Quijote, en distintos formatos y ediciones. 

A pesar del abismo que separa las economías de Europa y América latina, hay que decir que el desarrollo on-line de las bibliotecas de nuestro continente tiene poco que envidiarles a los proyectos de España o Francia, entre otros países. Un buen ejemplo es la Biblioteca Digital Andina , que busca contribuir al conocimiento, preservación y divulgación de la cultura andina, y fortalecer la identidad común (en este caso, no tanto por la inclusión de obras clásicas y ensayos sobre la cultura andina, sino también y sobre todo, por la digitalización de obras que estudian la peculiaridad de las lenguas aborígenes de la región).

Este proyecto pertenece a la Secretaría General de la Comunidad Andina y allí el lector interesado encontrará las bibliotecas nacionales y las de las universidades públicas y privadas de Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela. Curiosamente, los recursos financieros, humanos y tecnológicos son fruto del aporte del Ministerio de Relaciones Exteriores del Gobierno de Francia, que se vehiculizan a través de la Agregaduría de Cooperación para los Países Andinos en la Embajada de Francia en el Perú y el Instituto Francés de Estudios Andinos (IFEA). 

En América latina, la posibilidad de disponer de obras digitalizadas de diferentes épocas, naciones, autores y temáticas nunca es sencilla, y tal vez el caso más extremo sea el de Cuba. Sin embargo, aun allí hay proyectos que, con notable esfuerzo, intentan trasladar su realidad cultural a la pantalla de la computadora. En Cuba, la Fundación por la Libertad de Expresión es una organización no partidista sin fines de lucro que apoya el crecimiento de la prensa libre en la isla, y en su portal, promueve las actividades de las bibliotecas independientes cubanas. Este proyecto, disponible en www.bibliocuba.org , refleja el trabajo realizado por la red de bibliotecas independientes fundadas desde 1998. 

Digitalizar los archivos de una biblioteca implica costos altos. En países como Francia, la cuestión presupuestaria no representa un obstáculo insalvable, y tal vez por eso el espacio virtual Gallica de la Biblioteca Nacional Francesa, está tan bien desarrollado. Gallica se creó en 1998 y se actualiza mes tras mes. 


En su interior hay más de 90.000 obras y 80.000 imágenes, y tanto material la ha convertido en una de las principales bibliotecas digitales a las que se puede acceder actualmente. Su colección se organiza por disciplinas (derecho, economía, ciencias políticas, historia, literatura, ciencias y filosofía) y, aunque privilegia la cultura francófona, también incluye obras clásicas extranjeras en su idioma original y traducidas. En una vía menos oficial y sistematizada que la de Gallica, el internauta bibliófilo tiene a mano otros sitios dedicados a la cultura del país de Voltaire, como la Biblioteca de Poesía Francesa , donde pueden leerse más de 6000 poemas en lengua francesa, en un arco temporal que va de la Edad Media a principios del siglo XX. Ambas bibliotecas se complementan y colocan a Francia en la vanguardia de este segmento cultural. 

Con la mira puesta en el futuro, la Unión Europea creó el programa eContentplus, parte integrante del proyecto i2010, cuya meta es unir a la sociedad del conocimiento con la industria de los medios de comunicación. La joya del programa es la megabiblioteca Europeana , que funciona desde noviembre pasado y actualmente se encuentra en período de prueba. Europeana albergará más de dos millones de obras, entre imágenes, textos, sonidos y videos. Será la biblioteca virtual más grande del mundo y en ella participan más de cien organizaciones académicas y editoriales (principalmente, miembros de la Koninkljke Bibliotheek, la Biblioteca Nacional de Holanda), además de expertos en informática de toda Europa.

Esta biblioteca virtual intenta enriquecer el patrimonio europeo al combinar el espíritu multicultural y multilingüístico con tecnología de avanzada y nuevos modelos de negocios. Un dato importante es que, para poder utilizar sus servicios, no es necesario registrarse, pero aquellos que sí lo hagan tendrán acceso a herramientas que personalizarán el perfil de usuario y, así, permitirán formar parte de las comunidades virtuales en las que se podrá compartir, discutir, e inclusive bloguear su contenido, como una red social en plena biblioteca (virtual). Con este servicio se pone de manifiesto un aspecto muy novedoso en la digitalización de la cultura, que por un lado democratiza el conocimiento y por el otro fomenta la participación de los usuarios en forma activa. 

Fuente: ADN Cultura

Fuente: http://www.rosario3.com/educacion/noticias.aspx?idNot=45905

24 nov 2008

Los recuerdos pueden llegar a ser perpetuos en la era digital


El papel se quema, la cinta de video se hecha a perder y los discos se rayan. Solo la era cibernética nos da una oportunidad.



A veces, y durante varias décadas desde que regresó a casa tras la Segunda Guerra Mundial, parecía como si la cámara de cine fuese parte de la mano de Christoffel Teeuwissen.

La llevaba a todas partes, todo lo filmaba. Cuando ampliaron la calle frente a su casa en Florida, ahí estaba él. Cuando instalaron un tanque séptico en Virginia Occidental, ahí estaba. Juegos de fútbol americano en escuelas secundarias, sitios de construcción, una nueva piscina. Ahí estaba, cámara en mano.

La película dio paso al video, y Teeuwissen siguió grabando. Cuando llegó la máquina de video a la escena, programas de historia se sumaron a la colección, al igual que episodios de "The Lawrence Welk Show" y biografías televisivas, como la de Glenn Miller.

Entonces, en el 2005, Christoffel Teeuwissen murió a los 88 años. Y cuando Jon Teeuwissen y sus dos hermanas comenzaron a revisar la casa de sus padres, otra historia salió a la luz.Por toda la casa, detrás de la puerta de cada closet, había cajas llenas de recuerdos, decenas de carretes de película, Super 8, grabaciones de audio, casettes de VHS.Así que los hijos de Christoffel Teeuwissen prepararon un inventario.

Colocaron etiquetas. Armaron el historial grabado del tiempo de su padre en la Tierra para darle coherencia. Y entonces lo colocaron todo en cajas y lo enviaron a una dirección en Arizona.Allí, gracias a la compañía iMemories, los polvorientos archivos personales de la familia Teeuwissen han dejado de ser objetos materiales.

De a poco, se están convirtiendo en DVD y JPEG y videos accesibles con un click.Y con ello, para Jon Teeuwissen, al igual que para tantas personas en un nuevo milenio lleno de maravillas computarizadas, comienza la marcha hacia los recuerdos digitales, y el alejamiento de los recuerdos táctiles que mantuvimos en el siglo XX.

Los objetos se destruyen.

El papel se quema. la cinta de video se hecha a perder. Las diapositivas se desvanecen en una niebla de amarillos y naranjas. Los LP se rayan. Los negativos se pudren. Los casettes se vuelven demasiado tensos. E incluso si usted es fanático del rock de los 70, las cintas de ocho pistas (8-tracks) son completamente inútiles.

La formas en que hemos registrado nuestras huellas personales -en papel y celuloide y plástico, cosas que podemos sostener en las manos- no resisten el paso del tiempo. Esa erosión es aún más conmovedora si se tiene en cuenta que, hoy, no tenemos todo lo que podríamos haber salvado. Tuvimos que escoger qué íbamos a preservar, basado en lo que nuestras finanzas y nuestros espacios personales permitiesen.

Pero la era cibernética lo está cambiando todo. En todas partes hay aparatos que transfieren detalles de la existencia personal a bits de datos que son portátiles, reproducibles y más duraderos.

A veces, los momentos culturales llegan furtivamente. Este es uno de esos momentos. Los recuerdos, en todas sus formas, se están desprendiendo de sus envolturas e irrumpiendo en una nueva fase, y con ellos, nuestras imágenes de nosotros mismos. Es el crepúsculo del mundo análogo.

"Recibimos comida rápida y obtenemos nuestra información instantáneamente en la internet. Todo está al alcance de nuestros dedos", dice Jennafer Martin, directora de la revista Digital Scrapbooking. "Tiene sentido que nuestros recuerdos también lo estén".

Esta historia no es solamente acerca de tecnología. Es la historia de cómo nos relacionamos con los objetos que nos rodean, y lo que sucede cuando éstos cambian. Es también acerca de nuestra esperanza de que, sobreviviendo incendios, inundaciones y robos, las cosas que valoramos van a permanecer aquí, no solamente durante nuestras vidas, sino también las de nuestros hijos y nietos.

El papel, por supuesto, no va a desaparecer en el futuro previsible. Hay demasiado papel en todas partes. Pero el último decenio ha alterado fundamentalmente la forma en que capturamos momentos y los preservamos.

Las cámaras fotográficas de película son producidas ahora para un nicho, y uno puede comprar una cámara digital por apenas 19.95 dólares. Scanmyphotos.com puede convertir todas tus fotos en JPEG. ITunes está tan arraigado que muchos de olvidan de que solían ir a tiendas a comprar su música. Gran parte del correo se recibe ahora por la internet.

¿Las cámaras instantáneas Polaroid? Adiós. ¿Libros? Google digitaliza más de 3.000 al día. Y entre el 2001 y el 2006, las ventas de casettes vacíos cayeron más del 60%, mientras subían las ventas de memoria flash, dice la Consumer Electronics Association, que predice "una lenta muerte para los casettes de audio y video".

El catálogo SkyMall, disponible en aviones de pasajeros, ofrece aparatos que pueden pasar tus LPs a CDs, tus CDs a MP3, tus videocassettes a DVD y tus fotos y diapositivas a JPEG.

Junte todo eso lo que tiene en su computadora y tiene un espejo digital de lo que es su vida. Y como en el mundo cibernético el "espacio" de almacenamiento es un término virtual, y porque el acceso es instantáneo, nuestros recuerdos digitales son mucho más completos que lo que jamás fueron nuestros archivos físicos.

En la vida digital, almacenar recuerdos no le va a atestar la casa. Dieciséis versiones de la misma foto no son un problema, porque no hay que imprimirlas todas. Las películas descargadas de Amazon.com no requieren estantes llenos de VHS. Uno puede darse el lujo de preservar papeles que de otra forma hubiera botado.

Por supuesto, existe algo melancólico cuando se deja detrás el pasado físico -incluso el presente físico- y lo tiene todo en tecnologías menos sólidas, menos táctiles.

¿Qué pasa con el alma de algo cuando su manifestación física no existe más? ¿Es la amarillenta foto de 1897 que estuvo en las manos de tu padre, tu abuelo y tu bisabuelo lo mismo que su reproducción en un montón de pixeles?

No es que éste haya sido el primer cambio de ese tipo en nuestras vidas. Cada invento que rediseñó nuestras relaciones con información, desde el telégrafo hasta la televisión hasta Facebook, fue recibido con sospechas de que algo de nuestra humanidad quedaría perdido.

El atrevimiento de la música grabada irritó tanto a John Philip Soussa que el conductor fustigó su existencia. "La música enseña todo lo que es hermoso en este mundo", escribió en 1906. "No la obstaculicemos con una máquina que narra la historia ... sin variación, sin alma, despojada del gozo y la pasión".

"Existe un sentido de incomodidad", dijo Edward Tenner, autor de "Our Own Devices: How Technology Remakes Humanity". Pero "siempre estamos en transición. Existe la ilusión de que hay un futuro estable hacia el que nos encaminamos. Y pienso que la norma es que siempre tenemos esta mezcla de lo nuevo y lo viejo".

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