Mostrando entradas con la etiqueta gestión del tiempo. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta gestión del tiempo. Mostrar todas las entradas

25 abr 2018

'Tu trabajo y tú: ¿Quién domina a quién?'


Por: Lorena Martín Montilla

[Img #197374]

“Aquel que no dispone de dos tercios de su día es un esclavo”, Friedrich Nietzsche.

Esa sensación de que no le dedicamos suficiente tiempo al trabajo; esa perturbación de las tareas inacabadas y de querer ir solucionando problemas laborales durante todo el día; o simplemente adorar en demasía nuestra dedicación profesional hasta el punto de dedicarle más tiempo que a nosotros mismos nos convierte en personas dependientes, incompletas y, a veces, muy cobardes… cuando buscamos refugio en nuestro trabajo para no afrontar otras facetas de nuestra vida.

La mejor manera de gestionar el estrés laboral es evitarlo. Una de las clave del éxito personal y profesional es saber compartimentar el tiempo, dedicarle nuestra atención a cada parcela de nuestro día a día de forma directamente proporcional a la importancia que le hemos otorgado en nuestro Plan Personal de visión y misión de vida. Al margen de los valores y objetivos personales que cada uno de nosotros definimos y que nos llevan a regalar nuestro tiempo a unos temas y a otros no, a unas personas y otras no, hay una pauta que debe ser común para todos y es tan sencilla de entender como fácil de incumplir: controla tu trabajo, que él no te controle a ti. Gestiona tus emociones y aplica tu inteligencia en el ámbito laboral para no caer en el estrés y convertirte en un esclavo de la agenda.

Delimita tus parcelas de ocupación
Un error común es pensar que nuestra agenda está en blanco, abierta a recibir todas aquellas citaciones que nos lleguen. Nuestra semana nunca debe estar vacía; debemos dibujarla con pequeñas parcelas en las que el trabajo es una más junto a “mi familia”, “tiempo de ocio” y “ratos para mí”. Cada una de ellas tiene un medidor que discurre entre el 0 y el 10. Cada uno de nosotros decidiremos cuál es el límite en cada una de las parcelas de nuestra vida y, dentro de esos márgenes, aplicar la coherencia para ir equilibrando las balanzas e intentar no sacrificar ninguna de ellas dejándola en niveles mínimos.
[Img #197375] 
No se trata de hacer una tabla con horarios estrictos sino un mapa de vivencias, de tiempo dedicado, de aprendizaje y emociones. Es necesario ponernos límites en el trabajo, aprender a decir NO, valorar las invitaciones y propuestas para discriminar aquellas que sean prescindibles, respetar nuestra intimidad, nuestro tiempo de comida (las comidas de trabajo se han convertido en deporte nacional) y fijarnos una hora máxima para parar, sin excusas. Si no somos capaces de definir estos límites entramos en un bucle del que es difícil salir si no eres consciente de que te estás dejado llevar y tu tiempo ha dejado de pertenecerte. Es tan sencillo como hacer menos cosas o distribuirlas de forma más eficiente.

Localiza los focos de estrés
Revisa tu tiempo, tus actividades, las personas con las que trabajas y convives, y detecta aquellos focos que te generan estrés. Desactiva esos puntos aligerando la carga; deja de hacer algunas de esas cosas que te provocan inquietud. Hoy, quizás, puedas aguantarlo; mañana y dentro de un mes… pero al cabo de un tiempo pasa factura, y si no eres capaz de ser consciente de ello también habrá provocado fracturas en tu vida.

Vida solo hay una; se trata de vivirla plenamente, siendo dueños de nuestros días. Piensa que vivir estresado sólo te resta; piensa en el bienestar de tomar distancia, desintoxicarte, y afrontar el trabajo desde la tranquilidad.

Vive en colores
Una persona feliz es una persona que tendrá éxito, seguro. Pero una persona que tiene éxito no necesariamente tiene que ser feliz. Esa es la diferencia. Y para ser feliz hay que tener un objetivo de vida rico en vivencias y, sobre todo, equilibrado. Siempre habrá cosas que hacer; tendremos temas abiertos que no quedaron cerrados cuando era la hora de irse a casa; eso no lo podemos cambiar y tampoco vamos a ser mejores por el hecho de dedicarle más horas a pensar en lo que no hemos terminado, en lo que nos queda por hacer.

Hay que fijar prioridades; organizar el tiempo, ser eficientes y hacer listas (sí, lo de hacer listas ayuda en muchas facetas de la vida). Mejor si creamos un código de color según la importancia; vivamos la vida en colores, visualicémoslos y de esta forma los integramos para saber de qué color ha sido cada uno de nuestros días. Tenemos que procurar que nuestra línea de vida tenga el mayor número de tonalidades posible…

También crearemos un timing con las fechas de “expiración” de los proyectos para poder tener consciencia de aquello que es prioritario. Organizarse mentalmente y planificarse es clave para dedicarle el tiempo adecuado y necesario al trabajo. No es más productivo quien más horas le dedica sino quien mejor se organiza y sabe definir objetivos.

Deja libre tu mente
[Img #197378]Cuando el tiempo laboral se acaba es el momento de la desconexión. No es sano estar pendientes de esa idea que de repente te aborda (anótala y reflexiónala mañana). No seas tan autoexigente. Hay que aprender a vivir con esas tareas inacabadas y soltarlas hasta el día siguiente. Si no eres capaz de centrar en tu atención en otras facetas de tu vida, debes entrenarte para aprender a focalizar y concentrar el interés en esas otras parcelas maravillosas que te rodean. Nunca un trabajo, por emocionante que sea, es más importante que uno mismo y su proyecto de vida donde el plano laboral es una parte, pero no un todo. Eso se traduce en un desgaste por exceso en una parcela y en un desgaste por defecto en las otras.

Comparte y reparte
El arte de delegar se entrena, se aprende. No es fácil dejar de asumir una responsabilidad pero, a veces, es necesario. Quien más abarca no es quien más trabaja; a menudo es quien más veces se perderá en el camino porque ha perdido el centro. La mejor manera de saber si puedes confiar en los demás es confiando. Y esa confianza será directamente proporcional a la seguridad que tú transmitas o que te transmitan las personas que trabajan contigo.

Delegar es, al mismo tiempo, transmitir conocimientos e ideas para que tus compañeros lo hagan lo mejor posible. De nada sirve asignar tareas y de forma constante estar supervisando el trabajo y controlando cada paso que dan los demás. Los avances, los mejores resultados, siempre llegan de la mano de un equipo.

Genera soluciones, no alimentes conflictos
Para evitar el estrés laboral debemos aplicar una máxima que es extrapolable a cualquier parcela de nuestra vida: si llegan problemas no vamos a hacerlos más grandes. Los conflictos en el trabajo son una de las principales fuentes de estrés y debemos aprender a gestionarlos:

1.- No es un problema, es un reto.
2.- Ese reto, por complicado que sea, vamos a afrontarlo de la mejor manera posible aplicando coherencia y sensatez a las fuentes de conflicto. La ira, el nervio y la tensión no son buenos aliados.
[Img #197377]3.- Vamos a buscar en él el máximo aprendizaje posible para convertirlo en una experiencia positiva.
4.- No vamos a alimentar las dificultades; quejarnos y pensar más allá de lo que tenemos en ese momento sólo incrementará el malestar. Vamos a relativizar y a sacar lo mejor de nosotros para resolver la situación. Será, así, un nuevo proceso de crecimiento profesional y personal.
5.- Los retos del trabajo se quedan en el trabajo.

No olvides que el estrés termina manifestándose en todas las parcelas de tu vida y genera un desequilibrio interior que te impide ver más allá de ese círculo y disfrutar plenamente. Sin querer, llevas esa inquietud y ese malestar de forma permanente en tu mochila cargando con ella durante todo el día, durante toda la noche… Y cuando no lo solucionas en el trabajo, se manifiesta en tu faceta personal. Lo que no hablas con tu compañero se lo terminarás diciendo a tu pareja. Lo que no afrontas, crece en tu interior y te genera malestar y frustración permanente. El tiempo que dedicas en exceso al trabajo no vuelve; no se recupera. No pienses que tienes todo el tiempo del mundo (no sabes qué te va a deparar la vida mañana). No caigas en el error de autoconvencerte diciéndote que es sólo una racha (suelen encadenarse unas con otras). Nada de eso merece la pena… Contrólalo; actúa; no dejes que te controle a ti. Míralo de frente, conócelo y dile que TÚ ERES QUIEN DECIDE. Aquel que no dispone de dos tercios de su día es un esclavo…


Fuente bibliográfica
MONTILLA, LORENA MARTÍN, 2018. «Tu trabajo y tú: ¿Quién domina a quién?» Huelva24 [en línea]. [Consulta: 25 abril 2018]. Disponible en: http://huelva24.com/not/110526/-tu-trabajo-y-tu-quien-domina-a-quien-/. 

25 ene 2018

Organiza tu vida, tiempo y actividades

Por: Ely Machado



Estamos iniciando el año 2018 y una de las claves para el éxito personal y profesional tiene que ver con la capacidad de saber organizarte y administrar el tiempo para realizar las actividades programadas o deseadas.

Para que seas tú el protagonista de tu destino y no víctima de él, te comparto las siguientes sugerencias para una buena planeación efectiva.

Define actividades, objetivos y deseos por realizar ese año con sus correspondientes prioridades (en orden de mayor a menor importancia).

Recuerda que comer, dormir, hacer ejercicio y tiempo para pensar son parte de las necesidades básicas de Maslow.

Posteriormente, ocupa, realiza o genera una agenda programada donde plasmes tus actividades laborales, personales, ejercicio, ocio, descanso, comidas y tiempo libre. No olvides dejar un espacio para los improvistos.

Plantéate objetivos concretos para saber qué camino, acciones u decisiones tomar. Recuerda que sin objetivos claros pierdes el rumbo y te desgastas. Recuerda que los objetivos deben ser medibles, alcanzables, realistas, específicos y ajustables (SMART)

El éxito está en planear, generar y otorgar un plazo para cumplir tus proyectos. “Haz que las cosas sucedan”. Cuando tú les das tiempo para que se materialicen, tendrán mayor posibilidad de que se hagan.

También aprende a decir “no” a las actividades, personas o situaciones que te distraen. Detecta cuáles son los distractores, personas o cosas que te desfocalizan (vampiros del tiempo) y hazte cargos de ellos, otorgándole un tiempo exclusivo no negociable para realizarlo. Checa qué puedes realizar en otro momento (series, redes sociales o cosas que no te generen valor) y cuestiona si realmente vale la pena realizarlo o sustituirlo por alguna actividad más valiosa o importante.

Comparte responsabilidades, delega, convive y aprende; eso te quitará un peso de encima. Asimismo te ayudará a relacionarte y podrás reconocer que no se puede hacer todo uno/a misma/o. Busca apoyo y confía en las personas que te ofrecen su ayuda.



Resultado de imagen para Organiza tu vida, tiempo y actividades

Por último termina de leer este artículo, toma una pluma, una hoja y comienza a realizar acciones que te lleven a dar el primer paso de las metas u objetivos que decidiste tener en este 2018.


Fuente bibliográfica
MACHADO, ELY, 2018. Organiza tu vida, tiempo y actividades. AMQueretaro.com [en línea]. [Consulta: 26 enero 2018]. Disponible en: http://amqueretaro.com/opinion/2018/01/04/organiza-vida-tiempo-actividades. 

28 sept 2017

La enfermedad de estar ocupado




Hace unos días me encontré con una buena amiga. Me detuve para preguntarle qué tal le iba y saber cómo estaba su familia. Puso los ojos en blanco, miró hacia arriba y en voz baja suspiró: “Estoy muy ocupada… muy ocupada… demasiadas cosas ahora mismo”. Poco después me encontré con otro amigo y le pregunté qué tal estaba. De nuevo con el mismo tono, la misma respuesta: “Estoy muy ocupado, tengo mucho que hacer”. Se le notaba cansado, incluso exhausto.

Y no sólo nos pasa a los adultos. Cuando nos mudamos hace diez años, estábamos emocionados por cambiarnos a una ciudad con buenos colegios. Encontramos un buen vecindario con mucha diversidad de gente y muchas familias. Todo estaba bien. Después de instalarnos, visitamos a uno de nuestros amables vecinos y les preguntamos si nuestras hijas podrían conocerse y jugar juntas. La madre, una persona realmente encantadora, cogió su teléfono y empezó a mirar la agenda. Pasó un rato deslizando la pantalla y al final dijo: “Tiene un hueco de 45 minutos en las próximas dos semanas. El resto del tiempo tiene gimnasia, piano y clases de canto. Está muy ocupada”. Los hábitos destructivos empiezan pronto, muy pronto.

¿Cómo hemos terminado viviendo así? ¿Por qué nos hacemos esto a nosotros mismos? ¿Por qué se lo hacemos a nuestros hijos? ¿Cuándo se nos olvidó que somos seres humanos y no “haceres humanos”?

¿Qué pasó con el mundo en el que los niños se ensuciaban con barro, lo ponían todo perdido y a veces se aburrían? ¿Tenemos que quererlos tanto como para sobrecargarlos de tareas y hacerles sentir tan estresados como nosotros?

Resultado de imagen para La enfermedad de estar ocupado

¿Qué pasó con el mundo en el que podíamos sentarnos con la gente que más queremos y tener largas conversaciones sobre nosotros mismos, sin prisa por terminar? ¿Cómo hemos creado un mundo en el que tenemos más y más cosas que hacer con menos tiempo libre (en general), menos tiempo para reflexionar, menos tiempo para simplemente… ser? “Una vida sin examen, no merece ser vivida”.

¿Cómo se supone que podemos vivir, reflexionar, ser o convertirnos en humanos completos si estamos constantemente ocupados?

Esta enfermedad de estar “ocupado” es intrínsecamente destructiva para nuestra salud y bienestar. Debilita la capacidad de concentrarnos completamente en quienes más queremos y nos separa de convertirnos en el tipo de sociedad que tan desesperadamente clamamos.

Desde los años 50 hemos tenido tantas innovaciones tecnológicas que nos prometimos hacer nuestras vidas más fáciles, más rápidas, más sencillas. Aun así, hoy no tenemos más tiempo disponible que hace algunas décadas. Para algunos de nosotros, “los privilegiados”, las líneas entre el trabajo y la vida personal desaparecen. Siempre estamos con algún aparato. Todo el tiempo. Tener un smartphone o un ordenador portátil significa que deja de existir la división entre la oficina y nuestra casa. Cuando los niños se van a la cama, nosotros nos conectamos.

Una de mis rutinas diarias es revisar una avalancha de correos. Me suelo referir a esto como “mi yihad contra el correo”. Estoy constantemente enterrado bajo cientos y cientos de correos, y no tengo ni la más remota idea de cómo detenerlo. He intentado diferentes técnicas: respondiendo sólo por las mañanas, no respondiendo los fines de semana, diciéndole a la gente que nos comuniquemos cara a cara. Pero siguen llegando; correos personales, correos del trabajo. Y la gente espera una respuesta a esos correos. Ahora, resulta que quien está demasiado ocupado soy yo.

La realidad es muy diferente para otros. Para algunos, tener dos trabajos en sectores mal pagados es la única forma de mantener una familia a flote.

Los viejos modelos (incluyendo el del núcleo familiar sólo con un padre trabajando, si es que tal cosa alguna vez existió) ha pasado de largo para muchos de nosotros. Sabemos que existe una mayoría de familias en las que la unidad familiar está separada o con ambos padres trabajando. Y no funciona. No tiene que ser así. En muchas culturas musulmanas, cuando quieres preguntarle a alguien qué tal le va, dices: en árabe,¿Kayf haal-ik? o, en persa, ¿Haal-e shomaa chetoreh? ¿Cómo está tu haal?

¿Qué es ese haal por el que preguntas? Es una palabra para preguntar por el estado transitorio del corazón de uno. En realidad preguntamos ¿Cómo está tu corazón en este momento exacto, en este mismo suspiro? Cuando nosotros preguntamos ¿Qué tal estás?, esto es exactamente lo que queremos saber de la otra persona.

No pregunto cuantas cosas tienes por hacer, no pregunto cuantos correos tienes pendientes de leer. Quiero saber cómo estás en este preciso momento. Cuéntame. Dime que tu corazón está contento, dime que tu corazón está dolorido, que está triste y que necesita contacto humano. Examina tu propio corazón, explora tu alma y después cuéntame algo sobre ambos.

Dime que recuerdas que sigues siendo un ser humano, no sólo un “hacer” humano. Dime que eres algo más que una máquina completando tareas. Ten esa charla, ese contacto. Ten una conversación sanadora, aquí y ahora. Pon tu mano en mi hombro, mírame a los ojos y conecta conmigo por un segundo. Cuéntame algo sobre tu corazón y despierta al mío. Ayúdame a recordar que yo también soy un ser humano pleno que necesita contacto con otros humanos.

Enseño en una universidad en la que hay muchos estudiantes orgullosos de si mismos con el estilo de vida “estudiar mucho, desfasar mucho”. Esto probablemente podría ser un reflejo de buena parte de nuestro estilo de vida. No tengo soluciones mágicas. Lo único que sé es que estamos perdiendo la capacidad de vivir una vida plena. Necesitamos una relación diferente con el trabajo y la tecnología. Sabemos lo que queremos: una vida con significado, sentido de humanidad y una existencia justa. No es sólo tener cosas. Queremos ser completamente humanos.

¿Cómo se supone que vamos a examinar los rincones oscuros de nuestra alma si no tenemos tiempo? ¿Cómo podremos vivir una vida sujeta a examen?

Siempre soy prisionero de la esperanza, pero me pregunto si estamos dispuestos a reflexionar sobre cómo hacerlo y sobre cómo vivir de otra manera. De alguna forma, necesitamos un modelo diferente de reorganización individual, social, familiar y humanitario.

Quiero que mis hijos se ensucien, que lo ensucien todo y que incluso se aburran. Quiero que tengamos un tipo de existencia en el que podamos detenernos por un momento, mirar a otras personas a los ojos, tocarnos y preguntarnos mutuamente ¿cómo está tu corazón?. Me estoy tomando tiempo para reflexionar sobre mi propia existencia; estoy lo suficientemente en contacto con mi propio corazón y alma para saber cómo me siento y para saber cómo expresarlo. ¿Cómo está tu corazón hoy? Déjame insistir en un tipo de conexión humano a humano en la que cuando uno de nosotros responda “Estoy muy ocupado”, podamos responder “Lo sé”. Todos lo estamos. Pero quiero saber cómo está tu corazón”.


“Se necesita más coraje para escudriñar los rincones oscuros de tu propia alma que para luchar en un campo de batalla”.


Fuente bibliográfica
La enfermedad de estar ocupado. Consejos del Conejo [en línea], 2016. [Consulta: 29 septiembre 2017]. Disponible en: https://consejosdelconejo.com/2016/01/26/la-enfermedad-de-estar-ocupado/. 


9 jun 2016

10 Técnicas para hacer lo mismo en menos tiempo (prescindiendo de las prisas)





Imagina que, por la razón que sea, te ves en la tesitura de sacar adelante tu trabajo habitual en menos tiempo del que habitualmente dispones.

¿Cómo te las arreglarías?
Esa situación no es tan extraña. A veces surgen imprevistos o se deja venir una temporada más intensa y te toca apretar el acelerador.

¿He dicho “acelerador”? Tal vez no sean necesarias las prisas para cumplir con tus quehaceres en menos tiempo, sino trabajar de un modo diferente.

1. Elimina lo innecesario. Haz un repaso de tus tareas y pregúntate cuál es su finalidad. Quizás puedas eliminar alguna de la lista.
Los compromisos y tareas superfluas son evidentes. Pero échales también un ojo a ésas que llevas realizando durante años y que puedes estar manteniendo sólo por costumbre.

2. Di que no. ¿Nuevas responsabilidades? ¿Justo ahora que vas ajustado de tiempo? Declina con educación esas peticiones por el momento.

3. Automatiza. ¿Alguna de las tareas que realizas puedes programarla para que se haga de modo automático? (Cobros, pagos…) Es otra opción.

4. Delega. ¿Puedes delegar alguna tarea en otra persona? Ésa que también te quitas.
[Ahora es cuando entras tú en acción. Hasta aquí, te has quitado trabajo de encima sin que el resultado se resienta demasiado.]

5. Simplifica. Las tareas que te quedan en la lista no requieren todas el mismo esmero. Da lo mejor de ti en las tareas más importantes.
Elimina pasos y detalles en las secundarias. Aplícate a la dosis mínima efectiva en otras. Y acude a la chapuza salvavidas en las tareas que lo admitan.

6. Organiza el entorno. El orden ahorra tiempo (de distracciones y de búsqueda de objetos). Mantén los materiales que necesites para cada actividad en el lugar al que pertenecen.
A la hora de realizar una tarea (de escritorio, por ejemplo) ten a mano sólo los útiles que precises. Lo demás, quítalo de en medio.

7. Elimina distracciones. Sal de internet. Silencia el teléfono. Cierra la puerta. Etc. Adopta las medidas oportunas para alejar las distracciones que puedas. Ya que termines las tareas importantes, te ocupas de ellas.

8. Usa bloques de tiempo. En las tareas largas, reserva un bloque de tiempo generoso para avanzar en las mismas (a ser posible). Y, en todas tus tareas, establece un principio y un final.
Los bloques grandes divídelos en porciones (de 30 ó 40 minutos, intercalando descansos) para aprovechar tu concentración.

Esto es más eficiente que hacer las tareas sin fijar descansos y sin poner una hora límite para acabar.

9. Haz las tareas de una en una. Cuando haces una sola tarea, te concentras mejor que si la alternas con otra. Terminas antes y, además, disminuyes el riesgo de despistes y cabos sueltos que te obliguen a retomarla más tarde.

10. Sé decidido. ¿Llega la hora de empezar la tarea X? No le des vueltas. ¡A por ella! Con las deliberaciones de última hora se pierde mucho tiempo.
¿Estás en mitad de una tarea y no sabes por dónde seguir? Toma una decisión (buscar información, retomar la tarea más tarde…) Y actúa en consecuencia a lo que decidas, sin más vacilaciones.

No digo que todas esas técnicas funcionen de cine en tu caso. Pero alguna de ellas sí puede servirte en cuanto la practiques. Incluso puede que la conviertas en un hábito productivo.

Así es como se aprende a optimizar tiempo y energías en las responsabilidades de cada uno: probando a hacer las cosas de un modo distinto.


Fuente bibliográfica
10 Técnicas para hacer lo mismo en menos tiempo. Tus Buenos Momentos [en línea], 2016. [Consulta: 9 junio 2016]. Disponible en: http://tusbuenosmomentos.com/2016/06/hacer-mismo-menos-tiempo-sin-prisas/. 

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...