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25 nov 2016
¿Odiás tu trabajo?
aura Carrascosa
Podés estar trabajando en una función que no te gusta. También podés estar trabajando en lo que te gusta pero el contexto de trabajo no es bueno. Podés haber tenido ciertas expectativas con respecto a un determinado empleo y cuando finalmente accediste al mismo te diste cuenta que no era lo que imaginabas.
Lo cierto es que no todo el mundo trabaja en lo que le gustaría.
¿Qué alternativas tenés? Siempre hay alternativas. Sin embargo las que primero aparecen son las excusas. Siempre se puede, sólo hay que planificar el cambio adecuadamente.
En esta nota te traemos algunos trucos o tips para hacer un cambio de actitud frente a esta situación que te disgusta. Tomá nota:
1. ¿Qué objetivos laborales te proponés? ¿A dónde te gustaría llegar? Las razones por las cuales te sentís desganado pueden ser de variada índole: una mala relación con tu jefe o tus compañeros de trabajo, jornadas extensas de trabajo, tareas operativas, malas condiciones de empleo, etc. Es importante que puedas determinar tu situación actual y tu situación deseada para poder valorar como positivo o negativo lo que estás viviendo. De esta manera quizás podés entender que se trata sólo de un momento que te va a llevar a donde te gustaría estar en un futuro cercano. También podés darte cuenta que lo que estás haciendo no te hace feliz y no va a llevarte a donde te gustaría estar. Es la hora de pensar en un cambio.
2. Salí de tu zona de confort y buscá alternativas. Preguntate qué has hecho últimamente además de quejarte. Si por el momento no podés cambiar tu situación actual, intentá que cada día sea diferente. Aprendé cosas nuevas, aumentá tu red de contactos, recuperá viejas amistades, cuidá mejor tus finanzas, acudí a eventos, seminarios o congresos en donde puedas contactarte con personas que puedan facilitar tu entrada a otras empresas o actividades. No te quedes inmóvil en donde estás. Si querés resultados diferentes, intentá con acciones diferentes.
3. Mantené una actitud positiva y da las gracias todos los días. De acuerdo a un estudio científico de la Harvard Medical School, si escribimos todos los días aquello por lo que nos sentimos agradecidos, se genera un efecto muy positivo en nuestras emociones y nos hace posicionarnos en el lado bueno de nuestra vida diaria. Si querés generar un cambio, el centrarte en aspectos negativos lo único que trae es frustración y de esta manera te cerrás y dejás de ver opciones y alternativas diferentes a las que tenés en la actualidad. Entonces, enfócate en lo positivo que tenés: disfrutá de tus amigos y de tu familia, intentá aprender algo nuevo todos los días, explorá y estudiá alternativas futuras, etc.
4. Reservá espacios de tiempo para tu vida personal. Probablemente estés pensando en este momento que no te queda tiempo adicional a lo que hacés. En realidad si te queda, lo que tenés que pensar y planificar en qué invertirlo. En algún momento del día tenemos momentos de ocio. Preguntate si es productivo o no. Si no lo es y no te trae ninguna satisfacción probablemente, en vez de descansar estés desperdiciando el tiempo. Aprendé a aprovecharlo mejor con aquellas actividades que te provocan satisfacción.
5. Que esta situación personal de disgusto no afecte tus relaciones dentro y fuera del trabajo. Podés debatir y argumentar los motivos de tu descontento y quizás de esa forma otras miradas puedan ayudarte a encontrar nuevas alternativas. Lo que no deberías hacer es culpar a los otros de tu irritablidad, volviéndolos foco de insultos o actitudes poco amigables. La felicidad propia no es responsabilidad de los otros, es solo nuestra.
Fuente bibliográfica
CARRASCOSA, L., 28 de Octubre de 2016 ¿Odiás tu trabajo? - MDZ Online. [en línea]. [Consulta: 25 noviembre 2016]. Disponible en: http://www.mdzol.com/nota/701170-odias-tu-trabajo/.
15 ago 2015
El maltrato laboral ya no se silencia y puede tener graves consecuencias
Por: Sebastían Hadida
El hostigamiento de jefes a subordinados o entre pares es tomado en serio por la Justicia; puede llevar a un despido con causa o a la compañía a juicio.
El hostigamiento de jefes a subordinados o entre pares es tomado en serio por la Justicia; puede llevar a un despido con causa o a la compañía a juicio.
Al
reintegrarse a su puesto de trabajo como asesora de ventas en la sucursal
central de compañía de telecomunicaciones en Tucumán, luego de haberse tomado
licencia por maternidad, una joven mujer denunció, después de unos meses, que
comenzó a padecer todo tipo de represalias y tratos denigrantes por parte de su
jefa directa. Como resultado, cayó en una espiral de angustia, a tal punto que
debió dejar de trabajar por prescripción médica. El 7 de julio, cansada de
reclamar y no obtener respuestas por parte de las autoridades de la empresa, la
joven empleada se animó a presentar una queja formal ante la Secretaría de
Trabajo de Tucumán.
En los ambientes de trabajo,
estos juegos perversos de abuso de poder son más frecuentes de lo que muchos
imaginan. El problema es muchas veces las agresiones y los malos modos son
naturalizados, silenciados, y pasan a formar parte de las reglas tácitas
aceptadas como parte del contrato laboral. Pero hay un cambio, y las empresas
deben tomar conciencia de que el maltrato puede traer consecuencias graves para
la compañía.
A diferencia de otros países
como Suecia, que fue pionera al establecer en 1992 una ley contra el
hostigamiento en los sitios de trabajo, la Argentina recién se atuvo a darle un
marco normativo a la problemática en 2013 a través de la ley 1125 contra la
violencia laboral.
Comenzaron a surgir entonces
iniciativas gubernamentales para concientizar sobre el fenómeno, y el 30 de
junio pasado el Ministerio de Trabajo presentó un manual para empresas que
alerta sobre cómo proceder ante la detección de un problema de este tipo.
Algunas de sus recomendaciones son: averiguar si el problema se extiende a
otros trabajadores de la organización; adoptar las medidas para que cese esta
situación; cuidar y proveer un espacio de escucha para los trabajadores; fomentar
la conciencia sobre los riesgos y consecuencias de la violencia laboral, y
elaborar políticas y planes para combatir este problema, entre ellas, la
capacitación de los mandos superiores y medios.
El ministro Carlos Tomada,
además, firmó un acta de compromiso hace pocos días con 17 nuevos sindicatos
por "trabajo digno sin violencia laboral", quienes se sumaron a las
112 organizaciones laborales que ya habían suscripto previamente.
Mobbing es
un anglicismo que refiere al acoso psicológico reiterado y sostenido en el
tiempo que produce daños agudos en la salud física, psíquica y emocional de la
víctima. Es la manifestación más habitual de la "violencia laboral",
según Patricia Sáenz, titular de la Oficina de Asesoramiento de Violencia
Laboral (OAVL) del Ministerio de Trabajo".
Hay hostigamiento psicológico
cuando una persona le ordena a otra tareas humillantes, cuando la ningunea y
actúa como si no existiera, cuando no le otorga responsabilidades, cuando la
descalifica delante de otros, cuando difunde rumores agraviantes acerca de su
intimidad, cuando le echa la culpa de cosas que no hizo, cuando la somete a
todo de tipo de burlas o le propina gritos desmesurados.
"Se produce un cuadro
similar al del estrés, pero éste va in crescendo a medida que avanza el proceso
de violencia que se padezca", afirma la abogada laboralista y experta en
violencia laboral, Susana Treviño Ghioldi.
A la larga, los trastornos
psicofísicos no tardan en llamar a la puerta de su organismo. Estrés,
depresión, insomnio, aislamiento, dolores posturales y cervicales, cefaleas,
dolores gastrointestinales y todo tipo de manifestaciones psicosomáticas son
los visitantes no deseados que se meten sin pedir permiso en el cuerpo de la
víctima.
"El bossing se
presenta cuando la conducta disvaliosa es ejercida por el jefe hacia sus
subordinados", argumenta la doctora en Derecho y profesora universitaria
Miriam Ivanega. "También puede darse entre pares porque el poder circunda
más allá del cargo", acota Sáenz.
La división jerárquica de los
roles en una oficina son el caldo de cultivo perfecto para que personas con
inclinaciones déspotas no tarden en ponerle la bolilla negra a su nueva
víctima, con quien se obsesionan. "Toda forma pasiva implica en definitiva
complicidad y permisividad. La falta de solidaridad, desafortunadamente, puede
generar una cultura de la violencia institucionalizada, que en consecuencia
produce un ambiente laboral envenenado", apunta Treviño Ghioldi.
¿QUÉ HACER?
De acuerdo con las estadísticas
de la OAVL, a partir de una muestra aleatoria de 300 consultas recibidas en
2014, el 69% de los consultantes eran de sexo femenino y apenas el 31%
masculino. El mismo sondeo da cuenta que el 61% de los acosadores denunciados
son hombres y 39% mujeres.
Cuando la víctima de mobbing se
asume como tal lo normal es que salga a pedir ayuda. Lo primero que debe hacer
el acosado "es informarle a su empleador de la situación a los efectos de
que adopte las medidas internas y o judiciales que correspondan",
asevera Ivanega. "De no arbitrar estos mecanismos es solidariamente
responsable con el victimario por las consecuencias del acoso", advierte
la especialista.
Simultáneamente, la víctima
puede realizar gestiones para recibir asesoramiento en asociaciones sindicales
o en oficinas públicas. La OALV (4310-5525, violencialaboral@trabajo.gob.ar) se
encarga particularmente del abordaje de casos de violencia laboral. Allí, un
equipo interdisciplinario compuesto principalmente por psicólogos y abogados se
ocupa de escuchar cada caso, y de mediar confidencialmente entre las partes
para resolver la situación.
"Nuestro procedimiento es
diferente porque lo que lo que hacemos es comunicarnos con el empleador, nunca
con el acosado. Hacemos una audiencia de acercamiento de partes donde le
comentamos al empleador la situación del empleado, le pedimos una protección
para que siga trabajando y le solicitamos una resolución que incluya qué hacer
con el acosador", describe Sáenz.
Un caso de mediación exitosa
por parte de la OAVL es el de Jorge, un empleado bancario de 38 años que luego
de diez años de trabajo ininterrumpido en el mismo banco privado tuvo que
atravesar una dura situación de violencia laboral. "Cuando cambiaron los
gerentes de la sucursal, comenzaron a restringirme tareas y me sacaron a los
clientes más grandes", relata Jorge, que como corolario comenzó a
experimentar dolores de estómago, contracturas fuertes y mareos, que lo
llevaron a pedir licencias con bastante frecuencia.
"Eso empeoró las cosas
porque a raíz de mis ausencias se justificaba el continuar desplazándome. No me
convocaban a reuniones, ni me incluían en proyectos. Sentí que mis compañeros
comenzaban a evitarme", evoca. Tras la intervención de la Oficina, sus
superiores le ofrecieron cambiar de sucursal conservando su cartera de
clientes.
"Se tomaron medidas que
mejoraron mi situación y el ambiente de trabajo. A partir de dicho cambio
mejoró mi salud", señala.
De acuerdo con una encuesta
desarrollada en el primer semestre de 2014, el 73% de los casos con intervención
de la OALV obtienen una respuesta positiva para la víctima, mientras que un 23%
son desvinculadas, ya sea por renuncia, acuerdo de desvinculación o despido. El
expediente que elabora la OALV les sirve a las empresas para despedir con causa
justa al agresor, y a la víctima como prueba en caso de que decida ir a juicio.
Fuente bibliográfica
HADIDA, SEBASTIÁN 2015. El maltrato laboral ya no se silencia y puede tener graves consecuencias. [en línea]. [Consulta: 14 agosto 2015]. Disponible en: http://www.lanacion.com.ar/1817609-el-maltrato-laboral-ya-no-se-silencia-y-puede-tener-graves-consecuencias.
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29 sept 2013
La violencia laboral: cuando el trabajo enferma
Entre violencia e
injusticia no hay diferencia sustancial u ontológica porque en ambos conceptos
subyace el dominio del fuerte sobre el débil". Con este concepto, el presidente de la Asociación de Abogados Laboralistas de Rosario (AALR), Jorge Elizondo, inauguró las primeras jornadas argentino- venezolanas sobre violencia laboral.
"La violencia laboral, es una forma de abuso de poder que tiene por finalidad excluir o someter al otro. Puede manifestarse como agresión física, acoso sexual o violencia psicológica, tanto en sentido vertical (del patrón al empleado, ascendente o descendente) como entre pares. Este maltrato puede ejercerse por acción u omisión y tiene efectos directos en la salud el bienestar de las personas que trabajan. Es fundamental entenderlo como una violación a los derechos humanos y laborales", consideró Marisa Fiorillo, miembro de AALR y del Instituto del Derecho del Seguro del Colegio de Abogados.
Para el análisis, la SRT tomó dos grandes grupos de factores de riesgo: los derivados de la violencia laboral (FRVT), que incluye amenazas de diversa índole, agresiones de jefes, compañeros y personas externas a la empresa, acosos, etcétera; y los derivados de la organización del trabajo (Frot), que abarca lo respectivo a jornadas laborales, capacidad de autonomía en la forma de desarrollar el trabajo y las pausas, si se realiza trabajo nocturno, y otros.
Además, se estableció la categoría de "doble exposición" para aquellos trabajadores que sufren simultáneamente al menos un riesgo de cada uno de los dos grupos mencionados.
El elemento dominante en factores de violencia fue la "agresión del público/clientes/alumnos/pacientes" (19,8 por ciento), que superó ampliamente la "agresión de superiores" (7,4 por ciento). De hecho, sorprendió que un 40 por ciento de los profesionales, se consideraran expuestos al maltrato de personas ajenas al establecimiento. Para la Superintendencia este hecho "tiene estrecha relación con el modo en que se gestiona la organización del proceso de trabajo por parte del empleador. La diagramación del modo en que se vinculan los trabajadores con las personas que no trabajan en el establecimiento es potestad del empleador, pudiendo modificarse".
Dinámicas insanas. Los hechos de violencia directa, generan diversos efectos en la salud. Desde cansancio, dolores musculares y óseos hasta cuadros depresivos con intentos de suicidio pueden ser respuestas a la agresión psicológica.
Además y como bien se sabe, cada trabajo tiene sus "gajes": condiciones físicas, químicas y/o biológicas que inciden en la salud corporal, a los que se suman repercusiones nocivas por cómo se organiza el trabajo. "Actualmente todo se centra en la performance y se cuida el puesto laboral compitiendo con los demás, lo que a su vez genera situaciones de profunda soledad para quienes no se interrelacionan en el lugar de empleo, pudiendo generar hasta situaciones de suicidio", apuntó Fiorillo. El actual modelo organizativo del trabajo empuja también a que esa soledad aparezca como traba a la hora de pedir una mejora de algún aspecto de la relación laboral.
"La ley 26.773 de riesgos de trabajo, mejoró lo que estaba pero en materia de la reparación, no de la prevención. Nos falta la constitución obligatoria de los comités mixtos de salud y seguridad en el trabajo", destacó al respecto Elizondo, quien consideró a su vez que los fenómenos de violencia tienen estrecha vinculación con la forma de administrar la organización del trabajo y el ambiente físico en que se desenvuelve.
Según indicó la encuesta de la SRT, un tercio de los consultados señaló que existe alguna situación entre regular y mala respecto a los factores de riegos físicos presentes en su lugar de trabajo. "En materia de daños a la salud, al menos 686.000 trabajadores dijeron haber sufrido algún problema de salud con relación al trabajo. Casi una quinta parte de los encuestados (19 por ciento) dijo haber sufrido algún accidente en su vida laboral y 8 por ciento en el trayecto a su trabajo. El 80 por ciento de los trabajadores atribuyó los accidentes a "insuficiencias edilicias, de maquinarias o herramientas defectuosas".
Sin dudas, entre los que peor la pasan, están aquellos que se desempeñan en establecimientos con más de 500 trabajadores, donde se registraron mayor índice de agresiones de presidentes y jefes, amenazas en general y amenaza de despido. A su vez en estas empresas, es llamativo cómo se disparan los riesgos derivados de la organización del trabajo. En comparación a lugares de menor cantidad de empleados, en éstos existen bajos niveles de autonomía (para orden, ritmo y método de trabajo y pausas), alta carga mental (cuantitativa y cualitativa), trabajo nocturno y acelerados ritmos de trabajo. Se desprende que los trabajadores de grandes establecimientos, son víctimas catalogadas de "doble exposición".
Respecto a las ramas más vulnerables a Frot, construcción va a la cabeza, con el 50 por ciento de los empleados expuestos. A su vez, sobre el total de afectados por estos factores, el 41 por ciento se encuentra sometido a una diagramación de jornadas laborales que le impiden tener el requerido tiempo de descanso y recuperación.
Justamente, entre los elementos que incrementaron dramáticamente la cantidad de accidentes, están el trabajo nocturno, el ritmo acelerado de trabajo (duplican la cantidad de accidentados), las jornadas extendidas, no gozar de autonomía y soportar fuertes cargas mentales (incrementan en más de un 50 por ciento los trabajadores accidentados en relación con los que no se accidentaron).
Al dividir a los encuestados por calificación, origen y sexo, los datos son más que interesantes. En primera instancia, los trabajadores menos calificados tuvieron mayor cantidad de enfermedades y accidentes, mientras que los más calificados registraron más casos de los síntomas de salud general y las visitas al médico. En segunda instancia, los trabajadores inmigrantes reportaron peores indicadores de salud en todas las variables en comparación con sus pares argentinos, excepto en la de salud mental. Respecto al sexo, se identificó que los hombres tienen mayor cantidad de accidentes que las mujeres, pero que éstas, en cambio, dijeron haber padecido más enfermedades laborales.
Respecto a los efectos físico-psíquicos, la Superintendencia apuntó que en Argentina, "entre los trabajadores que perciben que el trabajo afecta su salud, se destacó la presencia de síntomas vinculados con trastornos musculoesqueléticos, alergias, trastornos cardiovasculares, agotamiento y depresión".
Cuestión de democracia. A lo largo de la historia, los derechos fueron conquistados colectivamente y, en este sentido, es alarmante otro dato arrojado por la SRT: sólo el 32,6 por ciento de los trabajadores afirmaron que en esa empresa existía representación sindical. Más allá de haber un gremio representativo, éste no existe en el cotidiano dentro de la fábrica, marcando un déficit político de los sindicatos que colabora a la exposición de los y las empleadas a factores de riesgo psicosociales. "Lamentablemente la burocracia sindical ha sido cómplice, porque en Argentina tenemos bajísimos porcentajes de trabajadores organizados dentro de la empresa, por más que tenemos altos niveles de afiliación sindical", denunció el presidente de AALR.
Parecería necesario racionalizar que, para quienes viven del trabajo propio, el lugar de empleo es quizá el que mayor cantidad de horas habitan cotidianamente. La violación de los derechos laborales, son un enemigo agazapado que, a nivel social, "consolida la discriminación, favorece el descreimiento en las instituciones y en la justicia", definió Fiorillo.
En perspectiva de modificar la situación, el dirigente de los laboralistas locales, evaluó que "nos vemos obligados a construir un nuevo derecho, que no será copia, sino creación heroica de nuestros pueblos, de nuestros trabajadores y de nuestros juristas. Todo en función de un debate amplio y constructivo que necesariamente debe profundizarse en nuestra sociedad, si queremos aportar a la transformación democrática de la misma".
"Nosotros en su momento fuimos el país más avanzado en la materia de América latina, pero hoy la legislación está alejada de la realidad de las empresas y las formas de relación con los patrones, que en muchos casos siquiera se los conoce", apuntó Elizondo.
Entre los puntos a trabajar, figuraría la reivindicación histórica de la reducción de la jornada de trabajo y algunos abordajes comunes en torno a los riesgos laborales que se repiten en diversos territorios, dado el carácter trasnacional de las metodologías organizativas empresariales. De hecho, muchos casos de agresión a la saludo psicofísica se dan en empresas trasnacionalizadas, donde prima lo impersonal, la gran escala, la sensación de descarte fácil y hasta la imprudencia en proteger la integridad de los empleados pues hay otros dispuestos a su reemplazo.
En este sentido, Fiorillo eligió coronar su presentación con las palabras de Cristophe Dejóurs, Profesor del Conservatorio Nacional de Artes y Oficios y director del Laboratorio de Psicología del Trabajo de Francia: "Trabajar no es sólo producir, es vivir juntos. Las defensas colectivas y la cooperación son condiciones para la salud mental. Un trabajo fundado en reglas colectivas es el mediador más común del vivir juntos en democracia, porque las personas tienen más espacio para pensar y pueden beneficiarse de la ayuda y la solidaridad de los otros. Por tanto, es la condición de la salud mental".
Texto completo: http://www.lacapital.com.ar/economia/La-violencia-laboral-cuando-el-trabajo-enferma-20130929-0002.html
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