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25 feb 2018
"Internet es como la calle, no puedes dejar a un niño solo"
El
guardia civil Fernando Villar, experto en la mejora de la seguridad en el
ámbito educativo, considera que "Internet
es como la calle", por lo que recomienda "no dejar a un niño solo" en
la red, donde la "varita mágica" es el "sentido común" y la
"educación".
En una
entrevista con Efe, este agente de la Guardia Civil que trabaja en A Coruña
detalla que las nuevas tecnologías son
una de las principales preocupaciones de la comunidad escolar, pues se trata de un
ámbito "transversal" que tiene impacto en otros problemas como la
violencia machista y el maltrato.
"Es
importante no solo saber utilizar las nuevas tecnologías, sino saber cómo
usarlas. Nos dan muchas cosas buenas, pero hay una pequeña parte, que es lo
malo que tienen, que ahora es más accesible para los jóvenes a través de ellas.
Mi primera recomendación es que no se metan en problemas, pero que tampoco los
creen", resume.
Revela
que "la primera norma" para utilizar las tecnologías, a las que quita
la palabra "nuevas", es "ser educados": "Si soy educado
en mi vida física, tengo que serlo en mi vida virtual",
resume.
Dentro
de este campo "tremendamente amplio", este guardia civil recomienda a
los jóvenes extremar las precauciones con sus contraseñas, no dar información a
desconocidos, mantener la privacidad y la intimidad y preservar los derechos de
imagen.
"El
problema es que muchos sobreexponen su imagen y viven mucho de ella, tratan de
ser los más famosos y los más aceptados, ser 'youtubers' e 'influencers',
detalla sobre una situación que en el futuro puede dar lugar a un
arrepentimiento inútil.
Nota que
la "asignatura pendiente" es la formación de
los padres, que no acuden a las actividades tanto como les
gustaría a los expertos, muchas veces por "la sensación de que dar un
teléfono móvil o una 'tablet' a un niño, que ya sabe utilizarlos, es como darle
un juguete", una idea de la que escapa Villar con una advertencia: "Lo podemos
pagar en el futuro", abunda.
Es
necesaria la "concienciación" de los padres, que deben enseñar a sus
hijos a utilizar estos dispositivos, que llegan mucho más allá que las
videoconsolas con las que jugaban las generaciones anteriores, con el mayor
peligro en aquellas aplicaciones que invitan a revelar datos personales o
íntimos.
"Un niño de
nueve años con un móvil abierto a internet sin ningún tipo de control es un
riesgo. No hay una edad idónea, pero es como el carné de conducir, que necesita
un proceso de aprendizaje. Un móvil abierto sin ningún tipo de control, cuanto
más tarde, mejor, porque habrá mayor grado de madurez", continúa.
La
principal preocupación de los padres, explica Villar, es "cómo
proteger" a sus hijos, para lo que pide una "varita mágica" que
"funciona en todo y no necesita expertos: el sentido común".
A los
jóvenes, en cambio, les inquieta su intimidad y algunas situaciones como los
accesos indebidos a sus cuentas, pero siempre les advierte sobre que internet,
a pesar de ser cercano, "es un lugar público donde lo que entra, es imposible de
controlar", por lo que es necesario vigilar las imágenes o
los comentarios que firma cada uno.
Fuente bibliográfica http://www.eldiario.es/cultura/tecnologia/Guardia-civil-Internet-calle-puedes_0_743675795.html
Etiquetas:
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3 oct 2016
“El bullying en las escuelas es el reflejo de una sociedad violenta”
“El bullying que sucede cuando un niño maltrata
a un compañero de la escuela es el
reflejo de una sociedad violenta, porque ese chico replica lo que
aprendió del mundo de los adultos y por lo tanto también desde ese lugar deben
venir las enseñanzas para superar estos casos de violencia escolar
cada vez más frecuentes en nuestro país”, explicó a El Territorio la licenciada
en psicología Lucrecia Morgan, que preside el Equipo Anti Bullying de Argentina
(ABA).
El
Equipo Anti Bullying de Argentina está conformado por un grupo de psicólogas
especialistas en el abordaje de este tipo de violencia que se da generalmente
entre niños y adolescentes de 9 a 15 años en escuelas, clubes y espacios en los
que conviven grupos de esas edades.
Al
empezar la entrevista, la licenciada Morgan advirtió que “se equivocan los que piensan que el bullying es cosa
de chicos y minimizan la cuestión creyendo que entre los mismos
niños deben arreglar esos tantos”. Según su visión, “el bullying es un problema serio que afecta a
uno de cada cuatro chicos que en la escuela primaria y secundaria le tiene
miedo a algún compañero”.
Según la
profesional, “es necesario
que padres, directivos escolares y docentes tomen conciencia del grado de
peligro que existe en este tipo de violencia escolar, no sólo para
ayudar a los alumnos a superar ese miedo con el que viven adentro de la
escuela, sino también para evitar daños mayores que pueden derivar en casos de
tragedias o suicidios como ya ocurrió en nuestro país”.
Según
Morgan, “el bullying
necesita la intervención de los adultos para superarlo y los estudios que
se hicieron en esta materia indican que es muy poco probable que la situación
de maltrato cambie si no hay mediación de padres, docentes y las autoridades
educativas de la institución.”
La
especialista destacó que “la
clave está en el trabajo con los adultos, por eso cuando vamos a
dictar talleres a los colegios por esta problemática, lo primero que decimos es
que no sirve trabajar el tema sólo con los chicos, que es necesario involucrar a padres y docentes,
que deben estar capacitados para saber qué hacer ante estos casos y cómo
trabajar para solucionarlos”.
Características del bullying
Para
explicar qué es el bullying, la licenciada Morgan dijo que “es fundamental
entender de qué estamos hablando porque hoy en día esta palabra está bastante
instalada en la sociedad pero muchas veces se la confunde con otro tipo de
agresiones”.
En ese
sentido, dijo que “el bullying
es una categoría
específica de la violencia escolar que se da entre pares.
Generalmente de un alumno hacia otro o de un grupo de chicos a otro; donde
claramente hay una situación de agresión que puede ser física o verbal hacia la
víctima”.
Explicó
que “esa agresión
es persistente en el tiempo, por eso es tan nociva. Porque no es un
ataque que comenzó y terminó en un momento determinado, sino que se extiende en
el tiempo. Es como el ejemplo de la gota de agua de la tortura china, que
termina siendo tan cruel por su sostenimiento a lo largo del tiempo. Por eso,
lo terrible del bullying para
el niño que lo padece no es tan
solo la intensidad del ataque, sino la persistencia en el tiempo,
que va erosionando todos sus recursos para defenderse”.
Otra
característica del bullying,
según la especialista, “es
que siempre implica una relación con desbalance de poder. Es decir
que el chico hostigado se siente en inferioridad de condiciones frente a los
hostigadores. O porque se encuentra solo, o porque los otros son más, o porque
tienen más fuerza. Por diversas razones o motivos, el niño que es víctima se
siente con poca o nula capacidad de defensa para hacer frente a quienes
lo maltratan”.
En ese
contexto de agresión, según la licenciada Morgan, “el bullying genera consecuencias graves a corto
y a largo plazo en el niño que lo sufre, porque como no puede
controlar la situación se ve desbordado. Inclusive en la edad adulta nos
encontramos con gente que sufre ansiedad, depresión y diversos tipos de
trastornos como consecuencia de haber sido víctimas de bullying en la edad escolar”.
Los que miran son cómplices
Según
explicó Morgan, “otra características del bullying es que no sólo hay un agresor y una víctima, sino que hay
todo un grupo humano que es parte del hostigamiento, ya sea porque
alienta a que se concrete la agresión o porque mira y no hace nada para
evitarla.”
La
especialista describió a esa población como “grupo disfuncional, donde hay una
dinámica en la que se provoca la situación del bullying, donde cada uno ocupa un rol: la víctima, el victimario y los
espectadores, sean activos o pasivos”.
Luego
destacó que “es fundamental el rol de los que miran porque terminan siendo
cómplices de esa situación violenta” y en ese sentido explicó que “si ese
público toma un rol de defensa hacia la víctima es muy posible que la situación
se pueda superar”.
Morgan
adujo que “los chicos que
miran como un compañero agrede a otro son parte de ese grupo disfuncional y su
actitud ya sea de reírse o de avalar la agresión alimenta el flujo de poder
hacia el agresor para que esa situación se siga repitiendo. Es
decir, el público que observa la agresión como si fuese un espectáculo alimenta
ese circuito de violencia. Por eso es fundamental explicar a los chicos que, en
materia de violencia, no hay términos medios y no podés mantenerte al margen si
la ves. Tenés que frenarla. Si no
lo hacés sos parte de esa violencia y la estás avalando”.
Qué se debe hacer
“Lo
primero que hay que hacer en una intervención ante un caso de bullying es contener a la víctima. Hacerle saber que
vamos a hacer algo al respecto. Y que se va a trabajar para que la situación de
violencia no se repita”, explicó la directora del Equipo Anti Bullying de
Argentina.
Luego
dijo que también es fundamental “sancionar
al agresor, pero no una mera sanción punitiva, sino una sanción educativa que
sirva efectivamente para que esa conducta se modifique”.
Y
también es fundamental “trabajar
con todo el grupo, para que tomen conciencia de lo que están haciendo, para
explicar los daños de esa conducta y para generar lazos de solidaridad e
inclusión en el grupo”.
Añadió: “Es necesario que todas las instituciones educativas
trabajen en reglamentos escolares que incluyan al bullying como un tipo de
violencia propio de la escuela, porque de no ser así, directivos y docentes no
saben qué protocolo seguir en estos casos” y advirtió que “es
necesario que los reglamentos escolares contemplen límites precisos sobre
lo que no se debe hacer en un aula, con sanciones ejemplificadoras para
el que agrede”.
Seguidamente,
destacó que “lo que no hay
que hacer es naturalizar la situación porque de esa manera los adultos
responsables se convierten también en cómplices de esa violencia escolar”.
Dijo que
“aquel maestro que mira para otro lado cuando ve que
hay un alumno que agrede a otro, no está cumpliendo bien su rol de educador.
Tampoco el padre o la madre que se ríe o toma a chiste
cuando su hijo le cuenta que en la escuela le pusieron tal apodo al compañero
por alguna característica física no está educando”.
Cuando la violencia llega a Internet
Con la
llegada masiva de tecnología a la vida cotidiana, las agresiones que suceden
dentro de la escuela se siguen replicando fuera de ella, porque los alumnos en
sus hogares siguen conectados a redes sociales en las que cuentan lo sucedido,
opinan al respecto y hasta difunden videos de la agresión.
Según la
licenciada Morgan, “ese caso de bullying
se transforma entonces en ciber
bullying porque empieza a circular por internet y esta conducta
creció mucho durante los últimos cinco años porque está relacionada con el uso
intensivo de tecnología que tienen los niños y los adolescentes”.
En este
sentido, la psicóloga explicó que “el ámbito de la virtualidad es un campo a
trabajar mucho tanto dentro como fuera de las aulas. Docentes y padres deben
involucrarse con la participación de sus hijos en la actividad virtual, porque
por más que desde la técnica les cueste entender el funcionamiento, desde los
valores es fundamental la mirada de un adulto responsable sobre la actividad de
su hijo en la web”.
Seguidamente
dijo que “en nuestras capacitaciones siempre destacamos que lo que está mal en la vida cotidiana también está mal
en Internet y que es tanto o más dañino agredir a alguien
por las redes sociales porque aumenta exponencialmente la cantidad de público
ante ese hecho de violencia”.
Fuente bibliográfica
«El bullying en las escuelas es el reflejo de una sociedad violenta». [en línea], [sin fecha]. [Consulta: 4 octubre 2016]. Disponible en: http://www.elterritorio.com.ar/nota4.aspx?c=0970097026321224.
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9 jun 2016
Redes sociales y adolescencia: ¿oportunidad o peligro?
Por: Mónica Setién
Con el
siglo XXI plenamente asumido y con las nuevas tecnologías en todo los ámbitos,
ignorar que forman parte de la vida de nuestros jovenes sería poner una venda
en los ojos a nuestra realidad social. Las redes sociales son una potente
herramienta y un peligro que hay que controlar. Son una ventana al mundo a la
que se asoman y lo que se publica se escapa para siempre de control del
usuario.
Por ello
hay que enseñar a los jóvenes a
usarlo con prudencia y dejar que se registren con una edad adecuada.
Dos expertos opinan a favor y en contra de la utilización por parte de los
adolescentes de estas herramientas.
En
contra
Álvaro
Bilbao, neuropsicólogo y autor del libro El cerebro del niño explicado a los
padres, se muestra contrario a la utilización de las redes sociales en exceso,
entre otras cosas, porque crean adicción y alejan de la vida real. Hacen que
los niños no perciban la realidad tal y como es, sino como la creen en su mundo
virtual.
-Ciertamente
parece imposible frenar la necesidad
del niño preadolescente de estar conectado a sus amigos a través de
las Redes Sociales. En la preadolescencia (entre los 10 y los 13 años de edad)
el cerebro del niño comienza a experimentar una serie de transformaciones que,
en parte tienen que ver con los cambios hormonales que despiertan en su cuerpo.
-No en
todos los casos, pero sí en casi todos, y con mayor precocidad en las chicas el deseo de formar parte de un grupo comienza
a ser una necesidad biológica, tanto como comer y a veces más incluso que
dormir. La preocupación por su aspecto, por gustar al otro sexo, comienza a
brotar con fuerza y se convierte en una necesidad y una parte fundamental de su
identidad personal y social, que el niño o niña quiere que esté presente en el
mundo digital.
-A pesar
de todo ello, los padres debemos poner el punto de equilibrio, de sensatez y de
responsabilidad en el uso que sus hijos hacen de estas herramientas. Doy muchas
charlas en institutos y el grado de adicción por internet y las redes sociales
es alto. A simple vista no se nota, porque es difícil diferenciar al niño de 12
años que no se separa de su móvil de su padre o madre que está conectado al
whatsapp 16 horas al día; pero las consecuencias están ahí.
-Casi todos los alumnos en la era digital reconocen
que su ordenador o dispositivo móvil les roba horas al sueño y al estudio.
En un grupo cualquiera de alumnos de instituto son muchos más los que duermen
menos de 6 horas al día que los que duermen más de 8 (lo recomendable a estas
edades es dormir 9).
-Distintos
estudios han puesto de manifiesto que estas tecnologías son
adictivas y que aquellos que abusan de ellas experimentan más problemas de
concentración, problemas de comportamiento/autocontrol y fracaso escolar.
-Puede
que el empuje de la tecnología sea
incontestable, pero creo que es importante ayudar a nuestros hijos a ser
conscientes de sus riesgos, a saber controlarse y a seguir disfrutando de otras
actividades.
-Desde
lo que yo sé de cómo se desarrolla el cerebro de un preadolescente y cuales son
sus necesidades, sólo puedo recomendar dos cosas. Introducir las redes sociales
más tarde que pronto y ofrecer reglas y normas claras que permitan a nuestros
hijos ejercer autocontrol y una
desintoxicación digital en distintos entornos y momentos del día. El
rato en familia debería ser, sin duda uno de ellos.
A favor
Por su
parte Fernando García Fernández, profesor del colegio Irabia-Izaga de Pamplona
y autor del libro Una familia en el ciberespacio, se muestra más cauto a la
hora de defender o defenestrar las redes sociales y aunque asume la invasión a
la que estamos sometidos, propone que en las familias se llegue a un pacto entre padres e hijos para su buena utilización.
-Es
difícil discutir la afirmación de que Internet y sus servicios -especialmente
las Redes Sociales- nos están cambiando. Parafraseando al Dr. Gary Small, autor
de El cerebro digital, «la actual eclosión de la tecnología digital no solo
está cambiando nuestra forma de vivir y comunicarnos, sino que está alterando,
rápida y profundamente nuestro cerebro«; y continua afirmando que «además de
influir en cómo pensamos, nos está
cambiando la forma de sentir y comportarnos».
-Es
cierto que algunos de estos cambios son positivos y ofrecen nuevas oportunidades que no deberíamos desaprovechar en
el ámbito de la información, la comunicación, las relaciones humanas, la
economía, la educación, etc. Seguro que podríamos poner múltiples ejemplos
extraídos de nuestra experiencia diaria.
-Sin
embargo, no podemos obviar que su mala utilización puede producir el deterioro
de ciertos valores humanos como, por ejemplo, la intimidad, la empatía o la
veracidad. También el uso desmedido se relaciona con problemas de rendimiento
académico o falta de sueño; y el supuesto anonimato ha permitido que repunte el acoso entre iguales, el
llamado ciberbullying.
-Podríamos
preguntarnos por qué tienen tanto atractivo para el público adolescente y la
respuesta podría ser que, por su naturaleza, las redes sociales en
Internet ofrecen espacios
interactivos, de socialización, en los que pueden aislarse de los adultos,
en los que pueden sentirse diferentes o, incluso, construirse una personalidad
a su gusto, mostrándose no como son sino como les gustaría ser.
-Por
ello, la única manera de minimizar los riesgos y maximizar las
oportunidades es el establecimiento de una serie de normas o pautas de uso. Siempre que en la
historia de la humanidad ha aparecido una nueva tecnología se ha producido una
feroz discusión entre partidarios y detractores. Por ejemplo, los primeros
automóviles fueron recibidos con vítores, sin embargo, a medida que fue
popularizándose su uso y empezaron a aparecer los problemas, aumentaron las
voces en su contra.
El
progreso tecnológico había traído aparejados otros problemas relacionados con
la seguridad vial o la contaminación acústica y del aire, que intentamos
minimizar cumpliendo una normativa de uso o pagando la correspondiente sanción
si nos la saltamos.
-Quizá
haya que pensar en una especie de código de circulación en Internet. En el caso
de los adolescentes, menores de edad, ese
código deberían consensuarlo los padres en el hogar y las autoridades
educativas en los colegios y, a mi juicio, debería contener reglas
referentes al cuándo, cuánto, cómo y para qué usan esta tecnología.
Fuente bibliográfica
SETIÉN, MÓNICA, [sin fecha]. Redes sociales y adolescencia: ¿oportunidad o peligro? abc [en línea]. [Consulta: 8 junio 2016]. Disponible en: http://www.abc.es/familia/educacion/abci-redes-sociales-y-adolescencia-oportunidad-o-peligro-201605230137_noticia.html.
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