Las principales partes de que consta aparecen en el dibujo que acompaña a estas líneas, pero conviene añadir que la curva que forman las hojas por el corte delantero se llama también media caña, que la ceja es el exceso de la cubierta o tapa que rebasa el tamaño de las hojas, que las guardas son unas hojas de papel que van pegadas y unen el libro a su tapa o cubierta, que la primera hoja sólo lleva el título del libro y se llama anteportada, o portadilla, y portada la siguiente, en que aparecen, además del título de aquél, el nombre de su autor, la editorial y muy a menudo la ciudad donde se edita y el año.
El tamaño del libro (formato) varía y recibe distintos nombres según las veces que se deba doblar, siempre por el centro, la hoja impresa, llamada pliego. Así, si se ha de doblar una vez, el pliego tendrá 4 páginas y recibe el nombre de en folio; si dos veces, dará 8 páginas y el pliego será en 4. º; si tres veces, tendrá 16 páginas y se denominará en 8. º; si cuatro veces, tendrá 32 páginas y se llamara en 16. º En la actualidad, estos términos tienden a referirse a centímetros más que a corresponder al número de veces que se dobla o pliega el papel. Por tanto, se llama en folio el libro que tiene 38 ó más centímetros de altura; en 4. º, el que varía entre 28 y 38; en 8.º, el de20 a28; en 16.º, el que tiene de15 a20, y en 32. º, el de menos de 10cm.
Material.
El requerido para encuadernar está representado en la fotografía inicial de este artículo: telar para coser; prensa (la llamada prensa a mano se utiliza para sujetar el libro cuando hay que aserrarlo, dorarlo, etc.), martillo, escuadra, sierra, varios tipos de cola, cuchillo, cútter, tijeras, lápices, distintas clases de hilos y cordeles, compás y unos instrumentos de madera o hueso parecidos a un cuchillo denominados plegaderas y que sirven para plegar (doblar) las hojas de papel.
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Para desmontar un libro se empieza separando la tapa con las manos o ayudado de un cuchillo o cútter.
Operaciones.
Cuando se dispone de pliegos sueltos, lo primero que hay que hacer es ordenarlos Por signaturas, las cuales consisten en un numerito pequeño, en ocasiones precedido del título, entero o abreviado, de la obra, que aparecen en la parte inferior izquierda de los pliegos y que, como hemos dicho, pueden tener diferente número de páginas. Por lo general, suelen ser de 16 y su orden es correlativo. Evidentemente, si no aparece el número de la signatura también pueden ordenarse fácilmente atendiendo a la numeración de las páginas. La operación de poner en orden los pliegos de un libro según las signaturas se llama alzado.
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Abierto el libro al máximo, se localiza el primer pliego y con un cuchillo afilado se van cortando todos los hilos que aparezcan pertenecientes al primer cosido.
Con la edición de obras por fascículos se suelen poner estas signaturas en el lomo del pliego, de manera que, una vez encuadernado el libro, aquéllas no quedan a la vista.
En épocas pasadas se intercalaban a veces, pegándolas ya al pliego anterior, ya en el centro del mismo, páginas sueltas que solían ser láminas en colores o mapas, en este último caso como desplegables en ocasiones. Esto deberá tenerse en cuenta cuando se trate de una restauración.
Si estas ilustraciones sueltas llevan mucho blanco en la parte del lomo se dobla el sobrante, lo cual origina una tira que se intercala en el pliego correspondiente, abrazándolo, con el fin de coserla juntamente con él. Por otra parte, debe tenerse cuidado con los desplegables, a fin de que, al estar doblados, sean de dimensiones inferiores a las de la página para que no se, corten al someter, si es necesario, el libro a la acción de la guillotina. Cuando la lámina no es lo bastante grande para que abrace el pliego, entonces se le puede pegar una simple tira de papel, que se llama escartivana y facilita la operación.
Detengámonos ahora en el proceso de restauración.
Lo primero que debe efectuarse es deshacer el libro estropeado o cuya encuadernación se desea rehacer. Para ello se separará el grueso de los pliegues de las tapas o cubiertas, bien ejerciendo tracción con las manos, bien ayudándose de un instrumento cortante, por ejemplo, un cuchillo o cútter.
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Los hilos cortados del antiguo cosido se separan del pliego estirando con cuidado hasta separarlo y después se eliminan los restos de la cola antigua con los dedos.
A continuación se busca el primer pliego, se aísla y se procede a separarlo del grueso y a cortar todos los hilos que se vean del cosido anterior. Tras esto se van arrancando los sucesivos pliegos y se les van quitando, también con precaución, los restos de cola seca de la encuadernación anterior.
Una vez desmontado todo el libro, limpio de restos de cola y de hilos, se ordenan los pliegos en el caso de que, por cualquier motivo, se hubieran desordenado. Al llegar a esto puede aprovecharse para arreglar las hojas
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Colocación de los pliegos en la prensa con la escuadra,
rotas, uniéndolas con papel de seda, así como los márgenes.
En este momento coinciden por primera vez las operaciones con un libro viejo que queremos restaurar y los de otro nuevo que deseamos encuadernar: ya tenemos dispuestos los pliegos y ordenados por signaturas.
Las obras modernas suelen presentarse con una señal en el lomo de los pliegos, además de la signatura, a diferente distancia del pie o de la cabeza y en cada uno de ellos, de modo que la simple
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Marcado de las señales para proceder al aserrado.
observación por la parte del lomo de los pliegos que componen el libro permita cerciorarse de si están todos en su orden adecuado, faltan uno o más y si hay alguno repetido.
Es conveniente someter dichos pliegos a la acción de la prensa, donde se colocarán entre dos tablas de madera, y se mantendrán así durante toda una noche.
Al reanudar las operaciones se sacan los pliegos de la prensa y se colocan entre dos cartones; a continuación se
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Proceso de señalar en el lomo el lugar que ocuparán las cintas si se usan en vez de cordeles.
golpean varias veces sobre la mesa por la parte del lomo y de la cabeza para que queden todos lo mejor dispuestos posible. Se vuelven a colocar en la prensa y vigilando con cuidado mediante la escuadra que su posición quede perfectamente escuadrada.
Por regla general, el dorso del libro se divide en seis partes iguales, que se señalan con un lápiz ayudándose de un
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Aserrado del lomo de un libro.
compás. Estas señales no se hacen al buen tuntún, sino que la primera se traza hacia la cabecera, en línea con el número de la página del libro (folio), y la última a la altura de la línea impresa final. El espacio que queda entre ambas señales se divide en cuatro partes. Pero también se hacen encuadernaciones con dos, tres, cuatro y cinco señales. De usar cintas en vez de cordeles debe tenerse en cuenta que es necesario hacer dos señales para cada cinta.
Una vez efectuadas estas señales,
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Dibujos que presentan uno de los métodos de hacer las guardas en la restauración de un libro.
siempre con los pliegos en la prensa, se procede a aserrar los lomos, para lo cual se emplea un serrucho de los llamados de costilla. El serrucho se pasa dos o tres veces desde el mango hasta la punta por las señales hechas con lápiz, empezando con suavidad y ejerciendo mayor presión después hasta alcanzar una profundidad de1,5 a2 mm. Sin embargo, los surcos primero y último serán más superficiales que los restantes. Por estos surcos pasarán los hilos con mayor facilidad en el momento de efectuar el cosido y sirven además para esconder los cordeles y evitar que hagan demasiado bulto.
Las guardas.
Si se observa con atención veremos que la primera y la última página son de papel diferente e incluso de otro c010r o bien tienen la impresión de unos motivos que o
son simplemente artísticos o aluden al contenido del libro. Se conocen con el nombre de guardas.
En realidad se trata de una doble página que va encolada a la primera y a la última página del libro y a la tapa o cubierta, respectivamente, y sirve para unir mejor los pliegos a la tapa.
Estas guardas se pegarán por una cara al primero y último pliegos del libro, a todo lo largo de su pliegue central, en unos5 mmde
anchura, dejando la acción de pegar la otra cara a la tapa para después. Lo mismo se hará con la guarda del último pliego. Pero, sobre todo cuando se trata de restauración de un libro, se puede emplear el procedimiento que se explica a continuación.
Según este sistema, que aparece ilustrado en el dibujo adjunto, se corta el papel para la guarda de una altura igual a la del libro, cuya anchura ha de ser dos veces y media la de una página. Después se dobla el papel en tres partes, de las cuales A y B deben ser iguales entre sí y8 mmmás largas que la página del libro. Para doblarlo con
precisión conviene usar la plegadera. A continuación se dobla la parte tercera (C) unos4 mmen la dirección que indica la flecha. Se preparan dos guardas iguales y en el repliegue de C de una de ellas se inserta el primero de los pliegos y en el de la otra el último, de manera que el repliegue quede entre el pliego incluido y el siguiente. El fragmento mayor doblado quedará debajo de la guarda que se ha preparado.
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Este método logra una especie de escartivana que abrazará el pliego y posteriormente servirá para pegar en él las cintas del cosido del libro.
Las últimas cuatro fotos se muestran diversos pasos que deben seguirse para lograr las guardas según el proceso explicado arriba y manera de colocar una de ellas en el último pliego del libro que se restaura.
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