"Se está creando la ilusión de que todo el saber humano está en la Red, pero no hemos empezado a vislumbrar siquiera lo que hay en archivos y bibliotecas locales", señala Edward L. Ayers, historiador y decano de la facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Virginia. "Corremos el riesgo de ignorar el material que no haya sido digitalizado, algo que no hubiese ocurrido en el pasado; prácticamente se perdería para la gran mayoría de usuarios potenciales".
No cabe duda de que los esfuerzos de digitalización realizados en el último decenio han sido ambiciosos. Para muchas instituciones, colgar sus colecciones en Internet es prioritario. Pero el dinero, la tecnología y las complicaciones derivadas de los derechos de autor representan enormes obstáculos.
Los archiveros del país, necesitados de fondos, recurren a socios del sector privado en busca de ayuda. Google ha donado 2,25 millones de euros para contribuir a poner en marcha un esfuerzo liderado por la Biblioteca del Congreso que permitirá digitalizar y compartir documentos de todo el planeta, y también ha aportado recursos técnicos para digitalizar diversos materiales impresos de la biblioteca. Google, por cuenta propia, está digitalizando libros de la Biblioteca del Congreso. Y toda una serie de empresas y fundaciones, como Reuters, IBM y la Fundación Andrew W. Mellon, han financiado proyectos de digitalización en todo el mundo.
Los expertos afirman que incluso con ayuda externa, hay partes enteras de la historia política y cultural que corren el riesgo de quedar olvidadas por las nuevas generaciones de investigadores aficionados y académicos serios. Tomen por ejemplo el caso del archivo de la Biblioteca del Congreso que contiene cinco millones de imágenes de la revista Look. Abarcan el periodo que va de 1937 a 1971, y Jeremy E. Adamson, director de colecciones y servicios de la biblioteca, considera que son "un fascinante retrato de Estados Unidos a través de reportajes fotográficos sobre temas sociales y políticos, personajes públicos, comida, moda y deportes". Sin embargo, sólo han sido digitalizadas 313 de esas fotografías.
"Clama al cielo", se lamenta Adamson. ¿Por qué no se han digitalizado estas colecciones? Sólo una mínima parte de la Biblioteca del Congreso ha sido digitalizada. "No hay suficiente dinero", según Adamson.
La Biblioteca del Congreso y otros archivos están creando índices que hacen referencia a una colección física, con la esperanza de que animará a los investigadores a alejarse de los ordenadores. Pero sigue siendo cierto que hay nueva generación de investigadores que prefiere buscar información en Internet, una tendencia que a Hastings, de los Archivos Nacionales, le quedó clarísima el año pasado, después de que Google, en una especie de experimento, digitalizara 101 de las películas de los Archivos Nacionales -incluidos noticiarios de la II Guerra Mundial e imágenes de la NASA- y las colgara en su web, video.google.google.com/nara.html.
"Antes de eso, teníamos 2000 peticiones al año para usar la sala de investigación", cuenta Hastings. "Durante el primer mes que estuvieron las películas disponibles en Google, fueron vistas 200.000 veces, es decir, se multiplicaron por mil".
Incluso si el Centro Steinbeck de Salinas encontrase el dinero para digitalizar, por ejemplo, el manuscrito de La perla, su copyright limitaría su distribución. "En este momento, es mejor poner en Internet el material de autores que ya no tienen copyright", explica Susan Shillinglaw, una profesora visitante del Centro Steinbeck.
En lo que se refiere a las grabaciones de audio, el copyright puede causar aún mayores compliaciones. Un estudio publicado en 2005 por la Biblioteca del Congreso y el Consejo de Fuentes de Información y de Bibliotecas, revelaba que el 84% de las grabaciones históricas, que incluyen jazz, blues, gospel, country y música clásica de Estados Unidos, y realizadas entre 1890 y 1964, son virtualmente inaccesibles debido a los derechos de propiedad intelectual.
Otro factor que determina lo que se digitaliza es la facilidad con que se puede copiar el material. Con los libros es fácil trabajar. Los esfuerzos de digitalización de Google se centran en libros y material impreso.
"Estamos hablando de un universo francamente gigantesco de contenidos", afirma. "Si se piensa que el vaso está medio vacío se vuelve sobrecogedor".
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