Por primera vez en la historia de la educación argentina ocurre una situación por demás extraña: un nuevo virus de rápido contagio obliga a cerrar los colegios donde hay alumnos enfermos. El azar o tal vez porque la gripe viene del Norte, los colegios cerrados son en su mayoría privados, bilingües y caros. Esto llevó a que la comunicación entre docentes, padres y alumnos se diera naturalmente a través de la red: las tareas y las instrucciones llegan a diario a cada casa por mail, algo inédito que ciertamente no podría darse si los colegios cerrados fueran otros.
12 jun 2009
La Gripe A llevó la escuela a casa. Muchos deberes por mail, chat y blogs, pero poco aislamiento
El cierre de colegios para evitar contagios rompió la rutina de cientos de hogares. La comunicación entre docentes y alumnos es totalmente virtual, aunque los contactos reales siguen más allá del aula.
Por primera vez en la historia de la educación argentina ocurre una situación por demás extraña: un nuevo virus de rápido contagio obliga a cerrar los colegios donde hay alumnos enfermos. El azar o tal vez porque la gripe viene del Norte, los colegios cerrados son en su mayoría privados, bilingües y caros. Esto llevó a que la comunicación entre docentes, padres y alumnos se diera naturalmente a través de la red: las tareas y las instrucciones llegan a diario a cada casa por mail, algo inédito que ciertamente no podría darse si los colegios cerrados fueran otros.
Las medidas son claras: si hay un caso positivo, el colegio cierra 14 días. Las aulas se vacían pero los shoppings, los cines y los boliches se llenan ¿Y el aislamiento?
No es fácil, se entiende. Las rutinas hogareñas se desarmaron a la fuerza de un día para otro. Hubo que recurrir a horas extras de mucamas, abuelas y vecinos. Ni hablar de mantener encerrado a un adolescente, pero ¿entonces sirve cerrar colegios? "La medida es epidemiológicamente correcta, pero los alumnos tienen que quedarse en sus casas para evitar adquirir la enfermedad y que los que la adquirieron sigan contagiando. Si no, no sirve", explicó Néstor Jacob, jefe de Infectología del Hospital Austral.
"Debe ser la primera vez que una enfermedad no afecta a los más pobres", dice en broma el sociólogo Luis Alberto Quevedo. Y tal vez esa característica haga que la situación no sea tan crítica a nivel salud y educativo. "Esto facilitó que el cierre de las escuelas no afectara profundamente el dictado de clases. La mayoría, con serenidad y un fuerte respaldo de las familias, sortearon las dificultades a través de la asignación de tareas y ejercicios hogareños con el uso de Internet", explicó el viceministro de Educación, Alberto Sileoni. En la ciudad y la provincia de Buenos Aires cerraron 35 colegios a los que concurren casi 30.000 estudiantes. "En todos se siguió el protocolo establecido, con el acuerdo de las familias y las autoridades", agregó Sileoni.Ejemplos.
"Los chicos de la secundaria estaban acostumbrados a trabajar con blogs y el correo electrónico. Fue una novedad para los alumnos de primaria. Cada día, recibieron tarea a través de los correos electrónicos de los padres", explicaron en el Colegio del Pilar. En el North Hills de Pilar está tan aceitado el sistema de e-learning que la suspensión de clases casi no alteró el proceso de enseñanza. Desde el Kinder hasta la secundaria se ingresa al sitio web con una contraseña para recibir tareas y ejercicios. El representante legal Carlos Scolni remarcó: "Los chicos no perdieron ritmo escolar ni relación con sus docentes". En la Escuela del Caminante -secundaria con orientación artística en Belgrano- autoridades y docentes focalizaron las tareas hogareñas en ejercicios de Matemática, Física y Química, y en la lectura de Literatura e Historia. Sin embargo, se preocuparon más por contener a los chicos. "Estuvimos en contacto permanente con los chicos y sus familias. Queremos recibirlos con algo especial para sacarnos de la cabeza ese clima de enfermedad que se instaló", dijo la representante legal Carmen de Di Franco.
"El uso intensivo de las tecnologías está creciendo, no como sustituto de la educación, sino en la comunicación, y en un momento de emergencia como esta crisis es un complemento ideal". Además, los chicos necesitan lo social, que pierden al no ir al colegio. Es una buena manera de mantener sus lazos", dice Quevedo. La especialista en educación, Silvina Gvirtz, opina algo similar: "Es una gran oportunidad para darse cuenta de que la virtualidad es muy buena. Internet evita movilizaciones y contagios. Lamentablemente sería imposible mantener esta comunicación si los colegios cerrados fueran otros".
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