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25 feb 2019

9 consejos para vivir una vida sencilla


Por: Ramón Soler

 como vivir vida sencilla consejos
El ritmo vital de la naturaleza transcurre de forma simple. Y así puede transcurrir el nuestro si no lo complicamos con imposiciones y mandatos y apostamos por la sencillez.

  

1. Desactiva el piloto automático
Para alcanzar una forma de vida sencilla, alejada de la inquietud constante y el estrés, necesitamos plantearnos un cambio de actitud.
En tu día a día, deja de proceder de forma mecánica. Frena. Tómate tu tiempo. Respira hondo. No corras.
No pierdas la serenidad. Aprende a afrontar los momentos de estrés (inevitables) con sosiego y paciencia.
Concéntrate en tu vida. Vive a través de todos tus sentidos. Vive en el presente, en el ahora, sin preocuparte constantemente del antes o del después.

2. Escucha los mensajes de la intuición
Nuestra intuición, si sabemos escucharla, nos ayuda a mantenernos centrados y serenos.Nos muestra las señales, tanto físicas como emocionales, de que algo no marcha bien. También nos indica cuándo estamos en desarmonía con nosotros mismos.
Reconecta con tu intuición, aprende a escuchar las señales de tu cuerpo y de tu inconsciente. Dedícate tiempo para contemplar tus necesidades y satisfacerlas.
También, ayúdate de la intuición para liberarte de la ira, del resentimiento, de esos apegos externos que te retienen, te afligen y te impiden vivir una vida sencilla en armonía contigo mismo.

3. Siente con tus cinco sentidos
El ritmo trepidante de nuestras vidas nos aleja de nuestros cuerpos, nos hace olvidar que tenemos cinco sentidos y que todos son importantes para reencontrar nuestro propio tempo.
Tenemos que recuperar la curiosidad y conexión natural que teníamos con nuestro cuerpo en la infancia.
Camina observando los colores, sintiendo la brisa, siendo consciente de tus movimientos. Detente a oler el aroma de la mañana. Come disfrutando de las texturas y los sabores. Dúchate dejando que el agua te masajee. Vive, pausadamente, a través de tus cinco sentidos.

4. Carga de amor tu día a día
Los pequeños acontecimientos cotidianos son los que conforman nuestra vida. Darle importancia a cada acto emprendido, a cada movimiento realizado, a cada palabra pronunciada, nos aportará ilusión y felicidad.
El desayuno junto a tu familia, besar a tus hijos, acariciar a tu perro, te nutrirá y te ayudará a alcanzar tu equilibrio interno. Estos instantes, no por ser cotidianos, pierden su importancia; muy al contrario, las pequeñas cosas recargan día a día nuestro cuerpo de amor, ternura y armonía. La vida te las regala a diario.

5. Suelta lo que no necesites
Hoy en día, las personas tendemos a acumular. En apariencia, poseer muchos bienes nos aporta felicidad. Sin embargo, ¿necesitamos tanta ropa, tantos aparatos, tantos coches y tantos complementos para ser felices? En realidad, no. 
La abundancia material no nos acerca a la felicidad. Incluso, a veces, esta necesidad de comprar y acaparar no es más que el indicio de nuestras carencias emocionales.
Si reducimos nuestras posesiones, lograremos más espacio libre en nuestras casas y mayor simplicidad en nuestras vidas. Es mejor tener poco, útil y bien escogido, que mucho, inútil y prescindible.

6. Practica la desconexión tecnológica
Desde la aparición de los teléfonos inteligentes, hemos perdido libertad. A todas horas del día y de la noche, las notificaciones nos bombardean. Estamos saturados.
Para alcanzar la sencillez en nuestras vidas, resulta imprescindible aprender a desconectar de la tecnología.
Silencia tu móvil a la hora de las comidas. No estés con tus hijos y pendiente de las notificaciones. Por la noche, apaga las pantallas.
Recupera actividades tan placenteras como leer un libro, pintar, tejer... Tareas relajantes que te ayudarán a serenarte y a encontrar equilibrio.

7. Crea tu espacio de silencio
En una sociedad tan saturada de ruidos como la nuestra, no todo el mundo consigue estar y mantenerse en silencio; sin embargo, sus beneficios son muchos y valiosos. El silencio nos ofrece calma, quietud, reposo, conexión con nuestro interior.
Crea un rincón para la serenidad en tu hogar y utilízalo a diario. Y en esos momentos de silencio, libera tu mente de preocupaciones. Si piensas en algo, déjalo pasar, concéntrate en el silencio, en la serenidad que te aporta, en el sosiego que te invade.

8. Escoge relaciones nutritivas
Reducir nuestras pertenencias materiales nos aporta libertad física y mental, pero además podemos aplicar el mismo criterio con nuestras relaciones, disminuyendo aquellas obligaciones sociales que nos saturan emocionalmente.
Si no te apetece, no tienes por qué cumplir con todo el mundo. Simplifica tus contactos sociales. Visita a las personas que te hacen sentir bien, disfruta de largas sobremesas charlando con los que te nutren emocional e intelectualmente. En el amor y el sexo, busca una(s) persona(s) con la(s) que mantener una relación de complicidad e igualdad, lejos de lo complejo y lo tortuoso.

9. Sigue el ritmo de la naturaleza
Qué mejor forma de recuperar una vida sencilla que volviendo nuestra vista hacia la naturaleza. Durante miles de años, el ser humano vivió inmerso en unos ritmos naturales que le transmitían sosiego y plenitud.
Tómate tu tiempo para observar e integrarte en el ritmo de los bosques, de la playa, del parque. Déjate inundar por la solemnidad de los árboles, la armonía de los pájaros o la cadencia de las olas del mar.
Al igual que ellos, tú puedes vivir de forma sencilla, sin sentirte continuamente ansioso. Estás diseñado para ello, en tu mano está.


Fuente bibliográfica
SOLER, RAMÓN, 2019. 9 consejos para vivir una vida sencilla. Cuerpomente [en línea]. [Consulta: 25 febrero 2019]. Disponible en: https://www.cuerpomente.com/psicologia/desarrollo-personal/como-vivir-vida-sencilla-9-consejos_4179

8 abr 2017

Síntomas de estrés que conoces (y otros que no te suenan)




Quizás no te hayas prestado mucha atención últimamente como para percatarte de que estás estresado. Pero ahí está tu cuerpo, enviándote señales.

Escúchalo y procura hacerle caso cuando te diga que está harto del ritmo al que lo sometes.

En cada persona se manifiesta el estrés de una manera. Pero hay una serie de síntomas que suelen presentarse con una frecuencia más elevada en la mayoría de las personas afectadas por este mal moderno.

Comencemos con ellos.

prisa y estrés

Síntomas de estrés muy conocidos

 Dolores de cabeza. Hay algunos que se deben exclusivamente al estrés. Suelen ser recurrentes y acostumbran a venir acompañados de tensión muscular en la frente o en la base del cuello.

 Frecuentes gripes y resfriados. El estrés debilita el sistema inmunitario.

 Problemas de sueño. Sobre todo, falta sueño reparador. El estrés no te deja dormir bien.

 Ansiedad. Este mecanismo de defensa es útil ante una situación de peligro, pero vivir todo el tiempo con esta sensación es devastador. El estrés da lugar a que no puedas desprenderte de ella.

 Pensamiento desordenado. Si no puedes pensar de forma clara, puede ser porque el bailoteo de hormonas que produce el estrés esté detrás.

 Sentimiento de frustración. El querer abarcar más de lo que se puede, produce irritabilidad y frustración cuando no se logran los resultados esperados.

 Disminución de la líbido. No tienes ganas de tener relaciones sexuales. El estrés las aminora o se las carga del todo.

Sin embargo, el estrés puede hacerse notar de maneras más sutiles. Por eso, vamos a apuntar también síntomas de estrés menos conocidos.

Síntomas de estrés menos conocidos

Dolores de cabeza en fin de semana
Una disminución repentina en las presiones de la semana laboral puede causar migrañas.

Para evitarlo, hay que guardar hábitos regulares de sueño y alimentación durante todos los días de la semana.

Dolores menstruales más intensos
Las mujeres más estresadas son más propensas a padecer un período menstrual doloroso. Esto puede evitarse practicando ejercicio físico regularmente.

Dolor en la boca
El dolor en la mandíbula puede deberse a apretar o rechinar los dientes durante el sueño, cosa que no es rara que suceda especialmente cuando se sufre de estrés.

El dentista es quien puede brindar una ayuda en este caso.

Sangrado de las encías
El causante de este problema es el cortisol. El nivel alto de esta hormona debilita el sistema inmunitario, permitiendo que las bacterias invadan las encías.

¿La solución? Una higiene bucal esmerada, además de procurar descansar más, por supuesto.

Sueños raros
Según los investigadores, los sueños, frecuentemente, se van haciendo más agradables a medida que se acerca la hora de despertar. Así, la persona despierta descansada y con mejor ánimo.

La persona con estrés suele sufrir frecuentes interrupciones en el sueño, lo que hace que el proceso anterior no se cumpla. En definitiva, su noche se llena de imágenes y sueños desagradables.

Atención en este caso a los hábitos para dormir mejor.

Acné
El estrés también puede manifestarse en la piel, a través de erupciones cutáneas y de acné adulto.

Esto puede tratarse con cremas y diversas lociones. Pero, si en unas semanas no remite, hay que acudir al médico.

El antojo de algo dulce
Hablando de mujeres, esa necesidad imperiosa de comer chocolate o algo empalagoso también podría deberse a las hormonas del estrés.

Hay mujeres que piensan que esto es culpa del ciclo menstrual, pero los investigadores han comprobado que esos antojos continúan en la menopausia.

Pues nada… A vencer la tentación.

Picores en la piel
El estrés, muy probablemente, agrava la situación de aquellos que padecen problemas en la piel (dermatitis, eczema y psoriasis).

Empeoramiento de las alergias
Además, las hormonas del estrés pueden estimular la producción de una proteína (IgE), que agrava las alergias.

Dolor de estómago
Las personas que soportan más estrés, también sufren más molestias y dolores de estómago y de barriga, según los estudios.

La conexión no está clara, pero se supone que, cuando la mente reacciona a la tensión, el aparato digestivo también responde.

A relajarse y a tomar las cosas con calma, entonces. Pero, si persisten las molestias gastrointestinales, vamos al médico, ¿eh?



Si experimentas algunos de esos síntomas, no te lo tomes a broma. Procura dedicar un tiempo para ti cada día. Descansa, que el mundo no se hundirá por ello.




Fuente bibliográfica
Síntomas de estrés que conoces (y otros que no te suenan). Tus Buenos Momentos [en línea], 2017. [Consulta: 9 abril 2017]. Disponible en: http://tusbuenosmomentos.com/sintomas-de-estres/. 




7 dic 2013

¿Chicos estresados?


1. ¿Hay chicos estresados? Cuáles son las causas?

Los niños estresados son niños que están sobre exigidos, ya sea que esta sobre exigencia sea real o imaginada, es decir, en muchos casos los niños pueden sentir que la situación los “supera” y que no pueden manejarla, ellos pueden tener la vivencia de que esa situación excede su capacidad de respuesta, entonces aparece el estrés. Y las causas al mismo son múltiples y variadas. En la actualidad, es muy común que los niños tengan muchas actividades, obligaciones y responsabilidades además de la escuela, generándoles esto mucha ansiedad y estrés.


Hay situaciones particulares que también causan mucho estrés como la muerte de un ser querido, una mudanza, una prolongada enfermedad, cambio de escuela, separación de los padres, etc. siendo estas situaciones que tienen un alto monto emocional para los niños y si no son transmitidas, habladas, trabajadas producen sentimientos angustiosos, temores, ansiedad y estrés; y deben prestarse mucha atención a ellas para evitar problemas futuros.

2. ¿Cómo reconocer que un chico está padeciendo estrés?

Los niños estresados pueden manifestar su estrés mediante la palabra o mediante el cuerpo y consecuentemente con cambios conductuales. Dependiendo de la edad y el contexto familiar, los niños pueden manifestar su nivel de estrés mediante la comunicación, es decir, diciéndolo con palabras, manifestando cansancio, agotamiento, exigencias, contando sus sentimientos y emociones. Pero como esto no sucede siempre sino que en general los niños no hablan sino a través del cuerpo, hay que estar atentos a algunas de las siguientes señales que los niños no manifiestan a través de la palabra:


• Insomnio.
• Cansancio, fatiga.
• Cambios de humor, acompañados de ansiedad, angustia, enojo.
• Llanto infundado.
• Inapetencia o voracidad con los alimentos.
• Fiebres.
• Desmotivación.
• Problemas escolares, tanto conductuales como de aprendizaje.


Todas estas señales –que no necesariamente aparecen todas juntas- dan cuenta que al niño le sucede algo, y es importante poder detectarlas a tiempo, hablar con el niño sobre lo que le ocurre y siente, y buscar rápidamente una solución a su estado.

3. ¿Qué hacer para ayudarlo?

Es importante poder escuchar lo que los niños pueden decir, ya sea mediante el lenguaje y la palabra o a través del cuerpo, esto es, poder decodificar las señales que el niño da mediante la somatización o cambios en su conducta. Cuando los padres logran darse cuenta que algo está sucediendo y que el niño se encuentra atravesando una situación de estrés, es necesario hacer modificaciones para que esta tensión disminuya lo antes posible.


Buscar el modo de contener al niño, que encuentre una rápida solución a este problema, teniendo en cuenta que si bien el estrés puede ser causado por varios motivos, esta sensación de estrés se extiende a los otros ámbitos de la vida del niño, entonces los padres o adultos que cumplan la función, deben actuar inmediatamente, indagando primero lo que ocurre y tratar de revertir la situación con acciones rápidas. Por ejemplo, si el niño está estresado por las variadas y múltiples actividades que tiene extraescolarmente, y se siente sobreexigido, detenerse a preguntarle cuáles les interesa más que otras, para poder hacer sólo las que quiere y desea, buscar espacios de esparcimiento y juego sin que éstos impliquen obligaciones y responsabilidades extras para el niño.

4. Consejos para padres:

• Estar muy cerca de los niños.
• Recordar que los niños son seres indefensos que necesitan de los adultos para desarrollarse.
• Intentar satisfacer las necesidades básicas de los niños.
• Brindar a los niños mucho amor, contención y habilitarlos en sus sentimientos y emociones.
• Acompañar y guiar el crecimiento de los niños.
• Entablar un vínculo afectivo saludable.
• Transmitir confianza y seguridad a los niños.
• Interesarse por las preocupaciones y 
• Evitar sobrecargar a los niños con actividades.
• Estimularlos sin sobreexigirlos.
• Evitar juzgar sin preguntar antes lo que ocurre.
• Tener en cuenta que el juego es un buen medio de comunicación y aprendizaje.
• Recordar que la buena comunicación con nuestros hijos es la base de toda buena crianza y desarrollo personal, que puede evitar muchas situaciones dolorosas.


2 jul 2012

Cinco falsos mitos sobre el trabajo




¿Los jovenes son mejores empleados? ¿El estrés laboral masculino es más frecuente? ¿Qué profesionales son más felices? ¿Un semestre sabático nos podría quitar el estrés? Esto es lo que dicen los últimos estudios científicos que desmienten algunas ideas bastante asentadas en la cultura popular sobre el trabajo.

1. Los jóvenes no son mejores empleados.Michael Falkenstein, del Instituto alemán Leibniz, ha demostrado que los trabajadores de edad avanzada procesan las imágenes y los sonidos y toman decisiones a la misma velocidad que sus compañeros más jóvenes. Sólo son un poco más lentos a la hora de “pulsar el botón”, es decir, en los movimientos. Eso sí, lentos pero seguros, ya que según ha demostrado Falkenstein los empleados veteranos cometen menos errores. 

2.  El estrés laboral no afecta más a los hombres. De hecho, sometidas a los mismos niveles de estrés que sus compañeros masculinos, las mujeres tienden a adquirir más malos hábitos, como llevar una vida sedentaria, comer grasas y azúcares en exceso, fumar y consumir demasiada cafeína.

3.  Las enfermedades neurodegenerativas no nos atacan a todos por igual. Según la revista American Journal of Industrial Medicine, los mayores índices de Parkinson y Alzheimer se registran en banqueros, granjeros, dentistas, peluqueros y profesores.

4.  Los médicos no son más felices. Los profesionales más propensos a sufrir depresión son los que trabajan en el sector de servicios, en atención primaria o en hostelería. En el extremo opuesto se encuentran los arquitectos, los técnicos instaladores, los ingenieros y los científicos.

5.  Las vacaciones no son mejores cuanto más largas. Cuando se trata de descansar, la calidad es lo más importante. Es lo que afirma Dov Even, un psicólogo organizacional de la Universidad de Tel Aviv (Israel) que lleva una década comparando los niveles de estrés crónico de los trabajadores antes, durante y después de un período de descanso. Con un “semestre sabático” el nivel de estrés desciende lo mismo que el de otros empleados que solo descansaban una semana. Por eso recomienda que, si podemos elegir, optemos por vacaciones más cortas pero más frecuentes, en lugar de un mes completo de ocio continuado.

19 sept 2011

Estrés digital, un mal del siglo XXI

Por: Luciana Vázquez 


Conectados a toda hora, siempre disponibles y dominados por una compulsión a chequear continuamente el mail y las redes sociales, vivimos una época en que las demandas crecientes de la vida virtual comienzan a tener impacto en la salud: problemas de sueño, dolores de cabeza, ansiedad y angustia son trastornos frecuentes a los que los argentinos, con un récord.regional de 27 horas mensuales de conexión promedio, no son ajenos.

Quién pudiera. Defaultear. Irse a la quiebra. Declararse en bancarrota. Pero no por falta de dinero sino por el exceso de emails acumulados sin contestar en la bandeja de entrada. Email bankruptcy es el concepto. No es nuevo: lo acuñó en 1999 la profesora Sherry Turkle del Massachusetts Institute of Technology (MIT), que se puso a estudiar la relación entre las nuevas tecnologías y los usuarios de aquellos días, cuando la Red hacía poco que se había instalado.
La idea es simple pero audaz. Totalmente vigente para valientes al borde del estrés digital, la nueva enfermedad que afecta a millones, no importa la edad, desde que Internet es cada vez más ubicua.
Cuando la cantidad de emails se hace inmanejable y el estrés empieza a crecer ante la tarea imposible de leer y contestar todo lo que llega, la opción que se plantea es drástica: borrar todos los mensajes o, directamente, cerrar la cuenta. Utopía perfecta.
"Obvio", responde el country manager de ComScore, una de las compañías globales líderes en mediciones de audiencia en Internet, el argentino Sebastián Yoffe, cuando se le pregunta si lo estresa la acumulación de emails en su bandeja de entrada. Son las 11.40 y ya recibió unos cuarenta emails nuevos. Llegarán a cien a lo largo del día. "Pero no me puedo declarar en bancarrota de emails. Tengo responsabilidades", aclara.
Entre los que sí se animaron está el abogado y profesor en leyes de Harvard Lawrence Lessig, un superespecialista en el tema del copyright libre en Internet. Lessig llevó la idea del default de emails a su máxima expresión. "Queridos todos -empezaba el email que envío en 2004 a aquellos que le habían enviado un mensaje pero que todavía no habían recibidos respuesta-, me disculpo pero me estoy declarando en bancarrota de emails". Después, hizo delete al 90 por ciento de su bandeja de entrada.
Lessig tuvo que ser contundente: las 80 horas semanales dedicadas a contestar emails no le alcanzaban para responder los doscientos mensajes diarios, sin contar el spam.
El problema, está visto, viene de lejos. Pero está claro que hoy, a siete años de la hazaña de Lessig, es muchísimo más grande porque Internet está cada vez más presente, las 24 horas, en los dispositivos más impensados, con los usos más insospechados.
En la Argentina, de hecho, hoy hay 12,8 millones de personas conectadas a Internet desde su casa o la oficina. Además, con 27,4 horas de conexión mensual, los argentinos son los que más tiempo pasan conectados en toda América latina. Le ganan a los brasileños, con un promedio mensual de 25,7, y a los mexicanos, que llegan a 25,1 horas.
¿Qué hacen en Internet todo ese tiempo esos millones de argentinos? El 30% del tiempo de conexión lo pasan en las redes sociales. De hecho, la conexión a redes sociales en la Argentina aumentó un 12% en el último año, un crecimiento que supera el crecimiento regional y mundial.
A los mensajes de texto le dedican el 18% del tiempo, y al email, el 7%. Y el apetito por noticias e información online es el más alto de la región y viene creciendo al 10%, superando el crecimiento mundial en este aspecto. Las cifras llegan desde ComScore en su informe Estado de Internet en Argentina de 2011.
¿Cuántos de estos argentinos hiperconectados padecen de estrés digital? ¿Todos los que navegan miles de horas por la Web o twittean a diestra y siniestra están necesariamente a punto de colapsar por el estresazo digital?
Tecnoestrés
La ansiedad ante la bandeja de entrada llena es apenas una de las evidencias del tecnoestrés. Allí también están la compulsión por chequear el mail o el Twitter decenas de veces por hora. "En el supermercado, no veo la hora de llegar a la cola para poder chequear mi Blackberry". Se confiesa así el especialista en nuevas tecnologías Julián Gallo.
"Ecosistema de la distracción", lo llama Gallo, retomando conceptos de Nicholas Carr, el gurú norteamericano crítico de los efectos de Internet. En su último libro, Superficiales. ¿Qué está haciendo Internet con nuestras mentes? , Carr mostró evidencia de cómo la hiperconexión y las distracciones permanentes que ofrece impacta directamente en nuestra biología cerebral. Cada vez somos menos capaces de concentrarnos en tareas que lleven tiempo y demanden atención total.
Gallo conoce el tema: "Intentar atraer la atención de los usuarios de Internet es como hablarle a un jefe apurado: siempre se están yendo a otro sitio". Ante la conexión continua, el cerebro siempre en red, superponiendo tareas de todo tipo, el estrés resulta una consecuencia casi obvia.
Pero no estamos solos. Ni nuevo ni sólo argentino: el problema del estrés digital es global. En España, se lanzó hace poco el libro Tecno estrés , del especialista en psicobiología José María Martínez Selva. "La siesta digital", titulaba algún tiempo atrás El País de Madrid un artículo centrado en el estrés digital en el mundo profesional, en el que mencionaba una estadística de Cisco System, donde el 45% trabaja en promedio entre dos y tres horas más por día, condenados por la conexión siempre disponible.
En la Argentina, especialistas de la salud, en diversas áreas, reconocen que el problema está instalado en el consultorio. Le pasa a los adolescentes que nacieron con un mouse bajo el brazo. "Entre ellos, se ve una sobreestimulación permanente y una incapacidad de procesar tanta información. Vienen por trastornos en el sueño, por ejemplo", dice la psicóloga especialista en estrés Elena Weintraub.
Las estadísticas de ComScore confirman este escenario: los chicos de entre 15 y 24 años son losheavy users de Internet en el país, con 33,1 horas mensuales promedio de conexión. Superan en tiempo de conexión a todas las edades de América latina y, en el mundo, están por encima del promedio de horas de conexión de sus pares adolescentes.
En los mayores de cuarenta, estresa el cambio tecnológico continuo. Entre los adultos más jóvenes, el estrés digital es una subespecie del estrés laboral. "Viven en conflicto permanente. Si abrir el mail o no, si desconectarse o no, si preservar su intimidad o no", según Weintrub.
Ya casi no hay un afuera por fuera del mundo virtual. ¿Qué nos pasa cuando la demanda de conexión es continua?
En definitiva se trata de lo que cada uno es capaz de soportar. La palabra clave es la "adaptación", señala el presidente de la Sociedad Argentina de Medicina del Estrés, Daniel López Rosetti, que define: "Cuando la persona tiene capacidad de resistencia adecuada, ese estrés no es dañino. Cuando hay incapacidad de adaptación, aparece la sintomatología del estrés".
Llegado ese punto, el estrés digital activa un circuito similar al del trastorno obsesivo compulsivo. La explicación llega de boca del neurólogo y psiquiatra Enrique De Rosa, presidente del Centro de Estudios y Terapias Cognitivas. "Se da una sucesión de ansiedad, estrés, que luego descarga en una compulsión. El sujeto sólo puede descargar su ansiedad conectándose". El resultado final es un círculo vicioso donde lo que genera ansiedad -la conexión continua- es la vía de escape para esa misma ansiedad. El hábito estresante queda así consagrado. Por detrás del nuevo estrés cotidiano, se atisba un problema casi filosófico. La velocidad, el nuevo dios al que nos entregamos en cuerpo y alma, ocupa el centro de la escena. "El estrés es la enfermedad del apuro", define López Rosetti.
Velocidad en la renovación tecnológica. Velocidad de respuesta, la que esperamos recibir y la que esperan de nosotros. Incluso el curso del pensamiento se acelera con el estrés digital. El problema se llama "taquipsiquia", explica López Rosetti.
Si no es la ubicuidad de Internet y su velocidad, la angustia y el estrés surgen, paradójicamente, cuando esa misma velocidad y ubicuidad fallan. El programa que se cuelga y no arranca. La aplicación que se demora segundos que parecen siglos. La búsqueda desesperada de una red donde conectarse.
Ahí está también, por ejemplo, el síndrome del reloj de arena, el relojito en que se transforma el cursor del mouse para indicarnos que hay una proceso en marcha en la computadora. Cuando el relojito demora segundos, el estrés se dispara. El tiempo, en Internet, debe ser veloz.
No alcanza con reemplazar el relojito por algún otro símbolo. "Me ponía nervioso el reloj de arena y mi hijo lo cambió por un dinosaurio azul que no para de caminar hasta que la aplicación funciona? Después de un rato quería asesinar al bicho con una uzi", reconoce un periodista que gasta doce horas diarias conectado y prefiere mantener su ira en el anonimato.
Cuerpo. Mente. Alma. Todo queda afectado por el estrés digital. Las consultas por tendinitis por mal uso de los aparatos electrónicos venían en aumento aunque hoy bajaron entre un 15 y un 20%, según informa la ex presidenta de la Asociación Argentina de Cirugía de la Mano (Asacim), la traumatóloga Adriana Pemoff. "Las mejoras en las tecnologías del touch tuvieron resultados positivos".
Las que sí van en aumento son las consultas por dolores de cabeza vinculados con hábitos digitales. Así viene sucediendo en el servicio de Neurología del Hospital Argerich, según la jefa del servicio, la doctora Fabiana Rodríguez: "Desde el furor de las redes sociales, empezaron a aumentar las consultas".
Se repiten los casos de adolescentes con dolores de cabeza. "Por estar conectados, se olvidan de comer, no descansan adecuadamente, se tensionan por las respuestas que tienen que dar en sus Facebooks, tienden al aislamiento y abandonan los deportes", diagnostica Rodríguez. Las cefaleas vinculadas a problemas de la columna cervical también son parte del estrés digital.
Entre los adultos, los dolores de cabeza se relacionan con "la conexión permanente y la atención continua", explica Rodríguez.
El periodista asesino potencial de dinosaurios azules sabe de qué habla cuando habla de estrés digital. Lo padece. La recomendación de su médico fue llana: "Tenés que parar".
No es fácil. Pero por ahí se empieza. Por detenerse. Cortar el contacto con Internet. Respirar hondo. Relax.
Nota completa en:   http://www.lanacion.com.ar/1406745-estres-digital-un-mal-del-siglo-xxi

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