Por: Gisela Manoni - gmanoni@losandes.com.ar
Que el chat sea hoy la segunda actividad elegida por los adolescentes para después de cenar. Que el 38 por ciento de los chicos de entre 10 a 18 años reconozcan que Internet desplazó al estudio. Que en esa franja etaria, el 57 por ciento tenga al menos un amigo virtual habla a las claras de un fenómeno social.
"No percibirlo sería un error, porque es más grave que los hechos puntuales que adquieren polémica. No porque sea negativo, sino por lo profundo del movimiento", apunta Roberto Igarza.
La relación con las nuevas tecnologías es tan radical para los adolescentes, que -según este doctor en Comunicación Social- en ciertos aspectos ha cambiado la manera de entender la vida. "Antes de la PC, cuando uno cometía un error, debía tirar a la basura el papel y lo que llevaba escrito. El error tenía un costo y era percibido socialmente.
Desde que apareció la tecla 'undo' (deshacer) nos acostumbramos a que la remediación del error tiene costo nulo; a que todo puede ser un juego sin consecuencias. Y si todo puede ser reversible, se puede llegar a la banalización de la muerte", resumió.
"Educar en la realidad" a esta generación 'undo' fue el desafío que propuso este experto en nuevas formas de consumo a padres y docentes mendocinos. Roberto Igarza visitó la provincia para disertar sobre "La escuela en la era 2.0 - Hacia dónde van las jóvenes generaciones", en el auditorio Adolfo Calle de ciudad.
Frente a sucesos recientes, como la rateada masiva y los suicidios adolescentes en Salta, el especialista invitó a no quedarse en el "fotograma y analizar la película entera". Asegura que la tecnología no es buena ni mala, "aporta una parte de la solución, pero también crea nuevos interrogantes, nuevas preguntas", advirtió.
Según Igarza, los adolescentes de hoy no tienen un comportamiento muy disímil al de décadas atrás. Lo prioritario sigue siendo la opinión de los pares, lo que cambia es la forma en que se da ese intercambio. Lo que hace la web, como herramienta es amplificar ese intercambio de conocimiento que siempre hubo entre amigos", explica.
Prueba de este "compartir" es que los adolescentes llegan a tener en promedio 130 amigos virtuales. Según las estadísticas expuestas por el docente, el 57 por ciento de los chicos argentinos entre 10 y 18 años tiene al menos un amigo en la red y uno de cada tres ya lo ha conocido personalmente.
El avance de las redes sociales es algo que requiere de una reflexión detenida, según Igarza.
"Los adolescentes ya no buscan información en Google, lo hacen en Facebook porque están identitariamente identificados con los autores de los contenidos que por allí circulan.
Son nuevos pactos de lectura", manifiesta. Sucede que por cada minuto que un adolescente navega en un blog o por cada minuto y medio que busca en wikipedia, invierte cinco en las redes sociales.
Internet vs escuela
Mientras que hay docentes que jamás han ingresado a un blog, casi la mitad (47 por ciento) de los jóvenes de entre 10 y 18 años ya ha creado un blog o sitio web. Igarza prefiere no generalizar, pues rescata que "dentro de los colectivos 'padres', 'maestros', 'alumnos' hay distintas capas geológicas". De todos modos, reconoce que la escuela debe acercarse a las nuevas tecnologías y hacerse cargo de las ambivalencias que traiga esta aproximación.
Sólo el 5 por ciento de los adolescentes hoy dicen que tienen profesores que promueven el uso de las nuevas tecnologías. Eso en un país que, aunque no tiene las tasas más altas de acceso a Internet, sí se destaca en América Latina por haber desplazado el estudio a causa de la web. El 38 % de los jóvenes reconocen esta premisa y el 27% dice que cambió la lectura por Internet.
Frente a este panorama, Igarza sostiene una mirada entusiasta. "Me parece muy positivo que la escuela se esté animando a incorporar tecnología en el aula con las netbooks. Es una actitud proactiva, porque la computadora siempre estuvo encriptada en la Sala de Informática. Es un salto cualitativo para el docente, pero también un nuevo desafío", apuntó el experto, quien asegura que una metamorfosis es posible.
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