Me he animado a reunir siete grandes libros que no sobrepasen las cien páginas, o, en el caso de que lo hagan (redacto la lista de memoria) que puedan leerse en poco menos de una hora.
Voy a omitir a Rulfo, Borges, Conrad y Maquiavelo porque quiero que me lo recuerden mucho en los comentarios. También olvidaré varios libros que adoro. En eso consisten las listas. Meter cosas en una cesta y dejar otras fuera, ya sea fruto del olvido, del disgusto o del aburrimiento. No hay más.
Aclaro esto aun sabiendo que los fanáticos que quieran resaltar que la lista es una mierda porque no incluye ese libro que tanto, tanto, tanto les gusta (de los miles de millones que se han publicado y publican a diario) no van a molestarse en echar un vistazo a esta pequeña explicación. Irán directos a la lista, y de ahí, a plasmar algún comentario para el olvido. Nunca aprenderán a leer.
Literatura para vagos: 7 obras maestras con menos de 100 páginas.
- Falkland/Malvinas: Panfleto Contra la Guerra – Samuel Johnson. Sabemos que la guerra es cosa mala, sí, pero en este librito de 80 páginas, y mecidos por la prosa incontestable del doctor Johnson, descubriremos que también es algo propio de idiotas.
- Novela de ajedrez – Stefan Zweig. Dos campeones mundiales de ajedrez en un mismo barco, enfrascados en una soberbia partida de la que saldrá el mayor loco del Siglo XX.
- El hombre que plantaba árboles – Jean Giono. Temo hacer una crítica más larga que el propio libro, el más corto de toda la lista, así que me limitaré a recalcar lo preciosa que es esta historia. Ya irás descubriendo todo lo demás en los pocos minutos que se tarda en disfrutar de ella.
- Bartleby el escribiente – Herman Melville. Si aún no lo has leído, deja esta entrada a medias, corre en busca de un ejemplar y no vuelvas hasta sentirte un Bartleby más de la vida, como todo hijo de vecino.
- Cómo Vivir Con Veinticuatro Horas al Día – Arnold Bennett. Las apariencias engañan. Este no es un libro de auto-ayuda, ni nada que se le parezca. Fue formidablemente escrito hace más de un siglo en el que, por lo visto, poco o nada ha cambiado.
- El hombre que corrompió a una ciudad – Mark Twain. También conocido como “El Hombre que Corrompió Hadleyburg” o “El Hombre que Corrompió Hadleyville” o “El Libro que Toda Persona de Bien Debería Leer”.
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