30 may 2016
Así funcionaba la imprenta de Gutenberg
Por: Alejandro Gamero
En la década de 1450 Johannes Gutenberg apostó a que era capaz de hacer varias copias a la vez de la Biblia en menos de la mitad del tiempo de lo que tardaba en hacer una el más rápido de los monjes copistas, sin que hubiera ninguna diferencia con ella. Así nacieron los primeros tipos móviles, moldes en madera de cada una de las letras del alfabeto que posteriormente rellenó con plomo. Fueron necesarios varios modelos de las mismas letras para que coincidiesen todas entre sí. Más de 150 tipos en total, imitando la escritura de un amanuense. A continuación se unían las letras una a una sobre un soporte y como plancha de impresión usó una vieja prensa de vino, con un hueco para añadir posteriormente las letras mayúsculas y los dibujos.
Había nacido una nueva forma de difundir el conocimiento, una herramienta que nada tenía que envidiar en su época a Internet: el libro impreso. Con el paso de los años la imprenta hizo realidad algo que parecía imposible: atesorar en una sola biblioteca más libros que los copiados por todos los amanuenses de Europa.
Siglos después, cuando la tecnología de Gutenberg está más que superada, todavía sobreviven algunas imprentas originales para recordarnos los orígenes del libro impreso. Una de ellas está en el Crandall Historical Printing Museum y recientemente esta institución ha lanzado un vídeo (al que he llegado a través de Microsiervos) en el que se hace una demostración de cómo se imprimía una página. En concreto es una de las páginas de la Biblia Gutenberg, tradicionalmente considerado el primer libro impreso de la historia y del cual se hicieron solo 150 copias de las que hoy se conservan muy pocas.
En realidad no es el primer libro impreso. En 1449 Gutenberg ya había impreso el Misal de Constanza, en la imprenta de Mainz, en Alemania, pero su Biblia se considera un trabajo mucho más perfecto. Aunque, para ser honestos, el libro impreso más antiguo que se conoce y conserva es el Sutra del Diamante, impreso en China en mayo del año 868.
Fuente bibliográfica
GAMERO, ALEJANDRO, 2016. Así funcionaba la imprenta de Gutenberg. La piedra de Sísifo [en línea]. [Consulta: 29 mayo 2016]. Disponible en: http://lapiedradesisifo.com/2016/05/28/asi-funcionaba-la-imprenta-de-gutenberg/.
“Sin escucha no hay aprendizaje”. Pautas para conectar con los estudiantes
Todavía
recuerdo aquel día en el que, al volver del colegio, pregunté a una de mis
hijas, que por entonces tenía 8 años: ¿qué has aprendido hoy? Cuando respondió “nada” pensé que era la típica
respuesta evasiva de quien no quiere hablar en ese momento, pero para mi
sorpresa continuó: “estuve desconectada”. ¿Desconectada? Y ahí vino la
explicación: “Sí, te sientas recta, mirando a la profesora, sonríes, de
vez en cuando asientes con la cabeza… y sigues pensando en tus
cosas”. Claro que sabía que estas cosas pasaban (y muy frecuentemente) en
clase, pero ese día el impacto fue tan grande que desde entonces no he dejado
de investigar y trabajar en este tema.
¿Cuántos
alumnos y alumnas “desconectados”
tenéis en vuestras clases?
Es fácil
que pasen desapercibidos, porque no interrumpen, no molestan, generalmente
aprueban e incluso sacan buenas notas; sin embargo, ¿tiene sentido condenarles a pasar tantas horas muertas e improductivas
en el aula? ¿Nuestro fin último no es que todos los estudiantes aprendan?
Si es así, deberíamos considerarlo, porque como decía Nadine Dolby en
un artículo publicado en 2012: “Cuando
nadie escucha, nadie aprende”. Puede que parezca una obviedad,
pero ¿cuántos de nosotros hacemos algo, deliberadamente, para asegurarnos
de que los estudiantes están escuchando y no simplemente oyendo lo que decimos
como un murmullo de fondo? ¿Deberíamos hacer algo? Y si es así, ¿qué
podríamos hacer?

1. Conoce a tus estudiantes y deja espacio
para que ellos te conozcan.
Aunque
esto puede parecer una obviedad, según pasan los años los alumnos y las alumnas
comienzan a convertirse en seres cada vez más anónimos en nuestras aulas. Es más probable que los estudiantes escuchen
a aquellos docentes que se toman un tiempo para conocerles y crear una relación
empática. Preocúpate por aprender sus nombres, por saber algo sobre
sus intereses y por permitir que te vean como una persona cercana. ¿Aprenderías
algo de alguien a quien no conoces o en quien no confías?
2. Habla menos e incluso aprende a
callar cuando no hay nada que decir o cuando toca escuchar.
Independientemente
del tamaño de tu clase, recuerda que tu meta es que los estudiantes aprendan y
escuchar lo que tienes que decirles no siempre garantiza el aprendizaje. Me
atrevería incluso a decir que, en muchas ocasiones, es probable que aprendan más si escuchas lo que ellos mismos tienen que
decir. Si en algunos momentos tienes que explicar algo o dar algún
tipo de lección magistral, asegúrate de que sea lo más breve posible y de que
entre una explicación y otra hay tiempo para el diálogo, las discusiones en
pares o pequeños grupos, etc.
3. Deja que los otros hablen.
En
muchas ocasiones, escuchar a los propios compañeros y compañeras hablando de
sus dificultades para resolver un problema, o de cómo lo han conseguido, o dar
tiempo para que compartan sus puntos de vista puede enseñar a los estudiantes
tanto (o incluso más) que escuchar a sus profesores. De hecho, como decía David
Burns, profesor de la Universidad de Pennsylvania: “El mayor error que puedes
cometer cuando intentas expresar algo de manera convincente es que tu principal
prioridad sea expresar tus ideas y sentimientos. Lo que realmente quiere la mayoría de la gente es ser escuchada,
respetada y comprendida. En el instante en que las personas perciben que las
entienden encuentran la motivación para comprender tu punto de vista.”
4. Intenta que los estudiantes tengan
una razón para escuchar y sean responsables de su propia escucha.
En
aquellas ocasiones en las que realmente necesitamos que nos escuchen, debemos
darles buenas razones para que lo hagan o, al menos, evitar darles razones para
que “desconecten”. Decirles “ahora tenéis que escuchar atentamente” no parece
ser la solución.
5. Apaga la pantalla.
A pesar
de que las ayudas visuales pueden ser importantes, en algunas escuelas y
universidades se desaconseja el uso de la pizarra digital o de las
presentaciones en PowerPoint, puesto que se considera que no promueven la
escucha activa. ¿Puedes imaginar por qué?
6. Pregunta, pregunta y pregunta.
Son las preguntas, y no las explicaciones
interminables, las que promueven el aprendizaje, y como decía Einstein, “lo importante es no dejar de
hacerse preguntas”. Ahora bien, intenta que las preguntas no sean solo un
mecanismo para controlar si te han escuchado o si han entendido lo que acabas
de decir (¿alguien piensa que la respuesta afirmativa a un “habéis entendido”
es la mejor manera de comprobar la comprensión de lo que se ha dicho?) sino que
sean preguntas capaces de promover la reflexión y formas de pensamiento
más complejas.
7. Modela el comportamiento de un buen
oyente.
No se
trata de explicar a los estudiantes en qué consiste la escucha activa, sino de
predicar con el ejemplo. ¿Cuántas veces interrumpimos a los estudiantes?
¿Cuántas veces mostramos desinterés por lo que tienen que decirnos? ¿Es nuestra escucha, cuando ellos hablan,
realmente activa? Un recurso sencillo para concentrarnos en lo que dice
un estudiante y demostrar que estamos escuchando es parafrasear lo que acaba de
decir. “Entonces, si he entendido bien, has dicho que…”.
8. Deja un tiempo para que comprueben
lo que han entendido.
Si
explicas algo en el aula, lo más probable es que no todos entiendan lo mismo o
que algunos pierdan parte de la información. Deja unos minutos para que, en parejas, puedan comprobar sus notas o
simplemente conversar sobre lo que has explicado.
9. Evita la monotonía.
Nada
favorece más la distracción que la monotonía. Mucho se ha dicho sobre este
tema, pero a en algunas clases poco parece haber cambiado. ¿De verdad piensas que un alumno es capaz
de escuchar a un docente que habla sin parar durante 20, 30 o 50 minutos?
10. Escucha con los ojos.
Recuerda
que las palabras pueden representar una parte muy pequeña del mensaje, y
algunas veces lo que se dice transmite menos que el cómo se dice. Observa lo que hacen tus alumnos y alumnas
mientras te hablan y aprende a “escuchar con los ojos” observando las
congruencias e incongruencias entre su lenguaje verbal y corporal.
Y, si has llegado hasta aquí, recuerda que
ninguno de estos diez puntos es una receta, sino simplemente una invitación a
reflexionar sobre cómo escuchamos y cómo nos escuchan y, si lo deseas, a dar
algunos pasos para mejorar esta habilidad fundamental para la comunicación
dentro y fuera del aula.
Fuente bibliográfica
GIRÁLDEZ, ANDREA, 2016. «Sin escucha no hay aprendizaje». Pautas para conectar con los estudiantes, por Andrea Giráldez. Educación 3.0 [en línea]. [Consulta: 29 mayo 2016]. Disponible en: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/educacion-emocional/sin-escucha-no-aprendizaje-pautas-conectar-los-estudiantes-andrea-giraldez/35443.html.
¿Prohibimos ese libro en la biblioteca?
Por: Carles Geli
La biblioteca Louis Jouvet, en el norte de
París, tras un ataque en 2007. CH. PLATIAU (REUTERS)
El joven airado aseguró que si el
libro El ala radical del Islam seguía allí en 15 días, lo quemaría. Otro usuario protestó porque se había dejado una sala para que
conferenciara Arnaldo Otegi. Un tercero, portavoz de más vecinos, acusó a la
dirección de querer islamizar la ciudad porque se habían introducido libros en
árabe… También hay concejales que reclaman diarios de Madrid, políticos que exigen
más libros sobre cristianismo y otros que demandan la presencia de ejemplares
firmados por tal o cual presidente…
Son
todos casos que se han dado en bibliotecas públicas de Cataluña y los tres
primeros, en las de El Prat del Llobregat, la Jaume Fuster de Barcelona y la de
Palafrugell. Sí, hay muchos grados de
censura, que siguen bien vigentes en el siglo XXI y mayormente intentando ser
llevados a cabo por la propia ciudadanía. ¿Existe un protocolo en Cataluña
a aplicar cuando un bibliotecario, en la primera trinchera de fuego, se
enfrenta con casos así? “No”, dice tan rotunda como sincera Carme Fenoll, jefa
del Servicio de Bibliotecas del Departamento de Cultura de la Generalitat, que
querría que el colectivo profesional, junto a otros sectores del libro,
“crearan un consejo que pudiera intervenir y marcar pautas”, algo que
el Colegio Oficial de Bibliotecarios-Documentalistas de Cataluña (BD)no ve
mal, con matices.
El 45% de las presiones de censura en EEUU
se dan en blibiotecas de escuelas y por
parte de los padres (40%)
Desde la
Generalitat pueden hacer poca cosa, mantiene Fenoll, porque “la red
bibliotecaria catalana es básicamente municipal, lo que deja decisiones sobre
prohibiciones o censuras a merced del criterio e intereses del concejal de Cultura
o del alcalde”, por lo que aboga para que la iniciativa venga de los
profesionales. “No nos lo habíamos planteado pero se propondrá ya en la próxima
junta”, anuncia Daniel Gil, presidente de BD.
Les
llegan pocas quejas de este tipo de presiones, “pero nos consta que existen”,
dice Gil, que asegura que lo afrontan “a
partir de la autorregulación, del buen criterio de los profesionales, que
tienen meridianamente claro que han de ser neutrales, no vetar nada, ofreciendo
libremente información al ciudadano para que sea este el que decida; el marco
es todo lo que quede dentro de la ley”. Y que este modelo funciona lo
prueba que “no estamos teniendo grandes problemas hasta ahora”. Y se la juega,
dice, afirmando sin haberlo comprobado antes: “Seguro que el Mein
Kampf de Hitler no está en la red de bibliotecas”. En efecto: de cuatro
ejemplares, por ejemplo, en el catálogo de la red de bibliotecas
municipales de la Diputación de Barcelona, tres están “excluidos de
préstamo” y un cuarto consta en una “estantería de reserva”.
Desde 2005 se han incendiado en París
y sus barrios periféricos 31 bibliotecas
Gil,
responsable de la Biblioteca Episcopal de Barcelona, no cree, sin embargo, que
sea necesario crear un organismo para regular estas situaciones como sí tiene la American
Library Association (ALA) de EEUU, que analiza las quejas sobre obras
conflictivas. Es más partidario de canalizarlo a través de la propia comisión
deontológica del colegio, que, admite, “aún no se ha reunido este año”, pero
que “podría ampliarse con expertos del sector editorial y jurídico; aunque hay
que huir de un exceso de regulación que acabase con la autonomía que debe tener
cada biblioteca”, alerta.
Los
casos no trascienden (“estas situaciones nos dan un poco de miedo y suelen
silenciarse”, admite Fenoll), pero están. En el colegio profesional saben que
se dan, especialmente, en bibliotecas públicas. Es la misma tipología de
centros que en EEUU, donde un 45% de las presiones se dan en este tipo de
bibliotecas, seguidas de las universitarias (28%) y las escolares (19%). “Ante estos desafíos, se trata de no dejar
solo al bibliotecario que, en muchos casos, no tiene tampoco formación para
afrontarlo; se debe convertir la decisión en algo comunitario, pasando el tema
por el director del centro y el consejo bibliotecario”, expone la
norteamericana Valerie Nyle, especialista en censura en las bibliotecas de su
país y participante de la jornada Nihil Obstat del pasado jueves en
el Born Centro de Cultura y Memoria, en el marco de La Semana de la Cultura
Prohibida que finaliza hoy.
Nyle
sabe bien de qué habla porque en EEUU las presiones son infinitas: de media,
reciben unas 250 al año. Y vienen por donde menos se espera: el 40%, de los
padres, mientras que los propios mecenas de las bibliotecas son el segundo gran
foco (27%) y la administración local genera el 10%. Los grupos de presión son
el 6%, mismo porcentaje que los nacidos en el seno de las mismas bibliotecas.
El gobierno federal solo registra el 4% de los incidentes.
El
catálogo de los argumentos recoge todo el abanico ideológico posible de la
intransigencia: sexualidad excesivamente explícita, homosexualidad, anti
familia, satanismo tácito... Nye expone casos que, junto a Kathy Barco, recoge
en el libroTrue Stories of Censorship Battles in America’s Libraries: hay ahí
autocensura de bibliotecarios que eliminan o relegan obras de autores o a
suprimir libros incluidos en lotes de donaciones, como el Mein
Kampf hitleriano; o el de padre, representante de un grupo
político, que pidió que se retirara de una biblioteca escolar de Miami el
libro Vamos a Cuba porque daba “una idea demasiado positiva
de la isla”: acabo llevando el caso al Tribunal Supremo y ganó.
La
casuística a la que se enfrentan los más de 143.000 bibliotecarios de EEUU no
tiene fin en un país donde se han llegado a quemar ejemplares de Harry Potter por
“contener elementos de satanismo y
ocultismo”; o se vetó Los juegos del hambre, de Suzanne Collins, por “violenta y sexualmente explícita,
inadecuada para cierto grupo de edad”. Incluso Caperucita
Roja tuvo problemas en California por el vino que llevaba la niña
en la cesta para su abuelita… Nye ha detectado hasta lo que bautiza como “la censura silenciosa”, cada vez más
frecuente: “Los libros polémicos son
robados de las bibliotecas o pedidos por quien no los retornará”.
El
fenómeno parece invisible. “La censura
fluye con el silencio”, hace notar la experta. La bibliotecaria y socióloga
francesa Martine Poulain está de acuerdo. “En
Francia, la prensa no ayuda demasiado, aunque la culpa es nuestra por no
denunciarlo”, dice. Y así se explica un silencio escalofriante: desde 2005,
en París y sus alrededores se han atacado 31 bibliotecas cuando hay disturbios
en lasbanlieues. “Muchos de los que participaron son usuarios: es preocupante que
ataquen su primer lugar de sociabilidad”, reflexiona.
No sabe
de soluciones mágicas, pero tiene claro Poulain que “los bibliotecarios no debemos sustituir a las leyes sino respetarlas:
todo aquello que no esté prohibido legalmente deberíamos de poder tenerlo en
nuestras bibliotecas; nosotros no podemos decidir lo que es bueno o no para los
usuarios; si acaso, son los gobiernos quienes deben prohibir”. Tampoco
quiere dar un discurso pesimista, si bien cree que con
la fatwa a Los versos satánicos de Salman Rushdie, en
1989, “empezó el gran retorno de la censura por motivos religiosos y
políticos”, que culminó hace poco más de un año con el asesinato de los 12
periodistas de Charlie Hebdo, “una situación que había tenido avisos
en 2001 y 2005”, entre otros con los ataques por las caricaturas de Mahoma en
Dinamarca.
“Si no se está vigilante, el camino de la libertad de expresión es
hoy, con todo, este”. Habrá que estar preparado.
Fuente bibliográfica
GELI, CARLES, E.E., 2016. ¿Prohibimos ese libro en la biblioteca? EL PAÍS [en línea]. [Consulta: 29 mayo 2016]. Disponible en: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2016/05/28/catalunya/1464463658_580291.html.
22 may 2016
10 Cuentos literarios llevados al cine
La relación entre el cine y la literatura ha sido constante y de gran valor, pero es mucho más común la adaptación de novelas que las de un cuento. Por eso aquí queremos resaltar 10 Cuentos literarios que han sido llevados al cine.
CUENTO - PELÍCULA
1. En el bosque y Rashomon de Ryunosuke Akutagawa - Rashomon (1950) de Akira Kurosawa
2. La sabiduría de Eva de Mary Orr - Eva al desnudo (1950) de Joseph L. Mankiewicz
3. Las nieves del Kilimanjaro de Ernest Hemingway - Las nieves del Kilimanjaro (1952) de Henry King
4. Tuvo que ser un asesinato de Cornell Woolrich - La ventana indiscreta (1954) de Alfred Hitchcock
5. La caída de la casa Usher de Edgar Allan Poe - La caída de la casa Usher (1960) de Roger Corman
6. Las babas del diablo de Julio Cortázar - Blow-Up (1966) de Michelangelo Antonioni
7. El nadador de John Cheever - El nadador (1968) de Frank Perry y Sydney Pollack
8. La leyenda de Sleepy Hollow de Washington Irwing - Sleepy Hollow (1999) de Tim Burton
9. El informe de la minoría de Philip K. Dick - Minority Report (2002) de Steven Spielberg
10. El curiosos caso de Benjamin Button de Francis scott Fitzgerald - El curioso caso de Benjamin Button (2008) de David Fincher
Fuente: http://guialiteraria.blogspot.com.ar/
5 recursos de Internet imprescindibles para cualquier profesor
Internet
es esa fuente de conocimiento donde se puede encontrar prácticamente
todo. En lo relativo a educación, los recursos para educación en Internet
se están volviendo imprescindibles al permitirnos el acceso a un mundo de
posibilidades en unos pocos segundos, y de forma muy sencilla.
Dentro
de la inmensidad de Internet hay servicios buenos, malos o regulares; algunos
más atractivos o enfocados para usar en el ámbito formativo, y otros más
alejados de lo que aquí nos ocupa. Hoy vamos a hablar de 5 recursos de
Internet imprescindibles para cualquier profesor, y que agradecerás tener
siempre a mano.
Diccionario de la Real Academia Española
Antes
era imprescindible tener un buen diccionario en clase, ahora todas esas
definiciones las tenemos en Internet. El Diccionario de la Real Academia
Española es accesible desde cualquier dispositivo a través de esta dirección, rápido y
directo. Conviene tenerlo a mano para explicar alguna definición específica,
aunque esto no hace que no sea interesante tener un buen diccionario en papel
en clase. ¿Por qué? Porque no todo va a ser Internet, ¿no?
Edmodo
Es la
red social por excelencia del mundo educativo, se
llama Edmodo y en este artículo hablamos sobre las razones para aplicarla en
clase. No sólo permite conectar con tus estudiantes,
mandarles mensajes, tareas o información adicional; también permite la comunicación con las familias de una
forma directa.
Geogebra
Si lo
tuyo es el campo de las matemáticas o alguna de las materias que heredan de
ella, Geogebra es una visita obligada de tanto en cuanto. Un sencillo
programa online con el que explicar muchos conceptos de una forma visual muy
atractiva y fácil de llevar a cabo. Por aquí explicamos los fundamentos de ésta herramienta,
perfecta para aprender matemáticas, álgebra, geometría, cálculo o estadística, y con mucho material ya creado que
podemos aprovechar.
Tu blog
Crear un
blog para clase es algo extraordinario. Permite no sólo llevar un registro de
las actividades que vamos realizando, también incluir a los alumnos para que
ellos tomen el protagonismo en su formación, expliquen conceptos o amplíen sus
conocimientos con pequeños trabajos. Además, les estaremos incluyendo en la
creación de contenidos en Internet, dándoles un espacio y un nombre; añadir el
editor de tu blog (sea cual sea, aquí te dimos 5 plataformas para crear gratis un blog para
educación) a tu barra de marcadores es siempre una buena
idea.
Kahoot!
Un poco
de diversión de vez en cuando nunca está de más, y Kahoot! la ofrece.
Última hora, lección ya terminada… ¿por qué no dar un repaso con un concurso
con puntuaciones? Harás que tus chavales se esfuercen al máximo por conseguir
una buena puntuación, mientras repasan conceptos sin ni siquiera darse cuenta. Existen miles de packs de preguntas ya creados, aunque es
ideal que te crees tu propio concurso con las preguntas personalizadas al
máximo, y adaptadas a lo que hayáis explicado y estudiado a
lo largo de las clases.
Wipipedia
Y dejamos
en el último lugar a la enciclopedia que relevado a un segundo lugar a aquellos
innumerables tomos en papel.Wikipedia,
la enciclopedia libre, nos permitirá obtener rápidamente
información sobre todo tipo de materias. Es cierto que hay que tener cuidado en
algunos casos, pero para eso también podemos tener en mente otras opciones como
las enciclopedias más tradicionales en formato tradicional, por ejemplo
la Britannica. Y en cualquier caso recuerda
las opciones multi-idioma disponibles en estas plataformas, y que nos
permitirán aprender y ensayar en otros idiomas.
Imagen de portada: Flickr de Kevin Jarrett
Fuente bibliográfica
5 recursos de Internet imprescindibles para cualquier profesor. Educación 3.0 [en línea], 2016. [Consulta: 22 mayo 2016]. Disponible en: http://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/5-recursos-internet-imprescindibles-cualquier-profesor/35931.html.
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5 frases que te enseñan los libros para ser feliz
Por: Altonivel
La Real Academia de la Lengua Española (RAE) define a la palabra felicidad como un estado de grata satisfacción espiritual y física. Las formas para lograr este estado podrían ser tan diversas como la cantidad de humanos que existen en el planeta. Los autores se han empeñado en describir, desde su opinión, las diversas rutas que pueden llevarnos a ser felices.
A continuación, te presentamos 5 frases que te enseñan los libros clásicos para ser feliz.
1. “El fracaso es una parte ineludible de la existencia y una parte muy importante en cualquier vida de éxito. Aprendemos a andar cayéndonos; a hablar, balbuceando; a encestar, no encestando; y a colorear el interior de un cuadrado saliéndonos de la raya. Los que tienen mucho miedo al fracaso acaban por no sacar el máximo provecho a su potencial”.
Libro: La búsqueda de la felicidad.
Autor: Tal Ben-Shahar
2. "Estar en contacto con lo que hacemos bien apuntala la preparación para el cambio".
Libro: Flourish (Florecer).
Autor: Marti Seligman.
3. “Ese momento en el que sabes que no eres una triste historia. Estás vivo. Y ves las luces en los edificios y todo lo que te hace preguntarte y estás escuchando esa canción con la gente que más quieres… Y en ese momento juro… Somos infinitos”.
Libro: The Perks of Being a Wallflower (Las ventajas de ser Invisible).
Autor: Stephen Chbosky.
Este es un libro que cuenta la historia de Charlie, un joven que vive su primer año de preparatoria. A través de cartas dirigidas a un amigo, Charlie describe la relación que tiene con su familia, amigos y otras personas que lo rodea. El amor y la felicidad son temas recurrentes en el diálogo epistolar.
4. "Una de las mejores maneras para estar feliz es hacer felices a los demás. Una de las mejores maneras de hacer felices a los demás es ser feliz a tu mismo".
Libro: Objetivo: felicidad.
Autor: Gretchen Rubin.
Un día de estos me alimentaré correctamente, aprenderé a usar el Photoshop, leeré a Shakespeare. Pasaré más tiempo divirtiéndome, visitaré museos. Un día de estos... Gretchen Rubin no era una mujer infeliz. Tenía un marido que la quería, dos hijas maravillosas y una profesión que le gustaba. Pero una tarde lluviosa se dio cuenta de que el día de hacer realidad sus propósitos jamás llegaría si ella no ponía algo de su parte. Y decidió emprender su proyecto particular: proponerse un objetivo para cada mes del año que contribuyera a su felicidad: dar pruebas de amor, pedir ayuda, divertirse más, olvidarse de los resultados... Lo acontecido a lo largo de aquellos doce meses está narrado en Objetivo: Felicidad.
5. “La oxitocina nos conecta con otras personas; la oxitocina nos hace sentir lo que sienten los demás. Y es fácil de hacer que los cerebros de las personas para la liberación de oxitocina. Deja que te enseñe. Ven acá. Dame un abrazo”.
Libro: La molécula de la felicidad.
Autor: Paul Zak.
El científico Paul Zak desvela los misterios de la confianza y la calidad humana en este ensayo, que va desde la psicología hasta la neurociencia, desde el autismo hasta la crisis actual.
Fuente bibliográfica
ALTONIVEL, [sin fecha]. 5 frases que te enseñan los libros para ser feliz | Alto Nivel. [en línea]. [Consulta: 22 mayo 2016]. Disponible en: http://www.altonivel.com.mx/5-frases-que-te-ensenan-los-libros-para-ser-feliz-56332.html.
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