11 nov 2017
¿Son estas las páginas más eróticas de la literatura latinoamericana?
Pocos
autores contemporáneos latinoamericanos abordan el tema del sexo y la
sexualidad de forma más directa que la peruana Gabriela Wiener. Lo que no
significa que haga literatura erótica.
“El
erotismo es una cuestión subjetiva. Lo que erotiza a una persona no
necesariamente erotiza a otra”,
explica.
“Y desde
luego yo no escribo con intención de erotizarte: ni siquiera en Sexografías -que
es un libro sobre sexualidades y sobre mí- mi pretensión es excitarte o crear
arte erótico, o hacer de las palabras una experiencia voluptuosa”, afirma.
“Si eso
ocurre es cosa de cada uno”, le dice a BBC Mundo.
La
intención declarada de Wiener sin embargo, es otra: “Desactivar lo que por norma se
considera erótico o pornográfico para llevarlo a otro plano, el del pensamiento,
el del humor, el de la emoción”,
explica.
Pero, a
pesar de eso -o tal vez precisamente por la forma en la que enfoca su trabajo-
Wiener fue una de las escritoras que BBC Mundo consultó el año pasado para tratar
de identificar las páginas más eróticas de la literatura latinoamericana.
Un
esfuerzo que nos pareció apropiada en el marco del Hay Festival de Arequipa, en
virtud del lugar destacado de la obra del arequipeño Mario Vargas Llosa en
cualquier lista semejante.
A esta
selección también contribuyeron con sus sugerencias la escritora
argentina Luisa Valenzuela y la
cubano-puertorriqueña Mayra Montero,
quien como ganadora del premio “La sonrisa vertical” también tiene un lugar
asegurado en la lista.
No se
trata de una lista exhaustiva. De hecho, esperamos que sea el inicio de
una conversación y que ustedes puedan ayudarnos a completarla.
1. Los
diarios de Francisco de Miranda
Los
diarios de uno de los grandes próceres de la independencia sudamericana pueden
parecer un extraño punto de partida, pero como explica Mayra Montero “Francisco
de Miranda era un loco del sexo”.
“En sus
diarios siempre se está acostando con alguien”, dice Montero.
“Y ahí
habla de la guerra, de la independencia y de las mujeres con las que se
acostaba, a menudo de una forma muy políticamente incorrecta”, cuenta.
La
puertorriqueña, de hecho, abordó la dimensión erótica de Miranda en su última
novela publicada, “El
caballero de San Petersburgo”, “pero sin llegar a convertirla en una
novela erótica”.
“Yo me
inventé lo que quise”, confiesa. “Pero hay escenas de los diarios de Miranda
que eran porno duro”, le dice, riendo, a BBC Mundo.
2. “Elogio
de la madrasta“, Mario Vargas Llosa
El
erotismo tiene un rol destacado en la obra de Mario Vargas Llosa, pero “Elogio de la madrasta”es la primera de sus
novelas claramente alineadas en el género de la literatura erótica.
Y, para
muchos, su exploración de la sensualidad a partir del particular triángulo
entre Don Rigoberto, su esposa Lucrecia, y el pequeño Fonchito, es la mejor
lograda de todas.
“Recuerdo
que me excitaron y me divirtieron mucho cuando tenía menos de veinte años, que
es el momento para leer cosas que son transgresoras, sobre todo si eres de la
generación pre-pornotube”, dice Gabriela Wiener del “Elogio…” y su
novela hermana “Los
cuadernos de Don Rigoberto”.
“Pero no
me ha pasado lo mismo con la primera escena de su libro ‘El héroe discreto’. Tal vez porque era una
escena de sexo lésbico y no me parecía verosímil”, cuenta.
“El héroe discreto” no es, en sentido estricto, una novela erótica. Pero ahí vuelven
a aparecer Lucrecia, Fonchito y Don Rigoberto.
3. La
misteriosa desaparición de la marquesita de Loria, José Donoso
Sugerida
tanto por Gabriela Wiener como por Luisa Valenzuela, “La misteriosa desaparición…” fue escrita
como un divertimento por el celebrado autor chileno. Y, en opinión
de los críticos, está lejos de ser una obra maestra.
Pero su divertida
narración de las aventuras eróticas de la hija de un diplomático
latinoamericano que se casa con un marqués español en el Madrid de
inicios del siglo XX incluye numerosas páginas dignas de esta lista.
“Yo
había leído bastantes revistas españolas de los años 20 (…) y mi idea fue
hacer una parodia de ese estilo erótico que a ratos fue desinhibido, fuerte”, explicó en su momento el
propio Donoso.
“Me
interesaba recuperar el estilo del Madrid de los años 20 y además divertirme
(…). En todo caso la crítica coincidió en que la novela tenía su encanto”, dijo
en su oportunidad.
Valenzuela
y Wiener definitivamente coinciden.
4.
Púrpura profundo, de Mayra Montero
“La sonrisa vertical” es el nombre de la colección de literatura erótica de la
editorial Tusquets y del premio homólogo a la mejor novela erótica en español
que se entregó de 1979 a 2004.
Y la
puertorriqueña Mayra Montero lo recibió
en el año 2000 con “Púrpura
profundo”, incluida en la lista por recomendación de Luisa
Valenzuela.
“El
erotismo está presente en todo tipo de literatura, pero trabajar el género como
tal es utilizar el erotismo para hacer entender a los personajes“, le
dijo Montero a BBC Mundo.
Y, en
este caso, su personaje es un crítico musical que hacia el final de su carrera
recuerda sus aventuras sexuales con los virtuosos y virtuosas que tuvo la
oportunidad de conocer.
Montero,
sin embargo, no fue la primera latinoamericana en ser reconocida con ”La sonrisa vertical”.
De
hecho, el primero de estos premios le correspondió en 1979 a la argentina Susana Cosntante con “La educación sentimental de la señorita Sonia”,
otra de las recomendaciones de Valenzuela.
Y en
1998 la también argentina Alicia Steimberg
fue finalista con “Amatista”,
también recomendada por Valenzuela y Gabriela Wiener.
5.
Trilogía sucia de La Habana, Pedro Juan Gutiérrez
Fuera de
“La sonrisa vertical” y la literatura
erótica propiamente dicha, Montero también encuentra abundante erotismo en las obras
del cubano Pedro Juan Gutiérrez.
“Es
erótico hasta en la sangre, incluso soez”, sostiene la escritora
cubano-puertorriqueña.
“Y
muchas páginas suyas, especialmente en su “Trilogía
sucia de La Habana”, se pueden rescatar como erotismo duro”, dice
Montero.
No en
balde, la edición de Anagrama de esta novela la presenta como el testimonio de
un habanero descreído y extenuado que “sabe que tiene que seguir adelante. Y lo
mejor es hacerlo sonriendo, a golpe de ron, música y sexo“.
6. Otras
voces de mujer
Obviamente,
la lista puede seguir, por ejemplo con “La nave de los locos”, de la uruguaya Christina Peri Rossi, recomendada por Gabriela Wiener.
Mientras
que Luisa Valenzuela también incluye en su lista varios cuentos de la también
cubana Laidi Fernández de Juan,
y la novela “Canon
de alcoba” de Tununa Mercado.
“Hay
autoras en las que el erotismo permea toda la obra: la uruguaya Marosa Di Giogio, la chilena Diamela Eltit, las mexicanas Margo Glanz y Ana Clavel,
la colombiana Laura Restrepo.
Y tantas otras a lo largo y lo ancho de nuestra América Latina”, apunta
Valenzuela.
“Pensemos
también en las poetas, como Loreina Santos Silva de
Puerto Rico. Y en mi Argentina podríamos citar natal cantidad de jóvenes
narradoras, y las de generación intermedia como María Moreno o Gabriela Cabezón Cámara“, agrega.
“¿Por
qué sólo nombro autoras? porque creo que es la voz femenina, el
avasallante surgimiento de la literatura erótica escrita por mujeres,
lo que ha signado las letras de los últimos cincuenta años”, explica la autora
de “Cambio de
armas”.
“Por fin
la mujer pudo escribir su deseo y sus pulsiones sin tener que circunscribirse,
como alguna vez debió hacerlo Anaïs Nin,
al deseo del hombre lector”, explica Valenzuela.
“Y las
escritoras, y pienso sobre todo las latinoamericanas, han podido por fin
responder ampliamente y con gran variedad de voces la única pregunta que Freud
debió dejar sin respuesta: ¿Qué quiere la mujer?”, le dice a BBC Mundo.
Fuete bibliográfica
WALLACE, ARTURO, P.B.M. 09, [sin fecha]. ¿Son estas las páginas más eróticas de la literatura latinoamericana? La Opinión [en línea]. [Consulta: 11 noviembre 2017]. Disponible en: https://laopinion.com/2017/11/09/son-estas-las-paginas-mas-eroticas-de-la-literatura-latinoamericana/.
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