El género en disputa, obra fundadora de la llamada teoría queer y emblema de los estudios de género como se conocen hoy en día, es un volumen indispensable para comprender la teoría feminista actual: constituye una lúcida crítica a la idea esencialista de que las identidades de género son inmutables y encuentran su arraigo en la naturaleza, en el cuerpo o en una heterosexualidad normativa y obligatoria. Libro interdisciplinario que se inscribe simultáneamente en la filosofía, la antropología, la teoría literaria y el psicoanálisis, este texto es deudor de un prolongado acercamiento de la autora al feminismo teórico, a los debates sobre el carácter socialmente construido del género, al psicoanálisis, a los estudios pioneros sobre el travestismo, y también a su activa participación en movimientos defensores de la diversidad sexual. Así, con un pie en la academia y otro en la militancia, apoyada en su lectura de autores como Jacques Lacan, Sigmund Freud, Simone de Beauvoir, Claude Lévi-Strauss, Luce Irigaray, Julia Kristeva, Monique Wittig y Michel Foucault, Butler ofrece aquí una teoría original, polémica y desde luego subversiva, responsable ella misma de más de una disputa.
Las guerras actuales se han transformado de manera substantiva. No se destinan a un término y la meta no es la paz, en cualquiera de sus versiones. El proyecto de la guerra es hoy, para sus administradores, un proyecto a largo plazo, sin victorias ni derrotas conclusivas. Casi podría decirse que el plan es que se transformen, en muchas regiones del mundo, en una forma de existencia. Una de las razones para esto es que, con la progresiva pérdida de control sobre la economía global y el desplazamiento del epicentro del capital, la potencia imperial ve en la proliferación de las guerras su última forma de dominio. Las nuevas formas de la guerra, caracterizadas por la informalidad, se despliegan hoy en un espacio intersticial que podemos caracterizar como paraestatal porque se encuentra controlado por corporaciones armadas con participación de efectivos estatales y paraestatales.
Además de diferenciarse de los demás niños por haber sido educada al estilo occidental dentro de una familia de clase alta y por unos padres de ideología progresista y partidarios del islamismo moderado, “Marji” (como la conoceremos al principio de la historia) también tiene una considerable inquietud intelectual para una niña de su edad y notable imaginación que la lleva a mantener conversaciones con Dios -al que encuentra un curioso parecido con Karl Marx- o soñar con llegar a ser algún día la última profeta que siga los pasos de Jesús y Mahoma. La historia de unos antepasados ilustres (su bisabuelo fue el último rey de la dinastía persa de los Qadjar), una familia que se opone activamente al gobierno del Sha, las manifestaciones, la diferencia de clases sociales o la marginación de la niña son algunas de las piezas del puzzle que Marji se esfuerza por componer con la intención de comprender el mundo que la rodea. Al tiempo que va creciendo, Marjane se da cuenta de que el nuevo régimen islámico por el que lucharon sus padres ha caído en manos de los integristas y que no trae consigo nada bueno.
A Itziar Ziga le gustan las boas de plumas, en ocasiones se disfraza de camionero, y en otras se autodenomina perra. Este libro, escrito en primera persona desde la voz deslenguada y agreste de una guerrillera incombustible, da fe de ese instante de iluminación en el que el activismo se reviste de lucha divertida y desacomplejada, batalla campal de ideas, gritos estridentes y anormales, reivindicación brutal de lo que queda al margen de una sociedad que castra y condena. La libertad y el entusiasmo de Ziga son rabiosamente contagiosos, así como terribles y esclarecedores. Cuando ya no importa ser hombre o mujer, cuando esta distinción se convierte en irrisoria, el flujo de pensamiento campa a sus anchas y dinamita cualquier discurso hegemónico y bienpensante. En estas coordenadas se mueve la autora de Devenir perra: sin patria ni Dios; con puños, lentejuelas y bastante mala baba.
Relegadas tradicionalmente a un papel secundario y a menudo pasivo en la sociedad, las mujeres encontraron muy pronto en la lectura una manera de romper las estrecheces de su mundo. La puerta abierta al conocimiento, la imaginación, el acceso a otro mundo, un mundo de libertad e independencia, les ha permitido desarrollarse y adoptar, poco a poco, nuevos roles en la sociedad. A través de un recorrido por las numerosas obras de arte que reflejan la estrecha relación entre libros y mujeres, Stefan Bollmann rinde un sentido homenaje a las mujeres y confirma el excepcional poder que confiere la lectura.
Todos los días y en todas partes las mujeres son asesinadas. Crímenes en situaciones de conflictos armados o guerras; en la calle, relacionados con violaciones o con el crimen organizado, la prostitución o la pornografía snuff; o cometidos por sus maridos, parejas, ex parejas. Todos crímenes ligados a la sexualidad o al género. Esta publicación reúne distintos textos sobre el tema. En la primera parte se presentan los resultado de una trabajo estadístico sobre Homicidios ocurridos en la Provincia de Buenos Aires durante un período de 7 años. En la segunda parte se incluyen textos de profesionales de distintas disciplinas -derecho, periodismo, ciencias sociales- que dan cuenta de la violencia femicida y de su impunidad.
Durante milenios, los médicos han tratado la histeria de las mujeres con masajes vulvares hasta provocar un «paroxismo histérico». Tal trabajo les resultaba tedioso y buscaron ayudantes, humanos primero (matronas, sobre todo), y mecánicos después. Así se empleó la hidroterapia y más tarde, cuando la electricidad llegaba a todas las consultas, los vibradores. En el siglo XX estos aparatos empezaron a poder comprarse para su uso doméstico.
¿Cómo hacer una teoría del amor que no contribuya a consolidar el Pensamiento Amoroso característico de nuestra cultura, que implica una forma de entender el amor que influye directamente en las prácticas de la gente y estructura unas relaciones desiguales de género, clase y etnia, y un modo concreto y heterosexual de entender el deseo, la identidad y, en definitiva, el sujeto?
Tener el cuerpo en mente no es otra cosa que pensar el cuerpo desde el cuerpo, pero no sólo eso: es también ser pensados/as por el cuerpo. La imagen del filósofo confiando en una razón que descubre un yo la condiciónsine qua non de cuya existencia es precisamente la sustracción del cuerpo, se reescribe en cada una de las secciones que conforman este volumen. En El cuerpo en mente, el cogito ergo sum cartesiano se actualiza en un soy en y a través del cuerpo, poniendo de manifiesto los distintos modos en que la obsolescencia del clásico binomio cuerpo/mente ha obligado a reinventar lo que somos, quiénes somos, y en definitiva, cómo ser y qué es ser. Unas reinvenciones que, al tomar el cuerpo como protagonista, descubren la contemporaneidad como la hora del cuerpo, el momento de mostrar las grietas del Ser filosófico, sus heridas pero también las posibilidades de la relativizada y situada agencia que le confiere el ser fundamentalmente y precisamente cuerpo, es decir, mortal, pero también vivo, en movimiento y relacional.
Es difícil hacer un análisis de cómo o cuándo perdimos las mujeres, cómo fuimos sometidas, cuándo fuimos narradas y colocadas en el ámbito cultural de las lecturas míticas, donde está instalada la idea de superioridad masculina en contrapartida a nuestra inferioridad. transitamos en el tiempo, en el olvido sadomasoquista que sostiene la sumisión de amar y admirar a quienes nos someten. el olvido radica en que esta cultura enajenada no asume la movilidad del cambio, pues el sistema se modifica sólo para perfeccionarse. proceso en que afina y refina su cultura de dominio. instalarse fuera de la cultura no es posible si nos aferramos a las ideologías producidas por el hombre, al orgullo de pertenecer a una cultura pervertida como sinónimo de humanidad. este libro revela una mirada crítica y sin concesiones a la cultura que estamos viviendo y su incapacidad de generar otra.
En plena guerra fría, el joven Hugh Hefner crea la que pronto se convertiría en la revista para adultos más vendida del mundo:Playboy. Lo que el público desconoce es su pionera labor como artífice de las casas del placer: Playboy no era simplemente una revista de chicas con o sin bikini, sino un vasto proyecto arquitectónico-mediático que tenía como objetivo desplazar la casa heterosexual como núcleo de consumo y reproducción proponiendo frente a ésta nuevos espacios destinados a la producción de placer y de capital. Ésta podría ser la divisa de Playboy: si quieres cambiar a un hombre, modifica su apartamento. De la misma manera que la sociedad ilustrada creyó que la celda individual podía ser un enclave de reconstrucción del alma criminal, Playboy confió a la mansión de soltero la fabricación del nuevo hombre moderno. Este ensayo nos adentra en el archipiélago Playboy: un Disneyland para adultos hecho de mansiones, camas redondas, grutas tropicales, habitaciones temáticas, circuitos de vigilancia, piscinas transparentes, residencias de conejitas, aviones equipados con pista de baile y termas romanas… Este complejo, inspirado en las utopías sexuales revolucionarias de Sade y Ledoux, funciona como el primer burdel multimedia de la historia, una pornotopía moderna instalada en la cultura de los medios de comunicación de masas y en la arquitectura del espectáculo. El archipiélago Playboy sirve de laboratorio para estudiar las mutaciones que van desde la guerra fría hasta un capitalismo caliente cuyos medios de producción son el sexo, las drogas y la información, y donde la arquitectura funciona como un escenario en el que se teatraliza la identidad masculina.https://redaccion.lamula.pe/2015/11/23/descarga-tu-biblioteca-feminista/valentinaperezllosa/



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