Por: Berto Pena
A lo largo del año, y siempre por trabajo, termino leyendo un cierto número de libros profesionales. A base de sumar títulos, he desarrollado mi propio estilo para hacerlo (creo) de un modo más eficiente que la lectura “todo-seguido”.
(ATENCIÓN, porque este artículo no va de novelas y libros de ficción y ocio, sino exclusivamente de libros, manuales y documentación profesionales.)
No me considero un devorador de libros y ni mucho menos un lector rápido. De hecho soy algo torpón. La lectura (profesional) la tengo como un complemento al grueso de mi actividad: formación, divulgación, hablar en público, escribir.
Cuando me acerco a un libro busco varias cosas: ampliar conocimientos sobre un área que conozco; aprender algo nuevo; recopilar material e ideas para utilizar en el futuro… Pero, también, quiero terminarlo con agilidad y no eternizarme en la lectura. Y si no me gusta, no me engancha o no me aporta, lo dejo de leer. Para mí leer un libro no es firmar un contrato.
Sea como fuere, busco sacar lo máximo de la lectura y no leer por leer o para «matar el tiempo» (recuerda, siempre refiriéndome a libros de trabajo). Con el paso de los años, y casi de forma instintiva, he ido creando mi propio “método” para leer libros de un modo más eficiente. O eso creo yo.
- Antes de leer, elimino distracciones. Si voy a leer, voy a leer, no a estar atento a mi correo o juguetear con la pantallita de mi móvil. Lo que hago es activar el modo “No molestar”, monto mi propio firewall mental y me sumerjo en el libro. Así me aseguro que estaré totalmente centrado y enchufado en la lectura. Ya que en el fondo va a ser un rato de trabajo.
- Leo con algo cerca para anotar. Citas, reflexiones, ideas, gráficos, y hasta mapas mentales o infografías de una página he llegado a dibujar tras leer un párrafo. ¿Cómo vas a retener y recordar todas las cosas buenísimas que encontrarás en tus libros?
- Hago una primera lectura a vista de pájaro. No suelo empezar un libro sin más, sino que empiezo: 1) leyendo a fondo el índice general del libro; 2) Identifico los capítulos o partes que más me pueden interesar; 3) Hago una primera lectura muy rápida (en plan escaner humano) de esos capítulos.
- Agilizo-acorto los capítulos introductorios. A veces los leo a toda leche o, simplemente, me los salto. Porque rara vez quienes escribimos un libro vamos directamente al grano desde la primera página. En eso, el análisis inicial del índice me ayuda enormemente.
- Altero el orden de lectura. Del índice y esa preliminar lectura de pájaro, a veces decido cambiar el orden de ciertos capítulos, empezando-terminando por aquéllos que más-menos me interesen. Todo al servicio de sacar más de mi tiempo de lectura.
- Anoto las tareas que surgen. SIEMPRE que leo un libro profesional surgen tareas o cosas que mirar a posteriori: ampliar información, mirar una web, buscar más info de un autor, etc. Mientras leo lo anoto en mi lista de tareas y así nunca se me olvida.
Pero de todas las cosas que hago al leer un libro profesional, sin duda lo que más me ayuda es crear mi propio “libro paralelo”. Lo explico.
Consiste en crear unos súper apuntes (más o menos elaborados o extensos, eso ya depende de cada uno) que no sólo serán un resumen del libro, sino tu propia versión del libro. ¿Y esto por qué? El autor escribe un libro como él quiere (estructura, contenidos…) pero no siempre es lo que tú necesitas o te viene mejor. Mediante ese gran resumen que vas haciendo sobre la marcha, puedes “rehacer” el libro y sobre todo adaptarlo a lo que necesitas o necesitarás. ¿Qué ganas molestándote en crear este otro “libro”? ¿No será tirar demasiado tiempo y esfuerzo? ¿Merece la pena?
- Dentro de un mes o un año, podrás consultarlo con más facilidad, comodidad, rapidez. Tendrás a la vista las ideas clave. Casi sólo con abrirlo.
- Si lo haces en digital (por ejemplo con una aplicación tipo Evernote), podrás acceder y consultar tu biblioteca personal allá donde estés.
- En el futuro podrás repasar y releer mucho y con más asiduidad, venciendo la inicial pereza de “tener que leerlo entero”.
- Cuando extraes ideas y las anotas sintetizando con tu estilo y tus palabras, estás comprendiendo y asimilando más y mejor lo que te interesa guardar para ti.
- Es más fácil sacar un plan de acción o próximos pasos a dar. Muchas veces el «qué buena idea, voy a hacer esto», se pierde entre tanto párrafo y tanta página.
- Actúa como un complemento del original, al que naturalmente siempre podrás volver. Pero la experiencia de repasar, refrescar y reforzar conceptos, es infinitamente más ágil, práctica y eficaz.
Naturalmente yo no hago “libros paralelos” de todo lo que leo. Pero sí de los libros que más me interesan para mi trabajo. Siempre leo en un Kindle y siempre llevo conmigo una libreta tipo Moleskine que a la vez actúa como funda del primero. Esto me permite leer en cualquier momento y lugar, aprovechando los muchos Rincones que me regala el día. ¡Buena lectura!
Fuente: http://thinkwasabi.com/2014/12/leer-libros-de-forma-productiva/
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