2 feb 2008
Cruzada a favor del libro impreso
“No va a desparecer, al menos no en los próximos 50 años...”
Iris Ceballos Alvarado
Los jóvenes ya no están acostumbrados a investigar en la biblioteca... Prefieren recurrir a internet. El problema principal es que pocas veces se puede saber si son fidedignas las fuentes consultadas en la red mundial de computadoras, lo cual no sucede con los libros, afirma Sara Ancira Jiménez, presidenta del Consorcio de Bibliotecas Anáhuac (Combiba).
“Consultar las fuentes fidedignas que hay en internet tiene por lo general un precio, de modo que los estudiantes casi no utilizan este recurso. La Enciclopedia de la Real Academia de la Lengua Española es una de las pocas que se pueden consultar sin costo en la red. La mayoría de los jóvenes no se da cuenta que internet no es la panacea; está bien que utilicen esta herramienta de búsqueda, pero como complemento. La tecnología debe ser un aliado en la consulta de información, mas no la principal fuente de investigación”, reitera.
Pese al desplazamiento de los textos por la tecnología, la experta considera que “el libro no va a desparecer... al menos no en los próximos 50 años“, para quienes trabajamos en este ramo es impensable que esto suceda, creemos que el libro es para toda la vida, que va a subsistir, que el libro impreso es insustituible. No sólo como fuente de investigación, sino para el entretenimiento, para la lectura. No imagino cómo leer una novela o un cuento sin un libro; la idea de tener una pantalla enfrente para hacerlo no es viable, no siempre se puede hacer ni resulta agradable tener encima una computadora para hacerlo”, añade la entrevistada.
Sin embargo, cambiar el hábito de los estudiantes de consultar otras fuentes antes que el libro no es tarea sencilla. “Actualmente los jóvenes hacen sus consultas 80% en internet; cuando les marcan de tarea realizar investigaciones acuden a este recurso y no verifican la autenticidad de la fuente”, señala. Se requiere del apoyo de los maestros para evitar esto, pues cuando un alumno presenta un trabajo cuya única fuente es internet se identifica fácilmente; incluso si el trabajo se revisa en la computadora se puede comprobar qué porcentaje de la información se tomó de internet. Sugiere que los maestros sean más exigentes con los alumnos para fomentar el uso de los libros como consulta para tareas.
“Enseguida se nota cuando un alumno utiliza los libros como fuente, pues encuentra información diferente y detallada, y logra realizar un trabajo más completo”.
Fuente: Diario de Yucatán
Iris Ceballos Alvarado
Los jóvenes ya no están acostumbrados a investigar en la biblioteca... Prefieren recurrir a internet. El problema principal es que pocas veces se puede saber si son fidedignas las fuentes consultadas en la red mundial de computadoras, lo cual no sucede con los libros, afirma Sara Ancira Jiménez, presidenta del Consorcio de Bibliotecas Anáhuac (Combiba).
“Consultar las fuentes fidedignas que hay en internet tiene por lo general un precio, de modo que los estudiantes casi no utilizan este recurso. La Enciclopedia de la Real Academia de la Lengua Española es una de las pocas que se pueden consultar sin costo en la red. La mayoría de los jóvenes no se da cuenta que internet no es la panacea; está bien que utilicen esta herramienta de búsqueda, pero como complemento. La tecnología debe ser un aliado en la consulta de información, mas no la principal fuente de investigación”, reitera.
Pese al desplazamiento de los textos por la tecnología, la experta considera que “el libro no va a desparecer... al menos no en los próximos 50 años“, para quienes trabajamos en este ramo es impensable que esto suceda, creemos que el libro es para toda la vida, que va a subsistir, que el libro impreso es insustituible. No sólo como fuente de investigación, sino para el entretenimiento, para la lectura. No imagino cómo leer una novela o un cuento sin un libro; la idea de tener una pantalla enfrente para hacerlo no es viable, no siempre se puede hacer ni resulta agradable tener encima una computadora para hacerlo”, añade la entrevistada.
Sin embargo, cambiar el hábito de los estudiantes de consultar otras fuentes antes que el libro no es tarea sencilla. “Actualmente los jóvenes hacen sus consultas 80% en internet; cuando les marcan de tarea realizar investigaciones acuden a este recurso y no verifican la autenticidad de la fuente”, señala. Se requiere del apoyo de los maestros para evitar esto, pues cuando un alumno presenta un trabajo cuya única fuente es internet se identifica fácilmente; incluso si el trabajo se revisa en la computadora se puede comprobar qué porcentaje de la información se tomó de internet. Sugiere que los maestros sean más exigentes con los alumnos para fomentar el uso de los libros como consulta para tareas.
“Enseguida se nota cuando un alumno utiliza los libros como fuente, pues encuentra información diferente y detallada, y logra realizar un trabajo más completo”.
Fuente: Diario de Yucatán
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