El barro productivo es esa situación de ruina productiva en la que muchas personas viven a diario. Lo saben, lo admiten pero no hacen nada por salir de ahí. “Sí, el barro es sucio, sí, es repugnante, sí, lo impregna todo pero, al fin y al cabo, no me hundo del todo”.
Pareciera como si el hecho de comprarlo y ponerlo junto al de recetas de cocina y la novela de moda fuera suficiente para cambiar las cosas. Lo compramos, y ya acallamos nuestra conciencia, o nuestro sexto sentido, o nuestra mente que un día sí y otro también nos dice que hay algo que va mal. O que van mal muchas cosas. “Me compro un libro… y ya mejoraré”.
“Berto, me he comprado tu libro… ahora a ver si encuentro tiempo para leerlo”. Esto es algo que más de una vez me han dicho. ¿Sabes qué? Que si de 1.440 minutos que tiene el día no encuentras 15 para leerlo es porque no te interesa en absoluto. Ni este libro ni ningún otro. Sencillamente no te interesa mejorar. Piensa en otra cosa.
Quienes viven en el barro productivo comparten una sintomatología común: su rendimiento es bajo o muy bajo, nadan a contracorriente en el mar de tareas, sufren el estrés, su creatividad está por los suelos, apenas tienen vida personal o familiar, etc. Ellos lo saben, se lamentan pero luego prefieren seguir chapoteando en el barro. No cambian, no mejoran. ¿Por qué demonios alguien así no quiere mejorar? Al fin y al cabo, ¡es su vida y sólo tienen una!
Aquí tienes mis 7 razones favoritas por las que alguien no sale del barro productivo:
1. Cambiar supone esfuerzo
La Productividad te cambia la vida por completo pero exige sacrificios, tomar decisiones y esforzarte. Desarrollar nuevos hábitos requiere afán de superación, espíritu positivo, optimismo, determinación y trabajo. ¿Estás dispuesto o no?
2. Estoy con la mayoría
Muchos creen que esto de la Productividad es de bichos raros, de geeks “raritos” o outsiders que van en contra de lo que hace la mayoría. Salirse del rebaño da miedo y más cuando trabajas en una oficina con más compañeros (”Van a pensar que quiero destacar”). Estar al calor de lo que hace la mayoría acalla tu conciencia.
3. Piensas demasiado pero no haces nada
Leer sobre ello ayuda, pensar sobre ello ayuda, meditar sobre ello ayuda, planear sobre ello ayuda… pero todo ello NO VALE PARA NADA si no mueves el culo y lo haces. Cualquier mejora exige un cambio. Deja de darle vueltas y más vueltas, traza un plan pero sobre todo ponte en marcha. Sencillamente… empieza.
4. Los demás tienen la culpa
(Esta es mi disculpa favorita) “Es que yo no trabajo solo y es muy difícil ser productivo con mis compañeros… tú no conoces mi empresa”. Distracciones, interrupciones, falta de compromiso, ausencia de motivación, procrastinación o poco rigor son cosas que SÍ pueden tener quienes te rodean pero que en modo alguno te impiden mejorar a ti. Es como decir “estoy gordo porque en mi barrio sólo hay McDonalds”. Esfuérzate y encontrarás.
5. Quejarse sale barato
Los “llorones productivos” o las “plañideras vitales” son ese tipo de gente que no para de quejarse por lo mal que le va pero no luego no hace ABSOLUTAMENTE NADA por cambiar. Son un auténtico coñazo, porque no sólo su vida es un desastre, sino que además no paran de contarlo a todos. Les saludas, les das un abrazo o chocas la mano con ellos, y tras un “¿qué tal te va?” empiezan a soltar el rosario de penurias. Viven para quejarse.
6. Estás rodeado de demasiadas cosas
Simplificar, soltar lastre, desprenderte de lo que sobra y conseguir una vida más sencilla libre de compromisos y cosas que están de más tiene un propósito claro. Y no es decir: “mira qué vida más zen llevo” sino concentrarte en lo IMPORTANTE. Cuando quitas las tonterías de tu alrededor ves lo importante, te concentras en lo importante, te esfuerzas en lo importante. Tenemos tantas cosas (tareas estúpidas, compromisos absurdos, hábitos innecesarios…) en nuestro día a día que es imposible salir de ese barro. Porque todo lo que no suma, resta.
7. Es más fácil decir que es imposible
“Lo que tú pides es imposible”, me han dicho en alguna ocasión. En primer lugar yo no pido nada. Sólo escribo y cuento cosas que me han ayudado a mí con el afán de que te puedan ayudar a ti.
Yo, a diferencia de otros, SÍ creo en el Pensamiento Positivo y en el Optimismo. Sencillamente porque un pensamiento positivo es mejor que uno neutro u otro negativo porque te EMPUJA a hacer y a mejorar las cosas. Lo he experimentado en mi propia revolución personal y lo sigo viviendo a diario. Y por eso lo cuento.
Decir que es imposible es el primer paso para que sea imposible.
Fuente:http://thinkwasabi.com/2010/03/sales-barro-productivo/?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+thinkwasabi+%28ThinkWasabi%29&utm_content=Google+Reader
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