17 feb 2011
Lectura, bibliotecas, tecnologías y libros
Por: Gregorio García Reche
Si tuviera que hablar de lectura, bibliotecas, tecnologías y libros, todo junto, lo primero que me
viene a la cabeza es el nuevo soporte, el lector de libros digitales, con toda su tinta electrónica,
multitud de formatos, opciones…, con todas las ventajas que se destacan en la publicidad, en lo
que se escribe en el ámbito profesional o lo que podemos percibir directamente.
Este verano, después de un curso académico donde los hemos incorporado a las diferentes
bibliotecas de mi Universidad, y aprovechando el tiempo libre, sentí la necesidad de
experimentar en primera persona la lectura completa de un libro en este soporte, lecturas que se
habían limitado hasta ese momento a pruebas con los distintos tipos de archivos y poco más.
Busqué en nuestro catálogo en qué biblioteca había disponible una de las tarjetas SD que
facilitamos con más de mil libros, y me la llevé a casa para utilizarla en un lector propio.
Hice la revisión de tal cantidad de libros con el espíritu abierto, dejándome llevar, esperaba
recalar en el que más ilusión me despertara. Este deambular me llevó a localizar algunos viejos
conocidos, de mis lecturas pasadas. Y empecé por ahí, por una re-lectura de la adolescencia.
Aunque ya soy mucho más miope que entonces, pude combatir mi deficiencia con el zoom, mi
menor capacidad de memorizar con la herramienta de notas, mi despiste con el icono de
continuar por la página donde lo había dejado…
Luego pasé a otras lecturas. Las posibilidades son amplísimas: lo que te encuentras libre en la
Red; los repositorios institucionales con sus miles de tesis y artículos científicos; los numerosos
proyectos de digitalización existentes por doquier; lo que en las bibliotecas contratamos
directamente en formato digital con cientos de miles de libros, millones de artículos, periódicos
completos; la venta de libros por Internet, etc., etc.
Esto me lleva a pensar que estamos ante un hito histórico (a los bibliotecarios siempre nos gusta
regodearnos con la historia del libro), con similitudes a otros pasados por lo trascendental que
fue la aparición de nuevas tecnologías que configuraban la forma y apariencia física del libro. Y
todos esos cambios fueron para mejor y, diría, que en una progresión aritmética, donde lo nuevo
destacaba con creces sobre lo anterior.
No hay vuelta atrás, ni debe haberla, ni se producirá. Ahora estamos en lo mismo, eso quiero
pensar que ocurrirá: que el futuro superará al pasado con una mayor democratización para
acceder a los contenidos con los repositorios y los agregadores, una preservación total del
patrimonio bibliográfico con la digitalización, llegará un momento en que todo lo de interés
estará accesible porque se habrá digitalizado o se habrá creado digital…
Pero hay inconvenientes a superar, básicamente el económico (¡siempre el económico detrás de
todo!), en varios sentidos: uno es el coste de los mecanismos de lectura, ya sean los lectores de
libros o los ordenadores, para lo que las bibliotecas juegan un papel importante facilitándolos,
aunque no será así en el futuro próximo, cuando se abaraten hasta tal punto que sean asequibles
para la gran mayoría (ha pasado con el teléfono móvil y está sucediendo con otras tecnologías).
Otro es la comercialización de las publicaciones en los nuevos formatos, ya superado para las
revistas científicas y la prensa, aunque con el inconveniente de su alto coste, donde las
bibliotecas vuelven a jugar un papel decisivo y las empresas editoriales lo saben perfectamente,
esto quizás no cambie ya demasiado a corto o medio plazo; pero en tránsito para el libro, con
una vía para los libros científicos, similar a lo dicho para las revistas, otra vía para el consumo
personal a través de la venta por Internet, donde la biblioteca tiene que investigar cuál es su
papel, y otra en vía muerta, anclada en la edición y comercialización tradicional, donde la
biblioteca juega su papel de siempre, pero que, irremediablemente, cambiará.
Tenemos mucho para leer, más que nunca, y eso es lo importante. Bueno, también lo es el
futuro de la industria y sus puestos de trabajo, el de los intermediarios (la biblioteca estaría aquí)
y el de los autores ante este nuevo panorama. Pero este tema lo dejamos para otro día.
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4 comentarios :
Amí no me gusta leer libros en el PC
Yo también soy del libro tradicional
Chicos hay que adaptarse a las nuevas tecnologías
yo prefiero leer los libros virtuales pero siento que me cansan más...los virtuales perjudican más la vista que los tradicionales?
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