Nueva York, un año antes de la destrucción de las Torres Gemelas. Rob Gramzay, un animalero pelirrojo vestido de verde, ingresa a la jaula de los pingüinos del zoológico de Central Park, carga una cubeta llena de arenques y eperlanos que distribuye con afecto entre las docenas de hambrientas aves que se acercan en busca de alimento.
La mayor parte de la población está compuesta por pingüinos barbijo, animales pequeños de lomo y cabeza negra, pecho y cara blancos, y una delicada línea oscura que les rodea la parte inferior de la quijada, como si fuera la cinta de sujeción de un casco. Rob los alimenta a mano desde hace más de diez años lo que, además de alargar la vida de los pájaros bobos, ha creado un vínculo fuerte entre el cuidador y los huéspedes del Círculo Polar de artificio. El hombre reparte los peces durante tres cuartos de hora mientras saluda por su nombre a cada uno de los comensales. Antes de abandonar la jaula, inspecciona con cautela los nidos. Los pingüinos se han apareado hace algunas semanas y han puesto sus huevos, lo usual es que las hembras pongan uno solo que será empollado en pareja. Por eso Rob se detiene asombrado ante el nido de Betty y Porkey: dos grandes cascarones moteados sobresalen entre las piedras que lo conforman. Duda por un momento, pero sabe que es una ocasión perfecta para Roy y Silo. Toma con cuidado uno de los dos y se dirige aprisa hacia el otro extremo del paraje rocoso.
En el pétreo nido deposita el huevo para luego alejarse junto al tanque de 48.000 galones en el que nadan a sus anchas los palmípedos. Rob espera que la naturaleza siga su rumbo. Roy y Silo eran dos machos adultos que convivían juntos como pareja desde el año antepasado ante la incapacidad de relacionarse con hembras de su especie. Rob los había visto realizar los rituales tradicionales del apareamiento: entrelazar sus cuellos y vocalizar uno al otro, acto seguido construyeron su nido para luego incubar en vano una piedra. La curiosidad de los cuidadores llevó a prestarles un huevo artificial, al que trataron como si fuera real. La posibilidad de empollar ahora un huevo fértil sobrante, que jamás llegaría a término con sus padres biológicos, aliviaría su frustración paternal. Roy y Silo supieron aprovechar la oportunidad y tras 34 días de cuidados rigurosos brindando calor al huevo, “dieron a luz” a una hembra que Rob bautizó: Tango, en homenaje a ese dicho popular gringo de que siempre se necesitan dos para bailar un tango. La feliz pareja se hizo cargo de la crianza de la pequeña, la mantuvieron caliente y alimentaron directamente regurgitando trozos de pescado en su pico. Con el cariño que sólo dos padres pueden otorgar, Tango creció hasta que pudo valerse por sí misma.
La historia, como podrán imaginar no quedó allí, y aunque las relaciones homosexuales entre animales es un tema estudiado desde décadas atrás, la comunidad gay newyorkina adoptó a la pareja como un ejemplo exitoso de adopción por parte de parejas del mismo sexo.
Con base en esta experiencia, Justin Richardson y Peter Parnell escribieron un cuento infantil, ilustrado por Henry Cole, con el fin de sensibilizar a los lectores jóvenes sobre el matrimonio igualitario y la adopción. Editado por Simon & Schuster en 2005, el libro fue puesto en venta en el zoológico y en diversas librerías bajo el título And Tango Makes Three. Las críticas no se hicieron esperar, sin embargo nadie esperaría que se convirtiera en un libro prohibido, menos en una tierra de tradiciones liberales como los Estados Unidos. Y este tema incumbe, como podrán imaginar, también a Colombia con su tradicional homofobia atizada por el machismo y los fanatismos religiosos.
Democracia y prohibición
La Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos (ALA, por sus siglas en inglés) es la mayor y más antigua sociedad de su categoría. Se creó en 1876 con la misión de mejorar las bibliotecas y sus servicios de información para asegurar el acceso a los libros a toda la población. Mediante la oficina de libertad intelectual (OIF), la ALA se ha comprometido a denunciar los intentos de censura de cualquier libro en la Unión Americana. Cada año la OIF emite una lista de los libros más perseguidos en el país de las barras y las estrellas: Three for Tango la ha encabezado desde el año 2006. A muchos les sorprenderá esto, pero no pueden olvidar el carácter refractario y puritano de una parte de la población norteamericana, que no duda en quemar el Corán en un video casero o cree a pie juntillas en la doctrina del Destino Manifiesto.
Tres con Tango, para referirnos al aliterado título de la versión traducida al español, es un libro ilustrado con primor, narrado de una manera sencilla, desprovista de cualquier tipo de morbo o comentario propagandístico. Una forma elegante y estética de enseñar tolerancia y respeto al lector infantil frente a parejas del mismo sexo. La misma ALA lo nombró Libro Infantil Distinguido un año después de su aparición. Sólo aquellas mentes que andan a la caza de demonios pueden encontrar en él algún rasgo perverso o nocivo. Candi Cushman, una analista educativa de la asociación evangélica Focus on the Family, afirmó que el libro encarnaba “una manera falsa e inexacta de promover una agenda política en los niños”.
En este caso, por fortuna, los escritores e ilustrador no han sido blanco de ataques o persecución. La lucha se desplazó a otro nivel: padres de familia, religiosos y profesores, presionan a bibliotecas y colegios para que los libros sean desplazados de los anaqueles catalogados para niños a otros al que sólo tengan acceso con la guía de un adulto o a zonas especificadas como lectura para “familias alternativas o no tradicionales”. Este tipo de comunicaciones es notificado por los bibliotecarios a la ALA, quien tabula todas las solicitudes e intentos de censura (en inglés lo denominan challenge), pues se le considera un desafío al derecho de los lectores de escoger su material de lectura y de paso, atenta contra la primera enmienda constitucional del país del norte. Con ellos elabora su top-ten anual, y edita, cada tres, una guía de libros prohibidos para denunciar intentos de censura en los Estados Unidos. En su página web, la ALA publica en retrospectiva una lista con las obras censuradas más importantes del siglo XX. Algunas de ellas: Matar a un ruiseñor, La uvas de la ira, Adiós a las armas, Lolita, El señor de las moscas, 1984, La llamada de la selva, Ulysses… la lista es extensa y variada. Adicionalmente celebra cada año la última semana de septiembre como la semana de los libros prohibidos, durante la cual se promueven los libros desafiados y se celebra el derecho individual para acceder a ellos.
¿Biología o Costumbre?
¿Está determinada nuestra conducta sexual por los genes con los que nacemos o es tan sólo una elección personal marcada por el entorno? Una persona sabia diría que puede ser cualquiera de las dos cosas. El debate sigue abierto tras siglos de discusión. La religión suele condenar cualquier tipo de trasgresión al orden establecido por Dios en la naturaleza, como supo plasmarlo Santo Tomás de Aquino en sus trabajos. Sin embargo, el estudio detallado de diversas especies naturales ha demostrado que los animales irracionales también presentan conductas equiparables a lo que en escala humana llamaríamos “homosexual”. Para fanáticos religiosos acostumbrados a soslayar la teoría evolutiva de Darwin, y a pregonar el creacionismo, este tipo de conductas es inaceptable pues imprime dudas a una hipótesis de por sí dudosa. Que la existencia de parejas del mismo género se haya documentado en más de 500 especies animales es una amenaza frente a lo que se considera una enfermedad o una aberración, ajeno a la sabiduría de Dios manifiesta en la naturaleza. Educar a los niños para tolerar parejas del mismo sexo o defender su derecho de formar una familia, como lo deja en claro la declaración de Cushman, atenta contra la moral religiosa, muy activa también en la arena política norteamericana.
Según, Roberta Sklar, portavoz de una de las asociaciones para la defensa de los derechos lésbicos y gays, la obsesiva pregunta sobre si se es homosexual por nacimiento o por orientación sexual no puede ser respondida observando el comportamiento de dos pingüinos en cautiverio.
Es una opinión muy válida, pues aunque el ambiente en el que se hallaban Roy y Silo no parecía ser propicio para que se formaran parejas del mismo sexo; los cuidadores se esforzaban por mantener la población masculina y femenina equilibrada. Antes de formalizar su relación, les presentaron parejas femeninas que ambos desdeñaron. El encierro, quizás como en un convento o en un buque de guerra, terminó por detonar la formación de cuatro parejas más del mismo sexo de una población total de 65 miembros. Tango, por su parte, puso su granito de arena, pues ya adulta convivía con otra pingüino de nombre Tazuni.
Las mentes conservadoras funcionan de forma misteriosa. Ante las evidencias de la naturaleza y el despliegue en los medios masivos de comunicación de esta historia de pingüinos hacendosos, los activistas más tradicionalistas impulsaron la proyección de una cinta francesa, La marcha de los pingüinos, como una apología de la familia tradicional y de la abnegación conyugal enfrentada al ambiente más inhóspito de nuestro planeta. Claro, la Antártida no es el Central Park…
Epilogo heterosexual, o no tanto
El ánimo volvió a los detractores del matrimonio gay y de la adopción una mañana en la que se anunció la ruptura de Silo y Roy. En mayo de 2004 una pareja de pingüinos agresivos desplazó al matrimonio de su nido. La pareja se separó y a comienzos del 2005, al dar comienzo la temporada de apareamiento, Silo se fijó en una linda pingüinita llamada Scrappy, que había llegado tres años antes proveniente de Sea World de San Diego. Rob Gramzay, el animalero, no supo dar razón si fue algo espontáneo o si hubo algo previo a escondidas de Roy. Silo y Scrappy formaron un nuevo nido. Para entonces el Tres con Tango ya había salido de las imprentas, y Tango seguía con Tazuni. Rob, sí, el animalero, había perdido a su compañero durante 16 años, Rich Almanza, pero se repuso al intenso dolor de su enfermedad y muerte, y había iniciado una nueva relación con otro hombre.
La historia de este cuento infantil y los diferentes aspectos de vidas humanas y animales que toca, no sólo nos ilustra una de las discusiones aún por resolver en la sociedad contemporánea. Es también una hermosa parábola de cómo desde los tiempos más remotos hasta nuestros días, el hombre ha buscado respuesta para sus problemas existenciales observando la naturaleza y tomando ejemplos de ella, desde los fabulistas griegos hasta Richardson y Parnell. También es una bella elegía en torno a la libertad y a la lucha que los defensores del conocimiento, encarnados por la ALA, libran por mantener despejado el camino entre los lectores y los libros.
LIBROS PROHIBIDOS EN LA HISTORIA
‘Ulises’ (James Joyce)
Esta obra, publicada en 1922 y considerada una de las mejores novelas en lengua inglesa del siglo XX, ha sido objeto de crítica y controversia. Fue censurada en Estados Unidos durante 15 años debido a su contenido sexual. En 1933 se llevó a cabo un juicio en este país, en el que se levantó su prohibición.
‘1984’ (George Orwell)
Publicada en 1949. Prohibida por tratarse de una novela de ciencia ficción procomunista, pues relata la forma de vida de una futura Inglaterra que se encuentra dividida en dos grupos: los miembros del Partido Únic, Ingsoc, que viven reprimidos, y la gente pobre aislada de la política. Ambos se encuentran controlados por un ser omnipresente llamado Gran Hermano.
‘La cabaña del tío Tom’ (Harriet Beecher Stowe)
La maldad e inmoralidad con que se trataba la esclavitud suscitaron las principales críticas de este libro publicado en 1852. Sin embargo, la novela sobrevivió a la censura, convirtiéndose en una herramienta clave para enseñar a las generaciones actuales sobre el racismo.
‘El código da Vinci’ (Dan Brown)
2 comentarios :
¿Es cierto que estamos en siglo XXI? ¡Basta ya de imponer un único tipo de familia FAMILIAS hay miles
Interesante lectura.
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