27 jul 2013
Las élites prefieren el papel, las masas los medios digitales
Por: Miriam Garcimartin
Los medios de comunicación se encuentran en una fase de
transición del papel a Internet. Pero aún hay públicos que demandan versiones
impresas de las publicaciones, como las autoridades, los anunciantes o los
inversores. Las élites del poder veneran la lectura en papel.
Al igual que los amantes de la música
siguen comprando vinilos en la era de iTunes, los medios de comunicación podrán
seguir publicando sus ediciones en papel mientras haya un público que lo
demande. Aún quedan fetichistas del papel, tanto por su facilidad de transporte
en el caso de los lectores, como por el valor añadido que los actores de las
informaciones consideran que tienen las publicaciones impresas.
Como publica la web
“Erwanngaucher”, para las élites políticas francesas son más importantes
los 281.757 lectores que compran “Le Monde” que los 2’1 millones de usuarios
diarios de su página web.
Michel Francaix, diputado francés, ha
declarado que si tiene que elegir entre que una entrevista suya aparezca en el
periódico o en la web, elige sin duda el papel, aunque en Internet recibiera
millones de visitas. Este comportamiento está muy arraigado en la clase
política. Las razones argumentadas son irracionales, ya que la idea de que lo
que aparece impreso en un papel queda y en Internet es efímero, es falsa. En
realidad, el papel desaparece, pero las huellas digitales permanecen para
siempre.
Entonces, ¿por qué tanto apego a los medios
impresos? Quizás es una cuestión de confianza en un formato que les ha
acompañado desde sus comienzos, durante las campañas electorales y en sus
victorias. Parece que los dirigentes confirman el refrán “más vale malo
conocido que bueno por conocer”. Los medios digitales son demasiado nuevos y
aún no dominan sus reglas, no conocen en profundidad su funcionamiento ni los
intereses que pueda haber detrás de ellos. El poder es conservador y prefiere
manejarse en terrenos que le sean más familiares.
El gusto de los políticos por el papel se
traduce también en millones de euros. Las ayudas públicas siguen destinándose
fundamentalmente a la prensa escrita, en detrimento de los medios digitales.
También los inversores que financian proyectos periodísticos se decantan por
hacerlo con medios impresos. El argumento esgrimido es la supuesta mayor
credibilidad de las informaciones publicadas en papel, razón que para los
inversores tiene mayor peso que las dificultades económicas por las que
atraviesan los medios impresos, la caída de las ventas y la disminución de los
ingresos.
Los anunciantes regionales, por su parte,
también prefieren centrar sus estrategias en el papel, mientras que apenas
gastan en banners. ¿Por qué no invierten en un medio que supera con creces en
audiencia al impreso? Quizás aún no han encontrado la fórmula más adecuada para
promocionar sus productos en este formato.
Mientras que las élites del poder sigan
dotando al papel de un valor inmaterial e intangible, a los medios digitales no
se les dará el lugar que les corresponde en la práctica. Y la realidad es que
cualquier político y anunciante que quiera que su mensaje llegue a un mayor
número de electores o clientes, cualquier inversionista que quiera establecerse
en un nuevo mercado o cualquier periodista que quiera que su trabajo tenga
mayor repercusión, tendrán que mirar en digital.
Pero las élites por definición quieren
diferenciarse de las masas y elegir sus propios medios de comunicación. En su
caso, la apuesta es por el papel frente a los medios digitales, más
democráticos en sus versiones gratuitas y a los que puede acceder cualquier
lector.
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2 comentarios :
Una actitud obsoleta y totalmente ilógica en los tiempos que corren. Es querer vivir de espaldas al mundo actual.
Me parece una reflexión muy interesante, y debatible para entender una cuestión de clase en los medios de comunicación
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