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12 feb 2014
El libro, un placer único
Por: Karen Lopéz
Encontrar una tarjetita con la leyenda "¡Feliz Cumple! Tu admirador", fechada el 12 de enero de 1990 dentro del tercer tomo de una enciclopedia fue para Miriam Brandan como abrir una cápsula del tiempo.
La tarjetita iba en un ramo de flores que esta escritora argentina había recibido anónimamente para su cumpleaños 24, dos meses antes de su boda con su entonces novio. Días después conoció al admirador, y fue con él con quien terminó casándose hace casi 20 años.
"¿Viste?, hay toda una novela detrás de la tarjetita. Digamos que las cosas se han repartido bien, mi lado intelectual guardó la tarjetita entre sus cosas y mi lado romántico se enamoró de él", escribe Brandan a los lectores del blog www.objetosencontradosenloslibros.blogspot.mx, que recolecta historias derivadas de los libros impresos.
Con la popularidad, portabilidad y economía que ofrecen dispositivos como Kindle y los libros electrónicos se ha reforzado la idea entre lectores modernos de que el libro impreso será cada vez más un objeto de nostalgia.
"El debate global sobre si el libro digital terminará por desbancar al libro impreso sigue rodeado de incertidumbre", declaró el año pasado el escritor peruano Mario Vargas Llosa.
"El espíritu crítico que ha sido algo que ha resultado sobre todo de las ideas contenidas en los libros de papel podría empobrecer extraordinariamente si las pantallas acabaran por enterrar a los libros", dijo el Nobel de Literatura durante su participación en el Congreso Internacional de la Lengua, en Panamá.
Su olor, el placer de hojearlo y la experiencia de sentarse a disfrutarlo entre las manos son cualidades del libro impreso que los ebooks aún no logran igualar. Pero una mayor aún es la oportunidad que tienen de hacer viajar por el tiempo a sus lectores al abrirse.
Desde boletos de autobús o metro, tarjetas con algún dato escrito, hasta una flor o planta seca, esos objetos guardados al interior de sus páginas tienen para muchos un valor simbólico o histórico y escriben una historia paralela a la que las letras cuentan.
"Los niños no se conforman con los dibujos animados en la televisión, iPad u otros dispositivos, por eso también quieren tener el peluche del osito; los libros impresos son los peluches de los adultos", dijo el periodista y escritor español Arcadi Espada en su reciente visita a México.
Sin embargo, para el escritor Román Gubern, la guerra entre el libro impreso y el ebook no tiene razón de ser.
"Es una falsa batalla, una falsa contienda simbólica. Poner lo analógico contra lo digital cuando en la naturaleza coexiste lo analógico y lo digital con sus funciones propias", expresó el autor de Metamorfosis de la lectura en la Feria Internacional del Libro Monterrey 2011.
A pesar de la popularidad de los gadgets y pantallas, hay placeres que el libro impreso ha regalado desde su invención y que las versiones electrónicas no han logrado y quizá no lograrán sustituir.
1. UN DIARIO SECRETO
Desde cartitas de admiradores, romances prohibidos, tarjetas, anotaciones triviales o profundas al margen hasta dibujitos de tu amigo de la prepa o la universidad puedes encontrar atesorados dentro de un libro viejo.
¿Quién puede olvidar, por ejemplo, ese verso dentro de una antología de Jaime Sabines o de Mario Benedetti que se anotó en las márgenes del libro para no olvidarlo?, ¿o la típica nota llena de valor y cursilería que se escribe para el amado o amada, pero que termina como separador?
También los chistes y las burlas se preservan, pues no faltará el recuerdo patético de ese profesor de química inmortalizado en una caricatura, las respuestas o el "acordeón" de algún examen, o hasta la conversación entre dos amigos en la era pre-WhatsApp.
2. TESORO HISTÓRICO
Al entrar a una librería de libros antiguos, José Espino, estudiante de literatura y aspirante a escritor, comenzó a revisar los títulos, y entre los polvorientos ejemplares encontró uno que le llamó la atención. Era una primera edición de Aura, de Carlos Fuentes, uno de sus autores favoritos.
Pero no sólo fue ésa la sorpresa, sino un autógrafo y dedicatoria a "Ana" que venían en el interior, lo que dio al objeto un valor más especial.
"Es inevitable preguntarse quién era ella y por qué terminó el libro en una tienda de viejo", dice Espino.
Los libros autografiados siempre darán ese toque "fetichista" a sus hojas, y en muchos casos un mayor valor económico.
"¿Pagar 100 dólares por un poema firmado de (Derek) Walcott, ¿no crees que eso es dar un valor al papel?", dijo la poeta Jeannette Clariond al recordar su experiencia en una feria del libro estadounidense.
3. 'ESTUCHE' DE FLORA Y FAUNA
No son sólo florecillas u hojas de alguna planta. Dentro de las hojas de los libros se pueden encontrar cosas sorprendentes como mosquitos o hasta ¡una rana!, como le ocurrió a Silvia Ayala, de Santa Fe, Colombia.
"Acomodando unos libros de biología en una biblioteca escolar de la ciudad de Santo Tomé, donde realizaba una pasantía en mi último año de estudio para ser bibliotecóloga, encontré una ¡ranita muerta!", cuenta Ayala en el blog dedicado a los objetos encontrados dentro de libros.
"Parece que quiso esconderse de algún estudiante que la iba a diseccionar, pero bueno, murió igual".
4. ALCANCÍA
Sería un raro golpe de suerte, pero hay quienes usan como separadores billetes de baja y, en algunas ocasiones, alta denominación. Algunos lectores afortunados han encontrado en libros de renta de bibliotecas escolares o públicas dinero en papel que aún tiene validez, así como también billetes de otras décadas y que guardan valor como reliquias.
Dentro de los libros también hay otras curiosidades relacionadas con el dinero, como "cachitos" de lotería, cheques, pagarés o recibos de compras, que si bien no fueron canjeados o perdieron su valor, sí recuerdan un momento específico de la vida de un lector que pasó por esas páginas.
5. UN OLOR INIGUALABLE
La experiencia de sostener un libro entre las manos y olerlo ha sido alabada por lectores y escritores, entre ellos Ray Bradbury, autor de Fahrenheit 451, ante la creciente ola de libros electrónicos.
"Una computadora no tiene aroma. Los libros tienen dos perfumes. Si un libro es nuevo, huele genial. Si un libro es viejo, huele aún mejor. Huele como el antiguo Egipto. Los libros tienen que oler. Tienes que sostenerlo en tus manos y rezarle. Lo metes en tu bolsillo y caminas con él. Y se queda contigo para siempre. Pero una computadora no hace eso. Lo siento", dijo Bradbury en una entrevista a la revista estadounidense The Paris Review.
Y tanto es el valor que se ha dado a la esencia del papel, que hasta se creó un perfume con olor a libro en una colaboración entre un perfumista, un editor y el diseñador de Chanel Karl Lagerfeld.
6. ESPACIOS ATRACTIVOS
Independientemente de su tema o género, para un apasionado de la lectura no hay nada más atractivo que un librero lleno.
El placer de observar la tipografía sobre su imponente pasta dura, así como el orgullo de poseer primeras ediciones o hasta impresiones especiales, de aniversario, jamás van a poder vivirse al tener un vasto archivo digital.
Incluso, editoriales como Penguin han lanzado colecciones diseñadas especialmente para esos amantes del libro como objeto que sueñan con verlos desplegados en sus libreros.
Y diseñadores de renombre mundial, como Jeffrey Collé, constructor de grandes mansiones en Estados Unidos, han tomado como constante en sus creaciones los libreros decorativos, por supuesto, repletos de tomos especializados y a veces mandados hacer bajo pedido.
Por todas estas razones es que el libro impreso tiene esperanzas de seguir vivo entre sus más fieles seguidores: los lectores de corazón.
Con información de Diego Rodríguez.
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