Quería escribir una novela que estuviera dentro de los cánones del género, pero tomándole el pelo, con un poco de burla, con ironía, con humor. En el género policial es muy importante que existan todas las claves para que el lector adivine quién es el culpable, pero que no las vea, distraerlo con otras cosas. Es un juego entre lector y escritor.
Yo soy feminista como persona. Supongo que lo que yo soy en mi vida se refleja entre líneas en lo que escribo. Generalmente, en mis libros, las mujeres tienen que vencer increíbles obstáculos para obtener lo poco que logran. Pero lo hacen, con una tremenda fortaleza interior en circunstancias que no las ayudan para nada. Esa ha sido un poco mi vida y la vida de las mujeres que he tenido a mi alrededor.
No me consideran del boom. Se supone que yo soy post boom. Ser post cualquier cosa no es muy bueno. En la literatura, una mujer tiene que hacer el triple de esfuerzo que un hombre para obtener la mitad de respeto. Me costó 30 años de escritura y 20 libros para que me dieran el Premio Nacional de Literatura en Chile y estoy muy agradecida, porque me dio una situación de respeto que mis colegas no me habían querido dar. Tenía el público a mi favor, pero no tenía ni a la crítica ni a mis colegas.
Los grandes nombres del boom, que eran todos hombres, la mayoría ya están muy viejos, no escriben. Otros están muertos y los que escriben siguen siendo extraordinarios. Mario Vargas Llosa sigue siendo extraordinario. El realismo mágico dejó una marca muy importante, le mostró al mundo quiénes éramos los latinoamericanos y nos mostró a nosotros nuestra imagen en un espejo. Eran un coro de voces muy diferentes, pero armónicas, que fueron fundamentales en nuestra identificación.
Yo siempre fui muy directa y muy práctica, pero se me ha pegado una cosa muy buena, que es el respeto por el espacio de los demás, por su privacidad. Eso no lo tendría en América Latina.
Mi mejor premio es la fidelidad de los lectores. Se han vendido 60 millones de mis libros en 35 lenguas. Eso es un premio increíble que muy pocos escritores tienen. El hecho de que uno venda mucho automáticamente te descalifica como best seller. Best seller quiere decir que es mala literatura o que no tiene calidad, lo que no siempre es verdad. Cuando un libro perdura se sostiene solo, digan lo que digan los críticos.
Yo creo que no voy a ser recordada. La gente que es recordada se puede contar con los dedos de las manos. La idea de trascender es muy masculina. Las mujeres tenemos un sentido de la realidad mucho más realista, aterrizado.
Los que aman la lectura siguen teniendo el deseo de leer, ya sea en una pantalla o en un libro. Va a llegar un momento en que el libro va a ser un objeto de coleccionista, de museo.
No va a desaparecer completamente, pero va a ser inaccesible, porque es mucho más barato y más lógico leer en una pantalla. Además, la gente joven le tiene miedo al papel. Los jóvenes no pueden vivir sin mirar la pantalla. Pero la literatura va a seguir existiendo.
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