18 oct 2015
"La clave de la salud está en el cerebro, no en el corazón"
Salud
Lo dijo Valentín
Fuster, uno de los cardiólogos más importantes del mundo. ¿La receta? Optar por
hábitos saludables que mantengan a raya los factores de riesgo que afectan a
ambos órganos.
El
cerebro está de moda. En su afán por develar los secretos que guarda, el boom
de las neurociencias le da un protagonismo estelar. "La clave para
prolongar la salud está en el cerebro, no en el corazón", afirmó en la
conferencia inaugural Valentín Fuster, considerado como uno de los cardiólogos
más importantes a nivel mundial.
"Si uno decide cuidarse, esa decisión
viene de la cabeza, no del corazón", insistió el español
Fuster, quien es director del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai
de Nueva York y ex presidente de la Asociación Americana del Corazón. El médico
abogó por un "cambio en el estilo de vida de nuestra sociedad, que a
menudo se cree invulnerable a padecer alguna enfermedad" y para eso instó
a promocionar la salud en lugar de llamar a prevenir patologías ya que "la
gente es más receptiva a promocionar algo positivo que a prevenir algo
negativo".
“Ya
desde hace tiempo que sabemos que las cosas que hacen bien al corazón impactan
sobre el cerebro y a la inversa. Pero estudios recientes demostraron cómo quienes presentan enfermedad
cardiovascular poseen microlesiones cerebrales que impactan en su nivel
cognitivo”, sostuvo Fuster, y añadió que aquellos pacientes
que reducen sus factores de riesgo coronario también manifiestan mejoras en su
aspecto cognitivo.
El
incorporar buenos hábitos, entonces, rinde y redunda en beneficios para todo el
organismo. En palabras de Fuster: “Los factores de riesgo para la enfermedad
cardiovascular, infarto de miocardio o infarto cerebral, son los mismos que
participan en el desarrollo de un sinnúmero de enfermedades, como la
degeneración senil e incluso ciertos tipos de cáncer, y debemos insistir para
que la gente haga todo lo posible para mantenerlos bajo control”.
Fuster
enumeró 6 factores de riesgo a tener en cuenta: obesidad, presión arterial
alta, diabetes, colesterol elevado, tabaquismo y sedentarismo (contra el que
indicó actividad
física al menos cinco días a la semana). No obstante, consideró
que el "principal factor de riesgo es la conducta humana, la sociedad de
consumo en la que estamos inmersos nos lleva todo el tiempo al cigarrillo, al
alcohol, a las comidas con grasas trans, a las bebidas extra azucaradas" y
enfatizó que en eso es sobre lo que hay que trabajar.
“Así
como uno conoce su número de celular, su documento, la patente de su auto,
etc., también
debe conocer y tratar los números de sus factores de riesgo cardiovascular”,
dijo al respecto el Guillermo Fábregues, presidente de la Sociedad Argentina de
Cardiología, quien aconsejó consultar al médico para que le dé estrategias que
permitan mantenerlos bajo control.
Los
valores recomendados para los distintos factores de riesgo, en líneas
generales, son los siguientes: colesterol total menor a 200 mg/dl; presión
arterial, igual o inferior a 80 / 120; diabetes: glucosa en ayunas menor a 100
mg/dl o menos; obesidad, un perímetro de cintura de máximo de 102 centímetros
en el hombre y 88 enla mujer.
Pero
para hacer un cambio hay que reconocer primero que algo no anda bien y actuar
para modificarlo. "Pensamos que estamos bien y queremos que todos nos
digan que estamos bien. Sin embargo, es equivocado creerse invulnerable, ya que
por ejemplo gracias a los avances en la tecnología de la imagen, se ha podido
demostrar que el
40 por ciento de las personas que se creían sanas tenían alguna enfermedad
cardiovascular preexistente. No podemos predecir si esto
implicará un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular, pero sí
sabemos que es muy probable que tenga alguno de estos eventos”, apuntó Fuster
haciendo referencia a estudios realizados en Madrid (España) y Chicago (Estados
Unidos).
El
prestigioso médico español llamó a los cardiólogos a prestarle más atención al
medio ambiente ("la polución ambiental tiene un fuerte impacto en la
enfermedad cardiovascular"); a formarse más en la vinculación entre el
cerebro y el corazón; y destacó la importancia de la educación para el
desarrollo de conductas saludables desde la infancia.
El
estrés es otro de los factores de riesgo para el corazón y el cerebro.
"Genera una actitud de alerta por un estímulo físico, emocional o del
medio ambiente. Cuando una persona está estresada, su organismo genera
sustancias que pueden ser dañinas como las catecolaminas y la adrenalina, lo
que aumenta la frecuencia cardíaca y la presión arterial", precisó Carlos
Ingino, jefe de Cardiología de la clínica La Sagrada Familia, institución que
en el marco del congreso brindará un simposio sobre neurocardiología.
Estudios
recientes revelaron que 1 de cada 3 ataques cerebrales son causados por
enfermedades cardíacas, como la
fibrilación auricular (FA), que es la arritmia más frecuente. En ese sentido,
los especialistas remarcan la importancia que tiene la prevención con
ecocardiogramas, monitoreo electrocardiográfico y el control del pulso arterial
para detectar la FA.
"En la medida en
que nuevos mecanismos de la interacción del eje cerebro-corazón sean
reconocidos, mayor será la aplicación de dicho conocimiento en la práctica
clínica", consideró el neurocirujano Pedro Lylyk, director de ENERI y La
Sagrada Familia.
Fuente bibliográfica
La clave de la salud está en el cerebro, no en el corazón. Clarin.com [en línea] [sin fecha]. [Consulta: 16 octubre 2015]. Disponible en: http://www.clarin.com/buena-vida/salud/clave-salud-cerebro-corazon_0_1449455334.html.
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