16 ene 2017
Resiliencia: Los 12 hábitos de las personas resilientes
Por: Rosario Linares
¿Sabes qué es la resiliencia?
¿Quieres aprender a ser más resiliente?
A veces
la vida nos pone a prueba, nos plantea situaciones que superan nuestras
capacidades: una enfermedad, una ruptura de pareja particularmente
dolorosa, la muerte de un ser querido, el fracaso de un sueño largamente
anhelado, problemas económicos… Existen diferentes circunstancias que nos
pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la
voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer y
sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos, apostar por la
resiliencia.
Resiliencia: definición y
significado
La resiliencia, según la definición de
la Real Academia Española de la Lengua es la capacidad humana de
asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, pero en
psicología añadimos algo más al concepto de resiliencia: no sólo gracias a ella somos capaces de afrontar las crisis
o situaciones potencialmente traumáticas , sino que también podemos
salir fortalecidos de ellas.
La resiliencia implica reestructurar
nuestros recursos psicológicos en
función de las nuevas circunstancias y de nuestras necesidades. De esta manera,
las personas resilientes no solo son capaces de sobreponerse a las adversidades
que les ha tocado vivir, sino que van un paso más allá y utilizan esas
situaciones para crecer y desarrollar al máximo su potencial.
Para las personas resilientes no existe una
vida dura, sino momentos difíciles. Y
no se trata de una simple disquisición terminológica, sino de una manera
diferente y más optimista de ver el mundo ya que son conscientes de que después
de la tormenta llega la calma. De hecho, estas personas a menudo sorprenden por
su buen humor y nos hacen preguntarnos cómo es posible que, después de todo lo
que han pasado, puedan afrontar la vida con una sonrisa en los labios.
La práctica de la
resiliencia: ¿Cómo podemos ser más resilientes?
La resiliencia no es una cualidad innata, no está impresa en nuestros genes, aunque sí puede haber una
tendencia genética que puede predisponer a tener un “buen carácter”. La
resiliencia es algo que todos podemos desarrollar a lo largo de la vida.
Hay personas que son resilientes porque han tenido en sus padres o en alguien
cercano un modelo de resiliencia a seguir, mientras que otras han encontrado el
camino por sí solas. Esto nos indica que todos podemos ser resilientes, siempre
y cuando cambiemos algunos de nuestros hábitos y creencias.
De
hecho, las personas resilientes no
nacen, se hacen, lo cual significa que han tenido que luchar contra
situaciones adversas o que han probado varias veces el sabor del fracaso y no
se han dado por vencidas. Al encontrarse al borde del abismo, han dado lo mejor
de sí y han desarrollado las habilidades necesarias para enfrentar los
diferentes retos de la vida.
¿Qué
caracteriza a una persona resiliente?
Las
personas que practican la resiliencia:
1. Son conscientes de sus potencialidades y limitaciones. El
autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades y los
retos, y las personas resilientes saben usarla a su favor. Estas personas saben
cuáles son sus principales fortalezas y habilidades, así como sus limitaciones
y defectos. De esta manera pueden trazarse metas más objetivas que no solo
tienen en cuenta sus necesidades y sueños, sino también los recursos de los que
disponen para conseguirlas.
2. Son creativas. La persona con una alta capacidad de
resiliencia no se limita a intentar pegar el jarrón roto, es consciente de que
ya nunca a volverá a ser el mismo. El resiliente hará un mosaico con los trozos
rotos, y transformará su experiencia dolorosa en algo bello o útil. De lo vil,
saca lo precioso.
3. Confían en sus capacidades. Al ser conscientes de
sus potencialidades y limitaciones, las personas resilientes confían en lo que
son capaces de hacer. Si algo les caracteriza es que no pierden de vista sus
objetivos y se sienten seguras de lo que pueden lograr. No obstante, también
reconocen la importancia del trabajo en equipo y no se encierran en sí mismas,
sino que saben cuándo es necesario pedir ayuda.
4. Asumen las dificultades como una oportunidad para aprender. A
lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos
desmotivan, pero las personas resilientes son capaces de ver más allá de esos
momentos y no desfallecen. Estas personas asumen las crisis como una
oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer. Saben que esos
momentos no serán eternos y que su futuro dependerá de la manera en que
reaccionen. Cuando se enfrentan a una adversidad se preguntan: ¿qué puedo
aprender yo de esto?
5. Practican el mindfulness o conciencia plena. Aún
sin ser conscientes de esta práctica milenaria, las personas resilientes tienen
el hábito de estar plenamente presentes, de vivir en el aquí y ahora y de
tienen una gran capacidad de aceptación. Para estas personas el pasado forma
parte del ayer y no es una fuente de culpabilidad y zozobra mientras que el
futuro no les aturde con su cuota de incertidumbre y preocupaciones. Son
capaces de aceptar las experiencias tal y como se presentan e intentan sacarles
el mayor provecho. Disfrutan de los pequeños detalles y no han perdido su
capacidad para asombrarse ante la vida.
6. Ven la vida con objetividad, pero siempre a través de un prisma
optimista. Las personas resilientes son muy objetivas, saben
cuáles son sus potencialidades, los recursos que tienen a su alcance y sus
metas, pero eso no implica que no sean optimistas. Al ser conscientes de que
nada es completamente positivo ni negativo, se esfuerzan por centrarse en los
aspectos positivos y disfrutan de los retos. Estas personas desarrollan un
optimismo realista, también llamado optimalismo, y están convencidas de que por
muy oscura que se presente su jornada, el día siguiente puede ser mejor.
7. Se rodean de personas que tienen una actitud positiva. Las
personas que practican la resiliencia saben cultivar sus amistades, por lo que
generalmente se rodean de personas que mantienen una actitud positiva ante la
vida y evitan a aquellos que se comportan como vampiros emocionales. De esta
forma, logran crear una sólida red de apoyo que les puede sostener en los
momentos más difíciles.
8. No intentan controlar
las situaciones. Una de las principales fuentes de tensiones y
estrés es el deseo de querer controlar todos los aspectos de nuestra vida. Por
eso, cuando algo se nos escapa de entre las manos, nos sentimos culpables e
inseguros. Sin embargo, las personas resilientes saben que es imposible
controlar todas las situaciones, han aprendido a lidiar con la incertidumbre y
se sienten cómodos aunque no tengan el control.
9. Son flexibles ante los cambios. A pesar de que las
personas resilientes tienen una autoimagen muy clara y saben perfectamente qué
quieren lograr, también tienen la suficiente flexibilidad como para adaptar sus
planes y cambiar sus metas cuando es necesario. Estas personas no se cierran al
cambio y siempre están dispuestas a valorar diferentes alternativas, sin
aferrarse obsesivamente a sus planes iniciales o a una única solución.
10. Son tenaces en sus propósitos. El hecho de que las
personas resilientes sean flexibles no implica que renuncien a sus metas, al
contrario, si algo las distingue es su perseverancia y su capacidad de lucha.
La diferencia estriba en que no luchan contra molinos de viento, sino que
aprovechan el sentido de la corriente y fluyen con ella. Estas personas tienen
una motivación intrínseca que les ayuda a mantenerse firmes y luchar por lo que
se proponen.
11. Afrontan la adversidad con humor. Una de las
características esenciales de las personas resilientes es su sentido del humor,
son capaces de reírse de la adversidad y sacar una broma de sus desdichas. La
risa es su mejor aliada porque les ayuda a mantenerse optimistas y, sobre todo,
les permite enfocarse en los aspectos positivos de las situaciones.
12. Buscan la ayuda de los demás y el apoyo social. Cuando
las personas resilientes pasan por un suceso potencialmente traumático su
primer objetivo es superarlo, para ello, son conscientes de la importancia del
apoyo social y no dudan en buscar ayuda profesional cuando lo necesitan.
La resiliencia en los niños
Si
queremos que nuestros hijos afronten las dificultades de la vida con fortaleza
es importante educarles en la capacidad de ser resilientes, para ello es
fundamental nuestro ejemplo, no sobreprotegerles y sobre todo creer en ellos.
No se trata de evitar que se caigan, sino de enseñarles a levantarse, y para
ello tenemos que confiar en que ellos pueden. Por supuesto, tampoco se trata de
exponerles a peligros o ambientes agresivos “para que se hagan más fuertes”,
afortunadamente no estamos en Esparta. Aportar seguridad y protección es
necesario.
Algo
importante que podemos preguntarles a los niños cuando tienen un contratiempo
si queremos que aprendan a desarrollar la resiliencia es ¿qué puedes
aprender de esto? o ¿qué puedes sacar bueno de esto que ha ocurrido?
Fuente bibliográfica
LINARES, ROSARIO, 17/11/2014. Resiliencia: Los 12 hábitos de las personas resilientes. El Prado Psicólogos [en línea]. [Consulta: 16 enero 2017]. Disponible en: http://www.elpradopsicologos.es/blog/resiliencia-resilientes/.
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