9 dic 2018
He metido la pata en las redes sociales, ¿cómo lo arreglo?
Por: Dimas Pardo
Una vez hecha la 'cagada' en redes
sociales, sólo queda saber reaccionar. MAX PIXEL
"Quien habla es esclavo de
sus palabras". ¿Quién le iba a decir al polímata barbudo
de Aristóteles que, tantos años
antes, iba a definir a la perfección nuestros problemas con las redes? También
podemos preguntarle qué opina del asunto, de manera mucho más accesible,
a James Gunn, que iba a seguir dirigiendo la famosa franquicia
de Guardianes de la Galaxia hasta que alguien decidió echarle en cara
tuits escritos hace ya unos años. O directamente a Adele, que cada vez más
consciente del ambiente de crispación de Twitter, declaró: "Cuando
Twitter apareció tuiteaba estando bebida, estuve a punto de arruinarlo todo en
varias ocasiones. Así que mi equipo decidió que (los mensajes) tenían que pasar
por dos personas y luego todo tenía que aprobarlo alguien".
No sólo
la más alta cúpula de actores, cantantes y políticos son susceptibles de
fastidiarla en redes y ser devorados por la plebe encarnizada, no. Mucho me
temo que cualquiera podemos caer en ello.
Es posible que, dado el escaso número de seguidores que tenemos, no se levante
tanto alboroto, sin embargo, ya se encargarán, currículum en mano, las posibles
empresas que iban a contratarte, de buscar cualquier trapo sucio en tu haber
para tener la mínima excusa para prescindir tus servicios. "Pensar de otra
manera sería ingenuo", afirma respecto al tema David Valks, gerente
de Become Recruitment, asesoría de recursos humanos con sede en Sídney.
Por eso,
porque vivimos en un tiempo difícil lleno de gente frágil que puede
consternarse a la mínima con nuestra humilde opinión, hay que cuidar más que
nunca nuestra reputación online.
Eso es, hay que llevar bastante cuidado con el tribunal público (y casi siempre
desconocido) que sopesará cada una de nuestras palabras en la Red, de tan despiadada manera que desearemos nunca
haberlas enunciado.
Repasemos,
entonces, en busca de un claro en este aciago temporal, algunos de los consejos
para salvar mínimamente el cuello cuando la hayamos pifiado en redes. "No me gustan las vacas. Me dan mala
vibra", hemos puesto, por ejemplo, en nuestra red social preferida, antes
de salir de casa. Polémico cuanto menos. Hasta que no hemos vuelto no teníamos
Internet y no podíamos imaginar el revuelo que se montaría acerca de nuestra
modesta opinión sobre el ganado bovino.
Encontrar
el problema:
Quizá a
la vuelta, cuando al fin encendamos el ordenador, encontremos cientos de tuits
o comentarios amenazadores y todo resulte demasiado confuso. Lo primero es encontrar
el problema, ver exactamente que lo originó, sopesar si se trata de un
problema real, verdaderamente dañino, caer en la cuenta de cuándo ha sucedido e
intentar planear una estrategia para solventarlo.
Prestar
atención de forma empática:
Mantengan
la calma, es demasiado tarde para borrar el comentario, todo el mundo sabe ya
nuestra opinión sobre las vacas, así que respiren, que nadie vaya a desmayarse.
Una vez que hayamos visto y localizado nuestro error, no nos quedará otra que
apechugar y escuchar de forma empática lo que tienen que decirnos las
redes. Ponernos en su pellejo. Tomar el pulso de golpe a la sociedad.
Pedir disculpas de ser necesario. Quizá nos guíen hacia otra opinión más
"respetable" si racionalizamos y nos dejamos imbuir por la empatía y
el buen gusto.
No
borrar quejas:
Si
quieres engendrar más furia, entonces sí, borra cuanto quieras los comentarios
y sugerencias de los afectados, pero si intentas un ambiente cordial es mejor
que no lo hagas. Además, alguien cabreado con lo que has dicho ("No me
gustan las vacas") volverá una y otra vez a quejarse y a mostrar su
disconformidad con tu opinión. El experto en redes sociales y community
manager del magacín musical Wake and Listen, Ray Vegas, opina
que "cada caso y queja tiene solución, aunque hay ocasiones en las que es
imposible dar respuesta. Cuando entran en juego insultos y faltas de
respeto no hace falta ni contestar, esa persona se está definiendo a ella misma
y pierde toda la credibilidad con sus palabras."
Máxima
rapidez en la respuesta
Intenta
ser lo más rápido posible respondiendo a la sublevación que ha creado tu
comentario. Responde a la queja en el mismo momento que la detectes.
Confirma que la has recibido, te has dado por aludido y estás trabajando en
ello para dar, lo antes posible, solución. "Mejor contestar al momento o
cuanto antes. Ese será el comienzo del fin del problema. Si en cambio tardas un
par de días en contestar, el problema erosionará tu mente durante todo ese
tiempo y la repercusión podrá ser aún mayor. Así que mejor trabajar en un buen
comunicado o mensaje para finiquitarlo cuanto antes.
Tus followers más fieles te lo agradecerán.", afirma al respecto
Ray Vegas.
Dialogar
públicamente
Al igual
que no borraremos las quejas en forma de comentario también debemos departir e
intentar solventar el problema con comentarios a la vista de todos. Otros
usuarios se percatarán de que has actuado y darán fe de tu empeño a la hora de
solucionar el conflicto. María Rueda, marketing manager en Ártica ST,
empresa de software, nos ayuda también con su opinión: "Creo que
mantener un diálogo abierto y sincero con los usuarios es lo mejor en estos
casos. Banear nunca es la solución y hoy en día, en la era de la
transparencia e inmediatez, la gente demanda precisamente sinceridad y
honestidad en todos los aspectos, incluidas las empresas."
Cerrar
el círculo
Una vez
hayas terminado con el problema, o veas más o menos el fuego
extinto, agradece la paciencia y reitera tus disculpas, pide perdón por
las molestias. En la medida de lo posible cierra el tema en un ambiente
cordial. "Cuando pasen unos días o semanas, te darás cuenta de que las
cosas se irán apaciguando, poco a poco todo el mundo irá quitándole peso a lo
sucedido", nos confirma Ray Vegas.
Aun
así, cautela
Con todo
y con ello, aunque creas haber solucionado el problema inmediato, limpiar
una reputación es mucho más duro que borrar todos tus tuits "nocivos" antes de que
alguien busque en tu historial para echártelo, años después, en cara por alguna
supuesta razón. Pies de plomo y cautela se aconseja en estos tiempos tan duros,
porque antes o después, Dios no lo quiera, nos toparemos de nuevo con esa foto
en la que salimos "piripis" en las novatadas del primer año de
universidad. Sí, esa que nos resultaba tan graciosa pero que a muchos puede
herir en su sensibilidad hasta decidir fastidiarte.
Fuente bibliográfica
PARDO, DIMAS, 2018. He metido la pata en las redes sociales, ¿cómo lo arreglo? ELMUNDO [en línea]. [Consulta: 9 diciembre 2018]. Disponible en: https://www.elmundo.es/f5/comparte/2018/11/15/5bec5043468aeb4f7b8b45dc.html.
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