2 oct 2007
Dos millones de libros al desnudo
Dos millones de libros al desnudo
La restauradora explica a los asistentes cómo se mejora un libro estropeado por el agua.
MULTIMEDIA
Fotos de la noticia
La Biblioteca Valenciana se dejó ayer ver al desnudo. Los depósitos y la sala de restauración, siempre cerrados al público, se abrieron en la primera jornada de puertas abiertas y el recorrido no dejó indiferente al visitante.
Jessica F. Peña, Valencia Observar cómo se restaura un libro valioso y ver los depósitos donde se encuentran los dos millones y medio de ejemplares fueron los principales atractivos de la primera jornada de puertas abiertas de la Biblioteca Valenciana, ubicada en el monasterio de San Miguel de los Reyes. El día de ayer era especial tanto para los guías como para los usuarios o visitantes, ya que por primera vez se conocería el procedimiento de restauración de las páginas de libros valiosos, explicado por los propios restauradores, así como la ubicación de las piezas en cámaras compactas para protegerlos del calor, el frío, la humedad o los insectos. A las diez empezó la primera de las visitas guiadas. El inicio tenía lugar en la iglesia gótica que fue utilizada por los primeros monjes y que con los años se fue reformando hasta verla tal como se encuentra en la actualidad. Con la explicación histórica, los visitantes iban entrando en calor. El recorrido continuó por la escalera imperial, cuyo zaguán conserva la cerámica original de la época, como la bóveda de cañón. La siguiente parada ya en el piso superior fue la sala Gregori Mayans, que antiguamente era una de las habitaciones de los monjes. En el aula se pueden realizar las consultas de los libros, previa petición, o a través del ordenador ya que muchos de ellos están digitalizados para su conservación. En esta sala se consulta el fondo antiguo, valioso y gráfico, tanto original como microfilmado. Los libros de esta biblioteca nunca se prestan, sólo se consultan. La siguiente parada era la más llamativa de la visita: el departamento de restauración. En él, los técnicos controlan los depósitos de los libros mediante una cata para controlar la humedad y la temperatura ideal para los libros. Los dos restauradores que trabajan con los libros mostraron de la manera más fiel cómo se realiza una transformación de un libro que prácticamente no se podía abrir - «puesto que llegó a la biblioteca en muy malas condiciones»- y cómo queda después de su paso por la sala. Y señalaron que previo al trabajo es preciso un informe de las características del libro y de las actuaciones que se van a desarrollar. También mostraron la utilización de las máquinas que ayudan a completar páginas rotas, cómo secar un pergamino o con qué materiales tratan los libros. Los visitantes no dudaron en hacer preguntas «porque esto es todo muy curioso» , señalaron. La visita continuó con la explicación de los restos arqueológicos de Rascanya, convertido en su día en cárcel. Cuando la guía se dirigió con el grupo a uno de los depósitos de libros, una de las partes donde nunca se puede acceder, un robot en forma de cajón transportaba en su interior los libros que algún usuario había pedido desde la sala de consulta. «Se programa el camino, va más despacio cuando pasa cerca de la gente, gira por los pasillos y se para cuando llega al ascensor, baja al piso que quiere y por fin llega a su destino», explicaron. Fue la sensación de la visita y nadie quería perderse detalle. Ya por fin en los depósitos, el técnico aseveró que el material se conserva en cámaras compactas, aisladas, a modo de caja fuerte. «Se tienen que conservar a 21 grados y a 60 de humedad» , afirmó un responsable. De los 25 depósitos al público se enseñó uno junto a los exhaustivos métodos anti incendios que protegen los libros para evitar su destrucción. La cripta fue la parte final de la visita que los asistentes calificaron de «muy interesante y que despierta los sentidos».
La restauradora explica a los asistentes cómo se mejora un libro estropeado por el agua.
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Fotos de la noticia
La Biblioteca Valenciana se dejó ayer ver al desnudo. Los depósitos y la sala de restauración, siempre cerrados al público, se abrieron en la primera jornada de puertas abiertas y el recorrido no dejó indiferente al visitante.
Jessica F. Peña, Valencia Observar cómo se restaura un libro valioso y ver los depósitos donde se encuentran los dos millones y medio de ejemplares fueron los principales atractivos de la primera jornada de puertas abiertas de la Biblioteca Valenciana, ubicada en el monasterio de San Miguel de los Reyes. El día de ayer era especial tanto para los guías como para los usuarios o visitantes, ya que por primera vez se conocería el procedimiento de restauración de las páginas de libros valiosos, explicado por los propios restauradores, así como la ubicación de las piezas en cámaras compactas para protegerlos del calor, el frío, la humedad o los insectos. A las diez empezó la primera de las visitas guiadas. El inicio tenía lugar en la iglesia gótica que fue utilizada por los primeros monjes y que con los años se fue reformando hasta verla tal como se encuentra en la actualidad. Con la explicación histórica, los visitantes iban entrando en calor. El recorrido continuó por la escalera imperial, cuyo zaguán conserva la cerámica original de la época, como la bóveda de cañón. La siguiente parada ya en el piso superior fue la sala Gregori Mayans, que antiguamente era una de las habitaciones de los monjes. En el aula se pueden realizar las consultas de los libros, previa petición, o a través del ordenador ya que muchos de ellos están digitalizados para su conservación. En esta sala se consulta el fondo antiguo, valioso y gráfico, tanto original como microfilmado. Los libros de esta biblioteca nunca se prestan, sólo se consultan. La siguiente parada era la más llamativa de la visita: el departamento de restauración. En él, los técnicos controlan los depósitos de los libros mediante una cata para controlar la humedad y la temperatura ideal para los libros. Los dos restauradores que trabajan con los libros mostraron de la manera más fiel cómo se realiza una transformación de un libro que prácticamente no se podía abrir - «puesto que llegó a la biblioteca en muy malas condiciones»- y cómo queda después de su paso por la sala. Y señalaron que previo al trabajo es preciso un informe de las características del libro y de las actuaciones que se van a desarrollar. También mostraron la utilización de las máquinas que ayudan a completar páginas rotas, cómo secar un pergamino o con qué materiales tratan los libros. Los visitantes no dudaron en hacer preguntas «porque esto es todo muy curioso» , señalaron. La visita continuó con la explicación de los restos arqueológicos de Rascanya, convertido en su día en cárcel. Cuando la guía se dirigió con el grupo a uno de los depósitos de libros, una de las partes donde nunca se puede acceder, un robot en forma de cajón transportaba en su interior los libros que algún usuario había pedido desde la sala de consulta. «Se programa el camino, va más despacio cuando pasa cerca de la gente, gira por los pasillos y se para cuando llega al ascensor, baja al piso que quiere y por fin llega a su destino», explicaron. Fue la sensación de la visita y nadie quería perderse detalle. Ya por fin en los depósitos, el técnico aseveró que el material se conserva en cámaras compactas, aisladas, a modo de caja fuerte. «Se tienen que conservar a 21 grados y a 60 de humedad» , afirmó un responsable. De los 25 depósitos al público se enseñó uno junto a los exhaustivos métodos anti incendios que protegen los libros para evitar su destrucción. La cripta fue la parte final de la visita que los asistentes calificaron de «muy interesante y que despierta los sentidos».
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