19 dic 2009
Un libro para regalar en esta Navidad
Por la Lic. Marcela Sisto, coordinadora pedagógica de la Fundación Leer
Llegan las fiestas, Papá Noel, Reyes, la hora de pensar los regalos y surge una pregunta: ¿Puede un libro competir con un juguete? Lo primero que hay que rescatar es que un libro también puede ser un juguete. O por lo menos, puede tener los mismos atractivos que tiene un juguete. Pasar un rato agradable leyendo es siempre una buena opción. Sobre todo, en esta época del año, donde se acercan las vacaciones y los chicos tienen más tiempo libre.
La lectura es una alternativa que les permite disfrutar pero, además, los incita a imaginar, a soñar, a jugar y hasta puede ser disparadora de decenas de actividades.
Hay que convencer a los chicos de que a los libros no sólo se va a buscar información también puede ser divertido sentarse bajo un árbol o al borde de la pileta para devorarse un cuento. Además, en el verano, un libro es un buen complemento para seguir ejercitando el cerebro, que es un músculo y como todo musculo necesita ejercicio.
A veces, el problema de los padres, los abuelos o los tíos es que no saben qué elegir. Hay distintas variables a tener en cuenta. Por empezar, hay que optar por un libro que tenga que ver con el placer y la distracción y que, además, esté acorde a los intereses de cada niño. Más allá de los intereses característicos de cada etapa de la niñez, hay que estar atento a qué le gusta particularmente a ese chico. A algunos le divierten los autos, a otros los dinosaurios, otros prefieren las historias fantásticas, las de príncipes y princesas, etc.
Desde que son bebés, los libros no sólo son un complemento intelectual, sino que son herramientas que permiten ejercitar lo atencional y lo motriz. Es un juguete muy completo: ayuda a trabajar la coordinación psicomotora, el desarrollo el área intelectual y, sobre todo, nos permite acercarnos al otro, tener un encuentro de afecto.
La lectura ayuda a desarrollar mecanismos complejos en el cerebro como la comprensión, la anticipación, la predicción. Entran en juego muchas habilidades que se necesitan para la inserción en nuestra sociedad. La lectura permite entender distintos mundos y desarrollar una actitud de empatía hacia el conocimiento del otro, enseña sobre muchas ciencias y también otorga un pensamiento crítico. Y leer con los chicos (leerles) es fundamental, por muchos motivos.
- En primer lugar, ayuda a desarrollar el vocabulario. Los niños aprenden el significado de las palabras al escucharlas en el contexto.
- A través de las historias, se incorpora paulatinamente la correcta construcción de las oraciones. La manera más fácil de aprender la sintaxis de cualquier idioma es escucharlo y usarlo continuamente.
- Aquellos niños a quienes se les ha leído, están más motivados a leer.
- Asimismo, las oportunidades de acceso a situaciones de lectura determinan la pronunciación correcta, el significado y uso de los signos de puntuación (indicando la expresión), y los diferentes estilos usados en la lectura de papá y de mamá quedan más claros por medio de la lectura en voz alta.
Dentro de la variada oferta de libros infantiles que hay hoy en el mercado, ¿qué regalamos? En este punto conviene tener en cuenta algunas cuestiones como la calidad literaria, un buen libro para niños debe resultar divertido, emocionante, atrapante, interesante o conmovedor para cualquier adulto; las imágenes, sobre todo en los primeros años de vida, los libros deben ser visualmente atractivos con imágenes claras y legibles; y por último, la variedad, es posible que muchos niños digan que no les gusta leer por el simple hecho de que no se han encontrado aún con un libro que les cause alguna emoción.
Yo puedo elegir un libro que desde la editorial esté recomendado para tal edad. Pero si ese chico lee mucho y está avanzado, puede resultarle aburrido. En cambio, para aquel que nunca tocó un libro más que para ir a la escuela, puede resultarle tedioso. Hay que dejarlos que exploren la librería, que tengan contacto con los libros es una de las formas de acercarlos a la lectura. Seguramente, si yo hablo del libro en abstracto no para nada atractivo.
Cuando los chicos leen por su cuenta, también un libro puede dar espacio al encuentro. Poder conversar sobre la historia, responder las preguntas que surjan de la lectura, reflexionar sobre el comportamiento de los personajes. Y hasta generar nuevas actividades a partir de lo leído, como dibujar al protagonista, el paisaje de la historia; ponerse en el rol de actor e interpretar la parte favorita, seguir escribiendo sobre el tema.
Esta época, en la que se empieza a hacer el balance del año, es excelente momento para decidir que el tiempo que no compartimos con nuestros hijos durante el año, lo podemos compartir ahora, a través de un libro. Personalmente, me gusta recordar aquellos momentos en los que mi mamá o mi abuelo se sentaban a compartir la lectura conmigo, son imágenes que quedan grabadas en el corazón. Un libro consigue eso.
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