23 may 2011
Nosotros sí podemos
Por: Dolors Reig
Se hace necesario, a la luz de lo que está ocurriendo los últimos días en España, un análisis sociológico más extenso que el que hacíamos en De pequeños políticos para grandes personas a community managers para la democracia 2.0.
Llevamos años diciéndolo desde aquí, en conferencias y presentaciones: La revolución cognitiva, creativa que vivimos llevará necesariamente a una la revolución social. Después de la revolución tecnológica, las creativas y la social.
Hablábamos hasta hace poco del 11M y lo que vivimos hoy es parte de un mismo, imparable fenómeno: “los sms del 11M cambiaron el ganador, las redes sociales del #15M cambiarán el sistema”, en términos twitteros.
Queda resulta la duda que se cernía sobre el denominado slacktivismo o sobre el que algunos/as han denominado Hacktivismo 2.0 (entendido como el activismo en las redes sociales): servían. Resultaban instrumentales a una misma revolución, una misma indignación, un mismo descontento. Señor Gladwell, sí… definitivamente la revolución será twitteada. Twitteada, youtubeada, facebookeada y gritada o escenificada en los aplausos silenciosos de los acampados en la puerta del sol, en todas las manifestaciones, distribuidas alrededor del mundo, de una nueva inteligencia.
La clave está en la que muchos consideran pre-requisito a la realización de los sueños anarquistas de Bakunin: no se puede seguir tratando al electorado como si fuese tonto. No lo es y se da cuenta del despilfarro, de que no es inevitable el desempleo juvenil, de la corrupción, de que no tenemos, en absoluto, la clase política que nos merecemos.
Escribía Castells allá por 2003 sobre el descontento generalizado con unos políticos que se comportan como marcas, como competencia, dedicándose a la crítica destructiva con fines mucho más electoralistas que por el bien común. En 2011, mucho más informados y formados que entonces, después de un fenómeno wikileaks que ha desenterrado las raíces del sistema y en una sociedad red que ha recuperado los medios de comunicación para el pueblo, el sistema es ya insostenible.
Las TIC, la sociedad red, el retorno a un ágora más amplia que nunca han amplificado el malestar que ya generaban las carencias de unos sistemas pensados para otros tiempos. Como en tantos otros ámbitos (la cultura, la empresa, los medios, la educación), han pasado los años y lo que servía para un primer simulacro de democracia ha quedado obsoleto.
Son muchos los cambios que pienso que las TIC generan en las relaciones de poder:
-Las TIC han generado posibilidades reales de participación: “No somos los mismos desde que estamos en las redes sociales”, decía Castells en motivo de la revolución Egipcia. Las redes sociales, abundantes en posibilidades de participación, han causado un empoderamiento que causa disonancia cognitiva cuando se traslada a la calle, a las dificultades para participar en una democracia protagonizada en mayor medida por los intermediarios que los protagonistas.
¿Es necesario un parlamento elegido cada cuatro años cuando tenemos mecanismos tecnológicos de filtrado constante del criterio, de la voluntad de la gente en las ágoras contemporáneas?
Si bien no todos/as hemos sido educados en la cultura de la participación, es responsabilidad también del estado “empoderarnos”, convertirnos, mediante alfabetización digital y educación de la participación, en ciudadanos de pleno derecho en la sociedad-red.
-Las redes posibilitan la organización de la gente para manifestarse, para mostrar su descontento en una sociedad en la que cada día tienen menos sentido las divisiones entre lo digital y lo humano.
-Las redes ayudan a globalizar los mensajes, la autocomunicación de masas tiene un alcance cuantitativo importante pero también más alcance geográfico que nunca. El “nosotros”, la comunidad a la que pertenecemos, es más amplio que nunca.
-Internet ha provocado la creación de un nuevo imaginario colectivo, apolítico o apartidista (añado gracias a un comentario), derivado de los excedentes creativo y cognitivo de la gente, menospreciados durante años. La inteligencia colectiva parece, cuando es debidamente organizada y como comentan Sey y Castells en 2003, poder generar decisiones que sustituyen a las de los políticos tradicionales.
Los idearios de la red son potentes: Paz, ciencia, descentralización, incluso los movimientos de base estructurados en red pueden considerarse como laboratorios de democracia que generan las normas y las formas políticas más apropiadas en la era de la información.
-La red hace posible la democracia directa, la desaparición de los intermediarios. Los mismos medios sociales que sirven de observatorio del comportamiento de los consumidores pueden servir para estudiar en cada momento la voluntad del pueblo. El político, no en campaña sino en el desarrollo de su cargo como ejecutor de la voluntad del conjunto de los ciudadanos/as debería ser el mejor “Community manager” posible.
No les faltan herramientas, la de la imagen monitoriza lo que se está twitteando, día a día, sobre el tema:
Y sí, we can…, pero no ellos, que siguen lejos, incluso, de la atrevida campaña de Obama en los Social media, en la que venció el miedo a perder el monopolio del mensaje, el pánico escénico por la interacción que provocan los social media y pasó a la historia. Dentro de nuestras fronteras los partidos siguen, repito, comportándose como marcas, con anuncios patrocinados en la barra lateral de Facebook como expresión de lo que entienden la revolución social de los medios.
Sigue siendo difícil, si no imposible, que sean los mismos políticos que hoy, 22 de mayo, están en las urnas, más alejados que nunca de los ciudadanos, los que aprendan a reconvertirse en organizadores, en catalizadores de la inteligencia colectiva que está haciendo florecer, en nuestras plazas, el ideario de un nuevo mundo, más vivo, más joven, mejor. Si siguen dirigiendo con altavoces, seguiremos haciendo ruido para que nadie les oiga.
No me cansaré de repetirlo: somos nosotros, más inteligentes, más grandes si estamos juntos, que nunca, los que podemos provocar los cambios que nos lleven, de verdad, a una política actual.
Seguro que lo veremos.
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2 comentarios :
Perdona, soy la autora del artículo, no veo en ningún lugar el enlace a mi autoría, por lo que creo que se trata de un delito de plagio.
No basta con decir El caparazon, hay que poner enlace: http://www.dreig.eu/caparazon/
Estimada Dolors: le pido mil disculpas, como vera en el blog en todos los spot se hace la cita tanto de autor como de la página de donde se extrajo, no es mi intensión atribuirme ningún trabajo… en esta ocasión el diablo metió la cola, ya hice la corrección.
La saludo atte. Ernesto
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