9 jun 2016
15 Errores que como docente he cometido en el aula
Por:
Santiago Moll
Quince
años que han dado para más de 8.000 sesiones de docencia directa con alumnos.
Quince años repletos de aciertos y de no pocos errores.
Precisamente
de errores es de lo que te vengo a
hablar en esta entrada. Concretamente, de 15 errores que echando la vista
atrás me he dado cuenta de que debía rectificar para bien de mis alumnos.
¿Quieres saber cuáles han sido estos 15 errores
y cómo estoy, a día de hoy, intentando corregirlos? Pues te invito a que me acompañes porque zarpamos…
1. Distinguir entre oír y escuchar de forma
activa.
*
Confieso que tardé un tiempo en darme cuenta de la diferencia que existía
entre oír y escuchar de forma activa a mis alumnos. Oír a tus alumnos es
mirarlos a la cara, pero teniendo la mente puesta en ti y en las preocupaciones
que te rondan por la cabeza en ese momento. Sin embargo, la escucha activa
consiste en tener la capacidad de vaciar tu mente y entregar tu tiempo a ese
alumno que se ha dirigido a ti por algún motivo.
2. Valorar más el proceso que el resultado.
* En mis
primeros como docente años el examen lo era todo, el examen era el rey del
proceso de enseñanza-aprendizaje. Todo giraba en torno a él. Con el tiempo me
he dado cuenta de lo equivocado que estaba, de que lo importante era supervisar
lo que el alumno iba aprendiendo por el camino, lo que iba asimilando de mis
enseñanzas. Ese es el verdadero valor y no el una nota final.
3. Afrontar el conflicto como una
oportunidad.
* Así
es. Me ha llevado unos años darme cuenta de que los conflictos en sí no son
malos, pese a la connotación negativa que el propio término implica. De lo que
se trata es de transformar el conflicto en un conflicto positivo, es decir, ser
conscientes de que la persona siempre debe estar por encima del conflicto y que
ese conflicto puede construirse desde el diálogo y la mediación.
4. Promover la educación disruptiva.
*
Siempre había tenido la certeza de que, para enseñar, una premisa
imprescindible era el silencio. El silencio era orden, control y disciplina.
Con los años me he dado cuenta de que el silencio era necesario porque el
tipo de clase que daba era exclusivamente unidireccional, es decir, yo enseño y
tú -el alumno- escuchas. Hay momentos en que el silencio es necesario en un
aula, pero también tiene que haber tiempo para la disrupción, es decir, para la
cooperación, el debate y el espíritu crítico.
5. Fomentar la excelencia por encima de la
perfección.
* Cuando
el examen es el rey, la perfección se convierte en la meta de cualquier
aprendizaje. Así pensaba yo. Ahora me doy cuenta de que la excelencia es mucho
más importante que la perfección porque incide más en el proceso que en el
resultado.
6. Ser empático en lugar de simpático.
* Cuando
empecé como docente creía que podría acercarme a mis alumnos a través de la
simpatía. Con los años me di cuenta de que con mis alumnos no se trataba de ser
simpático, sino empático, es decir, la simpatía me hacía tener una respuesta
para todo, una solución para todo, la aprobación del alumno. Ahora sé que
de lo que se trata es de ser empático porque la empatía no juzga, se centra en
la persona y no exclusivamente en la solución para esa persona.
7. Insistir en que explicar no es lo mismo
que enseñar.
* Creo
que es inevitable que, cuando empiezas a ejercer de docente, no seas consciente
de la diferencia entre los términos explicar y enseñar. Tardé años en darme
cuenta de que en mis clases lo que hacía era sobre todo explicar, es decir,
transmitir conocimientos que mis alumnos podían aprender por sí mismos.
8. Aprender a formular preguntas
abiertas.
* Al
querer ser simpático me di cuenta de que las preguntas que formulaba a mis
alumnos eran preguntas cerradas, preguntas que no generaban opciones, preguntas
que no buscaban el diálogo. Si algo he aprendido es que las preguntas abiertas
inciden en lo emocional, invitan a la reflexión y a la retroalimentación.
9. Promover la mediación antes que la
sanción.
* Tardé
unos cursos en darme cuenta de la importancia de mediar los conflictos que iban
urgiendo en el aula. Muchos docente prefieren sancionar antes que mediar
porque la sanción es rápida, es inmediata. La sanción carece de diálogo, de
opciones. Sin embargo, la mediación es mucho más efectiva porque tiene un
efecto reparador.
10. Equilibrar en el aula la inteligencia
emocional y la inteligencia intelectual.
* La
educación tradicional es una educación lineal. Y como es lineal, no hay tiempo
más que para trabajar conceptos y procedimientos. La educación lineal no crea
opciones y, sin opciones, no es posible enseñar emociones. Han sido estos
últimos años en los que me he dado cuenta de que las emociones pasan por
replantearse la forma en la que se enseña en las aulas, una forma
unidireccional incapaz de transformar el tiempo para dar paso a un currículum
ligado a las competencias emocionales.
11. Enseñar a aprender desde la
cooperación.
* Al
darme cuenta de que podía transformar el espacio del aula, también me di cuenta
de que se me abría la oportunidad de que fueran los propios alumnos los que
aprendieran de sus propios compañeros. Sin duda, el ir sustituyendo la
clase lineal y tradicional por una clase cooperativa me ha dado una nueva
visión del tiempo y del espacio en el aula.
12. Defender una escuela inclusiva de todos
y para todos.
* Aunque
siempre he sido muy sensible con todo lo relacionado con la educación
inclusiva, no ha sido hasta hace poco que he podido transformar el tiempo y el
espacio en el aula, que he podido dedicar a los alumnos con necesidades
educativas especiales toda la atención que requerían. Una educación intelectual
sí, pero también emocional. También he podido valorar la inestimable labor del
Pedagogo Terapeuta en el aula.
13. Hacer de las TIC un aliado, no un
sustituto.
* Quince
años en las aulas dan para mucho. Sin duda, la evolución tecnológica ha sido
mucha. En mi caso debo confesar que me ha cambiado por completo mi forma
de enseñar. Tal vez el error que cometí en mis primeros años fue pensar que la
tecnología podría estar por encima del docente. Grave error. El tiempo me ha
enseñado que las TIC nunca podrán sustituir al docente, sino que lo
acompañarán para hacer de él, precisamente, un mejor docente.
14. Valorar el error como una forma más de
aprendizaje.
* Cuando
lo que buscas es la perfección, no existe margen de error. Así es como pensaba
yo. Ahora que valoro el proceso me doy cuenta de que el error es un elemento
indispensable para el aprendizaje. Un error que debe enfocarse desde una
perspectiva constructiva, como un punto de partida, como un acto de valentía.
15. Promover el “saber hacer” por encima
del “saber”.
* Dime y
lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. ¡Cuánta verdad
esconde esta cita de Benjamin Franklin! En mis primeros años como docente
pensaba que el aprendizaje consistía en saber, en ir acumulando definiciones,
fechas, nombres de obras… Ahora me doy cuenta de lo equivocado que estaba.
Ahora sé que de lo que se trata es de enseñar a que tus alumnos aprendan
destrezas y habilidades para que puedan enfrentarse al mundo que les espera con
la mayor de las garantías.
Fuente Bibliográfica
MOLL, SANTIAGO, 2015. 15 Errores que como docente he cometido en el aula. Justifica tu respuesta [en línea]. [Consulta: 9 junio 2016]. Disponible en: http://justificaturespuesta.com/15-errores-que-como-docente-he-cometido-en-el-aula/.
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