19 jun 2017
Los futuros próximos de las bibliotecas públicas
Por: Mariano
Vespa
Oráculo
y depositario del saber y desarrollo humanos, las bibliotecas se encuentran
sometidas a una transformación que reconfigura su rol no sólo en relación con
los nuevos paradigmas digitales sino en sus visiones y alcances. Un
relevamiento del estado de la cuestión con tres de los principales
especialistas en el mundo: Hannelore
Vogt, Gillian Daly y Alberto Manguel.
En el
libro Historia de las bibliotecas (Ediciones Ampersand, 2015), Frédéric Barbier
establece un recorrido sobre las evoluciones de las bibliotecas en Occidente.
En relación con el presente, un contexto donde convergen nuevos modos de
socialización, redes sociales y un mayor individualismo, la función de la
biblioteca en tanto institución y representación tiende a desplazarse. Como
institución, “deberá representar el ideal de una sociedad fundada en el
derecho natural, la cual plantea el imperativo de la igualdad”. Ese
objetivo impulsa un compromiso mayor en la funcionalidad de la biblioteca: ya
no sólo se trata de transferencia de contenidos o de preservación y apropiación
del patrimonio colectivo, sino que se posiciona como un espacio de interacción.
Razón de ser
Gillian
Daly, una de las responsables de la red que asesora y promueve a más de
quinientas bibliotecas en Escocia (SLIC), estuvo de visita en Buenos Aires en
marzo, invitada por la Fundación Filba y el British Council. En distintas
capacitaciones a bibliotecarios y en una conferencia magistral, trasladó la
experiencia de gestión en SLIC, sobre todo en relación con la manera de pensar
las bibliotecas públicas en un presente proclive a la evanescencia:
—Creo
que el propósito fundamental de las bibliotecas no ha cambiado. La gente dice
que, debido a que vivimos en una era digital, no necesitamos bibliotecas,
tenemos Google para encontrar información, tenemos Wikipedia, que sabe todo,
pero en realidad en la era digital se ha vuelto más importante entender en qué
información se puede confiar. Creo que hay más demanda de servicios de
biblioteca y de ese ambiente, sobre todo para el tipo de apoyo que una
biblioteca puede ofrecer: el acceso a información confiable, pero también sobre
las habilidades del personal de la biblioteca y las comunidades de apoyo.
En
sintonía, Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional (BN), considera
que las bibliotecas superviven, en tanto su función no es monógama.
—Una
biblioteca almacena todo tipo de documentos y textos, cualquiera sea su
soporte: papel o pantalla, material o virtual. Desde los principios del
lenguaje escrito hemos preservado nuestras palabras en soportes tan diversos
como la arcilla, el caparazón de la tortuga, el bambú, el papiro, la piedra,
los nudos de los quipus, el pergamino y el papel. Y una biblioteca debe
preservar todo esto en la medida en que logre conseguirlo. Los textos virtuales
son tan sólo una parte de nuestro acervo y la tecnología electrónica no es la
última de las tecnologías que inventaremos para comunicarnos. Vendrán otras que
no imaginamos ahora y a ésas también la biblioteca les reserva un lugar.
La
Biblioteca Pública de Colonia (CPL) es pionera, no sólo por sus tempranas
innovaciones en relación con el paradigma digital, sino por apostar al
fortalecimiento de participación. No sólo ofrece un vasto catálogo, impreso y
en e-book, sino que también proporciona asistencia en materia de educación y
recreación a la población vernácula –cerca de un millón de habitantes– y a
regiones cercanas, entre las que se incluyen otros países, como Luxemburgo o
Bélgica. En 2015 fue galardonada como la mejor biblioteca del año. Hannelore
Vogt, directora desde 2008, es una referente ineludible en la materia: ha
escrito varios textos que aportan una nueva mirada sobre el alcance de las
bibliotecas y es consultora en la materia en distintos puntos del planeta.
—La
educación en el siglo XXI incluye la alfabetización digital, ya que el uso de
nuevas tecnologías y redes sociales es esencial para la plena participación
social. Las bibliotecas no son sólo lugares llenos de libros, sino que son
vibrantes espacios de experiencia. No son sólo salas de lectura y lugares de
silencio, sino lugares para conocer y aprender. Estimulan la acción y el hacer,
pero también permiten que uno se tranquilice y se inspire. Un ejemplo
interesante de esto proviene de Dinamarca. Se basa en las “Four rooms of
change” [teoría del psicólogo sueco Claes F. Janssen]. Las bibliotecas deben
seguir las tendencias tecnológicas y sociales y ajustar sus ofertas en
consecuencia. La gente ya no quiere ser mera consumidora. Ellos quieren crear,
ser activos y probar cosas nuevas. Quieren compartir sus ideas y conocimientos
con otros.
Daly
coincide en la importancia de las bibliotecas en la construcción de la
ciudadanía, sobre todo en relación con las coyunturas político-mediáticas:
—Creo
que son importantes para la democracia y creo que muchas de las cuestiones que
estamos viendo a nivel mundial, en este momento, apuntan a que las personas
están mal informadas sobre las decisiones políticas que están tomando. No sé si
sucede lo mismo en Argentina, pero los medios están influyendo negativamente.
El presidente Trump sigue tuiteando noticias falsas. Cualquiera puede publicar
en un blog, sin antecedentes ni investigación, y puede ser considerado un
hecho. Todas las librerías de la red son diferentes, pero estamos tratando de
estandarizar los procesos, queremos que sea una experiencia mucho más
igualitaria para que todos nuestros ciudadanos tengan acceso a los mismos
apoyos para la educación, para el aprendizaje y para todas las otras
necesidades a través de la vida.
Uno de
los proyectos que desarrolla SLIC es “Every child a member”, que fomenta
la membresía desde niño, ya sea desde el nacimiento mismo o en la escuela.
También sucede lo mismo en Colonia, a través del programa Bookbabys:
VOGT: Es
importante comenzar con los niños tan pronto como sea posible. Por un lado para
inspirarlos a leer, por otro lado las sinapsis para el lenguaje en nuestro
cerebro se están desarrollando mejor en los primeros seis años de nuestra vida.
Bookbabys es un programa especial para niños pequeños que es perfecto para
comenzar el aprendizaje permanente y crea una relación especial con las
bibliotecas desde muy temprana edad. Este es un tipo de terapia de biblioteca
donde madres con niños de 0-2 años visitan la biblioteca una vez por semana
para cantar canciones, decir rimas, bailar y divertirse mucho.
Manguel
considera que se trata de una experiencia potencial para llevarse a cabo en la
BN:
—Es una
divisa excelente que a cada niño, junto al certificado de nacimiento, se le dé
una tarjeta de lector para que la noción de identidad no sea sólo la de
pertenecer a una determinada nación sino a la comunidad universal de lectores.
De la transacción a la interacción
Capacitaciones
para el desarrollo de habilidades, asesoramiento en la confección de
currículos, clases de comunicación, sesiones de información sobre salud,
inclusiones a personas desprotegidas [ver recuadro], eventos culturales. El
listado de las iniciativas que apuntan a la igualdad de oportunidades puede ser
exhaustivo.
Según el
sitio web de Mep Library, que reúne a miembros parlamentarios de la Unión
Europea, en Europa más de cuatro millones y medio de personas acceden por
primera vez a internet en una biblioteca pública y cerca de dos millones de
usuarios lo hacen usualmente porque es el único espacio que tiene acceso
gratuito. En un contexto donde la cifra de analfabetismo en la UE es del 20%,
alrededor de un millón y medio de personas se acercan a las bibliotecas para
capacitarse y luego aplicar a determinados trabajos. Aunque quizá no tenga el
mismo grado de privaciones que otros países, en Escocia un 20% de la población
no tiene acceso, fundamentalmente en las comunidades alejadas.
DALLY:
queremos asegurarnos de que todo el mundo, sin importar de dónde procedan,
tengan la oportunidad, y eso es muy difícil porque los dispositivos digitales
suelen ser caros y todo se mueve tan rápidamente. Eso significa que es muy
difícil para las personas mantenerse al día, lo mismo para las bibliotecas. Así
que estamos muy enfocados en la capacitación de nuestro personal para que
podamos estar al día con todas estas nuevas tecnologías.
En
Argentina, gran parte de las bibliotecas populares nucleadas en Conabip permite
el uso de computadoras en red y tiene clases de apoyo escolar o encuentros con
artistas. Para SLIC, uno de los grandes desafíos para llevar adelante una
biblioteca es concientizar a aquellos que por pudor –que no sepan leer o
necesiten algún tipo de apoyo– no se acercan a la biblioteca.
V: En
una era de comunicación digital y redes, se necesitan espacios para que las
personas se reúnan y se comuniquen en persona. Junto a la casa y el trabajo,
las bibliotecas se están convirtiendo cada vez más en un “tercer lugar” donde
esto es posible. La importancia de las bibliotecas como lugares de encuentro es
cada vez mayor. Otra distinción es que las bibliotecas, además de ser
extremadamente democráticas, son una de las pocas plazas libres del comercio.
La
concepción de Vogt puede tomarse como un reverso o reescritura de
la frase de Nietzsche; en este caso, donde termina la biblioteca,
empieza el mercado. Desde 2013, CPL fomenta la participación interactiva del
público mediante el Makerspace, laboratorios de creación y espacios de
intercambio donde, por ejemplo, se digitalizan discos o se desarrollan
podcasts. La biblioteca se convierte en catalizadora de experiencias creativas.
En sintonía, SLIC ha realizado, en los últimos años, el hackatón Future
Libraries, en el que distintos equipos de estudiantes, graduados o
entrepeneurs, desarrollan innovaciones de productos o servicios para las
bibliotecas. Tanto CPL como SLIC ofrecen, como un modo de vincular la
participación y el ecosistema digital, infraestructura que va desde
iPads, impresoras 3D, anteojos de realidad virtual o cúteres láser.
Las
bibliotecas se pliegan a los entornos digitales con una activa participación en
las redes sociales. En Escocia, gran parte de las bibliotecas se comunica con
sus usuarios a través de Facebook. Daly cuenta que la biblioteca de Orkney, una
de las islas del norte, ha recibido varios premios en todo el Reino Unido por
la forma en que utilizan Twitter. El perfil @OrkneyLibrary tiene más seguidores
que habitantes de la isla. Hace un año, cuando postearon sobre una actividad de
su club de lectura, invitaron a J.K. Rowling a que participase del evento. La
creadora de Harry Potter dudó, entonces la biblioteca le ofreció que si ella
efectivamente los visitaba, llevarían lemon pie. Rowling no suele participar en
eventos públicos, pero una ingeniosa conversación en Twitter posibilitó su visita.
La BN también tiene una activa participación en @BNMMArgentina, no sólo en
relación con la promoción de sus actividades y sus fondos, sino que también
visibiliza archivos de otras bibliotecas y los cronogramas de distintas
instituciones culturales argentinas. Manguel considera que cada nueva
tecnología tiene influencia sobre la literatura:
—Toda
tecnología, todo medio que usa las palabras –escritas, orales, iconográficas–,
y por lo tanto todos los medios electrónicos, tienen su lugar en la biblioteca.
Por ejemplo, a partir de Twitter, no sólo nacen las “verdades alternativas” de
Trump sino también la forma poética similar al haiku japonés, determinada por
la extensión de un tuit (140 caracteres) que usan varios escritores hoy, por
ejemplo Margaret Atwood.
La nube de Babel
Uno de
los tópicos relevantes a la hora de pensar las bibliotecas del futuro es cómo
llevan a cabo sus políticas de digitalización. Los tres entrevistados coinciden
en que desarrollar un plan masivo requiere una cantidad de recursos impensada,
incluso podría demorar una centuria
V: Para
una biblioteca pública, es importante ofrecer acceso móvil a los datos del
catálogo, también a través del teléfono móvil, pero no tanto para ofrecer todo
el contenido en línea. En Alemania tenemos un proveedor de servicios donde las
bibliotecas pueden adquirir libros electrónicos y ofrecerlos a sus clientes. En
Colonia, los usuarios de la biblioteca tienen acceso a 40 mil libros
electrónicos. El proveedor de servicios está tratando con las editoriales sobre
cuestiones de derechos de copia, por lo que no todas las bibliotecas tienen que
hacerlo.
No bien
asumió, Manguel declaró en algunas entrevistas la necesidad de actualizar el
catálogo y llevar adelante un plan de digitalización del acervo. La BN tiene
prevista una campaña para pedir donaciones con el fin de adquirir maquinaria
para aumentar el ritmo de digitalización.
—Por el
momento, estamos digitalizando obras de dominio público, sobre todo los
documentos más frágiles, para permitir su consulta. Y el plan incluye, por
supuesto, el acceso público. También estamos colaborando con otras bibliotecas
nacionales para negociar cuestiones de derechos de autor, para poder proponer a
los usuarios un acceso limitado a obras aún en derechos, lo que en casi todo el
mundo se llama “fair use” (“uso legítimo o razonable”) de un texto para
consulta, investigación, cita, etc.
La
figura del uso legítimo no está tipificada en la ley de propiedad intelectual
argentina, algo que en otros países está reconocido. Eso habla de la
obsolescencia de la legislación local, pero también suscita discusiones a nivel
internacional. El programa holandés de desarrollo Public Libraries 2020 ha
impulsado una reforma de la ley de copyright, con la necesidad de ciertas excepciones
para las bibliotecas que permitan mayor accesibilidad y una circulación
transfronteriza de contenidos.
En
varias de sus conferencias y apariciones públicas, Robert Darton –historiador
del libro y la lectura– se preocupa porque Google lleva digitalizados alrededor
de 30 millones de libros, un acervo de treinta bibliotecas, sobre todo porque
detrás de eso hay una lógica comercial. Daly cree que Google es un asistente
que aún no conocemos, imprevisibile e inmanejable como sus algoritmos.
—La
gente necesita ser consciente de que, si bien el servicio es gratuito, su
organización es comercial. De todas formas, creo que hay un montón de ejemplos
de Google y otras organizaciones que trabajan bien con las bibliotecas, que
tratan de apoyar nuestro trabajo y pueden tener un impacto positivo. En las
bibliotecas de Glasgow, tenemos una iniciativa llamada Garaje Google. Google
estableció un espacio masivo en la biblioteca y ofrece capacitación en
habilidades digitales a los usuarios de la biblioteca.
Construir
un horizonte colaborativo, accesible e inclusivo es una de las piedras
filosofales de las bibliotecas públicas, que piensan a largo plazo, sin perder
de vista las activaciones y alcances del presente. Acaso una de las mayores
dificultades que atraviesan es la demanda de recursos técnicos y económicos
pero, como señala Vogt, a veces puede suplirse con una estrategia creativa que
genere pequeños logros.
Dos ejemplos de inclusión
Una de
las apuestas que lleva adelante SLIC es el apoyo a las personas que viven con
demencia. Por ejemplo, usan distintas colecciones de fotografías antiguas del
vecindario para activar distintos recuerdos y que los usuarios gocen de cierto
bienestar, dentro de sus posibilidades. También cuentan con accesibilidad para
personas ciegas y disminuidas, a través de una cantidad superlativa de
audiobooks. En Escocia –según cuenta Daly–, las bibliotecas fueron fundadas
bajo el principio de igualdad y oportunidades para todos, entonces su propósito
está en la adaptación de la infraestructura a las distintas necesidades. CPL,
en cooperación con grupos de voluntarios, ha participado en actividades que
integran a los refugiados que tienen el derecho a residencia, desde ofrecerles
el lugar para aprender alemán u otros conocimientos hasta generar visitas
guiadas a la biblioteca o apoyar proyectos de voluntarios locales. También
incluye la posibilidad de apoyo escolar o lecturas multilingües de cuentos para
los niños. Fue tal la demanda, que en 2015 inauguraron The Sprachraum, un piso
cercano a la biblioteca, con más de cincuenta voluntarios, algunos de ellos
también refugiados.
Digitalizar a largo plazo
“Será
que el instituto tiene una fuerte influencia prusiana, porque pensamos de acá a
cien años”, dice Peter Altekrüger, director de la biblioteca y subdirector del
Instituto Ibero-Americano de Berlín. Una vez por año, Altekrüger visita
Argentina para comprar distintos materiales e investigar en distintos stands de
las provincias en la Feria del Libro: tiene que ver con las extensas
colecciones que posee el instituto, que incluyen el archivo del antropólogo
Robert Lehmann-Nitsche. Gran conocedor de las librerías porteñas, desde las más
conocidas hasta las de los parques, Altekrüger ha puesto el énfasis en la
digitalización de la colección completa de la mítica revista Radiolandia y de
Tía Vicenta. La motivación es encontrar material relacionado con la cultura
popular que no esté disponible online, y que implique una recuperación. Como
sucede en muchas instituciones, las ansias por digitalizar se topan con un
límite monetario finito. Por lo pronto, la biblioteca del instituto está por
inaugurar una nueva locación, especialmente diseñada para la preservación de
documentos originales, con las temperaturas y niveles de humedad adecuados para
su preservación. El catálogo puede consultarse en www.iaidigital.de.
Fuente bibliográfica
VESPA, MARIANO, [sin fecha]. Los futuros próximos de las bibliotecas públicas | perfil. [en línea]. [Consulta: 20 junio 2017]. Disponible en: http://www.perfil.com/cultura/los-futuros-proximos-de-las-bibliotecas-publicas.phtml.
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