3 mar 2018
Buenos maestros!!!
Por: Carina Cabo
Cuando se indaga en la historia personal las vivencias
en la escuela, surgen, generalmente, recuerdos de personas que nos ayudaron en
nuestros procesos de enseñanza y aprendizaje, docentes que explicaban
bien, cuyas clases eran vívidas y, fundamentalmente, que valoraban a los
alumnos como personas.
Pero ¿qué significa ser un buen maestro?
Algunos autores han tratado de definir el concepto de "buena
enseñanza" y señalan que los alcances de la palabra "buena"
difieren del planteo de las décadas anteriores en la que se remitía a enseñanza
exitosa. Por el contrario, la palabra buena, tiene fuerza moral. Preguntar qué
es una buena enseñanza en el sentido moral equivale a preguntar qué acciones
docentes pueden justificarse y ser capaces de provocar acciones por parte de
los alumnos, es plantearse si lo que se enseña es racionalmente justificable,
digno de que el estudiante lo conozca.
No hay
un modelo único, sino que hay muchas propuestas para una buena arquitectura de
clase. En definitiva, la buena enseñanza es la que pone el acento en la
comprensión, en lo pedagógico, ético y social de la enseñanza.
El
compromiso con la práctica no es ocioso sino que sirve para expresar lo que se
hace y por qué se hace, permite adoptar una postura crítica que puede
contribuir a la elaboración de una explicación más completa de las prácticas.
Para ello los docentes deberán evaluarse a sí mismos, valorando los actos y si
han producido los resultados deseados; pero, también, deberán mirar la
coherencia de los argumentos en los que se basaron y si las decisiones que
tomaron en clases fueron justas, teniendo en cuenta que la práctica de la
enseñanza es mutable porque cambia según las instituciones que la contienen y
sustentan.
No es fácil ser crítico con uno mismo. Las
teorías permanecen arraigadas muchas veces por comodidad, y otras por
ignorancia, que no es lo mismo que incapacidad. He aquí la función de un buen
docente: enseñar, explicar, entretener,
pero también replantearse lo bueno y lo malo, permanecer abierto al cambio y
tener la solvencia para reconocer los errores que se sostienen por años.
Es duro
tener que reciclarse continuamente, revisar contenidos periódicamente, poner en
crisis las propias concepciones o representaciones sobre educación. Es duro ir envejeciendo mientras los
alumnos conservan invariablemente la misma edad, siendo cada vez más profunda
la brecha generacional.
Sin
embargo, ser buenos docentes es un deber para con los alumnos, no es una
respuesta al Estado con quién no se comparte algunos planteos. Por eso, nuestro
destinatario, el niño y/ o el joven, tiene que ser respetado desde el primer al
último día. Y se debe actuar en consecuencia. Valorar, respetar, concientizar no deberían ser sólo verbos que se usan
en los papeles.
Las
disciplinas, las materias que les enseñamos a los estudiantes en clase las
pueden volver a leer o retomar si no las recuerdan, sobre todo si fueron
dadas las herramientas, pero hay momentos vividos y vivificados en la escuela
que no se pueden olvidar.
Dice Richard Bach en Ilusiones: Siente un impulso, ese es el rumbo
del momento. El cielo conoce las razones y las configuraciones que hay detrás
de todas las nubes y tú también la conocerás cuando te eleves a la altura
indispensable para ver más allá de los horizontes. Esa es la mirada que debemos
dar en la escuela. Las verdaderas "maestras" de cada una de las
historias personales, pudieron elevarnos y permitirnos ver más allá de los
horizontes.
Fuente bibliográfia
CABO, CARINA, 11-09-2017. Buenos maestros | RosarioPlus.com. RosarioPlus [en línea]. [Consulta: 4 marzo 2018]. Disponible en: https://www.rosarioplus.com/ennoticias/Buenos-maestros-20170910-0012.html.
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