25 jul 2018
Adiós a las bibliotecas
Por: Marta
García Aller
Un
artículo en la revista Forbes proponía hace unos días reemplazar
todas las bibliotecas públicas con la librería de Amazon, que tiene más
surtido, llega a todas partes y no le cuesta un duro a los contribuyentes.
En
tiempos de Google han
desaparecido muchas cosas de nuestra vida cotidiana. En el móvil llevamos
la calculadora, los mapas y la cámara de fotos. Ya ni siquiera hace falta
acercarse a la biblioteca para leer el periódico gratis porque también lo
llevamos en el teléfono, igual que este resuelve las dudas para las que antes
necesitábamos consultar una enciclopedia. ¿Desaparecerán también las
bibliotecas en la era digital?
“La tecnología ha convertido los libros
físicos en artículos de colección, lo que elimina la necesidad de servicios de
préstamo de la biblioteca”, asegura en su polémico artículo Panos
Mourdoukoutas, profesor de Long Island University. De no ser instituciones
públicas, a las bibliotecas ya les habría pasado lo mismo que a los videoclubs, según este economista.
Los
bibliotecarios han reaccionado rápidamente en redes contra del artículo,
haciendo una enfervorecida defensa de las bibliotecas. Dicen que una compañía
privada como Amazon no podría igualar su labor tanto en el fomento de la
lectura, la vida de la comunidad y la buena conversación. Reivindican también
que la asesoría personal que da un
bibliotecario supera con creces la del algoritmo con fines comerciales que
impulsa recomendaciones interesadas.
También
podrían los bibliotecarios esgrimir ventajas económicas en defensa de las
bibliotecas. Según un estudio realizado en Navarra por el consejo de
Cooperación Bibliotecaria, cada euro que se invierte en bibliotecas se
multiplica por cuatro. Porque las bibliotecas son también un indicador de
desarrollo social.
Sin
embargo, puede que a Mourdoukoutas no le falte razón en que las bibliotecas no pueden seguir ignorando
que el mundo ha cambiado con Amazon. En Estados Unidos se están
convirtiendo en lugares de encuentro donde además de ir a tomar libros
prestados se pueden aprender a utilizar impresoras 3D, asistir a encuentros con
escritores y hacer vida de barrio disfrutando de encuentros culturales. También
en España las hay que combinan cuentacuentos y otras actividades, además de
ofrecer wifi gratis y acceso a ordenadores.
Las bibliotecas tendrán mucho futuro si reivindican su valor como
lugar de encuentro con la cultura. En un
mundo donde cada vez más objetos se convierten en bits y más amistades dependen
de mensajes con doble check, el valor del tiempo compartido en el mundo
físico irá aumentando. Ojalá nuestras bibliotecas estén a la altura del reto,
porque vamos a necesitar más vida y menos pantallas.
No hay
tantos sitios donde se puede ir a estudiar estando fresquito en verano que sean
totalmente gratuitos. Mourdoukoutas sugiere que esa tranquilidad también se
tiene en el Starbucks, pero a cuatro euros el café le saldría por un pico a los
estudiantes que tienen que echar allí 300 tardes al año.
Las
bibliotecas tienen además algo con lo que Amazon solo puede soñar: el placer del azar. Entrar en una
biblioteca y pasear el dedo por sus estanterías buscando el próximo título
tiene un cariz imprevisible que el algoritmo nos niega. Elegimos un libro y no
otro porque sobresalía un poco más, porque lo encontramos en el carrito de los
que estaban recién devueltos o porque el color del lomo nos llamó sin querer la
atención. Encontramos en las bibliotecas cosas que no sabíamos que buscábamos y
que ningún algoritmo hubiera sabido anticiparnos. Es más, si somos afortunados
en las bibliotecas hasta podemos encontrar libros de los que ni siquiera Amazon
conozca su existencia.
Ojalá
las bibliotecas sigan existiendo. Para
saber si sobrevivirán o no pregúntate cuando visitaste una por última vez.
Si no nos acordamos de lo importantes que son para vertebrar nuestra cultura
salvo cuando un economista escribe un artículo provocador en Forbes pidiendo su cierre podría pasar con ellas
lo mismo que cuando anuncian el cierre de un bar que nos encantaba pero que
hace diez años que ni nos asomamos. Y eso que en España hay 21 bares
por cada biblioteca.
Fuente bibliográfica
GARCÍA ALLER, MARTA, 2018. Adiós a las bibliotecas. El Independiente [en línea]. [Consulta: 26 julio 2018]. Disponible en: https://www.elindependiente.com/opinion/2018/07/24/adios-a-las-bibliotecas/.
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