13 may 2008

Donde se queman libros...


PAOLA ÁLVAREZ
BERLÍN

"Era un día lluvioso con ambiente de entierro. La caravana de estudiantes recorrió las calles de Berlín pasando por Oranienburgerstrasse, la Puerta de Brandenburgo y Unter den Linden hasta llegar a la Bebelplatz. La caravana que recogía los libros era escoltada por la policía y los bomberos, que aportaron gasolina extra para que la lluvia no apagara las llamas", relata Christoph Markfphief, presidente de la Universidad Humboldt. Fueron los alumnos de la entonces Universidad Friedrich Wilhelm los que encabezaron la siniestra quema de libros en Berlín el 10 de mayo de 1933, hace ahora 75 años. El ritual auto de fe --como se le llamó-- se repitió en otras 20 ciudades de Alemania. Pero es aquí, en la Bebelplatz del centro de Berlín, donde un monumento clavado al suelo muestra las estanterías vacías que simbolizan la quema de las obras de autores como Karl Marx, Sigmund Freud, Thomas Mann y otros tantos célebres librepensadores. Donde se queman libros, se terminan quemando también personas, reza la frase de Heinrich Heine de la placa conmemorativa.
Aquí, a iniciativa del Instituto Cervantes de Berlín, se unieron ayer personajes del mundo de la cultura, la política y las ciencias sociales para recordar lo sucedido, porque, como van repitiendo uno a uno, solo a través del recuerdo puede impedirse que regresen los errores cometidos en el pasado. "La gente que vivió esa época empieza a desaparecer y se corre el peligro de que los jóvenes olviden la importancia de lo que ocurrió; en Alemania vuelve a crecer la tendencia a la extrema derecha entre los jóvenes, y actos así deben ayudar a recordar las terribles consecuencias que siguieron a la quema de libros", comenta Dorothea Knust.

Versos de Brecht
La cantante acaba de bajar del escenario, donde ha cantado unos versos de Bertol Brecht. "Brecht sigue siendo un autor tan actual. Él veía venir el peligro mucho antes de que pasara esto", cuenta Dorothea para explicar la elección de su intervención. Por el mismo escenario pasaron ayer figuras como Sami Naïr, los escritores catalanes Jaume Cabré y Carme Riera o el politólogo Ignacio Sotelo. Este último finalizó su intervención contestando al público la pregunta que él mismo se hizo cuando le ofrecieron participar en un acto así organizado por un instituto español: "Los españoles no hemos creado todavía la claridad suficiente para enfrentarnos a nuestra historia y decir lo que hay que decir de la Inquisición; la derecha sigue hablando de la leyenda negra y la leyenda negra es una parte importantísima de nuestra historia; creo que actos como este deben servir para que los españoles tengan conciencia de su propia historia".

Arden los conventos
Para los asistentes también parecía ser comprensible. En los folletos que se repartían entre el público se citan varios ejemplos: "En el periodo de la Segunda República española, el 10 y el 11 de mayo de 1931, se quemaron las bibliotecas y archivos de los conventos. En octubre de 1934, Franco hizo destruir más de 257 bibliotecas. La Comisión para la Depuración de Bibliotecas incautó los libros definidos como pornográficos, revolucionarios y nocivos para la moral pública. En 1937 quemó la Biblioteca Nacional en Madrid". Otras quemas de libros que también se recuerdan hoy. "Los españoles tienen mucho que aprender del ejercicio de recuerdo que practica Alemania. España ni siquiera ha conseguido aún enfrentarse sinceramente a su guerra civil", comenta un profesor alemán.
Pero no todo es relacionar a España con lo ocurrido. El acto continuó con intervenciones de profesores y actores alemanes. Presentes están el recuerdo y la vergüenza, pero sorprende que 75 años después siga sin haber una aclaración.
En una de sus crónicas berlinesas el escritor Joseph Roth escribía sobre la quema de libros en el otoño del 33 (ya desde París): "La Europa espiritual se rinde; se rinde por debilidad, por indecisión, por pereza, por inconsciencia. En estos días en que la humareda de nuestros libros quemados sube hacia el cielo, nosotros, los escritores alemanes de sangre judía, debemos ante todo reconocer que hemos sido derrotados". A pesar del ambiente y la corona de flores por los libros asesinados, en el aire queda la pregunta de si se han encontrado las razones de la rendición y si Joseph Roth pensaría que el mundo de hoy ha superado esa derrota.

Fuente: http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=508271&idseccio_PK=1007

3 comentarios :

Anónimo dijo...

"En 1937 quemó la Biblioteca Nacional en Madrid"

A ver, ¿de dónde ha salido ese indocumentado?. Nadie quemó nunca la Biblioteca Nacional. Madre mía, cómo está el patio...

Anónimo dijo...

Si te fijas es una cita entrecomillada de lo que decían los panfletos repartidos por el Cervantes ese día en el acto central. Se refiere a los fondos, no al edificio.

Anónimo dijo...

http://www.cervantes.de/nueva/de/cultura/pdf/Plakat%20Buecherverbrennung_2.pdf

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