Sin duda, esta fecha debiera servirnos para recordar que las bibliotecas públicas son una pieza imprescindible en el desarrollo de cualquier sociedad democrática, máxime en estos comienzos del s. XXI, en el que asistimos al cambio de paradigma de la cultura escrita a la cultura digital, con todos los cambios en el hábito lector que ello supone.
En este nuevo entorno, las bibliotecas públicas se nos presentan como una institución cultural básica e imprescindible, como un espacio de socialización y de intercambio de ideas, que busca facilitar el acceso a la información y el conocimiento a toda la ciudadanía sin exclusiones. "Los nuevos espacios públicos del conocimiento", las llaman algunos expertos.
El cambio experimentado por estas instituciones en las últimas décadas ha sido impresionante y en paralelo ha exigido un enorme esfuerzo por parte de los bibliotecarios y bibliotecarias para adaptarse a los nuevos retos y las enormes exigencias de puesta al día en su profesión. Sirva esta efemérides para homenajear a los y las profesionales de nuestras bibliotecas, así como para valorar su contribución a iniciativas como los clubes de lectura, actividad en la Córdoba brilla con luz propia gracias a un programa del que los cordobeses debemos sentirnos orgullosos.
Nuestras bibliotecas públicas hoy, además de ser pieza fundamental para el fomento de la lectura, se han convertido en un espacio de socialización abierto a toda la ciudadanía, donde se fomenta el sentido de pertenencia a la comunidad al tiempo que acercan nuevos soportes y tecnologías. De ahí que cada vez más se hable de "alfabetización informacional", como uno de los servicios que debe prestar la nueva biblioteca pública.
Pero hay algo que debe caracterizar a las actuales bibliotecas que quisiera resaltar por encima de cualquier otro valor, y es su capacidad de trabajar por la inclusión y la cohesión social, desde diversas perspectivas. Y es que sea cual sea la edad, el género o las necesidades especiales de los usuarios y usuarias, nuestras bibliotecas cada vez cuentan con más medios para hacer realidad el mandato constitucional de acceso universal a la cultura.
Desde los más pequeños con las llamadas bebetecas, hasta nuestros mayores que debieran contar con fondos en letra más grande y dispositivos de lectura adaptados a las frecuentes deficiencias visuales, o las personas con movilidad reducida, que no deben encontrar ningún tipo de barrera al acudir a su biblioteca, estas instituciones culturales deben empeñarse en ser modélicas y en estar abiertas a todos y todas sin exclusión, y de manera muy especial, a aquellos que se encuentran en situación de desventaja.
Corren malos tiempos para la inversión en cultura y debemos aprovechar la ocasión que nos presta la celebración del "Día Internacional de las Bibliotecas", para concienciar a la ciudadanía y a sus representantes políticos de que no podemos permitirnos dar un paso atrás en el apoyo a nuestras bibliotecas públicas, en las que tanto esfuerzo se ha volcado en las últimas décadas para intentar superar el déficit estructural que arrastraba nuestra Comunidad Autónoma respecto a estos equipamientos.
Una buena red de lectura pública es característica inconfundible de una sociedad avanzada. Y es que no debemos olvidar aquello de "más libros, más libres", sobre todo no deben olvidarlo los más jóvenes que deben encontrar en su biblioteca más próxima un espacio amigable y cercano para acceder a la cultura sin cortapisas. ¡Feliz día de la Biblioteca!
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