3 oct 2013

Hacia un nuevo modelo de biblioteca

 Por: Daniel Gil 
Biblioteca Pública de Birmingham

Necesitamos repensar de forma radical y disruptiva nuestro futuro profesional, y el de nuestros edificios de bibliotecas. Y no se trata de introducir pequeñas mejoras, o de hacer algo nuevo para que nada cambie. No. Esto ya no sirve. A pesar del éxito evidente y reconocido del modelo actual de biblioteca, la realidad social, económica y cultural se impone como una losa pesada, y esta realidad impone, quiere y necesita un cambio sistémico, una nueva manera de hacer y pensar las bibliotecas (de todo tipo, no sólo públicas). 

Es decir, lo que hemos hecho y planificado durante los últimos 30 años, hoy en día, ya no sirve. Me pregunto si habría que hacer un nuevo Mapa de Lectura. Y me pregunto también si una Biblioteca de la magnitud y las dimensiones de la nueva Biblioteca Pública de Birmingham es aplicable en nuestro entorno y ecosistema social y cultural; e incluso si sería recomendable construirla. Y tengo serias dudas sobre en qué sentido responder, aunque mi intuición me hace pensar que no.

Creo que los movimientos en los usos de los edificios culturales que son las bibliotecas se encaminan hacia una (inter)relación entre usuario/biblioteca cada vez más virtualizada, a distancia. Y dentro de este nuevo entorno, hacia un estado permanente de movilidad y liquididad, de absoluta ubicuidad. Los fondos, ahora digitalizados, desaparecen del paisaje bibliotecario. En este sentido, apuesto por implementar una reducción notable del espacio bibliotecario, en unidades más pequeñas, más flexibles, dinámicas, eficaces, sostenibles, independientes y fácilmente operativas . Ya no es necesaria la “gran biblioteca central”. 

Imagino más bien una red de pequeños nodos esparcidos por el territorio (por la ciudad), que ofrecen una relación más cercana con los usuarios. La presencialidad continuará siendo necesaria e imprescindible, no nos engañemos, pero esta requiere ahora nuevas formas que se alejan de las magnitudes grandes. Bibliotecas a escala personal. Imagino estos nodos como puntos de intercambio social a pequeña escala (la gran zona de intercambio social es y debe ser la calle, la plaza), con una mínima colección impresa, varios dispositivos de acceso a Internet (ordenadores, portátiles, tabletas, etc…), y sobre todo, con la máxima conectividad posible en forma de redes wi-fi. Y el resto del espacio estaría destinado a acoger actividades de todo tipo a pequeña escala, cercanas, y con un interés evidente para una comunidad de usuarios posible y necesariamente inferior a los estándares con los que nos movemos hoy en día. Quizás en la reducción y en el acercamiento a escala de cada persona individual, esté la clave de nuestra supervivencia.


Es lo que pienso. Esta opinión puede ser tan válida o tan estúpida como cualquier otra. Puedo o no estar equivocado, no lo sé. Pero lo que si que pienso es que hay que ser osados y pensar en lo nuevo, en un futuro diferente. Nos tenemos que poner todos juntos, en grupo. Todo el colectivo profesional. Y es imprescindible que todos los actores implicados en la planificación, el diseño y la gestión de los edificios bibliotecarios piensen un nuevo mañana, y que nos sentemos juntos a pensarlo y escribirlo. Es necesario que experimentemos, y es necesario que nos equivoquemos. Pero hay que hacerlo. La no acción sería nuestra muerte.

1 comentario :

Dani dijo...

Yo, que trabajo en una biblioteca de barrio, estoy de acuerdo contigo. Aunque algo me dice que debe seguir existiendo una bibliteca central de referencia, los esfuerzos deberan concentrarse en disponer centros de mediano o pequeño tamaño distribuidos por el entorno. Junto a la gente y tecnológicamente bien dotadas

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