2 ene 2008

La gran oportunidad

Serikame

Cuando las empresas desarrollan la capacidad de detectar las tendencias, pueden intuir las oportunidades de negocio que el futuro les depara y si son lo suficientemente flexibles y rápidas podrán adaptarse a esos nuevos escenarios. Los escenarios de futuro no son como las premoniciones cabalísticas, o las lecturas del tarot de Marsella, no dependen de extraños signos escritos en las mollejas de los corderos. Los escenarios de futuro se pueden deducir por las innovaciones tecnológicas, por los planes de desarrollo, por el crecimiento económico y por la capacidad de los gobiernos de fomentar la creación de sociedades del conocimiento en las ciudades de un territorio determinado. Las tendencias cuando son bien detectadas y anticipadas pueden aprovecharse. Los surfistas saben mucho de anticiparse a las olas y de cómo aprovechar su enorme fuerza impulsora para que los ayude a navegar. Si logramos subirnos a la cresta de una de ellas, la ola nos puede llevar a la orilla. Según Alvin Toffler, las tendencias que marcan nuevos ciclos económicos, tienen consecuencias que afectan todos los ámbitos de la sociedad y señalan oportunidades de negocio; a quien sepa aprovecharlas. Para él son como olas que golpean nuestras playas. Este autor en la década de los noventas se hizo muy popular por su libro titulado La tercera ola, donde anunciaba un nuevo bom económico protagonizado por el sector de los servicios. La tercera ola desbancaría al sector primario, dedicado a la explotación de los recursos naturales, e incluso superaría en volumen de negocio a la segunda ola que encabezó la revolución industrial. Parece que Toffler tuvo razón entonces. Pero después vinieron más olas, probablemente la siguiente, la cuarta si seguimos la nomenclatura secuencial de Toffler, fue la que nos trajo la informática. Si bien es cierto que esta se haya dentro del sector servicios,, según el modo de ver de los economistas clásicos, creo que la informática ha aportado tantos elementos de innovación y transformación social que se merece el protagonismo de una ola diferente. Con ella surgieron empresas de la nada para ocupar las más altas posiciones en la constelación de los grandes consorcios como Microsoft e Intel, e incluso la poderosa IBM, que antes de esta ola tecnológica, sólo era un fabricante más de humildes máquinas de escribir. La cuarta ola representó una revolución tecnológica para las telecomunicaciones y las empresas del sector, gracias a Internet, vieron crecer sus cifras de negocio de forma exponencial.

Probablemente vendrá una quinta ola y como mencionamos en nuestro anterior artículo “El poder de lo pequeño”, el protagonismo de esta nueva tendencia tenga como líder a la nanotecnología... "sigue"

Texto completo en: http://www.asturiasopinion.com/article.php?id=1482

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