7 ene 2008
Leer de mil maneras
Por Susana Reinoso
La Máquina del Bicentenario, en Buenos Aires, no se toma vacaciones. Tampoco los burros Alfa y Beto, del maestro Luis Soriano, en el tórrido Magdalena medio, en Colombia. Es que los libros no necesitan descansar. Cuanto más gente los lee, los presta y los subraya*, más vivos están. La ex máquina expendedora de cigarrillos, reconvertida en vendedora de libritos históricos por un peso, en el Apeadero Witold Gombrowicz, un espacio de la Biblioteca Nacional, en Las Heras y Agüero, continuará activa durante el verano. En Colombia, ese Quijote de la lectura que es el maestro Soriano se hizo tan famoso como sus "biblioburros" hace cuatro años, cuando comenzó a salir cada fin de semana por los pueblos de su región a prestarles libros a los niños sin recursos para ayudarlos en las tareas escolares.
* * *
Está claro que para acercar el libro a la gente hace falta iniciativa, creatividad y voluntad política, cuando corresponde. Lo hizo la Conabip, en la Argentina, los últimos dos años con el aporte de subsidios a los bibliotecarios del interior que hicieron crecer las ventas en la última Feria del Libro con compras de libros más adecuados a las necesidades de las comunidades en las que las bibliotecas populares se insertan. La propia comisión, que conduce María del Carmen Bianchi, apostó por el bibliomóvil y el fortalecimiento de otras modalidades de bibliotecas, como la lancha del Delta del Paraná, que presta libros a los habitantes de las islas. Hay, además, bibliocamellos en Africa, bibliotecas flotantes en Alaska y el Amazonas, un bibliobarco en Tailandia y hasta un biblioavión interactivo en México. De lo que se trata es de que, contra viento y marea -nunca mejor dicho- el libro llegue a los lectores.
La Máquina del Bicentenario consiguió en su breve existencia vender 10.000 de los 20.000 ejemplares que Del Zorzal editó para su venta en el Apeadero. Son libritos amigables, presentados en unas cajas más pequeñas que un paquete de cigarrillos. Y es altamente recomendable la experiencia de colocar un peso en la ranura y elegir una de las 10 joyitas históricas que forman la oferta de la máquina: textos de Moreno, Monteagudo, Castelli, Belgrano, Mansilla, José Martí o Paul Groussac. Este año, la Máquina del Bicentenario incorporará otros títulos, cuyos derechos caen en dominio público. Por ejemplo, cuentos de Horacio Quiroga y Lugones. Pero también se sumarán textos de autores contemporáneos que donan sus derechos de autor. Por ejemplo, Rodolfo Fogwill y León Rozitchner.
Tanta recorrida por el departamento del Magdalena, no lejos de Aracataca -el Macondo real de García Márquez-, los "biblioburros" Alfa y Beto cargan, en tandas, los 3500 títulos -empezó con 80-que Soriano presta de sábado en sábado en municipios y caseríos de la región. El maestro Soriano enseña español de lunes a viernes, y los sábados da, gratuitamente, literatura universal e interpretación de cuentos a los niños. Alfa y Beto ya son parte de la red nacional de bibliotecas. El maestro ha saltado a las noticias culturales del diario El Tiempo , porque el realizador colombiano radicado en Bélgica, Carlos Rendón Zipagauta, ha comenzado el rodaje de Biblioburro , una coproducción colombiana, belga y francesa, que esperó financiamiento durante dos años. El director espera que esta historia sencilla y conmovedora sea un bello ejemplo lanzado al mundo.
* Estoy en desacuerdo.
http://www.lanacion.com.ar/edicionimpresa/cultura/nota.asp?nota_id=975721
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