Fuente: http://blogsdelagente.com/praxisdocente/2012/10/18/el-papel-de-las-normas-en-las-escuelas/
13 may 2013
El papel de las normas en las escuelas
Por: Achristin
La convivencia escolar es un tema
que genera preocupación, todos acordamos que es una forma de aprender a
convivir, a respetar al otro. En este contexto ¿Una buena convivencia implica
que debe existir ausencia de normas? En todo caso ¿Cuál debe ser la función de
estas?
En la construcción del clima escolar
el vínculo que establecen los miembros con las normas tiene un lugar relevante.
Todos sabemos que no hay convivencia posible sin normas, sin encuadres que
delimiten lo correcto y lo incorrecto, lo justo y lo injusto, lo permitido y lo
no permitido. En este sentido, las normas escolares se constituyen en los
pilares de la convivencia, al pautar las interrelaciones de sus miembros.
Disponer de normas claras, adecuadas
y justas es una condición necesaria, para que los conflictos que surjan puedan
ser encauzados correctamente según los mecanismos con los que cada escuela
pretende solucionarlos. Algunas lo hacen mediante la participación, el diálogo
y la negociación; otras buscan recursos que están más basados en un orden disciplinar
tradicional; otras, en su mayoría, muestran indicios de la coexistencia de
ambas. En todas ellas, la escuela, como espacio privilegiado de convivencia
interpersonal, social y organizacional, servirá de modelo para construir
estilos de relación.
Una vez más, cabe destacar la
función indelegable de la escuela en promover una relación con las normas
acorde con el tipo de ciudadanos que quiere formar. Pensar en una escuela
democrática es apostar por la formación de ciudadanos, que comprendan vívidamente
que en el ámbito escolar las leyes son una construcción en la que todos deben
participar y que su tratamiento da la posibilidad de deliberar en común, de
fundamentar su existencia y sentido, para que la convivencia resulte más justa.
Pensar las normas como parte de la
enseñanza es concebir una escuela que puede generar condiciones previas a su
elaboración, como la de ejercitar prácticas de opinión, de escucha, de respeto
por el decir de otros, y que abre posibilidades para pensar en propuestas
diferentes a las propias, fundadas en distintos valores y creencias. Para ello
no será suficiente considerar las normas solo en su aspecto coercitivo. Por el
contrario, las normas debieran proporcionar un marco de contención y regulación
a la convivencia, basándose en valores que benefician al colectivo y que le dan
su sentido.
La normativa que respete este
sentido, tendrá un efecto educador destacado y la escuela podría convertirse en
el microcosmos que promueva aquellas competencias y actitudes cívicas, que
esperamos desarrollen los alumnos como futuros ciudadanos. Si consideramos que
vivir en convivencia implica no solo actuar en forma disciplinada, sino que
cada uno encuentre su lugar entre todos, la creación de este lugar puede
ofrecer una opción para salir de las habituales conductas de obediencia o
trasgresión, a las que suelen restringirse como únicas vías para la tramitación
del conflicto.
A la pregunta de qué enseña la
escuela con las normas, Fernando Onetto responde que, en su socialización, nos
enseña la presencia del otro, limitando el deseo del niño. Enseña también a
diferenciar el espacio público del privado, pues las normas ya no son las
familiares, que también existen pero que no tienen carácter público, ni han
sido aprobadas por mayoría representativa, ni regulan los vínculos primarios
con la carga afectiva que las caracteriza; por el contrario, en la escuela las
normas están escritas, se aplican sin distinción a todos y tienen como
finalidad el funcionamiento de una institución con mandato social. Enseña a
aprender el respeto por la ley y, en este sentido, es el anticipo de la
relación con la ley en la sociedad adulta.
Aprender el respeto por la norma,
comprender su sentido, participar en su producción y aceptar sus límites son un
modo decisivo de aprender a respetar la ley y constituyen una parte importante
del desarrollo de una cultura institucional democrática.
La escuela enseña también el concepto de
igualdad ante la ley, pues hay un contrato básico normativo igual para todos y
que todos deben aprender a respetar y a velar por su cumplimiento. Enseña,
además, a anticipar las consecuencias y los riesgos, estableciendo la
atribución de responsabilidad en las acciones.
Reconocer que la calidad de la
convivencia en la escuela es un antecedente decisivo para promocionar una
convivencia ciudadana responsable y participativa, reconocer la necesidad de
que, para avanzar en la construcción de una democracia sana y sustentable, es
necesario potenciar la acción escolar, no implica desconocer que esa efectividad
muestre cada vez mayores signos de fisura, por el profundo proceso de
transformación social que vivimos, fruto de los cuales la escuela misma
necesita revisar su sentido actual y encontrar nuevas vías de legitimación.
Extraído de: El desafío de la convivencia escolar: apostar por la escuela Por: Alicia Tallone
En:EDUCACIÓN, VALORES Y CIUDADANÍA Bernardo Toro y Alicia Tallone Coordinadores
Fuente: http://blogsdelagente.com/praxisdocente/2012/10/18/el-papel-de-las-normas-en-las-escuelas/
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
No hay comentarios :
Publicar un comentario