16 mar 2017
Los odios en la comunidad escolar
Por: Rodolfo Ceballos
El odio
en las escuelas retornó a la noticia periodística. En Buenos Aires, una profesora fue amenazada en una carta,
pintaron su escuela y recibió una bala. El autor NN del mensaje, aplazado por
la docente, buscó que se lo apruebe a la fuerza; en Salta, la madre de una niña
repitente agredió a golpes a las docentes de la escuela. Esto se llama bullying, el uso del hostigamiento y la discriminación, algunas de las formas de la violencia escolar.
En la
gestión de la conflictividad escolar los educadores saben qué promover cuando
los padres y alumnos no aceptan la convivencia institucional. Para ello se
capacitan, organizan equipos interdisciplinarios que deben prevenir los
conflictos, preparan protocolos y tratamientos específicos y, en fin, se
ilusionan con ser los mediadores entre el agresor y la víctima en un contexto
de consensos.
La escuela genera amores y odios
violentos y con la declinación que sufrió el principio de la autoridad, hoy es
objeto de un ?odioenamoramiento?: la víctima dice que ama su trabajo en el
establecimiento, pero no alcanza y el victimario repudia al acosado por alguna
reivindicación personal ante el grupo.
La
institución educativa que transmite los saberes iniciáticos, aloja una
diversidad de subjetividades que resume a buena parte de la sociedad. En la
escuela, por ende, están los que pueden desatar el odio hacia el prójimo y
gozar con el acto agresivo. Prevenir este desencadenamiento en tiempo justo y
metabolizarlo en el preciso momento, es el desafío de lo contingente frente a las
pasiones del acosador.
La
amigabilidad que logre la comunidad educativa en su propio ámbito,
interpretando contradicciones y contagiando el deseo de que lo que el otro
tiene o hace y debe ser tolerado, dependerá de que los integrantes de la
institución sean responsables para cumplir las normas y valores específicos.
¿Hasta
qué punto todas las violencias en el sistema educativo no se manifiestan por el
estallido de los lazos escolares? Después de un bullying se conoce perfectamente qué lazos personales fueron
quebrados, quiénes no pudieron controlar su goce por la violencia y llevaron el
odio al extremo del ataque y a veces por diversión.
La madre
salteña, judicializada, golpeó a la
docente porque no cree en su autoridad ni saber para estar en la pedagogía,
la tomó de objeto donde proyectar la violencia; por su parte, el alumno de
Buenos Aires, con la bala mensajeó a su profesora y le contó cómo es el goce
que siente por la muerte de ella si lo desaprobaba. Al manipular posiciones en
el texto de la carta, pasó de verdadero agresor a víctima de la profesora.
Desde
ese lugar de amo total cometió varias violencias para imponerse como el alumno
en estado de superioridad dentro del sistema: vigiló a la profesora, buscó
disciplinarla con la carta y angustiarla con la bala. No quería aprender física
con ella, sino anular su ser.
El
psicoanalista Jacques Lacan definió que ?la violencia es ciertamente lo
esencial en la agresión (...). No es la palabra, incluso es exactamente lo
contrario. Lo que puede producirse en una relación interhumana es, o la
violencia o la palabra?.
El bullying delata un sufrimiento
subjetivo en los que no hablan sus diferencias y, sin sentido, solo actúan para
hacer estrago.
Fuente bibliográfica
CEBALLOS, RODOLFO, E., 2017-2-2]. Los odios en la comunidad escolar. El Tribuno [en línea]. [Consulta: 17 marzo 2017]. Disponible en: http://www.eltribuno.info/salta/nota/2017-2-27-0-0-0-los-odios-en-la-comunidad-escolar.
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