16 mar 2017
El estrés docente: un hecho al que casi nadie parece importar
Desgraciadamente, cada vez más docentes
sienten en su trabajo ese malestar personal, esa sensación de no servir para nada, de que su esfuerzo no es reconocido como debería
serlo, y que en muchas ocasiones se le exige
hacer cosas que no son ni mucho menos de su competencia.
Me
parece a mí, que todavía se cree en el rol de los maestros de las
civilizaciones clásicas: ese rol que definía al docente como un “semidios”, que todo lo sabía, que sabía
darle explicaciones a casi todas las cosas, y uno de los seres más sabios e
inteligentes del lugar.
Así
pues, se defendía que los profesores podían con todo y que en ningún momento
podrían necesitar ayuda de vez en cuando. Esa creencia era absurda hace décadas
y lo sigue siendo ahora. Los docentes son personas de carne hueso (oh, qué gran sorpresa), que sienten y
padecen. Y que en más casos de los que les gustarían, sufren un malestar que
posiblemente no sepan explicar. Ese malestar, no provoca únicamente
estrés (que ya es suficiente),
sino que puede desembocar en fatigas, excesivo cansancio, dolores musculares,
dolor de huesos, de cabeza, problemas al conciliar el sueño, en la
alimentación, en sus relaciones personales e incluso en una depresión laboral.
¿Quién
se encarga del bienestar docente?
Estas
situaciones, como os podéis imaginar no han suscitado demasiada importancia en
los medios. Ni siquiera en los centros educativos. Son muy pocos colegios o
institutos los que hacen algo para evitar lo anteriormente citado. La mayoría
de programas, de actividades, de reuniones son en referencia a los alumnos, y
eso está bien. ¿Pero quién “cuida”
a los docentes? ¿Quién se encarga de su bienestar en el trabajo? Sí, la respuesta más sencilla es que
ellos mismos. Pero es que ellos mismos, en muchas ocasiones se sienten tan agotados
y menospreciados que no tienen ni ánimos para motivarse por sí solos.
Muchos,
por ejemplo, no han desarrollado habilidades para enfrentarse a estos
conflictos, o no están preparados para una situación concreta. Algunos, se
implican demasiado con los alumnos y les termina afectando también a ellos.
Desgraciadamente,
más personas de las que me gustaría, se estarán preguntando: “estrés docente, ¿es eso posible?”. Parece ser que algún sector de la
sociedad, todavía no se ha dado cuenta que el personal educativo es uno de los
peores reconocidos y tratadas desde hace algunos años. ¿Qué puede provocar entonces ese malestar en
los docentes? A mí se me ocurren un montón de cosas a exponer.
Muchos
alumnos para un único profesor:
Pues sí,
en muchas ocasiones, hay aulas
compuestas por 30 alumnos para un único docente. ¿Es eso normal? No, por
supuesto que no. Habitualmente, el maestro o profesor se encuentra sólo en
clase. Tiene que enfrentarse a estudiantes diferentes, con distintas
habilidades y capacidades, con ritmos de aprendizaje muy dispares, y con un sin
fin de intereses. Cada día, tiene que adaptar sus clases, tiene que centrarse
en todos los alumnos y dejar a un lado esa atención personalizada e
individualizada que muchos centros dicen tener y muchos padres quieren que se
de. ¿Pero cómo se va a llevar a cabo ese deseo? Para llegar a esa cumbre, haría
falta por lo menos tener a tres docentes por aula todos y cada uno de los días.
¿Estarían dispuestas las autoridades a eso? No, me temo que no.
Lo que se
aprende en la universidad, está lejos de ser práctico:
Es
cierto, los que estudian magisterio no aprenden a tratar las dificultades de
aprendizaje, por ejemplo. Y tampoco las necesidades específicas de los alumnos.
En muchos casos, los docentes se encuentran con estudiantes de altas
capacidades y no saben qué hacer. No por falta de capacidad ni de habilidades,
sino simplemente porque no les han enseñado. Pueden tener apuntes, pueden
saberse la teoría de memoria. ¿Pero qué pasa en la práctica? Y se sienten
perdidos.
Seamos
sinceros; no todos los alumnos tienen ganas de
aprender:
Pues sí,
es de sobra conocido, que muchos alumnos presentan falta de interés y poca
motivación. Que se sienten desanimados y que no tienen ganas de aprender cosas
nuevas. El docente, se
esforzará en crear un innovador y atractivo proceso de enseñanza-aprendizaje,
para llamar la atención de los estudiantes, pero hay veces que las expectativas
no se cumplen y no se ha generado el clima ni la actitud que ellos
esperaban.
Sí, hay familias
que insultan a los docentes. Y no sólo en una ocasión:
Desgraciadamente,
hay familias que culpan a los maestros de todo lo que le pase a sus hijos. Se
crea un escenario de críticas, de malas palabras, de acusaciones y de ofensas
hacia el profesor. Hay padres, que están lejos de ser personas civilidades y
con buena comunicación. Y algunos de ellos, pueden llegar a insultos e incluso
a acosar al profesor.
Los
futbolistas son más importantes que los docentes:
Ya se
puede dar el caso de que un profesor haya hecho algún logro importante, que
seguramente no será reconocido por las demás personas ni por los medios de
educación. Hay muchos docentes que cada día se esfuerzan y dan lo mejor de sí
mismos para los alumnos. Pero claro, da más audiencia que Cristiano Ronaldo
haya dejado a su novia.
¿Los
docentes pueden hacer algo para no sufrir de estrés?
¿Hay
algo que se puede hacer al respecto? Evidentemente, sí. Los expertos dicen, que
practicar deporte en cualquier situación de estrés es beneficioso, ya que
reduce el riesgo de ansiedad. Evidentemente, los docentes necesitan tiempo para ellos mismos, y en muchas ocasiones, ese tiempo de
ocio o de estar con sus familias y amigos, lo dedican a corregir exámenes,
trabajos, actividades o a preparar las clases, y eso les genera más sensación
de malestar.
No se
debería dar casos en que los maestros dejaran de hacer cosas que les gustan por
exceso de trabajo (ojo, ni los maestros ni ningún trabajador).
También, es muy importante que el docente fomente su autoestima y que potencie
las actitudes positivas que tenga a lo largo del día. Que sea consciente de los
obstáculos que ha superado y de que su esfuerzo ha merecido la pena. Y que por
supuesto, en situaciones límites que no sepa cómo actuar (porque… ¡oh, madre
mía!, el docente no lo sabe todo), pida ayuda a los pedagogos, directores y
demás personal educativo del centro.
Dar más
importancia a la formación del profesorado
Como es
obvio, desde el propio centro también se pueden plantear diversas actividades
para reducir el estrés docente en las aulas, como por ejemplo diferentes cursos
de formación, reuniones mensuales para que los maestros hablen de sus
experiencias, de sus dudas, de sus inquietudes, fomentar la comunicación y la
relación entre el personal educativo creando grupos de trabajo y de
colaboración entre ellos, apoyándose en las situaciones y casos en las que sean
posible. Quizás, empezando por eso, los docentes se sentirían valorados por el
lugar del trabajo, y estarían más motivados en las clases. Pero, ya sabemos que
en gran parte de los colegios, institutos y universidades, realizar esos
programas, les parece una pérdida de tiempo, y en muchas ocasiones, los propios
docentes se ven obligados a buscar ayuda externa para no verse superados.
En cuanto
a la sociedad
Aunque a
la gente le cueste creerlo, la docencia es una de profesionales que más estrés
produce. Muchos psicólogos dicen que el número de maestros que pasan por sus
consultas está ascendiendo a un ritmo vertiginoso.
Algunos
de ellos, afirman haber pasado por depresiones
provocadas por el exceso de trabajo y el poco reconocimiento y estima que se les tiene. Lo que es cierto, es que como la mayor parte de
la sociedad sigue sin darse cuenta de lo que realmente llegan a hacer los
profesores, como no son conscientes de su implicación con los alumnos, me temo
que este problema tardará en solucionarse y que estará presente durante varios
años más.
Además,
como viene siendo habitual, estas situaciones pasarán desapercibidas por la
mayor parte de las personas. Pero, ¿no
son los docentes superhéroes camuflados? Pues no, señores míos, está claro
que no lo son.
Este contenido ha sido publicado originalmente por Nunca Jamas y Yo en la siguiente dirección: nuncajamasyyo.com | Autor: Mel Elices
Fuente bibliográfica
EL ESTRÉS DOCENTE: UN HECHO AL QUE CASI NADIE PARECE IMPORTAR. WEB DEL MAESTRO CMF [en línea], 2016. [Consulta: 16 marzo 2017]. Disponible en: http://webdelmaestrocmf.com/portal/el-estres-docente-un-hecho-al-que-casi-nadie-parece-importar/.
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