3 may 2018
Mundo troll: el detrás de escena de las fábricas de insultos en las redes sociales
Por: Brenda Struminger
Una
oficina repleta de personas que escriben insultos? ¿Un operario que presiona un
botón? ¿Programas automáticos? ¿Una jefa que decide el próximo "Trending
Topic"? ¿Reuniones con dirigentes políticos? ¿Dinero en negro? Un poco de
todo. Los "ejércitos"
de trolls y bots en redes sociales funcionan en el mundo
virtual, pero están montados sobre una estructura humana. Implican inversión,
contratación de personal y adquisición de programas y cuentas falsas, muchas
veces en el exterior.
Siete
comunicadores, publicistas y técnicos informáticos que trabajaron en campañas
de trolls o las coordinaron brindaron detalles sobre su funcionamiento, con la
condición de que no se publiquen sus identidades ni los nombres de sus
agencias.
Fueron
contratados por dirigentes y partidos políticos, a través de sus consultoras y
agencias publicitarias, para brindarles servicios de trolls y bots (cuentas
apócrifas y automáticas destinadas a agredir, cambiar el foco de una
conversación pública o instalar temas).
Las
principales fuerzas también tienen sus propias agencias, montadas, o bien en
sus locales partidarios, o en oficinas. Todo depende del presupuesto. Suelen
instalarse en el Distrito Audiovisual (que comprende áreas de Palermo,
Chacarita, Villa Ortúzar, Colegiales y Paternal), por los beneficios
impositivos.
"Monitos"
Un
equipo de trolls se divide en tres áreas: una persona o grupo que decide la
estrategia (a quién hay que hablarle, a quién hay que atacar, y cómo); un
equipo audiovisual que diseña las piezas que se difunden (videos, imágenes,
flyers); y uno de empleados junior, que llevan a cabo las campañas. A estos
últimos suelen llamarlos "monitos".
Los
operarios no firman contrato, se les paga en negro y se les pide discreción a
la hora de referirse a su trabajo. Son estudiantes o licenciados en
Comunicación o Informática. Tienen entre 20 y 35 años. Algunos tienen horarios
fijos y asisten a una oficina; otros trabajan desde sus casas y envían a sus
jefes capturas de pantalla de cada operación. Cobran entre 10 y 15 mil pesos
por mes. Los mejor pagos son los que están disponibles a toda hora, cualquier
día.
Una
licenciada en Comunicación de 28 años y un técnico en Periodismo de 42
revelaron a LA NACION que trabajaron más de un año en agencias de trolleo.
Cobraban en efectivo, que les entregaban en sobres por mes.
Una
hacía campaña para el presidente de un país centroamericano; el otro para un
intendente del PJ bonaerense. Ambos asistían a oficinas, respectivamente, en
Vicente López y en Palermo, donde trabajaban con otros comunicadores. Sus
tareas se dividían entre ataques por redes e instalación de ciertas palabras o
frases en las listas de tendencias de las redes, llamados Trending Topic. Un
"TT", según la agenda del día, puede lograrse con 300 cuentas que
tuiteen sobre el mismo tema al mismo tiempo.
Los
partidos políticos también tienen sus propias agencias, montadas, o bien en sus
locales partidarios, o en oficinas Crédito: Shutterstock
Costos
Los
gastos para realizar una campaña ilegítima en redes sociales son destinados
principalmente a la compra de cuentas y software y al pago de sueldos de
operarios y diseñadores. El monto total varía según la calidad y tipo de
cuentas, la cantidad de empleados y su disponibilidad. Pero los dueños de las
agencias admitieron que el precio se decide de acuerdo a la billetera del
cliente.
Las
agencias compran cuentas "truchas" en redes sociales a través de
internet. Entre 2008 y 2009, cuando empezaron a utilizarse en el país, solo
podían adquirirse en la deep web ("internet profunda", un área de la
red que no está indexada por los motores de búsqueda convencionales) o en
páginas del exterior. Un consultor pionero en la coordinación de "granjas
de trolls" conseguía, en 2014, cuentas falsas creadas en Vietnam; otro en
Polonia, otro en India, otro en Pakistán. Hoy también están disponibles en
páginas argentinas.
Una
cuenta validada (asociada a una línea telefónica, que permite crear perfiles en
varias redes) sale entre 20 y 50 dólares. Se calculan unos 100 dólares para
lograr interacciones (por ejemplo, likes) para 3000 cuentas apócrifas. Y un
programa para manejar bots cuesta unos 1000 dólares.
Los trolls y la política
Los
directivos de agencias consultados aseguraron que los partidos de todo el arco
político usaron trolls alguna vez. La actividad aumenta en épocas de campaña,
pero entre los principales partidos está vigente todo el año.
Algunos
dirigentes contratan consultoras externas, otros tienen agencias propias. O
como se los llama en la jerga, "call centers". "Que existen,
existen y se usan", dijo una fuente del oficialismo que trabaja en el área
de comunicación digital. "Pero hay que desmitificar que son miles de monos
escribiendo insultos todos los días todo el tiempo".
Las
fuerzas políticas, además de contratar operarios profesionales a través de
agencias, convocan a sus seguidores para que "militen las redes
sociales" difundiendo mensajes o cuestionando a quienes publican ideas
contrarias. También les piden, por mail o mensaje privado, que
"cedan" sus cuentas. Así, la central de operaciones del partido tiene
a su disposición centenares de cuentas con perfiles "reales" para
realizar campañas en redes sociales, lo cual le aporta mayores interacciones.
Además,
reduce los "castigos" que imponen las empresas de redes sociales a
las cuentas falsas. Tanto Twitter como Facebook e Instagram utilizan mecanismos
para detectar este tipo de cuentas y desestimarlas en las búsquedas de los
usuarios o eliminarlas.
Muchas
veces los trolls y bots se usan para desviar o modificar los focos de las
conversaciones en Twitter, Facebook e Instagram sobre determinados temas. Un
ejemplo reciente lo provee Baccaglioni: detectó que la mayor parte de los
mensajes en Twitter el día después del asesinato de un colectivero en Tristán
Suárez cuestionaban al gobierno provincial. Alrededor del mediodía, hubo un
cambio drástico. La mayoría de las conversaciones criticaba a la intendencia de
La Matanza. Rastreó el tipo de tuits emitidos en ese rango horario y descubrió
que habían aumentado exponencialmente, y que las cuentas que tuiteaban eran
falsas. Poco después, uno de las tendencias en Twitter era #RenunciaMagario.
"Cuentas robustas"
Los
trolls perfeccionan cada año sus estrategias para parecer reales. Por ejemplo,
publican textos con errores de ortografía o imágenes de elaboración no
profesional. "Si quiero aparentar que soy alguien real, pero escribo
perfecto o publico una pieza visual con buen diseño, tendré una apariencia
sospechosa", dijo un exempleado de una fábrica de trolls del PJ. "En
general se prefiere difundir piezas con defectos, que hacen a las cuentas más
humanas".
Los
expertos remarcan que los servicios se perfeccionaron en los últimos años.
"Hay un gris muy grande en la detección, porque muchos dejaron de
funcionar exclusivamente de forma automática. Ahora las cuentas intercalan sus
publicaciones con posts manuales, mensajes más elaborados. Así logran
camuflarse para simular que la cuenta parezca real", dice el experto
informático.
Los
perfiles y sus alcances son estudiados minuciosamente por las agencias, que
crean cuentas de acuerdo a esas mediciones: las cuentas de mujeres rinden mejor
que las masculinas; las de usuarios jóvenes "miden" más que las de los
mayores.
"Un
perfil muy rendidor y usado como troll es el de una supuesta mujer que publica
fotos de su cuerpo. Por eso es común encontrar cuentas de chicas jóvenes en
poses sexy que también tuitean sobre política", dijo a LA NACION un
especialista en posicionamiento en redes sociales que tiene su propia agencia
de influencers y trabajó con trolls pero los dejó hace tres años.
No sólo
los usan políticos. También empresarios o figuras del espectáculo que quieren
levantar sus perfiles públicos o limpiar sus imágenes. Un especialista relató
que recibió una oferta para trabajar con las redes de un importante actor que
había sido denunciado por violencia de género.
Glosario
Troll: cuenta
de una red social que puede tener o no una identidad real que la respalde. En
general se usan para agredir, pero también para instalar trending topic. Una
sola persona puede manejar entre 10 y 20 cuentas. Según la atención que le
preste a cada una (calidad de los mensajes) puede lograr tener un perfil más
creíble. Mientras más verosímil es, mejor posicionados estarán sus mensajes.
Bot: son
cuentas poco elaboradas que se manejan automáticamente con un software. Una
persona, con un programa adecuado, puede manejar miles de cuentas de bots.
Sirven para instalar temas en la lista de tendencias de la red social o para
aumentar la cantidad de seguidores de un usuario. Son más fáciles de detectar
que los trolls porque sus perfiles son básicos y reproducen mensajes en masa,
al mismo tiempo.
Campaña sucia en redes: el objetivo de una campaña de trolls y/o bots es modificar
la opinión pública creando conversaciones o Trending Topics. El logro máximo es
transformarse en noticia en los medios de comunicación tradicionales. Por
ejemplo, que un canal de televisión reproduzca tuits falsos o un diario
mencione un trending topic impulsado por robots. La diferencia principal con
una campaña legítima es que los trolls publican contenidos falsos a través de
usuarios falsos. Es decir que no hay identidades reales detrás de cada cuenta.
Un operario suele manejar entre diez y veinte trolls al mismo tiempo. Y una
sola persona puede mantener operativos, a través de un software, a miles de
bots.
Fuente bibliográfica
STRUMINGER, BRENDA, 2 de mayo de 2018. Mundo troll: el detrás de escena de las fábricas de insultos en las redes sociales. [en línea]. [Consulta: 4 mayo 2018]. Disponible en: https://www.lanacion.com.ar/2129427-mundo-troll-el-detras-de-escena-de-las-fabricas-de-insultos-en-las-redes-sociales.
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