24 jun 2018

¿Simples casualidades o sincronismos?


Por: Miguel Benavent de B.



Lo aceptemos o no, muchas cosas en la vida pasan, simplemente pasan, sin explicación alguna y si tener una causa aparente que las justifique. Y pasan no porque sí, sino porque tienen que pasar… en el preciso momento en que pasan! Y eso, obviamente, se escapa de nuestro intelecto y, por qué no admitirlo, nos provocan un cierto miedo o incertidumbre, acostumbrados como estamos a intentar entenderlo y controlarlo todo. Entre nosotros, nuestro mundo real -el de cada uno de nosotros- no es más que fruto de lo que nuestra mente quiere y puede ver! Pero, más alla de nuestra mente, la realidad es mucho más de lo que nosotros comprendemos y, lamentablemente, vivimos, pues la mente, por explicarlo de algún modo, selecciona y sesga lo que conforma nuestra realidad, a partir de sus creencias internas y muchas veces limitativas. Eso se hace evidente cuando, por ejemplo, tenemos premoniciones o sueños en los que se mezcla realidad y “ficción” para, muchas veces, mostrarnos esa otra realidad total que nos rodea y que somos a veces incapaces de percibir.

Ni que decir tiene que ese otro mundo real y total que nos circunda, aunque seamos incapaces de ver, conforma nuestra vida plena. Nos nos damos cuenta de que la luna brilla, pero sin embargo, está allí, sobre nuestra cabeza, brillando en toda su magnitud y cediéndonos su energía! Pero, como hemos dicho, será nuestra mente la que selecciona todo aquello que percibimos de nuestro entorno, por lo que no nos daremos siquiera cuenta de la luna llena. Por todo ello, el mundo que observamos y vivamos será la suma de todo lo que queramos ver. Por ejemplo, si nuestra mente está concentrada en un problema determinado, todo lo que percibimos y vivimos tiene una inexplicable relación con el problema. Es lo que yo le llamo el “efecto mujer embarazada“, por el que una mujer encinta le parecerá estar constantemente rodeada de mujeres embarazadas o circunstancias relacionadas con el embarazo! ¿Ha cambiado el mundo de su alrededor para generar otros embarazos a su alrededor? No, el mundo real sigue siendo el mismo, pero su mente solo focaliza su atención hacia ese tema, logrando crear un mundo ilusorio de embarazadas.

De lo expuesto hasta aquí se extraen, como mínimo, dos conclusiones. Por un lado, que nuestra realidad “vivida” depende -más de lo que pensamos- de lo que queremos ver en ella, más que de lo que en ella realmente hay; y, otra, que la vida nos obsequia con todo lo que queremos “ver” en ella, que se explicaría con la ahora famosa “ley de atracción“. Como conclusión, podríamos afrmar que nuestra actitud en la vida es la que determina lo que vivimos, es decir nuestra propia realidad. Si queremos ser felices, recibiremos felicidad, sentido a las cosas que en ella sucedan y la vida, sea como sea, siempre nos dará la oportunidad de encontrar y vivir un resquicio mínimo de felicidad -la botella medio llena-. O, por el contrario, si optamos por no ser felices, la vida nos obsequirá con innumerables circunstancias que avalen nuestra infelicidad, pesimismo o renuncia a vivir la dicha que merecemos.

Aquí te traigo un texto que habla de los sincronismos, esas casualidades que aparecen de tanto en tanto en nuestra vida y que nos ponen delante circunstancias  e imagenes que rememoran lo que ronda por nuestra cabeza (o mejor, nuestro corazón), sirviéndonos de señales de lo que hay en nuestro interior. Uno está concentrado en la necesidad de hablar con alguien concreto y recibe la llamada fortuita e inesperada de ese alguien con quien deseaba hablar!

Este tipo de sincronismo -consciente o no- se repite a menudo en nuestra vida y nos pone en evidencia esa otra realidad interior! Alguien incluso dijo que los sincronismos son la manifestación sutil de Dios en nuestra vida humana y cotidiana! Lo sean o no, los sincronismos nos dan pistas con lo que se fija en nuestra atención y, si uno es capaz de verlos/escucharlos y buscarles su sentido, nos muestran el camino correcto al obedecer a nuestro interior. El mundo no es como es, sino como somos! Cuando algo llega a tu vida y resuena en tu interior, es que tiene una razón profunda (causalidad) en tu vida para haber llegado a ella! Es posible que a simple vista no la sepas encontrar, pero acéptala sin más… algún día ya le encontrarás la explicación! Es más, si uno deja fluir la vida, se da cuenta de que éstos se suceden continuamente en ella e, incluso, puede llegar a generarlos…

Y es que, en la vida, las circunstancias y acontecimientos están concatenados y no están predeterminadas como muchos piensan, pero todo tiene su profundo y verdadero sentido (¿el Alma, quizás?), aunque siempre somos libres de seguirlo o no! ¿Estará quizás la felicidad en juego? ¿La felicidad no es, tal vez, saber que las cosas tienen su propio sentido en nuestro interior y simplemente seguirlo nos hace sentirnos felices? ¿La infelicidad no es, acaso, negarse a ver ese sentido y oponerse a él, aún sabiendo que es un designio interior y elevado de nuestro ser profundo?

Te traigo un texto ajeno en que explica un caso concreto de sincronismo y su funcionamiento. Extrae tus propias conclusiones…
Le sucedió a un actor joven, pero ya no tanto. Su nombre? Anthony Hopkins. Acababa de ser contratado para filmar “La mujer de Petrovka”. Además del guión, quería leer la novela original de George Feifer. Fue estéril buscarla en las librerías: estaba agotada. Desalentado, se acomodó en un asiento del andén del metro a esperar el tren, y en el hueco del respaldo vio un libro. Sí: un viejo ejemplar de aquella novela, lleno de anotaciones en los márgenes! Mera coincidencia? Parece imposible. Pero algo más sucedió que tiraría por tierra el concepto de “casualidad”: dos años más tarde, ya en el rodaje del film, Hopkins conoció a Feifer, el autor. En un entretiempo, Feifer se lamentó de haber perdido el último ejemplar de su novela, en donde había hecho numerosas anotaciones para cuando la película se rodara. Hopkins palideció: sí… era el de la estación del metro!

Carl Jung, junto con el Premio Nobel de Física Wolfgang Pauli, llamaron a estas coincidencias significativas SINCRONICIDAD: eventos que parecen ser la expresión en el mundo externo de algo profundo que se mueve en nuestro interior en determinados momentos, como si el adentro y el afuera desdibujaran sus fronteras, y los hechos se manifestaran asombrosamente entrelazados. La resultante puede ser una exaltación del espíritu: la intuición de que quizás el caos que nos parece constituir la realidad, tenga un orden que no llegamos a ver, salvo en estos momentos extraordinarios. David Peat lo dijo así: “Es posible que detrás de los fenómenos del mundo material haya un orden generativo y formativo llamado Inteligencia Objetiva”. Otro físico hablando como si fuera un místico!

No, no es casualidad; pero tampoco es causalidad, pues estos hechos no se causan el uno al otro, sino que están ligados por su significado, como si la Vida misma quisiera hablarnos en su propio idioma: el del Misterio. Los seres humanos y los hechos nos entrecruzamos como los hilos de un complejo tapiz. Pero nuestra percepción es limitada, y sólo vemos el reverso del bordado, sin poder comprender cabalmente su dibujo. Quizás volverse sabio sea cruzar hacia el otro lado y ver que en el Gran Tapiz aquello que nos parecían caprichos del destino son nudos necesarios para poder dar una nueva puntada… El I Ching, -un libro chino con más de 3000 años de antigüedad, fundamentado en el principio de la Sincronicidad-, fue prologado en una de sus versiones por Jung. En ella hay un poema de Jorge Luis Borges que dice así (para quienes no conozcan la palabra “ergástula”, significa “cárcel”)…

“El porvenir es tan irrevocable
como el rígido ayer. No hay una cosa
que no sea una letra silenciosa
de la eterna escritura indescifrable
cuyo libro es el tiempo. Quien se aleja
de su casa, ya ha vuelto. Nuestra vida
es la senda futura y recorrida.
El rigor ha tejido la madeja.
No te arredres. La ergásstula es oscura,
la firme trama es de incesante hierro,
pero en algún recodo de tu encierro
puede haber una luz, una hendidura.
El camino es fatal como la flecha,
pero en las grietas está Dios, que acecha.”



Fuente bibliográfica
BENAVENT DE B, MIGUEL, [sin fecha]. ¿SIMPLES CASUALIDADES O SINCRONISMOS? « CONTIGOMISMO. [en línea]. [Consulta: 24 junio 2018]. Disponible en: http://contigomismo.com/2012/%C2%BFsimples-casualidades-o-sincronismos/

No hay comentarios :

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...