Me encontraba leyendo el grueso periódico dominical, desde mi cuarto se escuchaba la suave lluvia que caía en la ventana. Una tarde gris, un poco fría, perfecta para leer. No leía nada diferente a lo que pasa todos los días…cuando desde abajo unos sonidos de guerra y una voz que me recordó al no muy querido dictador Adolfo Hitler me hicieron espantar la recién captada atención a la página judicial. “Debe ser alemán”, pensé, seguí en las letras pero los sonidos se volvían más molestos y el de la lluvia pareció espantarse por aquella bélica melodía. Era mi sobrina (de cuatro años) que con la boca abierta miraba figuras cuasi humanas en la pantalla del televisor. Captaban tanto su atención que ni se inmutó cuando le bajé un poco de volumen al video.
Es preocupante, realmente preocupante que los niños de hoy en día (‘los dueños del mañana’, como reza el dicho) se estén levantando conceptualmente con y por la televisión. No falta ser un estudioso de los medios para saber que en aquel aparato cuadrado de pantalla brillante se esconden entre contenidos inocentes temas como el sexo, la violencia, las drogas el alcohol y la discriminación. Sí, en aquellos programas que se ven tan tiernos y que nuestros niños consumen a diario sin reparo, se esconden temas tan controversiales que deberían ser para adultos. Y no es que dude de la inteligencia de los niños o que los crea incapaces, para nada, antes me preocupo de lo que están recibiendo.
Fantasmas, poderes, magos, brujas, armas, guerra, mensajes asexuados es lo que recibe su hijo a diario. ¿Es un mundo apto para un niño que apenas aprende a vivir? Entonces no se preocupe señor padre o madre de familia, cuando su hijo salga con cosas que en su niñez hubiesen sido censurables y hubiera causado vergüenza y revuelo en su familia.
Primero se debe entender que los medios de comunicación, aquellos que compran y producen las series “infantiles” y que deciden qué se transmite y qué no. Son empresas. Y como toda empresa necesita capital. Para conseguir capital, ya sabemos de que es capaz el hombre. La televisión, desde que existe ha sido epicentro del poder, como no, si son los que nos cuentan que esta pasando más allá de nuestras narices, son los que finalmente nos entretienen y desvían nuestra atención con realities o partidos de fútbol. Los medios son entes de control de la humanidad. Entonces, señor padre o acudiente del niño televidente, ¿cree usted que los grandes emporios mediáticos se preocupan por los contenidos que hoy educan a sus hijos? ¿No estarán más pendientes de su raiting, su pauta y su cobertura?
“El televisor le quita el dolor como la droga pura y ya no siente nada, nada…” así dice el coro de TvDroga, una canción de una refundida banda de punk española (Maniática) que en sus contenidos de preocupación social dejó espacio para este delicado tema. Y sin dudarlo es así, la televisión es una droga…letal y sin tratamientos de desintoxicación. Es letal además, porque es aceptada socialmente y no tiene el estigma que persigue a las otras adicciones. Los adictos entonces no sienten la presión ni les preocupa cambiar, pues no están haciendo nada malo, nada en contra de las reglas.
Lo que debemos ver es que la televisión crea serios problemas en el ser humano, más que todo en el niño, que en su época de aprendizaje es como ‘una esponja que lo absorbe todo’. Hablo de problemas psicológicos (desatención, hiperactividad), sexuales (perdida de pudor, ética sexual), sociales (depresión, tristeza, miedo), culturales (negación a la educación y al desarrollo cognitivo) y hasta físicos (enfermedades oculares, cardiacas, sedentarismo, sobrepeso). Pero como dice mi abuela, uno no escarmienta en pellejo ajeno, y hasta que su hijo no sufra de alguna enfermedad por la caja que usted le prende a cada rato, entonces hasta ese punto usted no se va a preocupar.
Para hablar de casos puntuales y para que no crean que estoy loco, en muchas de las series animadas de Disney, sí, de Disney fueron hallados innumerables mensajes subliminales que se dirigían a la violencia y en su mayor parte al sexo. Así que si usted es creyente de la música satánica que maldice a su Dios en mensajes poco perceptibles, póngale cuidado a lo que su hijo ve en el televisor. Y como ya nos parece normal que niños de 11 o 13 años sean padres o que un niño se suicide, entonces no hay de que preocuparnos, ¿Cierto?
Hoy me da tristeza, que mi sobrina de cuatro años sepa poner videos en YouTube (en donde hay videos de toda clase: violaciones, asesinatos, orgías, etc.) y aun se le dificulten las vocales y los números del uno al diez. Ahora escucho la voz de mi hermana (su madre) que le dice “Bebé, ya va a empezar el Desafío”. Ahora de estar por muchos minutos en el computador se va al televisor a ver ese famoso reality show, que de educativo no tiene nada. Si el problema de fondo no es la televisión y sus contenidos entonces es el método de educación de los padres de plástico. O padres control remoto, que existen sólo para satisfacer el hambre de entretenimiento que tiene su hijo. Tengamos en cuenta que esta hambre se infunde también desde la casa.
Como si no hubiera nada más, afuera de aquella caja fría. Hay un mundo por conocer, varios por descubrir: Bibliotecas infantiles, museos, libros, historias, paseos en familia, cursos de pintura y danzas, música, deporte. ¿Porque negarnos a estas actividades si son de más beneficio que estar por horas (32 a la semana según cálculos que hice con mi sobrina) frente a una televisión que manipula y distorsiona la realidad?
Ahora termino esta nota, ella sin duda debe estar quedándose dormida, con el tete en la boca y el televisor prendido. Su cerebro no dormirá, y se quedará procesando todo lo que “aprendió” hoy.
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