-¿La capacidad de las nuevas tecnologías para almacenar y transmitir información ponen en riesgo el derecho a la privacidad?
-Se pueden cruzar muchos datos, como en un puzzle en el que se ponen todas las piezas y del que puede salir el perfil de una persona. Esto puede resultar discriminatorio y puede afectarle en su vida normal, en el trabajo o al pedir un crédito. Hay que combatir el tipo de discriminaciones que puede provocar la creación de estos perfiles mediante las nuevas tecnologías.
-No. El problema es que la gente no es suficientemente consciente de este riesgo y las nuevas tecnologías cambian tanto y de una manera tan acelerada que no permiten que los estados las regulen suficientemente. Los proveedores de estos servicios se aprovechan de esta falta de regulación homogénea y esto supone un reto para los estados nacionales.
-¿Se está trabajando en ello?
-Sí, se está trabajando. Sobretodo en Europa, donde tenemos una larga tradición de velar por este derecho a la protección de los datos.
-Pero en Internet no hay fronteras.
-No hay fronteras, pero a los proveedores sí les afecta si la Unión Europea hace advertencias sobre ellos o dice que no están protegiendo los datos personales de los usuarios. Para los proveedores, su confianza es muy importante y lo que hacen es intentar que parezca que dan mucha importancia a la privacidad. El problema es que, de hecho, aunque tengan una política de privacidad, muchas veces es difícil de leer, de entender o de encontrar. Lo que se les pide es que den una información clara, que permita a las personas acceder a sus datos y cancelarlos.
-No, no lo hace nadie, pero haría falta que la gente se diera cuenta que es algo importante. Internet es el espacio menos privado que existe, es como una pecera, absolutamente transparente. Una vez pones tu información personal en Internet pierdes el 60% o el 70% de su control. Si las personas son conscientes de esto, quizás seguirán sin leer las políticas de privacidad, pero sí se preocuparán de que exista esta política de privacidad y serán prudentes. No deben dar su dirección, su teléfono ni su ubicación.
-La tendencia con redes sociales como Facebook o la española Tuenti es totalmente la contraria.
-No digo que no se tenga que acceder a las redes sociales. Es la comunicación del siglo XXI y es divertido. De lo que se trata es de que se haga con prudencia: que tengan un correo exclusivo para esto, que utilicen seudónimo y que vigilen mucho con quien tratan. Se presentan como redes de amigos, pero de hecho son redes de conocidos y de desconocidos. Si en la vida diaria no se habla con toda la gente con la que uno se cruza por la calle, no se deja abierta la puerta de casa ni se deja a la vista el diario personal, también en Internet se debe ser consciente de lo que se expone.
-¿Qué consejos hay que dar a los usuarios?
-No hay que dejar determinados datos, no hay que poner fotos de otros sin su consentimiento, sobretodo si son menores, ni incluso no poner fotos de uno mismo comprometidas. El efecto que pueden tener es incalculable. A lo mejor en una entrevista de trabajo se quiere dar una imagen, pero el contratador busca en la red y encuentra cosas que uno no quisiera que supiera. Unas fotos te pueden hacer perder el trabajo. Eso es algo que ya ha pasado.
-¿Entonces, poner la vida personal en la red es un riesgo?
-Todos tenemos derecho a tener distintos modos de presentarnos a la sociedad según el lugar donde estemos. Lo que no podemos hacer es de manera inconsciente dar una información extraordinariamente alta a todo el mundo. Lo mínimo es saber lo que estamos haciendo. Los mensajes que se ponen en todas estas redes sociales tenemos que saber que serán leídos y que, además, no se borrarán fácilmente.
-¿Hay redes sociales que hacen negocios con estos datos?
-Sí, porque aunque uno pueda intentar que esto no sea así, los datos ya han estado ahí hasta que se cambian los valores por defecto de privacidad. En Facebook 50.000 usuarios consiguieron quitar el programa Bacon que se podía añadir y que permitía márketing personalizado dando a las personas registradas como amigos publicidad o información sobre lo que uno estaba comprando. Realmente hay un riesgo porque la publicidad es, en el fondo, uno de sus objetivos, de donde sacan provecho.
-¿Qué hacen las empresas con los datos personales? ¿Cuál es el negocio?
-Son datos que están acumulados, fuera de tu control y aunque no se utilicen ahora quizás sí se utilicen más adelante. Pueden saber las películas y la música que te gusta, conocer tus filias y tus fobias. Pueden hacer un perfil tuyo y esto puede servir para el márketing, para vender y, evidentemente, también para hacer estudios de las aficiones de la gente en función de su edad y sexo. En principio esto no tendría porque ser un problema, pero no deja de ser un riesgo si no sabes cuál será su finalidad.
-Y una vez introducidos esos datos en la red...
-Ya está. Ya los has perdido.
-¿Sería posible borrar completamente el rastro de una persona en la red?
-Es díficil. Una manera sería intentar darse de baja de una red y volver a entrar con seudónimo, con un correo electrónico exclusivo. Lo que quizás valdría la pena es que, nada más acceder a estas redes sociales, se vaya al apartado correspondiente y se seleccionen las opciones de restricción y privacidad adecuadas para evitar que los datos puedan llegar a cualquiera.
-Otra herramienta que ha llegado últimamente a España es Google Street View. ¿Vulnera la privacidad?
-Hace que todo el mundo sea absolutamente visible. Uno pueda pedir que eliminen su imagen, pero este es un procedimiento que sólo sabrán hacer determinadas personas, de modo aumenta la brecha digital. Llas personas que saben utilizar estas herramientas y las que no lo saben estarán en una situación muy diferenciada. Las agencias de protección de datos hemos pedido que no se pueda identificar a las personas, pero no se hace suficientemente. No hay, en este caso por parte de Google, la voluntad de garantizar la privacidad de las personas. Es evidente que ha habido quejas sobre este tema.
-¿Pero es legal?
-¿Qué queremos decir cuando decimos legal? ¿Legal en qué país? El problema es este, que las legislaciones nacionales no prevén incialmente estos escenarios. En función de las leyes de cada país podemos decir si es legal o no. El problema, insisto, es que no existe una legalidad homogénea. Lo que puede suceder es que las agencias de protección de datos se quejen de cómo se está llevando a cabo y conciencien a la sociedad. Precisamente Internet permite también concienciar muy rápidamente.
Consejos básicos para el uso de las redes sociales
La directora de la APDCAT aconseja tomar algunas precauciones para evitar situaciones no previstas en relación a los datos privados que se introducen en las redes sociales:
-Usar un email exclusivo y distinto del habitual para las redes sociales.
-Usar un seudónimo.
-En caso que ya se esté registrado, darse de baja y volver a hacerlo siguiendo este sistema.
-Inmediatamente después de registrarse, acceder al apartado de gestión de la privacidad y cambiar las opciones por defecto por aquellas que nos aseguren una privacidad adecuada.
-No dar la dirección, el teléfono ni la ubicación.
-No poner fotos de otros sin su consentimiento, sobretodo de menores de edad. Intentar evitar colgar fotos comprometidas incluso de uno mismo.
-Ser consciente y prudentes en relación a quien damos acceso a nuestros datos.
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