Dejen a un niño en una habitación a solas con unas tizas y una pizarra; el efecto será el mismo que si le dejamos ante unos caramelos. Estará encantado de garabatear la pizarra con las tizas. Ignoro qué tipo de atracción tiene una tiza y una pizarra para los niños; pero lo cierto es que se pueden pasar horas y si hay varias tizas y varios niños todos compartirán la pizarra.
Podemos afirmar que los niños “dominan” la técnica de utilizar una tiza para escribir en una pizarra; es más, les gusta enormemente. Sin embargo; que les guste, que sepan utilizarla y que la utilicen no garantiza que cuando sean un poco más mayores estén encantados de que el profesor les saque a la pizarra a realizar cualquier tarea.
Lo mismo ocurre con internet y las redes sociales; todos los adolescentes dominan redes sociales como tuenti, correo electrónico e internet en general; sin embargo, eso no garantiza que utilicen las redes sociales, internet y el correo para estudiar, trabajar con otros alumnos o realizar consultas didácticas con sus profesores.
Creo que la mejor forma de ilustrar lo que intento decir es a través de una escena de Bart Simpson. Para los que no conozcan al personaje de esta popular serie de dibujos animados, Bart es la antítesis de buen estudiante; según él su religión le impide hacer deberes, terror de todos sus profesores, que piensa que al final de curso si el libro está sin usar le dan puntos por buena conservación del material.
En una ocasión un profesor muy (pero que muy) innovador propone a sus alumnos quemar los libros; el alboroto en clase es tremendo, todos los alumnos quemando libros, saltando, gritando,..¿todos?, no todos no, Bart Simpson está sentado, con los brazos cruzados, con cara seria pero sin quemar los libros. El profesor, sus propios compañeros y quien escribe le observan perplejos y le preguntan: ¿Bart por qué no quemas el libro?, Bart responde YO NO HAGO DEBERES.
Pues eso, no es lo mismo utilizar tecnologías para el ocio que para “los deberes”. Que las personas dominemos ciertas tecnologías no significa que las utilicemos en tareas que no nos gusta realizar; quien no quiere hacer deberes, no los hará, independientemente que los tenga que realizar en un cuaderno, en un ordenador o a través de una red social.
Muchas personas piensan que por tener un foro los alumnos van a debatir, que por colgar los apuntes en internet los alumnos los van a leer, que por tener un wiki van a cooperar. Para innovar no basta con incorporar las últimas tecnologías en nuestras asignaturas; el profesorado que innova utiliza la tecnología para hacer más fácilmente cosas que hace, o para hacer cosas que sin ellas no podría hacer; es decir, la tecnología facilita su proceso de innovación, pero no es su proceso de innovación.
Hay una receta sencilla para innovar en la formación a través de las tecnologías.
- 1. Pregúntese qué podría hacer para mejorar cualquier aspecto, por mínimo que sea, de sus tareas formativas con sus alumnos.
- 2. Si los cambios que pretende introducir supone más trabajo para los alumnos; vuelva al punto uno. En caso contrario pase al siguiente punto.
- 3. Compruebe (o pida información a colegas que ya tengan una cierta experiencia) si las tecnologías le pueden ayudar a realizar esas mejoras con sus alumnos.
- 4. Incorpore esas tecnologías. Si necesita un curso para manejar las tecnologías, hágalo (hay muchos tutoriales al respecto); si necesita infraestructura a través de internet no se preocupe, hay cientos de productos que le dan de forma gratuita el servicio a través de internet (no necesitará ni autorización del centro ni de sus responsables académicos), utilice a los propios alumnos como indicadores del camino que debe tomar.
- 5. ¿Sus alumnos han conseguido los mismos resultados académicos, pero trabajando menos?, ¿sus alumnos han conseguido mejores resultados, pero trabajando lo mismo que antes?. Entonces habrá innovado.
Ya sé que me dejo en el tintero otra opción que es ver lo que han hecho en otras asignaturas y tratar de incorporarlo. Este método también es eficaz; pero la receta que les propongo les permitirá:
- Aprender de sus errores y aciertos.
- Trabajar junto con sus alumnos para “pulir” el método.
- Saber qué dan de sí distintas tecnologías; estará capacitado para identificar la tecnología que más se adapta a sus necesidades.
- Fomentará sus capacidades de autoaprendizaje, descubrimiento y experimentación.
- Tendrá la sensación de estar involucrado con sus alumnos en el propio proceso de aprendizaje.
- Cada año mejorará su asignatura de forma progresiva.
Todo esto a usted le dará más trabajo, le supondrá más esfuerzo; por supuesto, no espere ningún reconocimiento por ello y cuando tenga completo el producto innovador le cambiarán de asignatura. Estará innovando.
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