31 mar 2017
Cómo mejorar las relaciones familiares
Las
relaciones familiares son un aspecto básico de nuestras vidas, la familia nos
viene dada y no la podemos elegir. Para muchos suponen un problema y son fuente
de conflictos, para otros fuente de gran felicidad. En cualquier caso no
podemos negar que a todos nos afectan.
Para
conseguir unas relaciones familiares sanas se recomiendan algunos consejos:
* No olvides los cumpleaños y ten un detalle con ellos.
Si eres de los que se olvidan preveelo y procura tenerlo apuntado en la agenda
o tener una alarma que te avise.
* Intenta asistir a los eventos familiares, aunque al principio te de pereza. Poner siempre excusas hace
que las relaciones empeoren y que al final no nos inviten.
* ¡Se
tu mismo! No tengas miedo a lo que piensen, son tu familia y te
conocen y te querrán tal y como eres.
* Se cariñoso y pasa tiempo con tus padres.
* ¡Mira que de vez en cuando se hable y se hagan cosas
divertidas!
* Cuando tengas un problema con uno de los
miembros de la familia procura no involucrar al resto ni divulgarlo. Si haces
esto los demás se verán forzados a posicionarse y se contaminará la relación.
* Procura realizar comidas en familia, si
hay dificultades de horarios, programad un día en concreto en el que todo el
mundo intente estar.
* Dedicar un día a la semana para una actividad
familia: Visitar a los abuelos, ir de excursión…
* Los logros familiares (asi como los de los individuos que conforman la familia)
deben celebrarse de
forma conjunta.
Aspectos
a trabajar para mejorar las relaciones familiares:
Para
empezar debemos trabajar internamente como somos nosotros con ellos pues esto
se reflejará hacia nosotros.
Por
ejemplo es muy importante controlar
las expectativas. ¿qué queremos decir con esto? Pues que igual que
esperamos que los demás nos acepten tal y como somos, nosotros debemos hacer
por ellos lo mismo, esto es, no esperar que cambien o que se comporten como
nosotros queremos. Esta expectativa no es realista. La aceptación te acercará más a los
miembros de la familia. Es cierto que uno no puede cambiar a los demás pero sí
puede cambiar como interacciona con ellos.
Lo hemos
repetido mil veces pero en la familia incluso más que en otros ámbitos, ¡Fomenta la asertividad! Procura
comunicarte de una forma adecuada y respetuosa, sin pisar los derechos de los
demás pero sin que nadie pise los tuyos tampoco. La comunicación asertiva es
una comunicación positiva, clara, directa y enriquecedora. Es una comunicación
que no pretende convencer al otro o imponerse sino que empatiza y tiene en
cuenta la situación y sentimientos de los demás también.
Y… como
en toda relación humana: ¡Sé flexible!
Las personas cambian, las relaciones cambian, anclarse en el pasado o en un
ideal solo nos impide avanzar. Piensa que diferente no quiere decir peor, las
relaciones pasan por diferentes momentos y evolucionan, intenta disfrutar de
los mejor de cada momento.
Modifica
lo que te rodea, modificándote a ti:
Esta
claro que las personas no poseemos el poder de modificar lo que hacen o piensan
los demás o controlarlos, pero también es cierto que los podemos influenciar en cierta manera
actuando como un espejo. Si alguien te grita y tu le gritas de vuelta eso
probablemente escalará, si le hablas suave y asertivo es más probable que se
calme, no hemos cambiado que esa persona sea agresiva pero si lo hemos regulado
dentro de lo que podemos, y por pequeños que parezcan, estos cambios son muy
importantes.
Lo que
queremos decir es que lo que tenemos
es un reflejo de lo que hacemos, sentimos y decimos. En el ejemplo anterior
la otra persona, la que gritaba lo que va a conseguir es que la gente la evite
o la trate diferente, en reflejo a como ella se comporta con el mundo. Si ella
modulara como estaba haciendo la otra persona cambiaría como los demás la ven y
se relacionan con ella.
La idea
detrás de todo esto es entrenarnos para atraer situaciones (y relaciones) más
positivas, constructivas y satisfactorias.
Cuando una relación con alguien que quieres
va mal lo primero es observarse a uno mismo y cambiar como uno se comporta o
reacciona ante esa persona. Se debe creer en
la posibilidad de mejorar la relación y además se debe estar pendiente de
desafiar pensamientos disfuncionales y poco realistas que estén
saboteando la relación.
Visualiza y prepara tu forma de comunicarte con esa persona, pues cuando el conflicto surja te puede
resultar más difícil controlar y modular tu respuesta.
Cómo mejorar las relaciones familiares. Omicrono [en línea], 2014. [Consulta: 31 marzo 2017]. Disponible en: http://omicrono.elespanol.com/2014/07/como-mejorar-las-relaciones-familiares/.
No podrás evitar leer este libro (te sorprenderá)
Por: Alfredo Álamo
“Caíste
por el cebo… ahora caerás por el libro” es el lema de una divertida página de
Facebook en la que se ha iniciado una campaña que usa los trucos más sucios y pesados de todas las redes
sociales, los titulares clickbait. Ya sabéis, los vemos a montones,
“Este hombre entró en la habitación y no podéis imaginar lo que le sucedió” o
“10 cosas extraordinarias que puedes hacer a diario (no podrás creer la
séptima)”. Pero en esta ocasión, en lugar de llevar a un contenido
decepcionante, detrás de cada litbait hay un libro interesante.
The Wild
Detectives es un bar, cafetería, teatro y librería de Dallas donde hacen
numerosas actividades relacionadas con el mundo de la cultura. Un día se les
ocurrió que sería muy interesante usar esos típicos titulares basura, que, no
lo olvidemos: funcionan, para atraer
a muchos usuarios despistados de las redes sociales hacia libros clásicos.
Para eso
usaron principalmente Facebook, con un enlace que llevaba a la plataforma de
contenido Medium, donde ponían el texto completo del libro clásico en cuestión.
Son todo obras libres de derechos de autor, como Drácula, El mago de
Oz o La letra escarlata… De esta manera, en lugar de acabar en un
sitio web lleno de texto absurdo y publicidad intrusiva, todo aquel que siga el enlace llegará hasta una buena novela.
La
verdad es la mayoría de los enlaces son muy, pero que muy divertidos,
sobre todo si sabes lo que está haciendo. En caso contrario, pueden despertar
la curiosidad de todo el que lea el titular. A mí han encantado algunos como
este:
“Hombre
rumano descubre un hecho insólito sobre el ajo. Querrás untar ajo en el pan,
sólo por si acaso” Que lleva directamente al texto de Drácula.
También me
gusta:
“No
imaginas lo que le pasó a esta adolescente de Kansas después de que un tornado
destruyera su casa.” Que es, obviamente, un litbait para El Mago
de Oz.
¿Qué os
parece esta divertida broma? Podríamos
sacar algún litbait para obras en castellano, ¿verdad? “Este
anciano de La Mancha se ha metido en numerosas peleas. No te creerás la de los
gigantes” o “Mira como un niño maleducado le roba el queso a un ciego. Así va
la educación.”
De más
está explicar porqué se llaman LITbaits, pero sí es interesante volver a
machacar sobre el tema de que ya nada, ni siquiera los objetos “artísticos-culturales”
se escapan a una buena campaña marketinera si quiere resultar moderna,
atractiva para millennials o no, y lograr atrapar y fidelizar al usuario.
Fuente bibliográfica
ÁLAMO, ALFREDO, [sin fecha]. No podrás evitar leer este libro (te sorprenderá). Lecturalia [en línea]. [Consulta: 31 marzo 2017]. Disponible en: http://www.lecturalia.com/blog/2017/03/28/no-podras-evitar-leer-este-libro-te-sorprendera/.
28 mar 2017
10 formas inteligentes de dejar tu empleo actual
Si tu
incomodidad en la vida profesional está arrastrando lentamente la vida
personal, es un indicador de que debes dejar tu actual puesto y buscar un nuevo
rumbo; sin embargo, piensa bien las cosas y no tomes decisiones precipitadas.
Renunciar
a un empleo suele ser un tema complicado, más aún cuando en general todo está
bien. El ofrecimiento de una mejor posibilidad laboral desde el punto de vista
económico o profesional, nuevos desafíos y responsabilidades, son los
principales motivos que hacen migrar a las personas de las compañías.
Por muy
mala que haya sido tu experiencia, antes de actuar impulsivamente, reflexiona
un poco. Dejar una mala impresión en una empresa, puede cerrar varias puertas.
En la mayoría de los procesos de selección piden referencias de las compañías
donde has trabajado, ¿para qué arriesgarse?
La
transición de un empleo a otro no tiene por qué resultar una experiencia
desagradable. La manera en cómo dejas un trabajo, establecerá la última imagen
que tus colegas tendrán de ti. La forma en la que serás recordado.
Estos
son algunos consejos que te permitirán renunciar de forma diplomática, sin
consecuencias que más tarde podamos lamentar.
1. Una auditoría rápida: Realiza una breve lista de pros y contras sobre tus
actividades en el trabajo.
2. Ahorros: Si vives al día, dejar el trabajo es casi imposible hasta
que asegures una nueva posición en otro lugar. Procura tener por lo menos 6
meses de gasto ahorrados en el cochinito.
3. Avisa con tiempo: Si ya tienes asegurada otra posición, ten en cuenta que un
buen profesional avisa que dejará el trabajo actual con por lo menos un par de
semanas antes de dejar la oficina.
4. Confianza: Antes de hacer tu renuncia con Recursos Humanos, es
necesario que tu jefe inmediato lo sepa y no se decepcione de tu actitud.
5. Sé diplomático: Cuando hables con tu jefe trata de ser honestos sobre las
cosas con las que te sientes incómodo. Claro, eso no quiere decir que sólo te
quejes y eches pestes de la empresa.
6. Ayuda: Explica las razones por
las que estás saliendo de ese lugar, pero ayuda a mejorar tu posición con
nuevas ideas y retroalimentación con tu jefe.
7. Cumplidos: No se trata de ser “barbero”, más bien es cuestión de
realzar los aspectos positivos del actual empleador.
8. No te quemes: Evita terminar de mala forma las relaciones de trabajo con
tu jefe y compañeros. Nunca sabes cuándo te los volverás a encontrar en futuros
empleos.
9. No aflojes: Ya que avises sobre tu renuncia, lo mejor es que continúes
haciendo tu trabajo de la mejor manera, trabajando duro.
10. Relájate: Si tu renuncia ha sido un camino difícil, date tiempo de
relajación para comenzar tu nuevo rol con perspectiva.
Demuestra
buena disposición y ofrécete a capacitar a alguien más. Lo ideal es tener
tiempo no tan sólo para entregar en orden tu trabajo, sino que para capacitar a
otras personas sobre las responsabilidades que tenías a cargo. De esta manera
el impacto de tu renuncia para la empresa será mucho menor el impacto y tu
reputación no se verá afectada.
Fuente bibliográfica
10 formas inteligentes de dejar tu empleo actual. Mundo Ejecutivo [en línea], [sin fecha]. [Consulta: 28 marzo 2017]. Disponible en: http://mundoejecutivo.com.mx/management/2017/03/28/10-formas-inteligentes-dejar-tu-empleo-actual.
27 mar 2017
Según un estudio la literatura influye en nuestras vidas más de lo que imaginábamos
Por: Alejandro Gamero
En
muchas ocasiones hemos hablado de los beneficios de la lectura, tanto a
nivel físico como psicológico, una idea que refuerza el tópico de que un buen
libro puede cambiarte la vida. No es ya la percepción parcial y subjetiva de
alguien que ama los libros; es innegable que la literatura pueda influir en la
vida de un lector, y mucho. Sin embargo, un reciente estudio realizado en el
festival internacional del libro de Edimburgo en 2014 por la Universidad de
Durham ha enfocado el poder de la literatura por otros derroteros muy
distintos, según una noticia que acaba de publicar The Guardian. Con
independencia de los beneficios que nos aporte de manera más o menos
consciente, la literatura puede llegar a
tener un papel fundamental en la vida cotidiana de muchos lectores, funcionando
casi como una forma de locura.
Estas
encuestas demuestran que los lectores de literatura de ficción no solo procesan el significado de las
palabras que componen un texto sino que recrean de forma activa mundos y
personajes complejos, afirma Charles Fernyhough, escritor, psicólogo y uno
de los autores del estudio. No es solo que haya lectores que escuchen las voces
de los personajes o que interaccionen con ellos como si fueran personas reales,
es que esos personajes permanecen
activos en la mente después de haber leído el libro y pueden influir en los
pensamientos del día a día. Es como si el lector empezara a pensar como ellos y juzgara el mundo desde sus ojos.
En muchas ocasiones la similitud entre
el mundo real y el literario activan este proceso, que normalmente se suele
producir con personajes bien construidos. Fernyhough habla para The Guardian
del poder que tuvo Holden Caulfield en su adolescencia, una idea con la que
seguramente se identificarán muchos lectores ?por algo la novela marcó a varias
generaciones?.
Fuente bibliográfica
GAMERO, ALEJANDRO, 2017. Según un estudio la literatura influye en nuestras vidas más de lo que imaginábamos. La piedra de Sísifo [en línea]. [Consulta: 27 marzo 2017]. Disponible en: http://lapiedradesisifo.com/2017/02/19/segun-un-estudio-la-literatura-influye-en-nuestras-vidas-mas-de-lo-que-imaginabamos/.
26 mar 2017
Lugares donde fueron escritos tus libros favoritos
Por: Alberto Piernas
Cuando
escribimos, la importancia de hacerlo en ese lugar en el que nos sintamos
cómodos cobra especial importancia cuando se trata de dar rienda suelta a la
creatividad; porque cada uno somos distintos, porque necesitamos de una
atmósfera de paz e inspiración para dar rienda suelta a todas esas historias
que yacen escondidas en algún lugar.
Si en tu
caso aún no has encontrado tu pequeño santuario, posiblemente estos lugares donde fueron escritos tus libros
favoritos puedan ayudarte.

Bimini (Bahamas)
Ernest Hemingway siempre fue un viajero empedernido y el Caribe ese mar que
configuró el mapa literario de islas, pescadores y aventuras que inspiraría la
famosa El viejo y el mar, historia en
la que un pescador (aparentemente un amigo suyo de Cojímar, un pueblo
marinero cercano a La Habana), partiría en busca del pez más grande que el
mundo jamás había visto.
Sin
embargo, y aunque Hemingway fuese admirador de los mojitos de La Bodeguita de En Medio y los daiquiris de La Floridita,
ambos en la capital cubana, fue en la paradisíaca isla
de Bimini, en Las Bahamas, donde el autor de Fiesta daría vida a su
gran obra en 1952 mientras alternaba su escritura con la búsqueda de
submarinos alemanes hundidos abordo de su bote, el Pilar.

Calle La Loma (México D.F.)
Cuesta
imaginar que a pocos metros de los estudios de culebrones más famosos de la
capital mexicana, la calle La Loma fuese el lugar donde surgiría la novela más influyente de la literatura
latinoamericana del siglo XX. Pero sí, gracias a la ayuda de unos buenos
amigos y la comprensión de su casero, Luis Coudurier, Gabriel García Márquez escribió en el número 19 de esta calle de los
suburbios de México DF su mayor obra, Cien años de soledad. Durante 18
meses entre 1965 y 1966, el Nobel de Literatura escribió el manuscrito entre
deudas y llantos que consolaba en el lecho de su esposa, Mercedes Barcha.

The Elephant House
(Edimburgo)
“No es
ningún secreto que el mejor lugar para escribir es un café”, dijo una vez J.K. Rowling, la mujer en paro que en
1996 comenzó a escribir la historia de un joven mago llamado Harry Potter en las
servilletas de la cafetería The Elephant House, en el 21 de George IV
Bridge, en Edimburgo. Todo lo que ocurrió a partir de aquellas tardes de
soledad ya es historia.

Prinsengracht 263-265
(Amsterdam)
Dos
familias judías se refugiaron una vez de las tropas nazis, dando lugar a uno de
los libros más cruentos del siglo XX, uno imprimido por la inocencia y el
miedo. Más concretamente del 12 de junio de 1942 al el 1 de agosto de
1944, una niña de trece años
llamada Anna Frank escribió un diario al que llamó Kitty, el mismo que su
padre se encargaría de mostrar al mundo una vez toda su familia, incluida su
pequeña hija, muriese en los campos de concentración. La casa puede visitarse
actualmente, pero no te aseguro que no salgas con la piel de gallina.

Una isla perdida
Había
que darle algo de misterio al asunto pero tranquilos, conocemos la remota y
pequeña isla donde George Orwell
escribió la trascendental 1984: en Jura, una de las islas Hébridas de Escocia, más concretamente en
una granja llamada Barnhill en la que Orwell vivió entre 1946 y 1950, año de su
muerte, completando su obra magna entre acantilados abruptos, mares misteriosos
y llanuras en las que el hombre podía sentirse algo más libre que en su
distópica obra.
Estos lugares donde fueron escritos tus libros favoritos pueden
ser visitados actualmente por todos aquellos lectores en busca del legado
de grandes autores, de su ingenio y soledad, de su inspiración.
PIERNAS, ALBERTO, 2017. Lugares donde fueron escritos tus libros favoritos. Actualidad Literatura [en línea]. [Consulta: 26 marzo 2017]. Disponible en: https://www.actualidadliteratura.com/donde-escribian-autores-favoritos/.
https://www.actualidadliteratura.com/donde-escribian-autores-favoritos/
Cómo usar las páginas en blanco de los libros
Por: Cristian Vázquez
La
presencia de páginas en blanco en los libros responde a distintos motivos. Este
artículo describe algunas formas poco usuales de interpretarlas y
aprovecharlas.
1
En los
primeros días de 2006, mientras trabajaba en los archivos de la University
College de Londres, una librera llamada Susan Stead encontró un tesoro: un
poema de puño y letra de Lord Byron, escrito en una de las páginas en blanco de
un ejemplar del libro The Pleasures of Memory, de Samuel Rogers, impreso
en 1810. El volumen había sido un regalo de Rogers, con la dedicatoria: “Al muy
honorable lord Byron, de su obligado y fiel amigo”. Byron —una de las más
grandes figuras del romanticismo inglés— lo devolvió al autor con un poema de
agradecimiento, que comienza con las palabras “Ausente o presente aún para ti,
mi amigo…” Estaba fechado en 1812 y fue incluido en un libro de Byron cuatro
años después.
Si bien
no tan trascendentes ese (tal documento es ahora el único manuscrito de un
poema de Byron que se conserva), muchas veces las páginas en blanco de los
libros nos hacen sentir ante la presencia de auténticos tesoros. Uno de los más comunes es una dedicatoria del autor,
que convierte en especial a cualquier ejemplar. La dedicatoria de otra persona
—pareja, amigo, familiar— hace del libro un capítulo en la historia de una
relación, e incluso cuando desconocemos a sus protagonistas sentimos que el
volumen cuenta con un aura particular, nos hace preguntarnos quiénes serán, qué
habrá sido de ellos, qué les habrá pasado para que ese objeto, tan valioso en
algún momento, acabara en una librería de viejo…
2
Las
hojas en blanco que aparecen al principio y al final de los libros se llaman páginas de respeto o de
cortesía. Dadas las múltiples historias que esos espacios en blanco
favorecen, el nombre parece apropiado. Sin embargo, no son las dedicatorias la
única utilidad de esas páginas. También posibilitan
las anotaciones por parte de las bibliotecas, los comentarios de evaluación en
los trabajos académicos y otros apuntes en publicaciones más o menos técnicas.
No todas
las hojas en blanco en los libros, de todos modos, son fruto del respeto o la
cortesía del editor. La cantidad de las que aparecen al final, por ejemplo, a
menudo depende de si la encuadernación exige alcanzar un número de páginas
múltiplo de 4 u 8, en función de los pliegos y otros datos de la composición de
cada ejemplar. Y otras son, por supuesto, producto del error. ¿Qué lector no ha
sufrido la consternación de encontrar páginas en blanco en el libro que está
leyendo y darse cuenta de que es víctima de un accidente imprenteril? A
veces se puede reclamar en la librería que lo ha vendido, pero, por desgracia,
no siempre el defecto se descubre a tiempo; los libreros en general se niegan a
cambiar libros subrayados, anotados o con dedicatorias en sus páginas en
blanco.
3
En
ciertas ocasiones, la página en blanco
en medio de un libro llama a la confusión. ¿Está así por equivocación o a
propósito? No siempre es fácil determinarlo. En un texto de ficción, puede que
las consecuencias de esta duda no pasen de dotar al texto de una involuntaria
ambigüedad, pero si se trata de un documento que exige rigor (una tesis
doctoral, un contrato, un manual de instrucciones, etcétera) la situación puede
provocar problemas. Así es como se originó la costumbre de incluir en esos
casos la frase: “Esta página ha sido dejada intencionalmente en blanco”.
Una frase, por cierto, esencialmente paradojal, dado que su presencia suprime
el carácter blanco de la página.
A
comienzos de la década de 2000, cuando el acceso a la web comenzaba a
masificarse, un grupo de internautas desarrolló The “This Page
Intentionally Left Blank” Project, es decir, el proyecto “Esta página ha sido
dejada intencionalmente en blanco”. Los autores de la iniciativa eran personas
que deploraban que ya casi no hubiera páginas en blanco, y que las que había,
en lugar de incluir el mensaje clásico, se disfrazaran bajo un
utilitarista For your notes (“Para tus notas”). Por eso, se
propusieron introducir páginas intencionalmente en blanco en la web, y
convocaban para ello a todos los hacedores de webs y blogs a unirse a la
iniciativa y dejar alguna página en blanco en sus sitios.
“Un
motivo —explicaban— es mantener vivo el recuerdo de estas famosas e históricas
páginas en blanco. Pero la razón principal es ofrecer a quienes deambulan por
internet un lugar de sencillez y tranquilidad en la superpoblada red. Una
página en blanco para relajar la mente inquieta”.
Lamentablemente,
la última actualización de la web del proyecto es de 2005. Y sin embargo algunas
de las páginas en blanco que formaban parte del plan todavía se
mantienen activas. O sea, sin nada más que la paradojal frase. El
adjetivo activas aplicado a estas páginas encierra, desde luego, otra
bonita paradoja.
4
“Esta
página ha sido intencionalmente dejada en blanco” fue también el título de una
muestra inaugurada en abril de 2011 por el Centro Cultural Libertador Simón
Bolívar, de Guayaquil. Como se trataba de obras de varios artistas emergentes
que “esbozaban primeras instancias de líneas de investigación”, los curadores
de la muestra consideraron que no debían “pretender encontrar un hilo conductor
en un campo con prácticas artísticas de intereses y formalizaciones tan
diversas y tempranas”. De esa forma, la exposición se convertía en “un lugar
que permite una amplia gama de relaciones en donde el espectador/usuario es
libre de toda lectura e interpretación”.
Los
curadores cerraban su texto de presentación con una cita de Michel
Foucault (tomada de Esto no es una pipa, su ensayo sobre Magritte
publicado en 1981), según la cual “es
ahí, en esos pocos milímetros de blancura, en la arena calma de la página,
donde se anudan entre las palabras y las formas todas las relaciones de
designación, de nombramiento, de descripción, de clasificación”.
5
Entonces,
formas de ver las páginas en blanco:
como el espacio donde las relaciones definen lecturas e interpretaciones
múltiples, pero también como espacios de tranquilidad, de sencillez, de activa
calma, de una quietud engañosa, de duda, de ambigüedad, de respeto, de
cortesía, de dedicatorias cariñosas, de historias que se cruzan, de amores que
se pierden en la distancia.
Lord
Byron, poco después de dedicar a Samuel Rogers aquel afectuoso poema, se enojó
con él y en 1818 le dedicó una amarga sátira. Sin embargo, el manuscrito en una
página que había quedado intencionalmente en blanco y que ahora duerme en
volumen en el University College de Londres, permanece como una foto de aquella
amistad.
Los
ópticos explican que la luz blanca está compuesta por la superposición de todo
el espectro de la luz visible. Tal vez en esa afirmación resida la clave de
cómo usar las páginas en blanco de los libros: descansar la vista sobre ellas,
relajar la mente inquieta, buscar la forma en que se anudan las relaciones
entre las palabras y las formas y, de alguna manera, descomponer ese blanco en
todos los colores que lo conforman. Y al fin, en todo caso, escribir algo en
esa página en blanco. No seremos Lord
Byron, pero quizá, quién sabe, estemos convirtiendo ese ejemplar en algo
especial para algún lector del futuro.
Fuente bibliográfica
VÁZQUEZ, CRISTIAN, 21 marzo 2017. Cómo usar las páginas en blanco de los libros. Letras Libres [en línea]. [Consulta: 26 marzo 2017]. Disponible en: http://www.letraslibres.com/espana-mexico/cultura/como-usar-las-paginas-en-blanco-los-libros.
21 mar 2017
Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminar
Por: Luis Meyer
Nos dicen que hay que leerlas porque son los mejores. Y nosotros, valientes, lo intentamos. Algunos incluso llegamos a la página 30
Ciento treinta millones. Es más
o menos el número de obras literarias publicadas a lo largo de
nuestra historia. Un dato descorazonador para quien tuviera entre sus planes
leérselo todo en vida: harían falta 250
años. Y eso, siempre que uno tuviera la capacidad sobrehumana de devorar
cada libro en un minuto.
Tal vez
por eso a algunos escritores consultados para este artículo no le duelen
prendas en reconocer que acumulan un montón de ejemplares dejados a medias en
sus estanterías. Incluso lo recomiendan: "La vida es corta y hay demasiadas cosas interesantes que leer",
opina Andrés Barba, uno de los jóvenes escritores más importantes en habla
hispana, según la prestigiosa revista británica Granta. Barba reconoce que
la única vez que ha logrado acabarse Moby Dick fue cuando le
encargaron traducir su última edición en castellano. El filósofo Henry David
Thoreau ya lo había dicho un par de siglos antes: "Lee los buenos libros primero; lo más seguro es que no alcances a
leerlos todos".
Visto el
panorama, conviene no perder el tiempo con lecturas infructuosas. Manuel Astur,
poeta, ensayista y cofundador del movimiento artístico Nuevo Drama, aconseja
huir de lo farragoso: "Creo que un
buen libro es el que logra contar algo complejo con un lenguaje sencillo y ahorrador",
y cita: "La broma infinita, de Foster Wallace, es un claro ejemplo
de postureo: pocos han conseguido terminarse sus más de mil páginas. Y
quienes lo han hecho, jamás reconocerán que no les ha gustado y han perdido el
tiempo".
Hay una cantidad ingente de obras malditas que
muchos no tienen las tragaderas para leer hasta el final, ni el arrojo de
reconocerlo. Ya dimos 10 ejemplos, y ahora vamos con un segundo
listado. Antes de afrontarlo, un consejo kafkiano para optimizar el
tiempo y no desazonarse ante los millones de ejemplares que jamás llegaremos a
hojear y, mucho menos, culminar: "No
se deberían leer más que los libros que nos pican y nos muerden. Si el libro
que leemos no nos despierta con un puñetazo en el cráneo, ¿para qué seguir?".
Lo dijo un autor, Kafka, prolífico en obras que muchos han dejado a medias.
1. 'Ada
o el ardor', de Vladímir Nabókov
Tal vez
por eso le llevó escribirlo más de nueve años. Nabókov siempre declaró que
deseaba ser recordado por esta obra, aunque su enrevesamiento narrativo,
plagado de acrobacias semánticas, alusiones y dobles sentidos imperceptibles
para un lector de inteligencia media, no encontró el acomodo universal que
esperaba. El poeta Manuel Astur vive una contradicción con este libro:
"Nabókov es uno de mis maestros, mi gran inspiración para mis libros. Pero
esta es una novela que se me resiste, por más que lo intento".
2.
'Rayuela', de Julio Cortázar
Y, por
último, el que propone Cortázar a modo de juego, con una secuencia
establecida en el "tablero de dirección" mostrado en la primera
página, como una suerte de Excel primigenio. Es una cuadrícula en la que el
lector comienza en el capítulo 73, y de ahí va rebotando de uno a otro sin
orden aparente, hasta finalizar en el 131. Muchos son quienes aseguran no haber
pasado de la página tal o de la página cual. Pero a esa confesión debe seguir
la inevitable pregunta: ¿en qué orden te lo leíste? Y es
que Rayuela es el único libro que, si se deja por la mitad, puede
significar que prácticamente te lo has acabado.
3. 'En
busca del tiempo perdido', de Marcel Proust
Muchos
recomiendan leer antes la biografía de Proust, porque En busca del tiempo
perdido se compone, en definitiva, de reflexiones sobre su vida hechas en
vida. Pero volvamos a la página 80: "Es una novela muy complicada por la
sintaxis tan propia y compleja de Proust, la ausencia de puntos en pasajes
larguísimos en los que va hilando ideas dispares y es fácil perderse. Pero
cuando pasas el episodio de la magdalena, el cerebro se acostumbra a su forma
de escribir, y ya está preparado para el resto que, si le coges el punto, lo
devoras", dice Lascaray. El suyo no es un caso normal. Pocos pueden decir
que se han zampado los siete tomos ("es una mis espinas clavadas",
reconoce Manuel Astur), y mucho menos dos veces, como la filóloga: "La
primera por placer, recién empezada la universidad; la segunda, porque fue mi
proyecto de fin de carrera. Y descubrí muchos detalles nuevos. Lo
recomiendo". Quien esté dispuesto a secundarla, que se coja un par de
meses de excedencia. O mejor un año.
4.
'2666', de Roberto Bolaño
Hay otro
factor, sin embargo, que hace que uno encalle más o menos a la mitad del libro.
Nos lo cuenta la filóloga Josefina Lascaray, una voz autorizada por la devoción
que siente por el autor: "Me dio bajón. Bolaño tiene una escritura
espectacular, pero en esa parte describe uno tras otro asesinatos de mujeres,
durante páginas y páginas que pasan de lo tedioso a lo angustiante sin
interrupción. Es como llegar a un terreno enfangado de horrores, que me impide
seguir con lo que viene después".
5.
'Corrección', de Thomas Bernhard
Los hay
que defienden a ultranza su estilo laberíntico, como Andrés Barba: "Hay
que interpretar sus textos como obras sinfónicas, con sus ritmos y sus
cadencias. Dejarse llevar como lo haces con una melodía". También el joven
escritor y crítico literario Jesús Artacho, que sobre Corrección, afirma:
"Lo sé, lo tiene todo para no gustar: un argumento poco atractivo y una
sintaxis asfixiante en sus más de 300 páginas. Pero hay que leerlo, y después
odiarlo o admirarlo sin reservas, pero hay que leerlo".
6. 'Los
cantos', de Ezra Pound
El poeta
y traductor cubano José Kozer da unas pautas para no cejar: "Leerlo en
inglés. El inglés de los poemas de Ezra Pound es fácil de leer. Lo difícil en
sus poemas es el griego, latín, chino, japonés, italiano del Renacimiento,
imitaciones del habla popular inglesa o de la pronunciación del inglés en boca,
por ejemplo, de un hablante alemán. Menos difícil de leer es su francés,
italiano y alemán modernos, o su deficiente español, tan defectuoso como el de
Hemingway". Y reconoce: "Leer a Pound es adentrarse en una
interminable retacería muchas veces inabordable. Una poesía que nos entraña en
la dificultad a veces ígnea, a veces tediosa del mundo que heredamos y al que
damos en gran medida la espalda por desidia".
7. 'Flash boys', de Michael Lewis
Allí
figuraba Flash Boys (2014), que cuenta cómo se amañan los sistemas
informáticos de las bolsas para que, al final, siempre gane la banca. Un libro
interesante del que solo se leyó, de media, un 24,7% de su contenido. Y es que
a pesar de desvelar escandalosos hallazgos, muchos critican su excesivo
tecnicismo a la hora de contarlos. Michael Lewis, broker, escritor y
periodista financiero, parece exigir tácitamente un máster en macroeconomía
para entenderle.
8. 'La casa
de hojas', de Mark Z. Danielewski
El
lector no se limitará a leer: para llegar a su última página habrá cambiado el
libro de posición unas cuantas veces, leído caracteres inversos a través de un
espejo, descifrado código morse, interpretado partituras y hasta alfabeto
braille. "Cuando cayó este libro en mis manos, pensé que iba a ser un
desastre comercial", cuenta un editor que prefiere no dar su nombre.
"Al final se vendió muy bien, pero dudo que muchos lo hayan
terminado", añade.
9.
'Cristo versus Arizona', de Camilo José Cela
Los
pocos que logran llegar a la página 238 donde espera el añorado punto, eso sí,
se ganan una radiografía certera de una sociedad que estuvo marcada por la
violencia y el sexo, descrita con esa pátina de humor y desprejuicio que,
irrebatiblemente, es Cela en estado puro.
10. 'Finnegans wake', de James Joyce
Tiró de
un leguaje inventado, a base de mezclar unidades léxicas inglesas con
neologismos, y lo trufó de calambures que vuelven su compresión realmente
difícil. La estructura ayuda poco: no es lineal sino, como él la calificó,
"esférica", donde todo lo que se cuenta sobre la familia Earwicker y
su entorno es al mismo tiempo principio y fin del relato. Los pocos que han
logrado culminarla (y entenderla), como el escritor Anthony Burgess, afirman
que se han "partido de risa en cada página". Felicidades, señor
Burgess.
Fuente bibliográfica
MEYER, LUISPAÍS, E.E., 2017. Diez libros que son obras maestras, pero pocos han logrado terminar. EL PAÍS [en línea]. [Consulta: 21 marzo 2017]. Disponible en: http://elpais.com/elpais/2017/01/20/icon/1484939147_794976.html.
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