Vía:
Roger Michelena
"Si pretendes regalar tus libros a tus amigos para librarte de ellos cometerás otro error. Ni tus amigos ni las bibliotecas a las que los regales quieren tenerlos. Tus amigos se verán forzados a leerlos; no lo harán y les pesará la conciencia. Ya lo dice el refrán: «Quien regala un libro a un amigo, pierde el libro y pierde al amigo.» Y cada libro regalado a una biblioteca es más trabajo para el bibliotecario que tiene que clasificarlo, etiquetarlo, meterlo en el ordenador... Sólo conseguirás que te maldiga y todo el mundo sabe que las maldiciones de bibliotecarios cabreados son especialmente dañinas para el ejercicio de tu virilidad."
"Un consejo de estética: Los libros resultan decorativos, pueden estar en cualquier lugar del hogar sin desentonar ni dar impresión de desorden. Desechemos la idea de que sólo han de hallarse en sus estanterías o en la biblioteca. El lugar idóneo de un libro de recetas es el interior del frigorífico. La obra maestra de Wilde El retrato de Dorian Gray, por ejemplo, debe hallarse en el tocador, cerca de un espejo. Del asesinato concebido como una de las bellas artes, de Thomas de Quincey, puede colocarse en el cajón de los cuchillos. En cambio puedes colocar 20.000 leguas de viaje submarino en la cisterna del inodoro para que ocupe sitio y ahorrar agua.Los libros deben denotar naturalidad. No deben parecer algo extraño en el hogar. Es normal y elegante tenerlos junto al W.C. si de verdad los estamos leyendo. Por el contrario, un magnífico libro sobre las pirámides de Egipto en medio del pasillo no transmite credibilidad. Es obvio que está allí para impresionar a las visitas, puesto que no nos detenemos en medio del pasillo para leer cosas sobre los egipcios. Lo mismo sucede cuando tienes todos los tomos de la Encyclopedia Britannica sobre la mesita de noche."
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