¿Qué tres libros piensa que todo docente debería leer? La pregunta fue lanzada a ensayistas, artistas, pedagogos y pensadores argentinos. Surgieron bellas recomendaciones que enlazan la poética de autores clásicos con otros escritores del pensamiento nacional, o bien cuentos que invitan a mirar la escuela desde "el otro lado del mostrador". No faltó una mención a la Biblia, y no por razones religiosas sino humanistas.
"Hay una enorme riqueza literaria que forma el patrimonio cultural de las sociedades y la nuestra particular", dice la educadora y diputada nacional Adriana Puiggrós, para explicar lo difícil que resultaba sugerir tres lecturas a otro. De una u otra manera, todos los consultados adhirieron a esta idea de la sugerencia, el acercamiento a los libros sin prescripciones ni cánones de lo que se debe leer.
Además de Puiggrós, dejaron sus impresiones los escritores Laura Devetach y Pablo De Santis, los especialistas en educación Silvina Gvirtz y Pablo Gentili, el historiador Norberto Galasso, y el filósofo Ricardo Forster. También participaron el secretario de Cultura de la Nación, Jorge Coscia, el músico Adrián Abonizio, y la titular de la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República (Ctera), Stella Maldonado.
De cada uno las lecturas fluyeron como un regalo, de quien sabe que lo que ofrece tiene una marca de sí y desea ser compartida con el otro. Surgieron así "clásicos como gran parte de la obra de Sarmiento" para hacer una relectura del "sujeto de la educación actual".
También aquellos libros que ofrecen "una perspectiva diferente de los derechos del niño y adolescentes", o bien los que invitan a pensar en los "malos alumnos". Aquí los escritores franceses como Daniel Pennac, Françoise Dolto o Françoise Begaudeau son los preferidos.
No todos nombraron lecturas pensadas en la profesión docente. "Es un lío meterse en el bosque de los libros y hacer recomendaciones", dice Laura Devetach para proponer "El abanico de seda", un análisis "profundo y perspicaz de los vínculos sociales y parentales entre mujeres en China". También se inscriben aquí "El juguete rabioso", de Roberto Arlt. Por ser —al decir de Abonizio— un libro que constituye "un manual de historia" para cualquier docente.
Las historias de amor no quedan afuera. La dirigente de la Ctera, Stella Maldonado, propone a John Berger, a través de las cartas que le escribe una mujer a su pareja, un preso político. Para Pablo De Santis, Borges no puede faltar en la biblioteca de los docentes, sencillamente porque "sus cuentos son uno de los tesoros de la literatura universal".
Otros pensadores como Galasso y hasta el mismo secretario de Cultura nacional, el cineasta Coscia, se inclinaron por recomendar los autores que dan sustento ideológico al "pensamiento nacional y popular". Citan entonces en primer lugar a Arturo Jauretche y su "Manual de zonceras argentinas".
La nómina es tan amplia y diversa como la mirada que cada uno quiera darles a las lecturas, sin recetas a la hora de recomendar. Por eso el referente del espacio de intelectuales de Carta Abierta, Ricardo Forster, no duda en sugerir la Biblia y con igual decisión "El manifiesto comunista". En ambos casos, lo hace pensando "en un docente que no es simplemente un transmisor de recursos técnicos, sino que intenta poner en discusión distintas cosas".
Es verdad que sugerir una lectura es difícil. Pero los libros están allí, ahora con alguna marca de quienes ya pasaron por ellos, que seguramente será diferente cada vez que alguien los vuelva a leer y recrear con su propia historia.
Fuente: http://www.lacapital.com.ar/ed_educacion/2009/8/edicion_38/contenidos/noticia_5100.html
No hay comentarios :
Publicar un comentario