Los bibliotecarios lo confirman: la lectura está en auge entre los más chicos, aunque se acostumbre pensar lo contrario.
Pareciera ser que la única manera de acercar a los chilenos a la lectura es preocupándose desde muy chicos. Así lo entendió hace años la Cámara Chilena del Libro, que acaba de inaugurar su vigésimo segunda Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil.
Con este antecedente, decidimos averiguar qué pasa con los espacios dedicados a la lectura, ya fueran públicos o privados y si la muestra es para ellos un referente de compra o nuevos productos.
En muchas de las bibliotecas visitadas en la Región Metropolitana, los encargados comentan que si bien la visitan porque es un referente obligado, no influye demasiado en sus compras, pues trabajan directamente con los catálogos de las editoriales tanto nacionales como internacionales. Señalan, eso sí, que es un aporte para los padres que pueden conocer nuevos títulos y adquirirlos a menor precio. Coinciden también en que el nivel de los textos ha mejorado notablemente con los años, especialmente en lo que se refiere a ilustraciones, papel y tapas. El sistema de estantería abierta, es decir, donde los títulos están en exposición y los niños los sacan libremente, es uno de los grandes cambios que han sufrido los espacios dedicados a la lectura.
La variedad es grande, por ejemplo, la Biblioteca de Santiago (Matucana 151) tiene una gran sala hasta con juegos para los pequeños de hasta siete años, pero suelen concurrir hasta los de 10, siempre acompañados de sus padres o como visitas de colegio. En el segundo piso, una muralla pintada con personajes de cómics, computadores y un ambiente relajado recibe a los adolescentes.
El Centro Lector de Lo Barnechea (Barnechea 1174), un gran espacio separado por colores acoge a los niños, así ellos reconocen cuáles son los especiales para su edad. En Puente Alto existe hace cinco años una biblioteca sólo para los más pequeños en un recinto totalmente separado de la de los mayores. En otras, como Vitanet (en Vitacura) o el recién inaugurado Café Literario del Parque Bustamante, acogedores rincones diseñados con gran dedicación esperan a los niños.
Pero no son sólo espacios para la lectura tradicional, sino también lugares en que una serie de actividades acercan a los más pequeños al libro: cuentacuentos, títeres, videos, talleres de dibujo, mosaico u origami, entre otros, los entretienen al tiempo que los hacen reflexionar sobre lo leído. No son salas de silencio; al contrario, la gracia es que sean muy lúdicas.
Los bibliotecarios, entre los que hay parvularias y diseñadores, coinciden en que existe un gran interés en los niños y los adolescentes y que los padres suelen asistir los fines de semana a leerles cuentos a sus hijos.
A pesar de que los libros están a la mano de todos, casi no se pierden. La renovación se debe al deterioro que se genera al leerlos una y otra vez... ¡y se nota! basta ver las colecciones de Harry Potter, las Crónicas de Narnia o Eragon y Eldest.
Así como los más pequeños llegan a la lectura con libros de animales, mitología o ciencias, los más grandes se acercan a través del cómic. Algunas prefieren los más tradicionales, otros como la de Matucana se la juega por una apuesta más atrevida con títulos japoneses y europeos.
No cabe duda de que la lectura está en auge entre los más chicos, aunque se acostumbre a pensar lo contrario, a ello ayuda que la mayoría de estos sitios son gratuitos.
LO MÁS LEÍDO
Harry Potter cruza todas las edades.
Preescolares: libros álbum (se puede seguir la historia a través de las ilustraciones, del texto o de ambos), cuentos clásicos.
De 5 a 8 años: libros de ciencias (animales y sistema solar). Elmer (el elefante) y Maisy (la ratona).
Entre los 8 y los 12: priman la fantasía y la ciencia ficción. También las historias de vampiros y Judy Moody.
Mayores de 12: Cómics como Clamp, Harry Potto (parodia), Ásterix y Óbelix, Tintín y Ogú y Mampato. Además de Eragon, Eldest, Las Damas de Abalón, Las Nieblas de Abalón, todo Artemis Fowl, Las Leyendas de Otori, Las luces del norte.
El terror, la ironía, la ciencia ficción y la fantasía son los reyes indiscutidos.
MÁS SOBRE ESTA FERIA DEL LIBRO EN ARTES Y LETRAS, E 22
Puente Alto crece leyendo
Ayer, la BiblioNiños de Puente Alto estaba de fiesta: cumplía cinco años de funcionamiento a toda máquina. Por eso, en la tarde un nutrido programa entretuvo a los lectores más fieles: películas, cuentacuentos, marionetas, y hasta Caco Sánchez interpretando en vivo las canciones de "31 minutos".
Según Sabina Gálvez, directora del Centro Bibliotecario de la comuna (el edificio para los mayores y el especialmente reservado para niños de hasta 12 años), los más de 140 mil niños de esa ciudad son asiduos visitantes. Van con sus padres o a la salida del colegio, dependiendo de la edad, y tienen dos pisos para explorar, leer y entretenerse. Pueden hacerse socios gratis desde que nacen.
Fuente: http://diario.elmercurio.com/2008/06/01/_portada/index.htm
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